Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO VII: POS ROMANCE

Luego del espectáculo que dieron Hank y Lucy, ambos, junto a varios pacientes más, fueron llamados para recibir Terapia de Grupo. Aunque Lucy llevaba varias semanas en el Hospital esta era la primera vez que interactuaba con los otros pacientes y el personal de trabajo de las instalaciones. Los llevaron al Edificio 2, ese era el lugar se realizaban las actividades terapéuticas y recreativas Una vez llegaron a la terapia de grupo le dieron la palabra a Lucy.

—Mi nombre es Lucyana Granty, pero ustedes pueden decirme Lucy. Tengo 20 años y soy actriz, estoy aquí porque padezco T.I.D y quiero aprender a sobrellevarlo correctamente, si por A o B motivo me ven actuando de una forma infantil, depresiva o agresiva es porque una de mis otras "Yo" tiene el control. No son peligrosas pero tampoco traten de relacionarse mucho con ellas.

Lucy contó muchas cosas sobre sí misma, omitió algunas y de vez en cuando soltó un par de lágrimas por otras. Cuando terminó de hablar, las personas presentes comenzaron a contar sus propias experiencias, muchos llevaban un buen tiempo, para ellos hablar frente a otros era fácil. Por otro lado, un par que apenas fueron internados demostraban su miedo e inseguridad por cómo esto afectaría su reputación, incluso negaban tener un problema.

Finalmente fue el turno para hablar de Hank, se presentó a los nuevos y relató cómo el accidente del que salió vivo lo había hecho tener trastornos psicóticos y Estrés Postraumático, pero, pese a todo se sentía agradecido de que su mejor amigo no lo haya dejado solo. Muchos le comenzaron a preguntar a detalles sobre el accidente, la terapeuta pidió que no lo hagan hablar de eso pero Hank dijo que estaba bien y respondería con gusto.

—La verdad es que no puedo superar la culpa que siento. —Dijo Hank, mirando a la nada— Recuerdo perfectamente los gritos sollozantes de las personas que sobrevivieron pero no podían moverse, mi egoísta deseo por sobrevivir me hizo darles la espalda, siempre me creía especial por tener un excelente oído, pero caminar entre aquel desastre me hacía sentir envidia de los sordos.

El Continuaba hablando, pero cada vez se le quebraba más y más la voz.

—No saben lo aliviado que estuve cuando la explosión silenció a los pocos sobrevivientes que quedaron... yo... yo... sólo estaba salvando mi vida... —En este punto Hank comenzó a sentirse mal, comenzó a comportarse de manera muy inusual, dejó de moverse repentinamente, se sostuvo sobre sus rodillas jadeando, como si le faltara el aire, sus ojos estaban muy abiertos, empezó a mirar a todos a la cara con una expresión de desesperación. Su frente empezó a llenarse de sudor y sus manos no dejaban de temblar.

—¡No habían más opciones! ¡No habían más opciones! ¡No fue culpa Mía! ¡Sólo Estaba sobreviviendo! —Gritaba eso una y otra vez, no dejó de decirlo en ningún momento, ni al caer al suelo, ni cuando los enfermeros lo sujetaron y sedaron, incluso después de que se lo llevaran sus gritos aún podía oírse mientras se perdían en el silencio de la habitación.

Lucy no sabía qué pensar al respecto, pues cuando vio a Hank la primera vez, si le hubieran dicho que era un enfermero de seguro lo habría creído, el chico que antes puso sonrisas entre tantas personas, se fue dejando rostros llenos de espanto, asco y lástima.

La terapia de grupo se dio por finalizada al instante, los enfermeros llevaron a Lucy a su nueva habitación, era algo pequeña, de no más de 3m x 3m, se podía percibir un olor a farmacia desde dentro (El olor a farmacia existe, nadie me dirá lo contrario), sus paredes de un color gris opaco, sin ventanas ni nada que dejara entrar la luz, no había algo que decore el lugar, ni cuadros, floreros o muebles, tan vacía estaba que lo único que se resaltaba era la cama, que era para una sola persona, con sábanas celestes y una almohada que se veía tan rígida como una roca. Una cómoda en la esquinza con una lámpara sobre ella, una taza de baño que era cubierta por una cortina corrediza, una pequeña mesa y una planta sobre ella, de plástico claro, todo eso hacía que el ambiente ya no fuera sólo deprimente, era completamente alicaído.

