CAPÍTULO XLIV: ?POS AMOR BIPOLAR¿
Mientras esperaba a Anne, Hank pensó en qué le diría, desde que ella salió del hospital no habían vuelto a hablar, Hank no recordaba casi nada después de saltar del edificio para salvar a Anne, y no estaba seguro de si se trataba de un sueño o no, pero por unos instantes vio a Jhosua, sentado en medio de un lugar completamente oscuro, Hank intentó hablarle pero él inmediatamente se puso de pie, lo empujó fuertemente y le dijo: ¡Vive! ¡Vive!
Hank dudaba de si eso sucedió o no, lo más probable es que fuera una alucinación, pero en caso de que no, el haber visto a Jhosua por última vez lo hizo sentir mucho más tranquilo, es cierto que nunca fueron amigos, pero Hank respetaba a Jhosua, y viceversa.
Mientras Hank pensaba en eso Anne entró al local, miró hacia todas partes y cuando localizó a Hank fue a sentarse con él.
—Perdón, se me hizo tarde —Dijo Anne mientras se sentaba.
—Descuida, sólo fueron unos cuantos minutos. —La recibió Hank alegremente.
—Menos mal, te tengo una noticia. —Dijo Anne emocionada.
—¿Qué pasa? —Preguntó Hank con interés.
—Muchas personas me han preguntado sobre mi siguiente álbum y cosas así, pensaba dejarlo pero siéndote sincera he escrito varias canciones todo este tiempo.
—¿Y lo de ser psicóloga?
—Puedo hacer ambas cosas Hank, no me subestimes. —Dijo Anne con una mirada determinada— Y bueno, quería preguntarte si te gustaría ayudarme con esto.
—Hablas de... ¿Formar un dueto? ¿Tú y yo?
—Sí, la verdad todavía extraño hacer música contigo. —Dijo Anne un poco apenada.
—Yo también extraño eso. —Respondió Hank, recordando que la música fue lo que los unió en primer lugar— ¡Está bien, acepto! Saquemos un álbum juntos —Exclamó emocionado.
Anne se sonrió de oreja a oreja y en ese momento una mesera se acercó y les dio a ambos el menú, Hank pidió un capuchino y Anne un Lungo con Cacao, esperaron sus pedidos mientras hablaban de cosas triviales.
Cuando finalmente les llevaron lo que pidieron Anne y Hank bebieron un poco de sus tazas, después extendieron sus manos sobre hasta que quedaran sujetas la una de la otra, ambos sentían lo mismo, o era lo que sus ojos delataban, pero ninguno sabía qué decir.
—Pasaron muchas cosas —Anne cortó el silencio—, y finalmente estamos cumpliendo esta promesa que nos hicimos, venir a beber un café.
—Es cierto, desde hace mucho tiempo esperaba este momento. —Hank apretó un poco la mano de Anne y la miró fijamente a los ojos—. Ya puedo decírtelo finalmente, Te amo Anne Granty Bellatriz.
—Y yo te amo a ti, Hank Hawkings Harrison —Le correspondió ella.
—Pero no sólo eso —Agregó Hank—. Amo tu forma de caminar, tu preciosa voz, tu ternura y tu amabilidad, pero sobre todo amo tu sonrisa, me partía el corazón todos los días no saber si volvería a verla, y ahora que estás aquí...
—Es extraño —Dijo Anne— No sé si es por Dios o el destino, sea lo que sea, sé que esto es algo que está fuera de nuestras manos, pero, el tiempo que estuvimos lejos el uno del otro me hizo entender que yo... —Anne se sintió muy apenada y no pudo continuar.
—Yo, quiero estar contigo, caminando juntos en este mundo sin vida —Le dijo Hank, como supiera lo que Anne iba a decir.
—¿Solos, tú y yo? —Preguntó Anne.
—Seremos solamente tú y yo.
—Te amo Hank, y nunca más me volveré a acobardar cuando tenga que decírtelo.
