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capitulo 12

De pie en la terraza del segundo piso yacía un joven de ojos azules, apoyando su cuerpo sobre el soporte de la terraza que llega hasta su cintura. Mirando la carretera mientras se perdía en sus pensamientos, había algo dando vueltas y vueltas en su cabeza y no lo dejaba estar tranquilo.

‹¿Qué pasó en esa fiesta? Acaso me estoy volviendo loco, ¿quizás? ¿En serio escuché de más anoche en la propiedad de los Zat? No puedo olvidar ese momento en que escuche la voz de mi hermano, Agni.

No creo que a causa de la música haya escuchado demás, o confundido la voz de otra persona con la Agni... Esa incertidumbre no quiere irse de mi. ¿Es tanta mi esperanza de que Agni siga vivo? Quizás no puedo darlo por muerto sino hay un cuerpo cual enterrar, que conste de que dejo este mundo y nunca volverá con nosotros.

Inconscientemente sigo con la esperanza de poder verlo cruzar por esa puerta...todo indica que mi corazón y mente se niega a creer que está muerto o que su cuerpo ya fue consumido por la tierra, o el agua donde cayó y se le vio por última vez.› Cameron tenía ojeras bajo sus ojos.

Ayer no pudo pegar el ojo en toda la noche por estar pensando en esto mismo, cerraba los ojos y escuchaba la voz de Agni. Las dudas no podían ser dispersar tan fácilmente y eso que anduvo buscando discretamente por toda la fiesta esperando escuchar nuevamente esa voz.

Cameron creía que escuchar la voz de su hermano, una vez podría ser casualidad pero un segunda vez ya debe de ser una clase de señal. Solo que por mas que buscó en esa fiesta no volvió escuchar la voz de su hermano. Le pregunto a Kel si podía llevarlo con el chico que andaba jugando Dewei, pero Kel le dió un rotundo no.

"No, no conozco mucho y tampoco me llevo con él como para presentarlo, eso sería muy descortés al igual que lo estaríamos poniendo en aprietos. Trabaja aquí." Fueron las palabras de Kel, acto seguido cambio el tema y evitó a toda costa que Cameron tuviera la más mínima oportunidad de encontrarse con Agni.

—No puede ser mi hermano, ¿verdad?—Lleva la su mirada al cielo.—Sí lo fuera y estuviera vivo entonces estaría aquí, con nosotros. ¿Por qué no volvería a casa con su familia? Él no tiene a donde ir que no sea aquí.—Se cuestiona con melancolía en su voz.

‹Sí, tal vez solo estoy demasiado estresado y por eso ando escuchando su voz por todos lados, es imposible que Agni no volvería a casa si estuviera vivo. Él me quiere mucho, nos queremos mucho como los hermanos que somos, él siempre ha estado para mí como yo para él.

Al estar enfermo rara vez salía de mi habitación en aquel entonces, mi papá también era y sigue siendo muy protector conmigo por lo que me cuidaba demasiado, no podía salir de mi habitación así como nadie podía entrar a excepción de mi padre. Sin embargo, Agni siempre solía encontrar la manera de escabullirse para que no me sintiera tan solo, jugaba conmigo. Y en ocasiones le tocaba esconderse en el armario porque nuestro papá llegaba de imprevisto.

A mí no me gustaba eso que se escondiera de nuestro papá, no tenía porque hacerlo. Éramos hermanos y Agni solo quería hacerme compañía, eso no tenía nada malo. Ninguno de los dos estamos haciendo nada malo...

—Hermano Agni. ¿Por qué te escondes cuando escuchas venir a papá?—Pregunta un Cameron de unos 6 años, grandes ojos azules y unas mejillas gordas.

Muy diferente al pequeño y flaco Agni que no tenía tanta gordura en sus mejillas, pese a eso, seguía exudado ternura mientras hace con su boca sonidos de un tren. Era las únicas veces que podía jugar con juguetes, él no tenía nada de lo que tiene Cameron.

La habitación de Agni solo estaba pintada de color gris azul, no había papel tapiz de figuritas animadas decorando la pared para que sea vea mas bonita.

—Agni, respóndeme.—Esta vez tiene que decirme no me rendiré hasta que lo haga.

—No es por nada malo.—No puedo decirle a mi hermanito que papá se pone rojo, que empieza a gritarme tan aterrador como un dinosaurio...en peor de los casos me deja sin comer nada.

