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Treinta y siete. (*)

WILLIAM 

No estaba preparado para algo como eso, no esperé que algo como esto pudiera suceder.

Fue como si de un segundo a otro, el aire abandonara por completo mis pulmones, retrocedo, chocando con el cuerpo de Dann quien me sujeta y me mira con preocupación.

Intento hablar, decir lo que sea, pero la voz se ha ido, mi corazón golpea con tanta furia contra mi pecho que puedo sentirlo perfectamente, joder. Cierro los ojos con fuerza, como un intento fallido de tranquilizarme.

— ¿Aborto? —Mascullo casi sin voz luego de largos segundos.

—Así es ¿A caso usted no sabía del estado de su esposa? —Me cuestiona el doctor, noto cierto tono de sorpresa en su voz. Me limito a negar con la cabeza sin pronunciar nada.

Me apoyo en una de las paredes porque siento que en cualquier momento puedo desplomarme.

—Su esposa se encuentra embarazada de unas cinco semanas aproximadamente —Continúa hablando el hombre frente a mí. Después de eso mi mente se desconecta. Solamente puedo pensar en la misma frase que se reproduce en mi mente una y otra vez.

"Ella está embarazada"

— ¿Están bien? —La voz de mi amigo logra traerme de vuelta a la realidad. Enfoco mi mirada en Dann, él me mira también, luego los dos regresamos la mirada al doctor.

—Por ahora ambos están bien, solo requiero que se quede un par de días en observación a fin de que no se presenten complicaciones y en el caso de que las haya, podamos controlarlas de manera oportuna —informa. No respondo, es mi amigo quien intercambia un par de palabras con el doctor, pero la realidad es que no soy consciente de lo que dicen.

Me siento en una especie de trance que no me deja reaccionar.

—¿Will? —Dann sacude ligeramente uno de mis hombros. Centro mi atención en él por unos segundos antes de mirar al doctor. Quien me dedica una sonrisa comprensiva.

—Tranquilo muchacho, sé que puede ser una noticia difícil de procesar, sobre todo en éstas circunstancias, pero lo importante es que ahora ambos están bien y pronto tu esposa estará recuperada completamente.

Asiento, no me siento capaz de decir nada más.

— ¿Puedo verla? —Articulo al cabo de unos segundos.

—Por supuesto —Me responde el doctor. Miro a Dann antes de seguir al doctor.

—No llames aún a nadie —Pido. Dann parece algo confundido con mi petición, sin embargo, asiente.

Cada paso que doy detrás del doctor se siente pesado. Mi corazón late tan rápido y con tanta fuerza que me da la sensación que en cualquier momento puede salirse.

El doctor se detiene frente a una puerta de color blanco, me mira por un par de segundos antes de hacer un ademán para indicarme que puedo entrar.

Tomo el picaporte de la puerta y lo giro. El aire frío de la habitación me golpea cuando la abro, tomo un par de inhalaciones antes de atreverme a abrir completamente.
Cuando lo hago, mi vista inmediatamente se posa en Anna. Ella mantiene las manos sobre su vientre mientras mira fijamente por la ventana de la habitación. En cuanto escucha el sonido de la puerta al cerrarse me mira.

Sus ojos inmediatamente se humedecen.

—Lo siento —su voz se rompe.

Mi corazón se estruja con tanta fuerza y el nudo en mi garganta aprieta con fuerza que me impide hablar. Las lágrimas se agolpan en mis ojos causando una sensación de ardor y no soy capaz de hacer otra cosa más que permanecer parado a unos metros de ella.

—Lo lamento tanto—Anna solloza y no puedo más. Mis pies reaccionan y comienzo a caminar hacia ella para envolverla entre mis brazos.

Ella se aferra a mi cuerpo y cierro los ojos con fuerza porque no quiero que me vea débil, sé que ella ahora no necesita esto, necesita que sea fuerte por los dos.

—Es mi culpa, William...—Anna se aferra a mi cuerpo —lo siento.

—Shht cariño —Susurro tras unos segundos en los cuales logro calmarme lo suficiente para que mi voz brote estable. —Todo va a estar bien.

—Si tan solo me hubiera enterado antes —Solloza contra mi pecho. —Lo siento tanto.

—Amor tienes que tranquilizarte —Respondo pasando una mano por su cabello —El doctor dijo que estarán bien, solo tienes que permanecer en observación. Ella se separa para mirarme.

Luce confundida, parpadea con rapidez antes de hablar.

— ¿De verdad? —Cuestiona. —¿Quieres decir que no...? —su voz tiembla —¿Qué no lo perdí?

Niego.

—Todo va a estar bien —repito. Ella llora con más fuerza así que simplemente la abrazo de nuevo. No sé cuánto tiempo pasamos de este modo, ella contra mi cuerpo y yo intentando calmarla por completo.

—Me hubiese gustado enterarme en otras circunstancias —Su voz brota en un susurro. —de forma diferente.

—Yo igual lo hubiese deseado —confieso —casi sufro un infarto en la sala de espera.

Ella ríe un poco, se acomoda sin apartarse de mi cuerpo.

—Ahora solo deseo que tú y nuestro bebé estén bien. —aseguro.

—Nuestro bebé —Masculla casi en un susurro.

Escucharla decir aquello hace que mis comisuras tiemblen para revelar una ligera sonrisa.

—Nuestro bebé —Reafirmo antes de plantar un beso sobre sus labios.

(...)

Un par de días después Anna ya se encontraba en casa. La noticia de su embarazo ya la sabían nuestros padres, a pesar de que Anna insistía en que ella no quería decírselo a los suyos.

