Cuarenta Y Seis. (*)
ANNA
Parecía que mientras nosotros comenzábamos a ser felices, las personas cercanas a nosotros comenzaban a sufrir. Observo a John quien se mantiene en la silla de la sala de espera del hospital. Lucy, su nana, estaba inconsciente y había entrado en coma. Era una noticia devastadora para él, en realidad lo era para todos, cada uno de nosotros es testigos del cariño y amor que ambos sienten el uno por el otro, para John, Lucy es como una madre.
No solamente tenía que lidiar con eso, también con la ruptura con Kate de la cual ya sabíamos el motivo. Probablemente el más sorprendido con eso fue Liam, quien tenía a Kate en muy buena estima, saber que había intentado golpear a la pequeña que él quería más que como a una sobrina, no era algo sencillo de procesar.
Es difícil ver como las personas cercanas a ti comienzan a hundirse poco a poco, y por mucho que quieras ayudarlos no puedes hacer nada por ellos. A lo largo de mi vida ayudar a las personas se había convertido en una pasión para mí, sin embargo, ver como un buen amigo sufre y no poder hacer nada para ayudarlo era algo increíblemente difícil. Porque no hay ninguna opción para aliviar el dolor.
El doctor encargado de Lucy entra a la sala, intercambia unas palabras con John y luego ambos comienzan a caminar por el pasillo.
—Esto es demasiado duro para él —Escucho hablar a Will a mi costado. Él toma una de mis manos mientras me observa.
—Lo sé y... —El alboroto producido por los doctores nos hace alarmarnos. Él se incorpora, lo observo caminar hacia el pasillo por el cual John se había marchado, y no tengo necesidad de acercarme demasiado para escuchar el grito desgarrador de John.
William sostiene a su amigo, forcejeando con él para evitar que ingrese a una habitación en donde claramente sucede algo, mi vista viaja hacia ese punto, por el vidrio puedo ver que ha pasado, varios doctores rodean la cama en donde deduzco se encuentra Lucy.
El pecho se me retuerce con algo parecido a dolor cuando comprendo.
—¡Maldición, déjame! —John forcejea con William intentando liberarse del agarre que el rubio ejerce sobre él —¡Necesito estar con ella joder! ¿No lo entiendes?
—Necesitas calmarte —Liam le habla con gesto más tranquilo y es cuando John sale completamente de la habitación. John se apoya en la pared del pasillo cerrando los ojos y se desliza.
Ahí es cuando me apresuro a llegar hasta él, lo rodeo con mis brazos mientras acaricio su cabello en un intento de reconfortarlo. Él me mira por algunos segundos antes de hablar.
—Llámala —Al principio no sé muy bien a quien tengo que llamar, sin embargo, John vuelve a hablar. —Por favor Anna, llama a Kate.
John suena suplicante, me quedo unos segundos en mi lugar sin saber muy bien qué hacer.
—No lo hagas —William advierte. —No la necesita ahora.
—No eres tú quien decide eso —me incorporo, tomando el celular entre mis manos para llamar a la última persona con la que creí que John pudiese tener intención alguna de hablar.
(...)
William no ha dejado de reprocharme el hecho de que llamara a la ex novia de su amigo.
—Ella solo va a angustiarlo más —sentencia mientras se deja caer a mi costado —No debiste llamarla.
—Cariño, recién han terminado su relación. Es de lo más entendible que la necesite justo ahora.
—Ella le hizo daño, no necesita a la mujer que casi golpea a su hija en un arranque de ira.
—¿Siempre eres tan rencoroso? —inquiero con curiosidad. Él me observa de soslayo, formando una mueca en sus labios antes de suspirar.
—Solo cuando las personas a las que aprecio y quiero salen dañadas —confiesa —Sky es más que una sobrina para nosotros, estuvimos juntos desde que llegó a la vida de John, la vimos crecer, cuidamos de ella, es más como nuestra hija también.
Una leve risa me invade.
—¿Así que la quieres como tu hija? —inquiero.
—¿A caso no lo sabes? —cuestiona con diversión.
—Claro que lo sé, solo quería confirmarlo —objeto.
Me acomodo mejor en la silla, William coloca una de sus manos por detrás de mi espalda mientras se apega a mi cuerpo.
—¿Quieres ir a casa? —cuestiona después de un rato —Puedo llevarte y regresar sin problema.
