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CAPÍTULO XXXVII: VALOR

Hank dejó de besar a Darlene, sintió cómo poco a poco su cuerpo se dejó de mover y esperó pacientemente una respuesta de Anne, por un momento se asustó al ver que no se movía, pero de pronto sintió cómo ella lo abrazó y ponía su rostro en su pecho. Anne comenzó a llorar de manera silenciosa, Hank la abrazó más fuerte, usando su brazo sano, para tratar de tranquilizarla.

—Oye ¿Estás bien? —Le susurró Hank.

—Sí, estoy bien — Respondió ella sin apartar su rostro del seno de Hank.

—Ya veo... Ohhhh —Hank soltó un suspiro de alivio y comenzó a acariciar la cabeza de Anne—. Me tranquiliza demasiado saber que estás bien, me daba miedo el sólo pensar que habías perdido el control de tu cuerpo para siempre, Anne.

—Espera... —Anne se apartó de Hank y lo sujetó de lo hombros—. ¿Sabías que era yo?

—¡Ayyyy! No me toques ahí por favor, está dislocado —Dijo Hank, quejándose del dolor.

—¡Oh! Sí, lo siento. — Anne soltó a Hank, pero seguía confundida, esperó a que él dejara de quejarse para que pudieran seguir hablando—. Entonces ¿Cómo supiste que yo era la original?

—Livi me contó muchas cosas —Pese a tenerla en frente, Hank evitaba mirar a Anne a la cara, y desviaba sus ojos hacia la profundidad del bosque—. Sé que Lucy es otra personalidad, no sé muy bien cómo surgió pero si sé que fue la primera entidad en ser creada por ti. Livi también me dijo que después de 2 meses en el hospital ella había "Desaparecido" y que pronto le sucedería lo mismo a ella también.

Anne se sintió culpable por haberle mentido a Hank, tanto que no quería seguir mirándolo al rostro así que desvió al suelo su mirada.

—Lucy y yo hemos estado juntas desde niñas, sólo Livi y Lucy sabían que yo soy original, ni Matilda llegó a saberlo, incluso Darlene se enteró hace sólo unas cuantas horas —Anne se tomó a sí misma de las manos, para darse el valor de poder seguir hablando—. Lucy es el valor que me falta, yo Anne Granty Bellatriz, soy muy cobarde, tan cobarde que me hice pasar por Lucy para acercarme a ti.

—¿Cuál de todas las charlas? —Hank ahora intentó ver a Anne al rostro, pero ella tenía la cabeza agachada, haciendo que su cabello le impidiera a Hank el poder verla.

—La noche que te conté acerca del pasado de Lucy, cuando ella salió y rompió en llanto por los recuerdos de su maestra fue la última vez que tomó el control, desde ese día no volvió, hasta hace poco. Y cuando le dijiste que nos admirabas a ella y a mí, sentí que esas palabras eran para Lucy, por eso me hice pasar por ella para responderte.

—Por eso dijiste que yo sería tu pianista y tú mi vocalista —Hank recordó esa conversación, y pudo entrar en razón, ahora la veía desde otra perspectiva—. ¿Querías que notara que eras tú?

—Quise decírtelo Hank, pero pensé que tú querías a Lucy, no a la cobarde Anne. Y luego Matilda hizo que nos besáramos, y un día cuando estabas sedado me dijiste que no querías que yo desapareciera, fue demasiado confuso, pero no tuve tiempo para poder pensar en ello, Darlene volvió a aparecer y exigía el control del cuerpo, yo se lo decir, a cambio de que no te hiciera daño daño, para ella tú eras un estorbo y debía deshacerse de ti. Yo no quería que lo haga pero tampoco sabía cómo controlarla o impedírselo; no quería hacerlo.

Hank se sorprendió al oír eso.

—Yo no quería nada, no quería pensar en que perdí a Lucy y Livi, ni en cómo saldría del hospital y qué haría después, todas esas cosas sólo me hicieron retenerme y crearon más peros a una posibilidad de poder estar contigo, cobardemente hui y le cedí el control a Darlene. Le mentí diciendo que yo podía mantener a Lucy fuera del juego, pese a que ella ya había desaparecido, al final llegamos a un acuerdo, donde supuestamente ella no te lastimaría, pero al verte ahora... —Anne levantó su rostro y miró a Hank a los ojos, y a su voz los suyos se llenaron de lágrimas— Me doy cuenta que no te protegí de absolutamente nada, estás tan delgado, ojeroso y cansado... Hank... perdón, perdóname por permitir que todo esto te pasara.

Hank guardó silencio por unos segundos mientras veía a Anne llorar, no sabía qué decirle, había obtenido todas las respuestas que buscó, miró al cielo, meditando en lo que le respondería a Anne, ya que ella le mintió en muchos aspectos, pero en el fondo él se sentía feliz porque su mayor miedo nunca se cumplió: Anne jamás desapareció.

—Sabes... Yo también te pido perdón — Hank tomó la mano de Anne para tratar de tranquilizarla—. No me di cuenta de lo mal que lo pasaste todo este tiempo, escapé del hospital y quise buscarte pero en lugar de eso terminé en este bosque y no pude irme de aquí nunca, entonces me rendí, decidí hacer una nueva vida lejos de todo, olvidándome por completo de quién fui y renunciando a lo que pude ser, y eso incluía a Lucy, Livi, Matilda, Darlene... y hasta tú, Anne.

Anne se sintió decepcionada al oír eso, claro, era obvio que Hank no la amaba, lo dijo sólo para vencer a Darlene. Anne quiso soltar la mano de Hank pero este no se lo permitió, ni siquiera las lágrimas lo detendrían de expresar lo que sentía.

