CAPÍTULO XXV: T.P.N (Parte 3)
"En otras noticias, el director Malik Alibá fue deportado de regreso a su país, al parecer sus papeles eran falsos y casi todo el tiempo que estuvo aquí lo hizo de manera ilegal, además de eso, hay videos que prueban que él trataba mal a sus compañeros de trabajo en cualquier proyecto en el que estuviera presente, no sólo eso, tenemos en exclusiva a Alejandra Marqués, la joven que hace poco fue una burla, hoy asegura que todo fue a causa de Malik ?Quiere saber la verdad? Quédese con nosotros, y le traeremos la historia completa, videos, fotografías y lo más importante: testigos y personas directamente afectadas. "Hociqueando y Chismeando" Volverá, después de los siguientes comerciales."
El televisor fue apagado en cuanto se comenzaron a transmitir los comerciales, frente al aparato Darlene yacía acostada en un sofá, quien tenía una mirada de satisfacción con una sonrisa sínica mientras comía unas frituras de papas fritas.
—¡Oh Darlene! Lo que tienes de estratega lo tienes de hermosa. —Se enaltecía a sí misma después de ver su reflejo en la pantalla apagada del televisor—. Conseguí el papel protagónico, tengo a Alejandra de mi lado y me vengué de ese imbécil de Malik.
Alejandra miraba al techo y halagaba que su plan haya salido tan bien.
—Si todo va según lo esperado Alejandra tendrá cierta relevancia y será más fácil que vuelva al mundo de la fama, además el escándalo de Malik hará que la película sea tendencia en redes sociales.
Darlene se recostó en su sofá y se preparó para tomar una fiesta, mientras seguía analizando su situación.
—La actuación de Lucy de seguro conmoverá a la academia, luego de eso será cuestión de esperar y que las llamadas vengan a mí, soy increíble, ni siquiera Lucy podría haberlo hecho tan bien...
Darlene estuco a punto de quedarse dormida pero notó algo no estaba bien para nada, se levantó del sofá y fue hasta el baño, ahí, mientras se veía al espejo comenzó a hablar consigo misma otra vez.
—Ahora que lo pienso mejor, no he perdido el control del cuerpo en casi 2 semanas —Se decía mientras miraba su reflejo en el espejo—, Puedo entender que Livi, Anne o Matilda no salgan pero... ¿Y Lucy? Será que tal vez...
Darlene comenzó a sonreír de una manera maquiavélica tras notar que llevaba mucho tiempo sin que ninguna de las demás aparecieran.
—Claro, este cuerpo sabe que yo soy la que le conviene, con Lucy al mando nada de esto hubiera sido posible, quizás... ¿Puede ser que yo sea la dueña original y Lucy sea una personalidad inventada? —Darlene no podía dejar de sonreírle a su reflejo—. Es posible, pero tuvo que haber ocurrido cuando era niña, no tengo muchos recuerdos de la noche antes de la fiesta y la mayoría son algo confusos pues son una mezcla de las demás personalidades... Piensa Darlene ¿Quién podría saber cosas sobre tu infancia que tú no recuerdes?
Los pensamientos de Darlene se vieron interrumpidos por el ruido de una llamada entrante a su teléfono, Darlene no quiso distracciones, así que dejó que el teléfono sonara esperando que no le dejaran ningún mensaje de voz, para su mala desgracia si lo hicieron.
—Hola Lucy soy Dylan, espero te estés preparando para la premier de hoy, con todo esto del escándalo de Malik estamos esperando tener suerte, quizás resulte bien o mal, como sea, sé que hace 3 días y dijiste que ahí estarías pero quería asegurarme, no es que dude de ti pero es tu primera premier y quizás no sabrías como manejar la situación, tampoco te digo que seas estúpida, es sólo que... —Darlene comenzó a ignorar a Dylan.