Tras dar unos pasos dentro el enfermero le anunció a Lucy su horario personal.

- Desayuno de 7AM a 8AM.
- De 8AM a 12PM Puedes realizar actividades recreativas o pasear en el patio de la institución.
- Almuerzo de 12PM a 1PM.
- De 1PM a 3PM Terapia Individual.
- De 3PM a 4PM Terapia en grupo (Opcional).
- Cena de 4PM a 5PM.
- De 5PM a 5:30PM Limpieza y aseo personal.
- A las 6PM De vuelta a la habitación hasta el día siguiente.

—Y no lo olvides. —Agregó el enfermero— Las habitaciones se abren sólo desde fuera, en caso de alguna emergencia presiona este botón debajo del interruptor y alguien vendrá, espero te recuperes y todo eso.

Lucy memorizó ese horario en poco tiempo; para una actriz de alto nivel recordar algo así era demasiado sencillo, la puerta de su habitación fue cerrada, su intuición le dijo que el tiempo se le haría eterno y por eso tomó un un libro de la biblioteca, este era diferente al de antes, se sentó en la cama, tan rígida era que no se hundió ni un poco, Lucy se fijó en la portada del libro

—"Libro de Mal amor" de Fernando Iwasaki, espero no sea una compilación de poemas sobre una ex que no puede superar —Dijo Lucy para sí misma en voz alta.

Lucy comenzó a leerlo, la introducción fue algo que llamó su atención, el primer capítulo la hizo recordar una vivencia del pasado similar.

—Por eso no hay que dejar que los familiares se involucren en tu vida amorosa. —Se dijo a sí misma entre risas y melancolía.

Se disponía a leer su segundo capítulo cuando comenzó a oír llantos al otro lado de la pared, primero intentó ignorarlos, de seguro era algo normal en ese lugar, pero entre llantos pudo escuchar unas palabras que le resultaron familiares.

—No habían más opciones, No habían más opciones, No fue culpa Mía, Sólo Estaba sobreviviendo. —Lamentos.

Al oír esas palabras reconoció quién era, pero le parecía extraño que pudiera escucharlo con tanta claridad siendo que la habitación era aislante al sonido, siguiendo el origen del llanto notó que detrás de la cómoda había un agujero que daba hasta el otro lado de la pared, se aseguró que no hubieran insectos o algo peligroso, se aceró al orificio en la pared y comenzó a llamar al otro lado.

—¿Hank? ¿Eres tú? —Preguntó intentando ver a través del agujero.

Hank se encontraba en el suelo, a un lado de su cama cuando escuchó una voz que lo llamaba.

—Hank soy Lucyana Granty ¿Me recuerdas? —Continuaba llamándolo.

—¡Ay carajo! Ahora estoy alucinando con otra persona también. —Dijo en voz alta.

—¡No! No Hank, no soy una alucinación, hoy nos conocimos, soy la chica de la terapia de grupo.

—Lucyana... Lucyana... ¡Ya recuerdo! Eres la loca de las personalidades ¿verdad? —Hank estaba confuso, los sedantes aún tenían efecto en él.

—Eso es grosero —Contestó Lucy en un tono de disgusto.

—Lo siento, pero aquí nos reconocemos según nuestros trastornos, no creo que supieras que era yo por mi encantadora voz ¿O si? —Hank intentó bromear para relajar el ambiente.

Lucy trató de comprender que su idiotez surgía por causa de los sedantes y no porque... era un idiota.

—Bueno, tienes razón Hank. —Le dijo Lucy, tratando de ignorar lo que él le dijo antes— ¿Te sientes mejor?

Hank comenzó a acercarse al origen de la voz mientras seguía hablando con Lucy.

—Sí, estoy mucho mejor, es lo normal aquí: entras en crisis, te drogan, te encierran, te recuperas y sales en busca de más. —Hank finalmente encontró el origen de la voz de Lucy—. Vaya, así que hay un agujero detrás de de la cómoda.

—Si, estaba intentando leer pero entonces te oí llorar. —Lucy aún tenía el libro en sus manos.