—Creo que puedo aguantar un poco más —respondo con una leve sonrisa. —John necesita apoyo, no creo que sea una buena idea dejarlo solo.
—No estará solo —murmura —tiene a sus padres y...
—Liam, sabes a lo que me refiero —él sonríe.
—Bien, de acuerdo, pero si en algún momento te cansas, volvemos a casa ¿de acuerdo? —inquiere.
Asiento levemente.
—No veo a Dann por aquí ¿lo has llamado? —inquiero.
—De hecho, no —informa mientras toma su celular. —Lo haré ahora. —se incorpora del asiento, marcando el numero en su celular y luego se aparta algunos pasos.
John está a un par de metros de distancia, así que me incorporo para poder ir hacia donde él se encuentra.
—¿Necesitas algo? —él eleva la mirada, una sonrisa desganada se apodera de sus labios mientras niega.
—Todo bien —responde —¿Cómo estás? No es necesario que permanezcan aquí, sé que puede ser demasiado cansado para ti y...
—Le he dicho a Will que estaremos aquí el tiempo que tú necesites que estemos —murmuro con suavidad mientras coloco una de mis manos sobre la suya. —Todo va a mejorar.
—Will es muy afortunado de tenerte —susurra.
—¿Qué fue exactamente lo que pasó en Nueva York? —inquiero. —Si quieres decirme, claro está porque...
—No fue el viaje que esperaba —masculla —no era esta idea la que tenía sobre ir a ver a mi novia pero...—suspira —fuimos al trabajo de Kate, estaban preparando una serie de diseños que presentarían en una junta de socios, y juro que solo me descuidé un par de segundos, pero fue suficiente para que Sky consiguiera alcanzar los diseños del escritorio.
Cierra los ojos.
—Fue un maldito accidente, pero para Kate fue más que eso —susurra —y la entiendo, es decir, eran diseños importantes, pero nada va a justificar que intentó golpear a mi hija. Anna ¿Cómo voy a tolerar algo como eso? —la amargura tiñe su voz.
—Me pediste que la llamara —le recuerdo. Él cierra los ojos, echa el cuerpo para atrás mientras apoya la cabeza contra la pared.
—Lo sé —responde. —Y sé que lo hiciste.
—Ella...
—No quiero saber su respuesta —pronuncia sin mirarme. —Soy demasiado cobarde como para llamarla y decir que en realidad no estoy seguro de que ella estando aquí sea buena idea, pero siento que la necesito, Anna. Ella es la que ha estado conmigo desde el nacimiento de Sky es...joder, la amo y eso no me deja pensar con claridad.
Cuando me mira, la lucha interna en sus ojos es demasiado evidente.
—Todo va a solucionarse —afirmo —no intentes presionarte, déjate sentir todo eso que te agobia. Sácalo y no retengas nada.
Él sonríe con suavidad.
—William es muy afortunado de tenerte —ambos miramos al rubio que se encuentra a varios pasos de distancia de nosotros, hablando por el celular.
—Y yo soy tan afortunada también. Me ha tolerado más que nadie en este mundo —confieso con una leve risa —y no se ha cansado.
—Porque te ama, y puedo ver que tú lo amas también —asegura. —Ambos merecen ser felices, independientemente de todo.
—Todos lo merecemos, John —respondo. —Y vamos a conseguirlo tarde o temprano.
Él asiente levemente, no responde, no es necesario así que solo me quedo ahí, dándole todo el apoyo como me es posible.
WILL
Las cosas no parecían mejorar para Lucy, ni para todos los que nos encontrábamos en la sala de espera, aguardando por buenas noticias. Lucy es sin duda alguna una mujer maravillosa, no hay ningún solo recuerdo de ella siendo mala, o desagradable con nosotros. Desde que John, Dann y yo nos habíamos convertido en grandes amigos, ha procurado cuidarnos con el mismo amor y cariño que una madre, para John, Lucy es más que una nana.
Es como una madre.
Anna se remueve en el asiento de mi costado, me apego a ella, colocando una mano por detrás de su cuerpo para permitirle acomodarse mejor. La observo colocar una de sus manos sobre su vientre, al mismo tiempo que una pequeña sonrisa se adueña de su semblante.