—¿Dos días? No recuerdo que... —Darlene revisó su teléfono y se dio cuenta de algo— ¡¿Qué carajos?! ¿Hoy es jueves? Pero, no tiene sentido, debería ser Martes apenas. ¿En qué momento perdí el control? Ni siquiera lo noté, estaba aquí, en este sofá, sólo tomé una siesta de 15 minutos y luego... —Darlene volvió a mirarse al espejo, ahora con un rostro de preocupación y confusión, ella trataba de hallar una respuesta pero entonces una leve dolor de cabeza que rápidamente se volvió una fuerte cefalea no la dejó continuar con su pensamiento.
—¡Ahhh! ¡Mi cabeza! ¡Mierda! La próxima vez que salga tengo que obtener respuestas, si no esa estúpida de Lucy, seguirá interfiriendo ¡AHHHHHH! necesito enviar un mensaje antes de perder el control. Darlene cayó al suelo y se arrastró hasta su teléfono, logró enviar un mensaje justo antes de perder el control. Casi al instante se levantó de nuevo pero ya no como Darlene.
—¿Hola? ¿Dylan? Si, soy yo, Lucy, claro que recuerdo la premier, estaré ahí ¿Pasas por mí? Gracias, eres muy amable, a las 17:30 estaré lista, adiós. —Lucy colgó el teléfono y su rostro enseguida se convirtió en uno de preocupación, fue hasta el espejo del baño y se observó atentamente.
—Pude retomar el control después de casi 2 semanas, pero Darlene me lo quitó en apenas 2 días, ella es más fuerte de lo que pensé, debo hallar la manera de retenerla pronto o yo podría... —Lucy agitó su cabeza y trató de evadir la situación—. ¡Eso no importa! Por ahora mi preocupación es ir a la premier, esto es demasiado importante y Darlene no se interpondrá.
Lucy fue corriendo a su habitación en busca de alguna vestimenta pero no tenía nada de alta calidad o digno de una premier, es cierto que no quería ser el centro de atención de aquella noche pero tampoco quería ser una mofa. No necesitaba un atuendo carísimo con las mejores telas y las alhajas más brillantes, pero si deseaba algo que pudiera lucir con orgullo...
¡Claro! ¡Eso era lo que necesitaba! Lucy abrió su armario y fue directamente al fondo del mismo y sacó una caja, de un porte mediano, que estaba envuelta en plástico protector. Esa caja, fue un regalo que le dejó su maestra antes de irse, le dijo que la abriera el día que su sueño de ser actriz de cine finalmente esté por comenzar.
Lucy abrió la caja que había guardado mucho tiempo, tanto que tenía una capa de polvo encima, ella esperaba que ninguna plaga se haya comido el contenido, estaba emocionada, no podía esperar por ver qué había dentro, quitó el plástico protector y abrió la caja de par en par, rápidamente fue invadida por una deliciosa fragancia, era el olor del café, habían unas cuantas bolsas de café en los bordes de la caja, al parecer esa era una protección de la humedad, Lucy no supo si alabar la inteligencia de su maestra u ofenderse porque pensó que le tomaría tanto tiempo ser actriz de cine.
Lo primero que encontró en la caja fue un sobre dentro del cual había una carta de casi 4 hojas. Lucy no sabía si leerla o no, extrañaba demasiado a su maestra y no quería sentirse triste por su ausencia, menos en un día tan importante, pero entendió que si ella le pidió que abriera la caja específicamente en un día como ese era por algo. Pese a su duda, Lucy se armó de valor y empezó a leer la carta.
Lucyana, mi joven y hermosa actriz, cuando leas esta carta es muy probable que ya no sepas nada de mí, y sé que no es porque no intentaras buscarme, es porque sé que no lo quieres aceptar, sé que te niegas a hacerte a la idea de mi muerte ¿Por qué empiezo esta carta de una manera tan triste? Es porque mientras la lees quiero que seas consciente y tengas en mente que tu maestra ya no está más en este mundo.