—Me siento muy afortunado de poder estar contigo —Dijo Hank acariciando la mano de Anne— y me esforzaré para que siga siendo así.
Hank besó la mano de Anne con mucha ternura; Anne estaba tan feliz, que hasta soltó un par de lágrimas, y, como si de algo mágico se tratara de repente Anne se encontraba en un lugar completamente diferente.
Anne de pronto estaba en un sitio blanco como la nieve, sin nada alrededor, excepto por 3 figuras de pie frente a ella. Se trataba de Lucy, Livi y Matilda, las entidades creadas por Anne se encontraban frente a ella. Todas se veían exactamente igual a ella, salvo sus peinados, pues Lucy tenía el cabello suelto, Matilda lo tenía muy alborotado y Livi llevaba 2 trenzas, una en cada lado de su cabeza.
—Bien hecho Anne. —Le dijo Lucy, sonriéndole.
—¡Ja! Ya era hora. —Agregó Matilda, que se encontraba a su lado.
—¡Guácala! —Se asqueó Livi.
—Si hubieras crecido, Livi, tú igual hubieras hecho eso con un chico algún día. —Le dijo Matilda.
—¡Iugh no! —Livi se cubrió la boca con ambas manos—. Preferiría comer lombrices.
—Estoy de acuerdo con Livi. —Dijo Lucy.
—Ustedes son un par de delicadas, por eso siempre las estuve cuidando. —Alardeó Matilda—. Aunque me parecía innecesario que me invocaran por tonterías, como esa vez en la que Livi tenía miedo de una abeja.
—Odio los insectos —Se quejó Livi.
—Deja tranquila a Livi. —Dijo Lucy—. Podrás parecer muy ruda Matilda, pero cada que ves un ratón te desmayas.
—"Ratas" Lucy. —Respondió Matilda—. Y quiero aclarar que no dio las ratas, ni tampoco les temo, simplemente me dan asco.
—Te dije que no vieras esa película de la peste negra —Se burló Lucy.
—Es cierto Matilda, podrás ser muy ruda pero cada que miras una película de terror no puedes dormir. —Dijo Livi— Eres la más miedosa de todas.
—¡Yo no le temo a nada! —Se jactó Matilda.
—Tienes una araña en la cabeza —Dijo Lucy.
—¡¿Qué?! ¡Ay no quítamela Livi! ¡Quítamela! —Matilda acercó su cabeza a Livi, pidiendo ayuda.
—¡AHHH! ¡No te me acerques odio a las arañas! —Livi dio un par de pasos hacia atrás.
Lucy comenzó a reír y Livi y Matilda supieron que se trataba de una broma, aunque en un comienzo les molestó, a los pocos segundos ya se encontraban riendo, era la primera vez que por todas podían interactuar, y Anne las observaba, sintiéndose orgullosa de ver cómo se divertían sus otras Yo.
—Chicas... —Las interrumpió Anne, ellas dejaron de sonreír y la miraron fijamente, el tiempo que les quedaba era poco—. Gracias Chicas, en serio. Si no viviéramos dentro del mismo cuerpo, si cada una tuviera su propia vida, creo que hubiéramos sido buenas amigas.
Anne caminó hasta Livi, quien se encontraba sentada junto a Matilda. Anne se puso de cuclillas en una pierna y acarició con su mano el cabello de Livi.
—Livi, gracias por alegrarles la vida a tantas personas con tus ocurrencias, y también, por haberle enseñado a Lucy lo que era tener una hermanita menor. —Anne abrazó a Livi, cuyo cuerpo empezaba a convertirse en pétalos de margarita y se esparcían en todas las direcciones.
—Sé que sólo soy los recuerdos de Licy, pero diré lo que ella hubiese dicho si estuviese aquí. —Anne dejó de abrazar a Livi, y ella caminó hasta estar frente a Lucy, la tomó de las manos y miró a Lucy al rostro—. Eres la mejor hermana del mundo Lucy.
Lucy no pudo resistirlo, abrazó fuertemente a Livi, quien por unos segundos tomó la apariencia de Licy, una hermosa niña de tes blanca y cabello pelirrojo.