—Cada día que pasa estoy más deseoso porque nuestra pequeña esté con nosotros —confieso, Anna me mira con una ligera sonrisa.
—Yo también —concuerda —ya quiero poder abrazarla, aunque sé que aún falta tiempo para que eso ocurra.
Estoy por dar una respuesta, cuando la discusión a unos metros de distancia capta mi atención.
—¿Qué derecho tienes tú de venir y decirme esto? Eres el que más finge de nosotros. —Reconozco la voz de Dann, él se encuentra incorporado mientras observa con molestia a John.
Anna y yo compartimos una mirada, y luego me hace un gesto para que vaya hacia donde ellos se encuentran.
—Ahora vuelvo. —me incorporo, caminando con algo de rapidez hacia el sitio en donde mis amigos discuten.
—No sé de qué estás hablando —John habla con tranquilidad, pero no es suficiente para ocultar su molestia.
—¿No sabes? Todos ustedes tienen una vida color rosa —John se incorpora con rapidez, así que lo tomo de un brazo antes de que pueda acercarse a Dann—¡No saben nada!
—¿Qué rayos pasa contigo, Dann? —inquiero.
—No te metas, William —masculla dedicándome una rápida mirada antes de centrar su atención en John.
—¿Una vida color rosa dices? —Cuestiona John, el enojo comienza a hacerse palpable en su tono de voz — ¡Lucy está en coma! ¡Puedo perder a mi nana y tú vienes a decir que tengo la vida de color rosa! ¡No tienes una jodida idea de lo que estoy pasando Dann!
— ¡Y tú tampoco la tienes sobre lo que yo estoy pasando! —Cuando voy a intervenir para que esto no pase a más el grito de la madre de John se escucha.
— ¡Dejen de gritar los dos! —Todas las miradas caen en la madre de John quien mira a mis dos amigos con desaprobación. —Por Dios, estamos en un hospital. No son unos niños y arreglen sus asuntos como los hombres que son.
La mirada de Dann se suaviza, la culpa parece filtrarse en él y nos da la espalda, intento seguirlo porque sé que definitivamente, algo pasa con él. Sin embargo, John lo impide.
—Déjalo, está enojado ahora —masculla.
—Está más que enojado, John. —murmuro —algo ocurre con él y no quiere decirnos.
—Sí, bueno, es su asunto —responde con frialdad —No puedes ayudar a alguien que no quiere aceptar la ayuda. Tal vez si dejara de ser un maldito niño egocéntrico, pudiéramos hacer algo por él.
—John...
—No me interesa ¿sí? —inquiere en un suspiro —No tengo cabeza para pensar en los dramas de Dann.
—¿Y el sí en los tuyos? —él voltea. —Él si debe venir corriendo al hospital en cuando se entera que estás mal, que nos necesitas, pero tú no puedes tomarte el tiempo de pensar o considerar ni por un segundo, que Dann está mal. Si puede cuidar de tu hija, y puede estar cuando lo necesitas, él puede hacer todas estas cosas, pero cuando se trata de sus problemas, estamos lo suficientemente ocupados con nuestros propios asuntos ¿no? —inquiero. —¿Quiénes son los egocéntricos entonces?
Soy consciente de la manera en la que aprieta la mandíbula, dejando de mirarme y centrando su atención en un punto distinto.
—Dann está mal —murmuro —y espero que al menos, tengas la consideración de preocuparte por él.
Para cuando salgo al estacionamiento, no hay rastro alguno de Dann en el lugar, su celular envía directamente al buzón de voz y eso consigue preocuparme.
—Ya te veré después —murmuro mientras suelto un suspiro y decido volver al hospital, esperando al menos, obtener buenas noticias.
(...)
Las horas siguen pasando y no tenemos noticias sobre Lucy, todos comenzamos a mostrarnos impacientes.
Anna está cansada, es su estado es completamente comprensible que se sienta incómoda al pasar varias horas en una misma posición. Así que, tras una larga insistencia, la convenzo para que volvamos a casa.
Los padres de John estaban con él y la familia de Lucy también había llegado, confiaba en que, si algo ocurría, nos llamarían.
Entrelazo nuestros dedos cuando comenzamos a caminar hacia donde John se encuentra.
—Amigo, tenemos que marcharnos —él eleva la vista —No dudes en llamarme si algo ocurre, ¿de acuerdo?