Lucyana, desde el momento en que te vi me sentí muy cautivada por ti, y no lo digo por tu belleza, fue tu coraje y tu valor, te paraste frente a mí y gritaste a los 4 vientos cual era tu sueño, créeme, todos los que estaban ese día ahí, cada uno de esos jóvenes, disfrutaba, se divertían y les gustaba el teatro, pero no era más que eso, por otra parte, desde tus primeras clases tú demostraste amor por la actuación, y yo amé enseñarte todo lo que pude de aquel arte tan precioso.
Lucyana, también me diste una gran lección "Los maestros no sólo le enseñan a sus alumnos, aprenden de ellos" me di cuenta de eso porque tú querías aprender a volar, y yo me limitaba a enseñarte a caminar, en cuanto dejé de restringirte, de sujetar tus alas, despegaste del suelo y no hubo obra en la que tu actuación no fuese apasionante y conmovedora.
Quería estar cerca tuyo Lucyana, poder enseñarte tantas cosas y aprender de ti muchas más, pero somos fugases y muchas veces nos vamos antes que otros, nunca te lo dije, pero tú lo sabías, no era normal que alguien de mi edad, con tan solo 24 años, tuviera un ataque de tos cada que intentara subir más de 15 escalones. Agradezco que te preocuparas por mí e intentaras cuidarme, pero como te dije aquella vez "Me niego a vivir yendo de hospital en hospital; no para alargar mi vida, si no, retrasando mi muerte" por eso decidí volver a casa y pasar mis últimos días con mi madre, yendo a visitarla todos los días a su tumba y pidiéndole que me espere pues pronto estaría con ella.
¿Por qué te digo esto? ¿Para hacerte sufrir y que sientas lástima por mí? Claro que no, quiero que sepas que hasta el final ni por un segundo me rendí ante el miedo de morir, disfruté mi vida con sus altos y bajos, viví con tal pasión que puedo recibir a la muerte con los brazos abiertos, canté, bailé, comí, bebí, dormí, amé, reí, lloré, temí, maldije, bendije y follé como no te lo imaginas.
Viví tan plenamente que, pese a morir joven, puedo decirte que estoy satisfecha. Lucyana, vive de esa manera por favor, no importa el camino que elijas, tu vive siempre plenamente.
No sé qué clase de relación nos une a ti y a mí, eres mi alumna y yo tu maestra, te di un techo como una madre, estuve contigo como una amiga, te apoyé como una hermana, pero, sé que tenías sentimientos por mí.
Siéndote sincera he pensado mucho en eso antes de escribir esta carta, a veces me imagino cómo sería si tú y yo pudiéramos estar juntas, no como alumna y maestra, ni como amigas, si no como amantes, como 2 seres humanos que se aman, como 2 jóvenes actrices que viven la una por la otra, cuyo amor por el arte es superado únicamente por el que ambas se tienen mutuamente.
Oh Lucyana, aunque eso suena hermoso... es imposible, no te lo dije de frente porque me hubieras pedido que intentemos tener esa vida antes de mi muerte, y yo de seguro hubiera aceptado, pero eso sólo habría hecho más triste nuestra despedida. Mi forma de declararte lo que siento por ti, se encuentra en esta caja porque yo todavía conservo la forma en la que te declararse a mí: el día que me diste un ramo de Crisantemos Blancos, dijiste que eran por mi cumpleaños, pero sé que esperabas que buscara su significado, así que, dentro de este sobre, te dejo mi respuesta, un Crisantemo Rojo.
Cuídate mucho Lucyana, mi regalo para ti en este día, tu día especial, es un conjunto de ropa que compré para poder usarlo en mi primera premier, pero jamás se pudo realizar, así que te lo dejo a ti porque sé que tú lo lograrás, llévalo con orgullo.
Lucyana, mi amada Lucyana, sigue volando, vuela tanto como puedas, y si ya no puedes volar más, corre, si no puedes correr, salta, camina, gatea o lo que haga falta, pero nunca dejes de avanzar.
Yo siempre estaré orgullosa de ti, Te Amo Lucyana.
Att: Gabriela Leinz.
Lucy terminó de leer la carta que le dejó su maestra, en ese punto estaba con sus ojos llenos de lágrimas, pero a la vez una tenía leve sonrisa, metió su mano a la caja y sacó un pequeño recipiente de vidrio que llevaba dentro 2 flores.
