capitulo 35
Pese a que la lluvia seguía cayendo desbordante no producía nigún sonido, o solo había un severo asombroso en las personas que presenciaron desde cerca como lejos el trágico accidente, llevándolos a un tensó y horripilante silencio.
—¡Papá, padre!—La voz desesperada y aterrorizada de Adair seguía saliendo del celular no muy lejos de ellos, si que era de excelente calidad.—¡DEWEI!—El no tener una respuesta solo estrujó su corazón pero negaba aceptar lo sucedido.—¡Por favor, respondan!—Suplica.—¡Padre, no bromes conmigo... Papá, tu tampoco te prestes para eso!
Se decía asimismo que todo era una maldita broma del mal gusto, que cuando vea a su padre se las pagará aunque muy dentro de su corazón ya estaba consciente de lo que está pasando.
—¡DEWEI...!—La llamada se cortó el celular dio lo que tenía que dar pero logró despertar a su hermanito.
—¿H-hermano?—Susurró bajito.—Aquí estoy.
Dewei se encuentra en medio de los brazos de sus padres, es como una cueva protectora para que nada llegará golpear a su hijo menor. Sin embargo, asi no se haya lastimado de gravedad el pequeño no se liberó por completo, recibió unos grandes raspones en el brazo y pierna izquierda.
—Papá, padre.—Sigue bastante aturdido.—Adair no está llamando.—Expresa con desorientación.—Se escucha asustado al grado de llorar...¿papá, padre?—Sigue sin tener respuesta.
Abría y cerraba los ojos e intentando que el incómodo ruido ensordecedor en sus oídos se aliviará un poco, movimiento su pequeño cuerpo con gran dificultad entre en medio de los fuertes brazos que lo seguían protegiendo.
—Papá.—No se da por vencido y los sigue llamando.—Padre.—El agua bajo sus cuerpos no tardó en ser teñida de rojo.
‹Duele, siento que mi cuerpo es aplastado por un barril lleno de agua lo que me lleva a respirar difícilmente, como si mis órganos se removieron y quedaron en un lugar totalmente diferente de dónde deberían estar.› Se queja mientras lleva sus manitas a la cabeza, aferrándose a ella con la esperanza que deje de dolor.
—Papá, padre, ¿por qué no me hablan?—La angustia ya iba ingresando en su corazón.—¿Eh?—Perdió todo color en su rostro al dárse cuenta de la situación.
Él a duras penas y salió de una desconcierta confusión como para entrar a un terrible Shock, horrorizado al ver a sus padres e inconcientes como ensangrentados. Abrazándose mutuamente porque así como lo protegieron a él, ellos dos también quisieron protegerse.
—...
Por mas que Dewei quisiera hablar las palabras simplemente no salían de su boca, solo se abría y se cerraba temblorosamente al igual que sus manitas, esas que tocan el rostro de sus inconcientes padre que lo siguen abrazando con tanta protección.
—¡S-siguen vivos!—Sus ojos llorosos brillaron al sentir los casis inexistentes latidos de los corazones de sus padres.
Dewei tuvo que meterse un puñetazo en la cara para reaccionar y dejar de temblar, tenía que despertar a sus padres y si seguía temblando de esa manera no iba a lograr nada.
—¡Papá!—Grita tanto como le den sus pulmones.—¡Papá, despierta, papá!—Muerde su labio inferior.—¡Padre, no me hagan esto, por favor!—Suplica.—Su bebé está llamándoles, respondan... No quiero jugar de está manera, no me gusta.—La lluvía cayendo sobre su cara lava sus desgarradoras lágrimas mientras sigue suplicando.
Sus manos dolían tanto pero no se rindió y siguió moviendo a sus padres, suplicando que despierten, que él tiene miedo y necesita escuchar su voz para no tener miedo.
—¿Dewei...?—Ambos padres a penas y podía mantener sus ojos abiertos.—H-Hijo...—Sus lágrimas no tardaron en aparecer al enfocar la angustiante figura de su pequeño hijo, sus ojitos amarillos cubiertos de lágrimas mientras los mira con el corazón en sus manos.
—¡Papá!—Sus esfuerzo dieron frutos.—¡Padre!—Dewei había logrado hacer que reaccionen.
.—¡¿Estás bien?!—Fue lo primero que preguntaron y querían saber e ignorando su condición.—D-Dinos que estás bien... Cof, cof.—Sangre se desborda desde las esquinas de sus labios.
—¡Padres!—Se asustó al ver ese color rojo que no paraba de salir.—Yo... yo estoy bien.—Limpia las esquinas de sus labios.—Ustedes también lo estarán, ya verán que sí.—Mira a su alrededor pero no ver a nadie.—¡Ayuda!—Pide auxilió.—Alguien, quién sea, por favor... Ayuda... Mis padres, ellos...