—Claro —responde —ya hicieron demasiado por mí.
Antes de que consigamos dar una respuesta, un doctor aparece mencionando el nombre de Lucy. John nos esquiva, caminando con rapidez hacia él y cuando tengo la intención de continuar con nuestro camino, Anna me detiene.
—Podemos aguardar un poco más —pide.
—Bien —permanecemos de pie, ellos intercambian algunas palabras y cuando parece que todo marcha bien, un grito nos sobresalta.
— ¡La perdemos doctor!
(...)
Lo que le siguió a ese grito fue un caos total, las horas siguientes a eso fue una angustia extrema para todos nosotros. Nadie quería pensar que Lucy pudiera irse.
Había llevado a Anna a casa, y luego por su insistencia, volví al hospital.
John estaba mal, tan devastado como probablemente no lo había visto desde que lo conocí. El cansancio en su rostro era evidente, demasiado.
Fueron largas horas en las que permanecimos en espera, ha amanecido ya, desde hace rato supongo y no se con exactitud, cuando tiempo más tardarán en darnos alguna noticia.
—¿No quieres comer algo? —inquiero —Deberías al menos intentar descansar —murmuro.
—No —su respuesta es firme, toma una inhalación antes de cerrar los ojos y apoyar la cabeza contra la pared —no quiero nada.
—De acuerdo —concedo. Me quedo a su lado, en completo silencio mientras seguimos con una espera interminable.
—He pensado en lo que dijiste —habla después de varios minutos de haber permanecido en silencio —Sobre Dann.
—Sí, bueno, justo ahora...
—Sé que hay algo que lo tiene mal, me he dado cuenta de eso. —murmura —En Nueva York él dijo un par de cosas —confiesa —pero no les tomé demasiada importancia.
—¿Cosas que involucran a la niñera de tu hija? —él abre los ojos en cuanto menciono aquello.
—¿Tu igual sabes del interés de Dann hacia Chloe?
—Es más que evidente —mascullo —aunque, en realidad no sé lo que ocurre entre ellos. No ha dicho nada más que se siente atraído por ella, que le gusta en realidad, pero...nada más.
—Debemos hablar con él —sentencia.
—Claramente, pero no ahora —afirmo —lo podremos hacer después.
Un leve asentimiento es lo que obtengo como respuesta, luego, el silencio vuelve a reinar entre nosotros.
No es hasta un par de horas después que el doctor responsable de Lucy ingresa a la sala. Son malas noticias, basta con ver el semblante que lo acompaña para deducir que algo anda mal.
John y sus padres son los primeros en acercarse a él para saber que tiene por decir.
—Byron dime que pasa —La desesperación en la voz de John es evidente. No hay una respuesta, y el pensamiento de lo que pudo haber ocurrido, se me clava en el corazón. —¡Maldita sea Byron di algo!
—Lo lamento tanto, no pudimos salvarla —un largo silencio les sigue a esas palabras —Hicimos cuanto todo estuvo a nuestro alcance, pero su corazón estaba demasiado débil.
Cuando dice eso por un momento todo se sumerge en un silencio, de esos que se presentan antes de que todo estalle.
—Tienes que estar bromeando —el temblor en la voz de mi amigo es demasiado evidente—¡Dijiste que estaría bien, lo dijiste!
Cuando John toma al médico de la camisa, tengo que obligarlo a apartarse antes de que termine haciendo algo por lo cual pudieran arrestarlo.
—Ella no puede estar muerta —Susurra, el terror se apodera de su voz. —Ella no...
El nudo en mi garganta es tan intenso que no puedo hablar. John retrocede unos pasos y luego se deja caer al suelo.
—John —Hablo con prisa mientras me acerco hasta donde se encuentra, pero él no parece escucharme —John, Hey mírame —mantiene los ojos cerrados mientras su cuerpo tiembla. —John...
—Está teniendo un ataque de pánico —la voz del doctor se filtra en mis oídos, mientras observo a mi mejor amigo lucir tan vulnerable como nunca, me cuesta reaccionar, me cuesta entender que es lo que está ocurriendo.
Cuando lo hago, cuando al fin reacciono e intento ayudarlo, un cuerpo se interpone entre nosotros.
—Oh Dios, respira John —Y es así como la última persona que esperaba ver, aparece frente a él.
________________________________________________________________________-
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro