Capítulo 16 "John Feehily"
Capítulo 16
John Feehily
—Continua—Dijo la doctora Anderson al ver que Caroline se tomaba una larga pausa, como si estuviera combatiendo una batalla interna.
—... Durante el mes que llevo viviendo aquí, conocí a una persona que se ha vuelto especial para mí. Pero cada vez que me toca o acaricia recuerdo a John...—Sus ojos se humedecieron
—Tranquila—Le ofreció pañuelos— ¿John era tu novio que murió?—Pregunto la doctora Anderson a la vez que McKinnon limpiaba sus lagrimas
—Sí, John era mi novio —Respondió a la vez que miraba el suelo—
— ¿Qué significaba John para ti?—Hablo la doctora
—Mucho. John me enseño todo lo que se pueda imaginar. Además de ser mi novio, era mi mejor amigo, mi confidente. Pero... No siempre era así
— ¿Por qué no siempre era así?—Pregunto la doctora.
—Porque él padecía de depresión endógena —Anderson solo pudo articular un "oh"— Su día a día era difícil. Habían días en que se levantaba contento, con ganas de hacer muchas cosas...Pero al primer problema que tenía pensaba que nada tendría solución...Y luego lloraba todo el día. Se encerraba en su pieza...Hasta el otro día.
—La depresión endógena es mucho más complicado en hombres que en mujeres. Ya que los hombres tienden a ocultar la enfermedad...Pero a mi parecer John no lo hizo, ¿verdad?—Agrego la doctora Anderson
—No—negó— Toda la familia y amigos más cercanos sabían de su enfermedad. Solo que él no aceptaba ayuda... Creo que por eso se suicido.
—Es decir... John no asistía al psiquiatra—McKinnon negó—Ya veo...Lamento decir que la muerte de tu ex novio solo era cosa de tiempo, Caroline. —McKinnon solo asintió lentamente y unas cuantas lágrimas rodaron por su mejilla.
—Lo peor de todo esto es que...No me pude despedir de él. Llegue a su casa cuando...Él ya se había ahorcado y los médicos estaban sacando el cuerpo de la casa. Ese día John me había llamado...Quería hablar conmigo, pero yo le dije que no podía ir que habláramos al día siguiente...¡Se mato por mi culpa!—Caroline comenzó a caminar rápidamente por toda la oficina y a gritar.—¡Si yo hubiera ido, él aún estaría aquí y no en un cementerio! ¡Soy una asesina!, ¡Maté a mi propio novio!
—Caroline, por favor cálmate— Decía la psiquiatra con voz clara y firme— Tú no eres la culpable de lo que sucedió. Lo que pasó de igual manera iba a suceder, tu no podías hacer nada...
— ¡¿No podía hacer nada?!—Exclamo McKinnon interrumpiendo a su psiquiatra— ¡Podría haberlo escuchado!... ¡Podría haberle dado un poco mas de mi tiempo!
—Caroline... Debes entender una cosa. Si quieres recuperarte de tu depresión, lo primero que debes evitar es sentir culpa. Nadie tiene culpa de lo que sucedió, menos tú. —Dijo la doctora con voz tranquila y calmada— ¿Entiendes lo que digo?—Pregunto
—Sí...—Suspiro—¿Usted cree que...
— ¿Si te recuperaras?—Caroline asintió. Ahora se encontraba más calmada.—Solo confía en ti y en mi, las dos trabajaremos para eso—Anderson sonrió.
—Eso espero...—Murmuro McKinnon.
— ¿Aún mantienes recuerdos de él?—Pregunto la doctora a su paciente. McKinnon solo asintió—Deberías por comenzar en sacar todo y...
— ¡No!—Negó—No puedo hacer eso
—Caroline...El mantener sus fotografías o cualquier otro recuerdo visible de él que tengas, es perjudicial para tu salud mental—Agrego con un tono de preocupación Anderson.