—Perdóname, Licy. —Lloró Lucy, pero lo hacía con una sonrisa en el rostro, era la felicidad de haber vuelto a ver su querida hermana otra vez
—No pidas perdón hermanita, mi vida fue corta pero fui muy feliz desde el comienzo hasta el final. —Le respondió Licy, abrazándola—. Te quiero, Lucy.
—Si existe un después, haré todo lo que pueda para verte crecer y no dejaré que nada te lastime.
—¿Lo prometes? —Y luego de eso, Licy se convirtió completamente en pétalos de margarita, que se esparcieron en todas las direcciones.
—Lo prometo, Licy. —Lucy miró hacia arriba, secando sus lágrimas y a la vez sonriendo.
Anne y Matilda no dijeron nada, dejaron que Lucy siguieran en lo suyo, y Anne se acercó a Matilda, quien estaba de brazos cruzados.
—¿Hice bien mi trabajo? —Preguntó Matilda—. ¿Fui una buena herramienta de protección?
—Fuiste mucho más que eso Matilda. —Anne puso su mano en el hombro de Matilda— Es cierto que te creé con el único propósito de protegernos, pero te alejaste de eso y elegiste, en cierta manera, tener tu propia vida.
—¿No estás enojada porque me negué a protegerte de Darlene y me puse de su lado? —Matilda mostraba culpa en su rostro.
—Esas fueron decisiones tuyas, aunque creas que fuiste una herramienta, desde el principio tomaste tus decisiones, elegiste amar la pintura.
—Debí elegir más cosas por mí misma. —Se recriminó Matilda.
—No, yo debí respetar tus decisiones. —Anne le hizo a Anne una señal para que le choque el puño—. Si te lo preguntas, no, no cumpliste el propósito para el que te creé, pero cumpliste tu propósito de liberarte de eso, y eso me enorgullece.
—Bueno, fue un placer haber estado con ustedes —Matilda chocó el puño de Anne, y enseguida su cuerpo se desvaneció, convirtiéndose en hojas del árbol de Arrayán.
Finalmente, Anne se dirigió a Lucy, quien estaba de espaldas, pero se dio la vuelta para poder ver a Anne.
—Te lo agradezco Lucy. —Dijo Anne— Y perdóname si esto suena egoísta, pero quiero esta vida, ahora que sé que puedo ser valiente por mí misma, quiero seguir viviendo, y quiero hacerlo junto a Hank. Por eso, aunque las amé a todas, no puedo permitir que sigan conmigo.
—Descuida, lo sabemos —Dijo Lucy sonriendo.
Anne sonrió, pero se preocupó al ver a Lucy con la mirada al suelo.
—Yo... Yo nunca pude hacer nada con mi vida, en eso Darlene tuvo razón, ella logró más cosas que yo.
—Lucy... —Anne quería decirle algo.
—Aunque fuera posible, no merezco tener el control de este cuerpo. —Lucy se recriminaba a sí misma con mucha crueldad.
—¡Lucy! —Anne tuvo que golpear su hombro para hacerla entrar en razón—. Tu actuación ganó un premio Goya —Le dijo Anne.
—No, Darlene movió las piezas para que...
—¡No! El mérito es tuyo, Darlene no pudo ganar nada más después de eso
—¿Qué? —Lucy se sorprendió.
—Lo que escuchaste, Darlene consiguió fama, dinero y prestigio, pero al final, ella era sólo una cara bonita, no pudo superar tu pasión y dedicación. —Le dijo Anne sosteniendo a Lucy de las manos.
—¿Yo... Gané? —Los ojos de Lucy se llenaron de lágrimas.
—Ganaste Lucyana Granty Bellatriz —La felicitó Anne—. Tu maestra estaría orgullosa.
—Si, Gabriela lo estaría sin dudas. Creo que sí tuve una buena vida —Dijo Lucy, llorando de alegría—, Y espero que tú también la tengas.
