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Taehyung y Jimin llegaban al lugar quedado justo a tiempo.
El lugar estaba muy apartado de la ciudad, pero debido a las maniobras de Jungkook llegaron en media hora, lo que normalmente tomaría unos 45 minutos.
Bajaron del auto, Taehyung estaba con un nudo en la garganta y Jimin llevaba una gran sonrisa dibujada en su rostro, al fin conocería al pretendiente de su amigo, mentiría si dijera que no ansiaba el momento.
A los pies del gran árbol de cerezos frente a ellos se encontraba un joven de espaldas a su dirección, vestido completamente de negro, pantalones ajustados y una chaqueta de cuero que resaltaba la espalda ancha del portador.
A los pocos segundos vieron cómo se dio la vuelta.
—H… Hola — Taehyung soltaba las palabras en un tartamudeo, no recordaba que ayer ese hombre se viera tan guapo.
Jin estaba sin habla, Taehyung lo dejó impactado, no recordaba que su cabello se veía así. Sus ojos viajaron por toda la anatomía del menor, sintiendo su corazón acelerarse aún más.
—Mucho gusto— Jimin interrumpía la silenciosa pero sofocante escena sacando a los contrarios de su ensoñación — Soy Jimin — hacía una leve reverencia.
—El gusto es mío, soy Jin — respondía al saludo un tanto confuso, no había visto al muchacho, ¿Quién era?.
—Soy el encargado de llevarlo de regreso a casa, sano y salvo — decía resaltando lo último con la mirada pícara — cuídalo— empujaba levemente a Tae en dirección a Jin— los dejo, diviértanse— les dijo coquetamente guiñando y lanzando un beso, para irse por donde llegó.
Los contrarios inmediatamente se pusieron más rojos que un tomate.
Jimin se fue, dejando a dos cisnes nerviosos por quedar solos, pero ansiosos a la vez por expresar sus sentimientos.
—Me alegra que estés acá— Jin era quien rompía el silencio con una nerviosa sonrisa.
—A… a mi también— respondió Tae claramente más nervioso que el mayor, regañándose mentalmente por no poder controlarse, por mostrarse tan estúpido.
—Sígueme, quiero que esta primera cita sea memorable— Jin lo tomó de la mano suavemente para dirigirlo al fondo de aquel parque.
Taehyung al sentir el suave tacto no pudo evitar sentir sus mejillas arder, su corazón dio un brinco cuando llegaron a una especie de laguna, había un par de sillas, en el césped estaba una manta que encima llevaba varios bocadillos y en una de las cestas una botella de vino.
Todo estaba perfectamente acomodado, más el lugar, era la perfecta escena romántica que Taehyung había imaginado alguna vez.
—¿Hiciste todo esto, para mí? — preguntaba Tae en un hilo de voz, con unas gotitas escapando de sus ojos.
—Claro que sí — Jin volteaba, encontrándose con una mirada que derritió su corazón, tantos años habían pasado, pero aquel niño llorón que encontró a los pies de un árbol, al parecer seguía allí — Siempre haré lo mejor para ti, porque lo mereces — dijo al jalar a Tae a sus brazos, el olor que desprendía se hizo más fuerte llamándolo de inmediato, amaba ese olor a fresas con vainilla que poseía el menor.
Taehyung no podía explicar todo el mar de emociones que estaba sintiendo, ese abrazo era tan cálido, quería permanecer así por siempre, detener el tiempo y quedarse a vivir en esa calidez, dejarse envolver por esa fragancia a césped recién podado y canela el cual nunca había olvidado.
—Empecemos esto como se debe— Jin era quien rompía el abrazo alejándose un poco, Tae lo veía desconcertado— Soy Kim Seokjin, cisne negro del norte— hacía una marcada reverencia.
Taehyung quería volver al llorar, el mayor se había dado cuenta de su olvido y ahora estaba presentándose tan formalmente que se sentía culpable por haberlo olvidado.
—Soy Kim Taehyung, cisne blanco del sur — respondía imitando al mayor.
Ambos se levantaron encontrando sus miradas, para luego estallar en risas porque se sintieron muy ridículos al hacer eso.
Ya en más confianza Jin lo invitó a la banca del picnic que había preparado, pasándole uno de los bocadillos que había preparado.
Así comenzó su cita, ambos conociéndose más, se habían tomado muy en serio lo de “empezar desde cero”.
El atardecer había llegado, la botella de vino estaba por la mitad. La tarta de fresa que hizo Jin estaba igual por llegar a su fin.
Habían compartido muchas anécdotas, sus gustos y algunos disgustos, entre risas que llenaban el solitario lugar.
—Tae— Jin hablaba aspirando profundo, intentando despejar los nervios que estaban volviendo.
Taehyung lo veía con la boca llena del trozo de tarta de fresa que se estaba comiendo.
“¡Madre Luna! ¿Por qué es tan tierno? Amo verlo comer, no puedo con esto que siento” pensaba Jin al ver a Tae comerse ese pedazo de tarta con un adorable puchero y sus cachetes llenos de comida.
En menos de un segundo Jin se levantaba de golpe haciendo asustar a Tae.
Jin se posicionaba frente al menor, a orillas del lago.
Tae sintió que la fragancia de Jin empezó a aumentar, haciendo a su corazón acelerar, estaba imaginando lo que venía.
Jin cerró los ojos, elevó la cabeza dejando a la vista su largo y bien formado cuello, levantó el brazo izquierdo, apuntando al cielo de forma tan elegante y delicada, seguido de su brazo derecho, dibujando una ola en el aire para luego bajar la cabeza y abrir los ojos, lanzando una mirada intensa a Tae.
El menor quedó atrapado en esa mirada, esta era tan intensa que sintió un escalofríos recorrer todo su cuerpo, uno muy placentero.
Jin prosiguió con su baile, sus movimientos eran tan sensuales, con elegancia, pero igual de intensos que su mirada.
En un instante estos movimientos se volvieron más potentes, estaba creando una pequeña ráfaga que desprendió unas pequeñas flores de durazno que empezaron a flotar a su alrededor, estas parecían seguir una melodía que sólo ellas escuchaban.
<La canción que están bailando>
Taehyung estaba atrapado en esa mágica escena, de pronto una melodía que parecían solamente escuchar esas flores que danzaban con Jin, llegaron a sus oídos.
Su cuerpo reaccionó solo, como si estuviera bajo un hechizo, se levantó del asiento y fue a donde estaba Jin.
Inmediatamente los movimientos salieron de su cuerpo, acoplándose a los de Jin en un ritmo perfecto.
Ambos se veían a los ojos en todo momento, bailando al ritmo de esa música que solamente ellos podían escuchar.
Las ráfagas de viento se incrementaron, las ramas de los árboles estaban temblando.
Todo su alrededor parecía sentir el amor que esa pareja estaba desprendiendo, los árboles seguían en ritmo con sus ramas, las flores a su alrededor también danzaban.
Sin darse cuenta ambos estaban flotando en el cielo, ahora abrazados sellando esa danza con un beso, entregando en este sus corazones.
Sus labios danzaban al igual que sus cuerpos lo habían hecho minutos antes, sus aromas se mezclaban, intentando ambos de marcar al otro con su aroma para gritar al mundo que se pertenecían.
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Holas pixelitos de mi corazón 💜
Acá les dejo un nuevo y emocionante capítulo 😍
La canción que elegí, es porque me hace sentir cosas indescriptibles y con el TaeJin queda más mágico aún 😍😍😍
Nos vemos lueguito, las amito 😘💜 bye.
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