—Aquella vez, cuando te di ese ramo de Crisantemos Blancos, esperaba que notaras que trataba de decir que sentía por ti un amor honesto, sincero e inocente, me alegra que lo hayas hecho. —Lucy comenzó a mirar el recipiente que tenía ambas flores dentro—. Y ahora, me hace tan feliz que tu respuesta haya sido esta, un Crisantemo Rojo, la forma más sencilla de decir "Te quiero".
Lucy se sentía feliz, había pasado mucho tiempo pero al final tuvo una respuesta, misma estaba entre sus manos, un recipiente de cristal con forma de corazón, en donde estaba un crisantemo que le dio a su amada en declaración de amor, y otro correspondía sus sentimientos.
—Gracias Maestra... No, gracias Gabriela, si tengo que recitar unas palabras hoy o en algún otro momento, créeme que haré que sepan que tú fuiste quien me ayudó a ser la persona que soy ahora.
Lucy guardó la carta en el sobre y los puso en su escritorio, junto con el recipiente que contenía las flores.
Lucy siguió buscando dentro de la caja y lo siguiente que encontró fue una botella de licor.
—Whisky Artisanal "Elvis Turí Delan 'O" De France. —Lucy observó fijamente la botella— Lo mejor será que no la beba, o podría tener inconvenientes con Matilda.
La botella también tenía una nota de su maestra.
"No quiero fomentar que bebas alcohol, pero esto es para que festejes tu ascenso cuando llegue el día, te dejo una botella de Whisky Artesanal, festeja en grande este día Lucyana, lo mereces."
—Okay, tal vez beba un poco —Dijo Lucy, y puso la botella dentro de la caja de nuevo.
Y por último, dentro de la caja había una bolsa de color negro, con la emoción de la carta casi lo había olvidado lo que vino a buscar: ropa de gala. La bolsa tenía dentro un hermoso vestido de una preciosa tela y un sombrero, ambos eran color concho de vino, había unas botas mosqueteras y un bolso, ambos de color negro. También había algo de joyería: un par de aretes en forma de aro, una cadena con un cuarzo amarillo, 3 anillos y 4 brazaletes.
Es cierto que no era ropa de calidad ni joyería real, pero para Lucy esa valioso, pues fue un regalo de su instructora y primer amor.
Lucy entonces puso la ropa sobre su cama y se preparó para darse un baño, pero justo cuando estaba por entrar a la ducha, su cabeza empezó a dolerle de nuevo, la cefalea era tal que sentía que iba a explotar, todo a su alrededor comenzó a distorsionarse y escuchaba sonidos de interferencia que cada vez se hacían más y más intensos.
De pronto y sin darse cuenta, estaba en otro lugar, completamente diferente, se encontraba sentada, su visión estaba algo borrosa y todavía no podía escuchar con claridad, pero poco a poco tantos las imágenes como los ruidos se fueron aclarando, y entonces empezó a ver una silueta sentada frente a ella.
—¿Estás bien? —Era una voz grave y rasposa— ¡Oye! ¡Lucyana! ¿Puedes oírme?
—¿Eh? ¿Quién eres? —Preguntó Lucy, muy mareada.
—¿Cómo que quien soy? No juegues conmigo niña.
—¿De qué hablas? —Lucy seguía sin poder entender nada.
—¡Oh vaya! así que todavía tienes ese problemita de las personalidades.
—¿Qué? —Lucy ahora estaba un poco asustada.
—Entonces ¿Con quién hablaba antes? ¿Anne? O ¿Livi?
—¿Cómo es que tú sabes de?... —La visión de Lucy por fin se terminó de aclarar, y pudo ver perfectamente a la persona que estaba frente a ella—, ¡Oh no!... ¿Héctor? ¿Eres tú?
—Bueno, supongo que volvemos al comienzo —Dijo el hombre, con tono de burla—. Han pasado años Lucyana ¿Cómo estás, hija mía?
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