—Lucy... —Dijo Anne abrazándola— Gracias por todo, te prometo que aprovecharé esta segunda oportunidad.
—Eso espero, adiós Anne, despídeme de Hank ¿Si? —Dijo Lucy, que comenzó a desvanecerse la misma manera que Matilda y Livi.
Anne la abrazó, llorando y agradeciéndole por siempre estar a su lado. Finalmente Lucy desapareció, convirtiéndose en cientos de pétalos de crisantemos rojos y blancos.
Y así, Lucyana Granty Bellatriz, Livi Granty Bellatriz, Matilda y Darlene Wendell se desvanecieron dentro de la mente y cuerpo de Anne, dejándola a ella como la única entidad existente, el lugar que en un principio era de color blanco, se volvió un hermoso jardín de orquídeas, crisantemos, árboles de arrayán, lilas, margaritas y... unos pocos lirios naranjas.
Anne volvió al mundo real, donde Hank seguía besando su mano, como si no hubiera pasado ni un sólo segundo. Anne comenzó a llorar un poco y Hank se sintió confundido.
—¿Qué sucede? —Le preguntó.
—Nada, es que... —Comenzó a limpiar sus mejillas—. Lucy te agradece por todo y.... se despide de ti.
—Entiendo... Gracias a ti también Lucy —Dijo para sí mismo.
—Sobre lo que dijiste antes... —Dijo Anne limpiando sus lágrimas—. Yo también te amo Hank, e igualmente me esforzaré por estar a tu lado todo el tiempo que sea posible.
Hank y Anne se lanzaron un beso al aire y bebieron sus cafés, cumpliendo así la promesa que tanto tiempo les tomó poder cumplir, no estaban teniendo un final feliz, al contrario: Era un mejor comienzo, pues de ahora en adelante ambos tendría el valor suficiente para enfrentarse a cualquier cosa o persona que les impidiera cumplir lo que querían, sin importar de lo que estuviera por venir, Anne y Hank defenderían a toda costa su Amor.
Pasó el tiempo, Anne y Hank se dedicaron a la música e iniciaron un dueto, que se convirtió en un trío ya que Kenneth se les unió como bajista, con el tiempo él y Alejandra se conocieron y comenzaron a salir, aunque siguen sin definir su relación, Hank está seguro de que las cosas saldrán bien para ellos. El premio Goya de Lucy está guardado en un altar en la casa de Anne, junto a los zapatos de Ballet de Livi, a su lado una foto de Alicya, que también los acompañan un par de crisantemos rojo y blanco, mismos que Lucy y su maestra se dieron en señal de amor. Una de las pinturas que Matilda hizo y nunca llegó a vender están posadas sobre el altar, y hasta un recuerdo de Darlene está ahí: una foto de ella con el Papa (Sí, Darlene era muy popular).
Todo esto para no olvidarla nunca, ya que sin importar lo que haya pasado todas fueron parte de Anne. Pasados 6 años, y luego de haber sacado 2 álbumes, la banda se tomó un tiempo, Anne se centró completamente en sus estudios y obtuvo su título de Psicóloga.
Hank pensó que aún era joven y podía hacer más cosas, pues su sueño era dedicarse a la música, pero tenía muchos medios para ello.
Hank abrió su propio emprendimiento como maestro de música y actualmente enseña en una academia muy prestigiosa. Nunca pensó que la enseñanza fuera lo suyo, pero bueno, todos tenemos uno que otro talento oculto esperando ver la luz.
Anne se dedicó a su carrera de Psicóloga y Hank a enseñar música en academias, y también de manera particular.
Con el tiempo ambos se casaron y tuvieron una hija, una hermosa niña a la que llamaron:
Matilda Lucyana Hawkings Granty.
Aunque tuvieron sus altos y bajos, Anne y Hank, siguieron luchando y esforzándose por lograr todo lo que querían, sin importar lo que pasara, ellos siempre defendieron hasta el final su Amor Pos Bipolar.
FIN.
"EN MEMORIA A HANK HAWKINGS HARRISON"
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