—¡DEWEI!—Se escucho un fuerte grito desde la distancia, ese joven venía corriendo como si lo estuvieran persiguiendo.—¡Papá... Pa...dre...!
—¡Joven maestro!—Exclamo Agni al ver caer al beta.
Adair al caer al suelo se raspó ambas rodillas, Agni le ofreció ayuda para levantarse pero no quiso y solo siguió arrastrándose de esa manera hasta que llegó junto a sus padres. Una vez más escupió su ya desgarrado corazón.
—¿Estás bien?—Revisa a Dewei, asustado al ver lo lastimado que se encuentra su pequeño cuerpo.
Agni llevo las manos a su boca al encontrarse con tan desgarradora escena, había visto cosas peores en la infantería pero cuando se trata de dos personas muy parecidas para él, la angustia y los nervios hacen de la suyas.
Sin embargo, se dió una cachetada de esa manera reaccionó y acto seguido se agachó, revisando los signos vitales de los señores Zat y si el darles primero auxilios podría prevenir una muerte inminente.
—Estoy bien.—Aprieta sus labios en una línea recta.—Pero, papá y padre... Ellos dos...
—N-No, esto no puede estar pasando.—Se aleja de Dewei y va con sus padres.
Retiene la reparación al ver cuánta sangre están perdiendo, lo grave de sus heridas en su estómago como piernas.
—Papá, padre, soy yo... vamos, mirarme.—Abraza con tanta incredulidad a sus padres.
—¿A-Adair?—Por más agua que cayera en sus rostros no se llevó las dolorosas lágrimas en los ojos de ambos adultos.
El solo hablar les hacía sentir tan destrozados por dentro como por fuera, aplastados en especial sus pulmones los que no estaban nada bien y a causa de ello el respira es sentirse como pez fuera del agua.
—Hijos...—Sus manos cayeron en el rostro de Adair y Dewei.
—No hablen, guarden sus energías.—Dijo mientras les grita a los paramédicos de que se den prisa.
—Lo sentimos solo que...
—¡Solo cierren la boca y hagan su trabajo!—Se aleja un poco de sus padres.—Ven aquí.—Levanta en sus brazos a Dewei.
—Hermano...
—Todo va estar bien, Dewei.—Lo abrazo fuertemente.—No te preocupes, todo estará bien... Todo estará bien, muy bien.—Sigue repitiéndose una y otra vez para darle seguridad a Dewei, pero en realidad era para creerlo simismo.
—Sí.—Esconde su rostro en el cuello de Adair.—Mi hermano mayor siempre está en lo correcto.
‹¿Entonces por qué no puedo creerte? ¿Por qué siente que es a ti a quién intentas convencer?...› Dewei e intentó creerle pero está vez era muy difícil de hacerlo, no cuando su hermano mayor está temblando de tal manera y los latidos de su corazón asustados atraviesan su pecho.
—También revisen a mi hermanito.—Lo sube a la ambulancia.—Despejen el caminó.—Les ordenó a su personal.
Mientras que a la otra mitad se les ordenó muy estrictamente que no dejarán que nadie se lleve nada de lo esparcido en el suelo, que esto se cataloga como un asesinato hasta que se compruebe lo contrario.
—Me quedaré a recoger hasta la última prueba.—Asegura Agni, ayudando al beta a subir a la ambulancia.
Quiero estar con él pero siento que seré más de ayuda estando aquí, viendo que no se les pase nada a ir con él al hospital... Tengo que encontrar al culpable si fue un accidente provocado...
—No.—Lo agarra de la mano.—Ven nosotros.
Agni se iba a negar pero entonces vio la expresión en Adair, se dió cuenta que el beta solo está fingiendo estar tranquilo pero que en su interior ya se desmoronó e incontables veces.
—Bien.—Subio al auto no sin antes enviarle un mensaje a su padre y a Jake con una breve explicación, pidiéndole que de por favor envié a Jake a investigar minuciosamente y profundamente lo que sucedió.
—Papá y padre.—El pequeño sostiene las manos de sus padres.—Ya estamos yendo al hospital.—Sonríe pero sus ojitos lo traicionan, mostrando lo asustado que se encuentra.—Todo estara bien, ¿verdad?—Las gotas de agua caen sobre los rostros de ambos.—¿Verdad, padres?.. todo estará bien.
Adair se tragó sus lágrimas y empujó de una misma vez el nudo en su garganta, apretando sus puños tan pero tan fuerte que rompió la palma de sus manos.
—Dewei, ellos necesitan guardia sus...
—Adair...—Su padre lo llamo.—L-Lo lamento, hijo.—Se disculpa bastando solo eso para que el beta lo entienda.
—No sé de qué estás hablando.—Quiso sonreír pero no pudo.—Deja de hablar, padre... Ya estamos cerca...