Mi madre fue probablemente la más entusiasmada de todos y después le seguía mi padre quien no dejaba de repetir que deseaba que fuera un varón para que tuviera un heredero seguro para la empresa. Mis intentos por replicar fueron contenidos por Anna, quien parecía no querer caer en una discusión por nuestro futuro bebé.

Su estado y el de nuestro hijo era más que estable, ambos estaban bien, y luego de tener medicinas y cuidados específicos, el doctor aseguraba que no debería de existir ninguna complicación.

—Otro sobrino al cual consentir —Miro a Dann quien se encuentra sentado en el sillón de la sala. John, la pequeña Sky y Montse se encontraban en la casa, Anna había querido reunirlos a todos para celebrar la llegada del nuevo integrante.

—¿Quién decía que sabía perfectamente cómo usar un condón? —Cuestiona John.

Le lanzo una de las almohadas que se encuentran más cerca, las risas de mis mejores amigos no tardan en escucharse.

—No seas un idiota John —Mascullo rodando los ojos —en mi defensa, eso fue antes de que conociera a Anna, antes de que me casara y antes de que decidiera formar una familia.

—Bueno, bueno —John eleva sus manos, pero no deja de sonreír.

Miro sobre mi hombro para ver a Anna y a Montse a unos cuantos metros de distancia. Desde donde estamos se puede distinguir la figura de ambas chicas que platican de algo que parece ser muy importante.

—Sky no toques eso —Escucho decir a John. Desvío la mirada de mi esposa y su mejor amiga para centrarla en John quien se ha incorporado y ha llegado hasta donde la pequeña se encuentra tratando de alcanzar unos objetos decorativos.

—Lo lamento, algún día va acabar rompiendo algo —Se disculpa mi mejor amigo.

—Son niños, no tienes que disculparte —Respondo. Regreso mi mirada a Anna para ver como ahora se encuentra abrazando a su mejor amiga.

— ¿Todo bien por ahí? —inquiere Dann.

—Sí —Respondo.

No pasa mucho rato hasta que Anna y Montserrat se unen a nosotros.

Tomo la mano de mi esposa cuando ella se sienta a un lado mío y la miro. La sonrisa que lleva en el rostro me indica que se encuentra bien y eso me es suficiente. Me acerco hasta depositar un beso en su mejilla y rodeo su cintura para apegarla a mi cuerpo. Nos quedamos así durante el tiempo que pasamos riendo y comiendo con nuestros amigos y en este momento comienzo a creer que las cosas por fin comenzaban a tomar el orden para todos nosotros.

ANNA.

Estaba embarazada, por Dios, realmente lo estaba. No fue una noticia esperada, el terror por haber perdido algo que crecía en mí fue probablemente el mayor que había sentido en mi vida.

La culpa por no haberme dado cuenta casi me consume viva, hasta que William dijo que todo estaba bien.

Seríamos papás, parecía irreal, algo tan lejano.

William suspira, ingresando a la habitación.

—Listo, todos se han marchado —pronuncia con una sonrisa.

—¿Por qué suena a que te alegra que eso haya pasado? —inquiero.

Él ríe.

—Porque estoy tan cansado —se queja.

Se escabulle a un costado de la cama, apegándose a mi cuerpo, con una de sus manos rodea mi cintura mientras esconde su rostro en el hueco de mi cuello. Su aliento choca contra mi piel, produciendo un ligero escalofrío.

—Aún no creo que esto esté pasando —susurra con suavidad.

—Ni yo. —confieso.

Él se aparta un par de segundos después.

—Anna —su voz es seria, así que volteo en cuanto lo escucho decir mi nombre.

—¿Si?

—Yo sé que tú no estabas lista para esto —murmura.

—Will...

—No, es decir, yo sé que tú no querías hijos. Anna, me preocupa el hecho de...

—No lo quería antes —lo interrumpo —no lo deseaba en absoluto, pero eso no significa que ahora que ha ocurrido, eso siga igual. Es nuestro bebé ¿Cómo podría no quererlo?

Él sonríe, soy consciente del alivio en su mirada.

—No quiero que esto llegue a perjudicarte —susurra.

Sonrío.

—William, entiendo que estés preocupado. Ninguno planeo que un embarazo pudiera resultar cuando nos estábamos cuidando, pero...—me detengo, tomando una inhalación antes de atreverme a continuar —no me arrepiento ¿sí? No me arrepiento de que justo ahora un mini Liam o una mini Anna esté creciendo dentro de mí.

—Tal vez podemos ponerle Liam si es niño —pronuncia dejando caer su espalda contra el colchón de nuevo.

Una leve risa brota de mi cuerpo.

—Si le ponemos Liam, ninguno de los dos sabrá a cuál llamo cuando diga ese nombre —pronuncio —además, me gusta llamarte Liam.

Una sonrisa ladeada se dibuja en sus labios.

—Eres la única persona en el mundo que me llama de esa manera —confiesa —y me encanta.

Se incorpora solo para inclinarse sobre mi cuerpo, sus labios se apoderan de los míos, mientras coloco las manos a los costados de su rostro.

—Te amo —susurra —y quiero una familia contigo, quiero todo lo que eso significa, no me importa nada más Ann. —asegura —porque sé que eres la mujer de mi vida, y no quiero apartarme de ti nunca más.

Y con eso, vuelve a besarme.

Y me siento tan afortunada, tan feliz por tenerlo conmigo. Tan emocionada y ansiosa como nunca me había sentido. 

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