—¡Oh! Lo lamento, no quise interrumpir tu libro. —Le respondió Hank, avergonzado.

—No te preocupes por eso —Le dijo Lucy, esperando que se tranquilice.

Durante varios segundos hubo un silencio abrumador dentro de ambas habitaciones, Lucy quería seguir hablando con Hank pero no sabía qué preguntarle, por otro lado Hank aún se sentía avergonzado por lo que había sucedido en la terapia de grupo.

Lucy era una persona versátil, sabía reaccionar rápido cuando algo no salía bien en el teatro, esa improvisación natural también la aplicaba en silencios incómodos, pero en ese momento simplemente no había nada qué decir. Justo cuando estaba por despedirse Hank se animó a hablarle.

—Sabes Lucy... —Hank comenzó a hablar, mientras se sentaba al lado del agujero de la pared—, Me parece genial que cumplas tu sueño de ser actriz desde tan joven, no sé cuántas películas tengas, pero vi aquella en la que tuviste un papel protagónico: El Arte de no Pensar (Y Negarse a Existir). La escena en la que lloraste me llegó al corazón, era exactamente el rostro de una persona que se derrumba por completo, un llanto tan fuerte y destrozado, los colores y el ángulo de la cámara lo hicieron aún más emotivo, pero dime, ¿Usaste algún producto para llorar?

—No fui yo. —Respondió Lucy, en seco— La que viste llorar era Anne.

—Anne es... ¿Una de tus entidades?

—Sí, su personalidad es muy emocional y me fue de ayuda para esa escena. Ese día no podía llorar por más que lo intenté, le pedí a Anne que lo hiciera por mí, aunque al principio se negó a ayudarme cuando escuchó la banda sonora de la escena accedió enseguida, con sólo oírla una vez quedó conmovida. Yo interpreté todo y justo cuando era el momento de llorar, Anne hizo acto de presencia, y ella fue la que actuó en mi lugar.

Hank se sorprendió al saber aquello, pero enseguida una sonrisa se dibujó en su rostro.

—Yo hice la banda sonora de esa escena. —Dijo con él con orgullo.

—¿Qué? ¿Hablas enserio? —Preguntó Lucy.

—¡Sí! Bueno, al menos el piano y la guitarra, cuando me dieron el guion de la escena me desvelé una semana creando esa melodía, hice todo lo que pude para que causara tristeza, melancolía y frustración. Mi nombre sale en los créditos finales, por cierto, espero ganes el premi-

—¡¿Tú compusiste la melodía?! —Lo interrumpió de golpe—. Me pareció hermosa, no... ¡Bellísima! Intenté tocarla en piano muchas veces, pero, ni me acercaba a las emociones que tú transmitías en ella.

—¿Tú intentaste tocarla en piano? —Preguntó Hank—. Pero... pensé que Anne fue la que-

—¿Y con quién crees que estás hablando? 

—¿Anne? —Confusión— ¿Y Lucy? ¿Qué le pasó?

—Ella no saldrá en unas cuantas horas. —Le dijo Anne—, podemos hablar un poco más, quiero que me cuentes cómo lograste crear esa melodía tan... tan... ni yo puedo definirla, es inestimable.

Hank no sabía muy bien qué reacción tener, pero por otro lado su ego se sintió sobrecargado al recibir elogios de la persona que interpretó las emociones de su pieza musical, ya que en su mismo trabajo la llamaron "Melodía Melancolía genérica".

—Con gusto te lo cuento, Anne. —Respondió agradecido.

Hank se quedó sentado al lado de la pequeña apertura de la pared casi toda la noche, él y Anne hablaron hasta la madrugada sobre música, sus artistas, álbumes y canciones favoritas, incluso intercambiaron mutuamente canciones que habían escrito.

Anne siempre hablaba con una voz tenue y tranquila, tanto que por momentos Hank le pedía repetir lo que había dicho porque no pudo oírla con claridad. Lo cierto es que, el muro entre ambos y el volumen de la voz de Anne no permitieron que Hank se diera cuenta de algo, que aquella muchacha de ojos tristes, durante unas horas tuvo brillo en su mirada y una sonrisa en el corazón.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro