[Antes que nada: Quiero dedicar este final a: -Lia03-, muchas gracias por tus opiniones y por leer ésta historia en un día, ¡fue sorprendente! Muchas gracias a todos por su apoyo incondicional y por seguir ésta historia desde hace tantos años. Les debo todo lo que soy. 💕]

El viento azotaba con fuerza la copa de los árboles frente a casa, mientras yo seguía abrazada a mis rodillas.
Hoy todo acabaría, estaba lista para ello. No estaba dispuesta a seguir quedándome sin hacer nada al respecto.

La noche caía rápidamente, mientras el frío me empezaba a escarchar la piel. El odio y la impotencia ardían en mi interior, mientras las lágrimas osaban con salir de mis ojos.
Pero no, ya no volvería a derramar una lágrima más por él. No lo merecía.

—¿(Tn)?— Preguntó la voz de Jeff a mis espaldas.— ¿Estás bien?

Llevaba aproximadamente una hora sentada en el porche, mientras la noche había caído hace un rato. Era claro. No estaba bien, pero lo estaría.

—Sí...— Susurré con estupidez.— Lo estoy.

Él se sentó a mi lado, mientras su capucha estaba puesta sobre su cabeza.

—¿Qué es lo qué te pasa? Desde el funeral haz estado...— Sabía bien lo que trataba de decir, solo que no sabía el término correcto que debía usar.

—¿Cómo una lunática? ¿Desquiciada, por completo?— Pregunté con sorna.

Él me miró con confusión, sin saber el porqué de mi patética actitud.

—¿Qué te pasa?

Apreté la mandíbula, mientras mi mirada se dirigía al bosque.

—No puedo seguir así.— Le susurré con la voz rota.— Viviendo a medias.

—¿Y qué es lo qué harás?— Preguntó una vez más, mientras se notaba preocupado levemente.

¿Qué era lo qué haría? Lo que debía hacer, empezar de nuevo.

Lo miré, mientras sonreía.— Lo acabaré todo.

Me paré rápidamente del frío escalón, para luego dar media vuelta y entrar a casa. Johan retiró su mirada de la televisión, para luego dirigir su mirada a nosotros.

Me acerqué a mi hijo, para luego darle un beso en la frente y mirar a Jeff.

—No intentes impedírmelo.

Él bufó, empezar a soltar preguntas al azar mientras subía las escaleras.

—¿Qué es lo que pretendes? ¿Ir allí y acabar con todos ellos?

Mientras me cambiaba de ropa, él seguía allí, reclamando una respuesta que por el momento, no le podía dar.

Cuando estuve finalmente lista, lo miré por encima de mi hombro. Mi mirada siguió hasta posarse en el cuchillo que reposaba en la pequeña mesa de noche. Él también lo vio, en cuestión de segundos ambos nos abalanzamos sobre él. Yo lo tomé, mientras él suspiraba.

—¿Qué es lo qué harás? ¿Joder nuestras vidas aún más? ¡Debes dejar el pasado atrás!— Gritó enfurecido.

Me acerqué a él y lo miré, mientras con un dedo le recorría el rostro. El tacto era como tocar un cuero frío y sin suavidad.

—No podré iniciar algo mejor si mi pasado sigue atormentándome. Merezco vengarme. Él merece esto.

Su ceño demostró sorpresa, mientras sus ojos inspeccionaban mi rostro.

—Cuida de Johan ésta noche. Volveré cuando ya todo haya acabado.

Un casto beso en los labios selló mi partida. Él me miró mientras salía de allí con el corazón en un hilo.

Sabía bien lo que haría. Lo único que no sabía era si volvería.