—Lo sé...Pero aún no me siento preparada para hacer eso—suspiro—Si lo hiciera sentiría que me estoy olvidando de él... Y eso nunca pasará. —Agrego firme en su posición.
La psiquiatra suspiro y miro fijamente un pequeño reloj cuadrado que tenía en su escritorio.
—La sesión termino. Te recetaré algunos medicamentos para que estés con mejor ánimo y otro para que duermas más relajada.
—Como quiera...—Respondió resignada.
Al salir de la consulta, Caroline se sentía un poco mas aliviada. El haberle contado a alguien el día de la muerte de John con algunos detalles que creía haber olvidado la hacía sentirse de esa manera.
Camino por las calles del centro del Londres a la vez que leía el papel que le había entregado la psiquiatra. En aquella hoja salían los nombres de dos medicamentos. Suspiro. Si aquellos nombres le ayudarían a sobrellevar el pasado, estaba resignada a vivir medicada por algún tiempo. Siguió su camino hasta llegar a una farmacia, entrego el papel que llevaba en la mano y en menos de tres minutos la farmacéutica volvía con dos cajas de treinta comprimidos cada una.
—Las dos pastillas las debe tomar solo en la noche...
—Sí—Interrumpió— Ya me lo dijeron. Gracias—Le entrego el dinero
—Aquí tiene—Le entrego la bolsa.
Al llegar a su departamento todo seguía igual a como lo había dejado en la mañana antes de irse. Era obvio que todo seguiría igual si ella vivía sola. "¿Que estabas pensando?, ¿Creíste que alguien más estaría aquí?" se decía Caroline a sí misma. Movió su cabeza para disipar algunas locas ideas que llegaban a su mente y se dirigió a la cocina a lavar algunos platos y tazas del día anterior.
Al terminar de ordenar su cocina se dirigió a su habitación y comenzó por hacer su cama y guardar algunas prendas de ropa que había dejado regada por la habitación. Ese era el peor hábito que tenía, el dejar desordenado y no ordenar de inmediato, John siempre la regañaba por eso.
—John...—Suspiro al recordarlo— Siempre extrañaré tus regaños. — Sonrió al recordar esos momentos. —
El timbre de su departamento sonó y por un momento la sobresalto. No esperaba a nadie. Camino por el corto pasillo que separaba su habitación de la entrada principal y abrió la puerta. Al verlo ahí su corazón comenzó a palpitar rápidamente él la ponía nerviosa.
—Daniel, ¿Qué haces aquí?—Pregunto extrañada McKinnon en cuanto lo vio
—Hola Caroline, ¿Puedo pasar?—Pregunto y Caroline le dio espacio para que lo hiciera. — Quería verte—se encogió de hombros— ¿Cómo has estado?—Pregunto preocupado.
—Como siempre. No me quejo—Sonrió de lado y le indico que se sentara— ¿Y tu como has estado?
—Bien, con bastante trabajo eh de decir—sonrió—Te traje esto—Le entrego un pequeño dispositivo portátil—Espero que cuando lo veas, pienses que...Con las cosas más simples puedes sonreír, no importa los problemas que tengas, siempre hay un motivo para sonreír.
—Hum...Gracias Daniel—Sonrió y observo por un momento el dispositivo—¿Quieres algo de beber?
—Un té por favor—Respondio Radcliffe
—Iré a prepararlo. Siéntete como en casa.
—Gracias—
Al retirarse Caroline, Daniel comenzó a caminar por la sala observando los cuadros y todo adorno que tenía Caroline en su departamento. También observo los cd's de música que tenía. Hasta que una fotografía le llamo la atención. Se encontraba al lado del equipo de música, era un muchacho joven con un poco mas de edad que Daniel, en la foto se veía que disfrutaba del sol.
—Aquí está tu té Daniel—Hablo McKinnon dejando las tasas en una pequeña mesita
— ¿Quién es él?—Pregunto Daniel sin darle importancia al té a la vez que le acercaba la fotografía a Caroline.
—Él es John, John Feehily— Respondió McKinnon con un nudo en la garganta.
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