Jason Leonardi
Un niño envuelto en una mantita azul, con apenas un rastro de cabello castaño sobre su pequeña cabecita, de piel blanca como la de su madre, con los ojos cerrados y su pequeña boquita cubierta por una de sus manitas regordetas, el pequeño heredero a la corona de Citabella... Mi pequeño sobrino, Jason Leonardi.
Es... precioso -susurro mi hermano mientras observaba embelesado a su hijo a través del cristal de los cuneros-
Lo es -dije de acuerdo con la afirmación, mi sobrino es precioso- ¿Vamos a ver a Milán?
Quiero cargarlo -dijo ignorando mi pregunta-
Se aproximó a la puerta de los cuneros, tocó un par de veces y una enfermedad abrió la puerta para el.
¿Si? -pregunto amablemente-
Quisiera cargar a mi hijo... -respondió tímidamente-
Señor me temo que tendrá que esperar, se acostumbra llevar a bebé a la habitación de su madre primero para que lo alimenten -dijo sonriente-
Puedo llevarlo yo... -afirmo-
Supongo que podemos intentarlo -se hizo a un lado permitiendo que Jordan entrará a el lugar-
Yo me quedé afuera mirando como ambos se acercaban a dónde está Jason, la enfermera tomo a el bebé entre sus brazos y lentamente se lo entrego a Jordan que parecía bastante ansioso, ella le mostró como debía cargarlo y el rápidamente comprendió las instrucciones para luego salir de los cuneros con el bebé entre sus brazos, el castaño me miró emocionado y no pude evitar sentir ternura al observar la escena. Los cuatro fuimos directamente a la habitación de Milan, entramos después de tocar la puerta y me causo cierta conmoción ver el gesto cansado de mi hiperactiva amiga.
Hola, mi amor -susurro Jordan mientras se acercaba con el bebé-
¿Es el? -pregunto emocionada-
Si -dijo el castaño igual de emocionado-
Cuidadosamente se lo entrego a Milán quien no necesito explicaciones para cargar al bebé cómo su estuviera en sus venas saber que hacer, la mirada de mi amiga se perdió en su pequeño hijo y sus ojos se cristalizaron, Jordan beso la frente de su esposa y juntos se dedicaron a mirar a su bebé.
El bebé debe comer, señora -dijo la enfermedad interrumpiendo el momento-
Claro... -susurro la castaña saliendo de su trance-
Yo los dejaré solos, le avisaré a mamá que el bebé está bien -los dos asintieron prestandome poca atención-
Salí de la habitación rápidamente y mi corazón se oprimio cuando un pensamiento paso por mi cabeza... ¿Cómo sería si fuéramos Becca y yo las que tuvieran un bebé? Me sentí abrumada por esa pregunta que cruzó mi mente e inevitablemente me ví imaginando a mi linda rubia en el lugar de Milan y a mí en el lugar de Jordan, la imagen me provocó mucha ternura y al mismo tiempo dolor y envidia por la felicidad de mi hermano y su familia... Sé que no es un sentimiento agradable, pero cuando eres infeliz es fácil envidiar la felicidad de los demás, aunque yo no cambiaría nunca la felicidad de mi hermano por la mía.
Orianna... -dijo una voz femenina sacándome de mis pensamientos turtuosos-
Voltee a buscar a quien me llamo encontrándome a mi madre y a Elena, ellas se acercaron a mi siendo precavidas y no lo entendí hasta que sentí el rostro húmedo.
¿Por qué estás llorando, cariño? -pregunto mi madre con preocupación- ¿El bebé está bien? -asentí mientras limpiaba mis lágrimas- ¿Y Milan?
También está muy bien, está alimentando a Jason -susurre triste-
Entraré a verlos -dijo Elena para luego irse rápidamente-
¿Que te ocurre, hija? -cuestiono antes de abrazarme y entonces las lágrimas volvieron a fluir-
Yo quiero lo que tiene Jordan, mamá -solloce- quiero casarme con alguien a quien realmente amé, quiero tener una familia... Quiero ser feliz -susurre-
Oh, hija... -me apretó contra su cuerpo y me sentí segura en sus brazos- puedes serlo... -suspiro- Renuncia al trono -dijo de pronto-
Me alejé un poco de ella asombrada por lo que me dijo, desde que todo esto inicio cuando conocí a Becca, ella jamás me dijo que renunciará al trono... Al contrario, se encontraba convencida de que yo debía ser reina como era mi deber y que ahora me diga esto... no sé cómo me hace sentir.
Citabella te hace daño, Orianna -afirmo con la tristeza implícita en sus palabras- mientras sigas siendo reina jamás vas a poder ser feliz...
No puedo renunciar -dije ligeramente molesta-
Si puedes -declaro firme- házlo... Tu padre desearía que lo hicieras si te viera en esta situación
Ya de por sí fue un golpe duro que me dijera que renuncie a mi puesto, pero que mencionara a papá fue un golpe aún más duro...
Piénsalo -beso mi frente- te daré hasta la subasta para pensarlo y si no tomas la decisión correcta yo voy a tomarla por ti -sin más se adentro en la habitación de Milan-
Entonces recordé que apesar de que ella ya no tiene tanto poder sobre Citabella, debido a que fue destronada por la muerte de el rey legítimo, ella aún podría quitarme el trono y dárselo a alguien más...
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