—Pero en el fondo nunca pude aceptar eso, no me atrevía a dejar nada atrás ¡No quería hacerlo! ¡Porque siempre supe que la chica de la que me enamoré no era Lucy! Si no tú, ¡Anne Granty Bellatriz! —Hank estaba gritando un poco, el golpe en la cabeza de antes de seguro lo dejó muy desconcertado—. Incluso desde antes de que Livi me lo diga, sólo tenía que oír tu tono de voz a través del muro, y aunque fingías ser Lucy, yo sabía que hablaba contigo.

Los ojos de Anne se mostraron un brillo después de que Hank le dijera es, y él se sintió aliviado por poder confesar sus sentimientos finalmente, pero no era todo, tenía que sacar lo que sentía sin dejar nada, respiró y se tranquilizó para poder continuar.

—Pero... me daba miedo equivocarme, no quería pensar que me estaba enamorando de alguien que desaparecería en algún momento. Lo cierto es que al salir del hospital no iba por Lucy, quería asegurarme, saber si tú te habías ido para siempre, si ese día que hablamos en el patio del hospital, si ese maldito día de verdad fue la última vez que nos habíamos dirigido la palabra. —Hank soltó la mano de Anne—. Livi acostumbraba jugarme bromas de vez en cuando y por eso pensé que decirme que tú eras la entidad anfitriona también era una mentira, pese a las pruebas y mis sentimientos por ti, mi miedo me cegó tanto que ni siquiera escuché mi propio instinto... si alguien aquí debe ser tachado de cobarde debo ser soy yo, Anne, perdóname tú a mí por haberme dejado dominar por el miedo... —Hank comenzó a recordar todas las veces de su vida en las que su miedo a hablar y actuar le restringieron de muchas cosas—. Desde que era un niño, el miedo siempre ha sido más fuerte que yo. No me atrevía a hablar de lo que me gusta por miedo al qué dirán y a las consecuencias que habrían. No defendí a mi madre cuando mi papá la golpeó, no fui capaz de visitar la tumba de Zawash, el día que me reencontré con mi padre no le dije nada, casi alejo a Kenneth antes de conocernos y rechacé su ayuda para recuperarme del accidente... —Había pasado un tiempo desde la última vez que Hank pensó en eso—, el accidente... ni siquiera di la cara después de eso y me limité a culparme, si todas esas veces hubiera tenido más valor... si mientras estuvimos en el hospital yo hubiera tenido el valor y te hubiera dicho lo que sentía por ella... ni eso, con haberte preguntado si eras tú, quizás esto... quizás... nada de esto hubiera pasado.

Hank comenzó a llorar su miseria, se sentía patético y estúpido, siempre fue un cobarde que huyó de todo, ni siquiera cuando parecía haberlo superado resultó ser así, como la mayoría de personas, se engañó a sí mismo intentando no pensar en eso, y lo llamó "Superación", cuando sólo estaba procrastinando esos recuerdos. Hank nunca-

—Nunca he tenido el valor para hacer algo por mí. —Interrumpió Anne, Hank la miró con asombro ya que eso era lo que él estaba pensando—. Sé cómo se siente Hank, te recuerdo que por casi 20 años viví a costa de Lucy, como un parásito, nunca quise plantarle cara a nada porque me daba miedo, pero... ahora me doy cuenta que sí hice algo por mi cuenta.

Hank estaba sorprendido, esperaba que su respuesta fuera algo como "Elegí amarte" o "Elijo vivir por ti".

—Elegí amar la música. —Esa respuesta fue mejor que las que Hank esperaba, pues recordó lo que lo hizo que él y Anne se volvieran tan unidos en primer lugar—. Elegí dejar que la música fuera mi vida y eso me hizo feliz, pues me llevó hasta ti, y también hizo feliz a muchas personas, por eso yo...

—Nos une lo mism-

—¡No me interrumpas! —Le gritó Anne a Hank cubriendo su boca con su mano—. Como te decía, por eso mismo es que ya sea contigo o no, yo seguiré viviendo, esta vida es mía y quiero aprovecharla haciendo lo que amo... Aunque... — Anne empezó a sonrojarse — Si puedo hacer lo que amo, junto a quien amo, sería mucho mejor.

Hank entendió que lo que dijo Anne era cierto, las palabras de Anne cautivaron el corazón de Hank, el tonto muchacho había pasado tanto tiempo negando su propia vida dejó de ver lo obvio, él también entregó su vida a la música y siempre hizo todo lo posible por ejercerla profesionalmente, trabajó largas jornadas, dormía poco y se partió la espalda, pese a todos los obstáculos que se le pusieron en frente él siguió adelante con sus sueño.

—Gracias Anne. —Le dijo Hank abrazándola con su brazo sano— Sabes... Venía salvarte, pero al final el que terminó siendo salvado fui yo.

Hank se apartó de Anne pero ella no se lo permitió, Anne puso su mano en la mejilla de Hank, y él, aunque estaba nervioso, también puso su mano en la mejilla de Anne, dejándose llevar por el momento.

Ambos se miraron mutuamente de manera fija, como si el tiempo se hubiera detenido. Sus ojos estaban hechizados viendo el rostro del otro, había pasado mucho tiempo desde la última vez que se vieron mutuamente, pero ahora, era diferente, sus miradas estaban llenas de amor, del deseo de hacer lo que tanto habían esperado. Cerrando sus ojos y acercándose lentamente, unieron sus labios en la muestra de amor más inocente y pura que existe, Hank y Anne se besaron tiernamente.

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