—No era está nuestra intención...—Sunny sostiene la mano de Adair al igual que la de su esposo.—Tendrás que madurar tan rápido... Proteger a tu hermano y a ti mismo.—Habia tantas emociones desgarradoras en sus miradas.
‹Dios, ¿por qué tiene que se ahora y no después cuando ya sean lo suficientemente mayores? Sé que no hemos sido buenas personas y hemos tenido que ensuciar nuestras manos, pero nunca hemos tocado una vida inocente para que los castiguen así.
...Nuestros niños siguen siendo eso, pequeños a los que tenemos que proteger... No podemos irnos, por favor, atrasa nuestra partida, no mucho solo unos diez años...› Suplican con agonía ambos padres.
Así quisieran negarlo ya estaban sabedores de que no alcanzarían llegar al hospital, antes de que se agave su condición tenían que despedirse de sus pequeños.
—¡Dejen de decir tonterías como si estuvieran a punto de desaparecer!—Alzo la voz.—Solo guarden sus energías ya estamos por llegar...
—Como tú, ya lo sabes, nosotros también ya nos dimos cuenta.—Ven con lágrimas en los ojos a sus dos hijos.—Tienen que cuidarse... mutuamente.—Como pudieron se sentaron y se abrazaron los cuatro.
—Papá.
—Padre.—Se aferran con fuerza de la espalda de sus padres.
—Nada esto es culpa de ustedes...—Solloza Anatoly.—Y nunca olviden cuánto los amamos.—Dijeron ambos padres al mismo tiempo que el ritmo cardíaco de sus corazones empezó a decaer.
Ese sonido fue escuchar la muerte tocando la puerta anunciando su llegada, provocando que los dos chicos tuvieran miedo de mirar a esa dirección.
—Agni... Cof, cof..
—Señores...—Levantan la manos diciéndole que no diga nada y solo los escuché.
—No queremos... Dejarte ninguna carga, pero... Por favor.—Le señalan al beta.—No lo dejes solo y cuando sientas que se está perdiendo, golpearlo para que reaccione.—posan sus manos en la cabeza del joven alfa.—Estamos alegres de que hayas encontrado a tu padre.
El joven alfa no tenía palabras para responderle cuando su corazón se estruja y su garganta se llene con intocables nudos, obstaculizando hasta el tragar saliva.
—Nuestros... Amados pequeños...—Besaron una última vez las coronillas de sus hijos, acto seguido se miraron a la ojos y se dijeron cuánto se amaba y que ni la muerte los iba a separar.
Sus manos cayeron sin fuerza asimismo sus cuerpos sobre los tres chicos, escuchando el medidor de signos vitales desplomarse como lo hicieron ellos al entender que los dos adultos, no volverían abrir sus ojos.
Frialdad es lo único que empezaron a sentir proveniente de esos dos cuerpos que, seguían siendo abrazados porque la negación seguía en sus corazones. Sobre todo, en el de Dewei que dio inicio a unos incontables gritos de desesperación.
Era tan agonizante y desgarrador escucharlo "¡Papá, padre, mi hermano y yo seguimos aquí... ¿Por qué nos dejan atrás?" Gritaba y lo seguiría haciendo hasta perder la voz. Sin embargo, Adair pidió que de por favor le pusieran un sedante, no podía seguír viéndolo de esa manera y mucho menos que se llegará a lastimar de gravedad.
Mientras que ellos procesaban lo sucedido en otro lugar yacía unas personas vestidos de negro, con sus miradas en el piso frente a un chico entre unos ocho a nueve años.
—¿Entonces?—Preguntó mientras acariciaba el cabello del otro niño mas pequeño sobre la cama.
—Nos disculpamos.—Retienen su respiración.—Alguien mas se nos adelantó.—Comunican.—El auto en el que iban fue volcado mucho antes de llegar a tocarlo...
—Jajajaja.—Sonríe tan perverso nada acuerdo a su edad.—Parece que la suerte está de mi lado.—Mejor aún, no tuve que hacer nada y todo eso les pasa por meter la nariz dónde no les compete.
—Mmm.—El otro niño a empezado a despertar.—¿Hermano mayor, Dionisio?—Sigue muy soñoliento.
—No pasa nada, sigue durmiendo mi querido hermanito, Ishaan.—Busca la manera de que vuelva a dormir.
—Me duele el corazón.—Toca ese lugar.—Siento una angustia y no sé porque...
—Llamare al doctor es posible que te sientas triste porque soñaste con algo indeseado.—Mantiene una sonrisa pero sus ojos estaban lejos de sonreír.
No le agradó en nada que Ishaan se sienta de esa manera de la nada, generando sospechas en él si está o no relacionado con el accidente de los Zat.
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