No lo culpo porque soy yo quien le desobedece al entrar a la habitación de Cameron, así que es mi culpa el que se enoje. Soy yo quién lo hace enojar y por desobediente me castiga, es lo siempre me dice él.

Mi abuelo me aconseja que le diga a mi padre, no sé porque me pide eso pero no me atveo. No quiero que ellos discutan por mi culpa, porque es mi culpa por no hacerle caso a lo que me dice.

Tampoco quiero que mi padre se sienta culpable por no estar al pendiente de mí, cuando se la pasa trabajando y cuando viene a casa él solo quiere paz luego de tanto trabajo, días de estar lejos de su familia. Él solo quiere tener un momento en familia y disfrutar de ello, es por eso que no lo voy a poner las cosas más difíciles.

—Solo me escondo porque es como jugar a las escondidas con papá, esperando que en su momento me encuentre.—Espero que no lo haga, dolió mucho la última vez que me castigo. Aún me siguen doliendo los dedos de mis manos.—Pero no le vayas a decir nada, ¿si?—Levanta su dedo meñique.

Cameron tampoco necesita saber lo que pasa afuera de está habitación, él ya tiene suficiente con no poder salir y caminar afuera como lo hago yo. Eso también me lo pasa diciendo mucho mi papá, que soy afortunado de estar sano y poder hacer todo lo que quiero, pero no entendí lo que me quiso decir con eso. ¿Qué significa hacer todo lo que quiero? Ni siquiera se lo que significa tener un sueño, mi papá dice que no debo de tener uno.

—¿Una promesa?

—Sí, una promesa.—Sonríe.—No le diré nada papá, tiene que encontrarte por si solo.

—Sí.

Eso fue lo que me dijo cuando pregunté del porque se escondía, desde entonces esperaba con ansias que papá lo encontrará para ver la cara de felicidad de Agni, porque si se escondía era por eso. Porque estaba jugando con nuestro amable y amoroso papá.› Cameron no sabía lo que en verdad pasaría si Juliano encontraba a Agni.

Juliano enfrente de su esposo y segundo hijo se comportaba lindo, una esposa devoto a su esposo y un padre devoto a sus hijos. Así es como lo conocen todos sus conocidos pero solo había dos personas que lo conocían tal y como es en realidad, ese era su difunto suegro a quien trataba como su “padre” y el otro es Agni.

—Mi vida, ¿que haces a fuera y con este clima?—Corre a cubrirlo con una frazada.—¿No podías dormir?

Son las cinco de la mañana como es posible que este despierto tan temprano, hoy no tiene clases por lo que debería seguir durmiendo un poco más. Su cuerpo tiene que estar en constante observación para evitar que vuelva a recaer, es por eso que le recomendaron descansar mucho los días que tuviera libre de clases y fin de semanas.

—Solo quería despejar mi mente.—Apoya su espalda en el pecho de su papá.—Ver también el amanecer.—También pidiéndole a Dios que si Agni sigue vivo, que vuelva con nosotros y sino lo está por lo menos que encuentren sus restos y nos los entreguen.

Esa es única manera para que podamos por fin pasar la página, tanto mis padres como yo, ya no viviremos con la esperanza de; "un tal vez está vivo" es por eso mismo que no he querido decirle nada a mi padre, de que escuche dos veces la voz de Agni. Tengo la certeza que él se emocionaría mucho e incluso le pediría (suplicar) a los Zat para que le permitan ver a ese chico con la voz parecida a Agni.

—¿Qué te tiene preocupado?—No le agrada nada que su hijo se encuentre en ese estado.—Dime, cuéntale a papá.—Besa la coronilla de Cameron.

Mi hijo no debe de mantener su mente ocupada en cosas e innecesarias, todo cambia si la persona que lo tiene perturbado es el joven Adair Zat o Kel ese niño también es buen partido para Cameron sin importar que sea alfa.

—Solo estaba pensando en Agni.—Su semblante se vuelve melancólico.

Cameron al estar de espaldas no vio la expresión oscura en Juliano, al Omega no le gusto para nada el escuchar que su hijo esta poniendo esa expresión por un muerto, él es el único que está seguro que Agni murió en esa misión.

—¿Qué piensas de nuestro querido Agni?—Suavizó su voz a mas no poder.—Él debe de estar en un lugar mejor.

Con el molesto de mi padre que por fin se fue, era una carga el tener que está pagando tanto dinero solo para tenerlo en ese hospital, si de todas maneras su enfermedad no tenía cura.

—¿Piensas que de verdad está muerto?—Da la media vuelta, en busca de la mirada de su papá.

Aunque si es así Agni debe de estar feliz por estar con el abuelo, ellos dos eran muy unidos y yo nunca pude entrar a esa unión. Mi abuelo me quería pero no tanto como amaba a Agni, ahora ya no le puedo preguntar del porque a mí me trababa diferente a como trataba a mi hermano.

—Me duele aceptarlo pero si.—En su mirada había mucha tristeza.—Mi pequeño seguramente se encuentra con su abuelo.—Presiona sus labios uno contra el otro.—No hay cuerpo, eso lo sé muy bien pero aquí.—Presiona su pecho.—Este corazón mío me lo dice, me grita que Agni ya no está.

No entiendo del porque tanto mi hijo y mi esposo no aceptan que Agni ya no está, y es lo mejor para todos. Él ya no le robará la salud ni el futuro de Cameron. Tengo que ir a visitar nuevamente a esa chamán que me advirtió en aquel entonces, darle las gracias y pedirle ayuda para lograr obtener el seguro de vida que dejó ese chico antes de partir.

—¡No llores!—Limpia las lágrimas que se deslizan por las mejillas de su papá.—No quería hacerte recordar lo que estamos intentando superar.—Es por esto mismo que trató de no hablar sobre esto, guardado todas mis dudas y esperanzas para mí solo.

—No te culpes por nada.—Besa la frente de Cameron.—Es lógico sentirme triste al hablar de Agni, es mi hijo y tu hermano.

—Papá, ¿de que hablaste con Agni antes de que lo alistaras para ingresar a la infantería?—Preguntó.

—¿Qué?—Tuvo la ligereza de manter su expresión y no mostrar nerviosismo.—Creo que vistes y escuchaste mal, mi vida.—Sus dedos rozan las mejillas de Cameron.—Fue Agni el que se alistó por su cuenta.—Suspira con lamentos.—No he querido decirle esto a tu padre, pero Agni hizo eso todo por tus abuelo.

—¿De que estas hablando, papá?

—Si, Agni no quería que mi esposo fuera el único en gastar dinero en la facturas médicas, tanto en ti como en tu abuelo por lo que se le ocurrió esa loca idea de ir a la infantería.—Confesó con mucho pesar.—Es por eso que me visites hablando con él, yo estaba tratando de persuadirlo.

—¿Por qué no se lo dijiste a padre?—Él hubiera detenido a Agni, estoy seguro de ello.

—No podía.—Solloza.—Agni me amenazó con hacer una locura más grave que ir a la infantería.—Con sus manos cubre su rostro.—No podía permitir eso aparte no sabía que en la infantería lo podrían a realizar cosas peligrosas, si lo hubiera sabido así haya tenido que amarrarlo lo hubiese echo para que no se fuera a ese lugar...ahora tendré que vivir con esa culpa.

—Papá.—Abraza el tembloroso cuerpo de papá.

Juliano inclinó su cuerpo hacia adelante, escondiendo su rostro en el cuello de Cameron. Desde ese ángulo ni su hijo y no esposo que estaba escuchando todo no pudieron ver la sonrisa en los labios del Omega. Esperando que con eso su esposo también le ayude a pelear el seguro de vida, porque después de todo Agni le tocó ese destino todo por querer ayudar a su padre, salvar a su abuelo que no logro decirle adiós.

—Agni...—Susurro entrelagrimas mientras se dejó caer al suelo.—Fui tan patético por no ver tus pesares en ese entonces.—Golpea su frente con las palmas de sus manos.

‹Cuando me encuentre con mi hermana, ¿con que cara la veré? No pude proteger ni cuidar de su pequeño como se lo prometí, en sus lecho de muerde a minutos de ver nacido Agni. Prometí cuidar de su hijo como si fuera mi propio hijo, pensé que lo estaba haciendo bien pero no fue así. Fuí el peor padre, tío, que pueda existir.› Sus ojos no paraban de lagrimear.

Se sentía verdaderamente culpable por todo, por no haber ido a la infantería por Agni, cuando se enteró que se había “inlistado” para formar parte del entrenamiento en la infantería. Y ahora tendrá que vivir con el arrepentimiento de no haber ido por su hijo.

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