Todos los que conocieran bien a Atsushi Nakajima podían dar certeza de que no era precisamente bueno en cuanto a temas sociales, además de poseer una muy baja autoestima, razón por la cual cuando su superior empezó a enamorarse de él fue el único en no notarlo, literalmente hasta el jefe de la mafia se había dado cuenta.

Y bueno, no es como que Dazai se esforzara por ocultarlo.

—¡BUENOS DÍAS A TODOS! —Gritó el castaño entrando a la agencia azotando la puerta, cosa que llamó la atención de todos los allí presentes.

—¡WAAAAAA! ¡ES EL FIN DEL MUNDO! —Gritó Rampo realmente sorprendido por lo que estaba viendo.

—¿Dazai-san? —Atsushi intercaló su mirada entre el sonriente castaño y el reloj de pared que indicaba las 8:30, justo la hora de entrada.

—El mismo. —Caminó con calma hacia el escritorio del albino con su sonrisa imperturbable.

—Esto... no... puede... ser.

—¡Kunikida-San se descompuso! —Gritó Kenji preocupado sacudiendo al petrificado hombre por los hombros.

—Mételo en arroz. —Soltó Rampo en forma de broma riendo levemente por la situación.

—¿Y de donde sacamos tanto arroz para cubrirlo? —Kyoka miró a todos lados como si el arroz fuera a caer del cielo.

—Dazai-San. —Habló Atsushi ignorando el escándalo que hacían sus compañeros más concentrado en el castaño que lo miraba con atención. —¿Está todo bien? ¿Qué hace aquí tan temprano?

—Anoche soñé contigo y me desperté con ganas de verte.

Bien, algo muy obvio y no tan directo, cualquiera lo captaría ¿No?

—Oh, que bien, yo soñé con un tigre cocinando chazuke y desperté con hambre.

Cualquiera menos el despistado Atsushi Nakajima.

En ese segundo todos pudieron escuchar la gran carcajada que soltó Rampo y el golpe que se dio Dazai contra el escritorio.

Y ese solo fue uno de los intentos fallidos del suicida enamorado.

En otra ocación Dazai jugaba con un lápiz apuñalando un borrador por aburrimiento, recibiendo ocasionales miradas de molestia por parte de su rubio compañero.

Todo su aburrimiento se desvaneció cuando escuchó la puerta abrirse, con rapidez levantó la cabeza como un perrito esperando a su amo, aunque en este caso era un albino de bonitos ojos de atardecer junto a un rubio extremadamente alegre.

—La ciencia está tan avanzada que ahora hasta los bombones caminan. —Soltó a modo de saludo lanzando un guiño al chico tigre que le devolvía la mirada con extrañeza.

—¡¿En serio?! ¡Woooow! ¡La ciudad es increíble! —Los ojos de Kenji brillaron con ilusión mirando a todos lados. —¡Quiero ver uno!

Tanizaki miró a Kunikida con cara de "¿Le explico?"

—Deja que se den cuenta ellos solos. —Interrumpió Rampo comiendo sus dulces.

Frustrado Dazai se dejó caer hacia atrás en su lugar con tanta fuerza que su silla terminó callendo al piso con él encima.

—¡Dazai-San! —Gritó Atsushi corriendo en su dirección con preocupación.

—¡Me voy a morir! ¡Ya estoy viendo un ángel! —Aprovechó que lo tenía casi encima para lanzar otro de sus coqueteos MUY directos.

—¿Otra vez comió de esos hongos raros? —Examinó sus ojos buscando algún rastro de ese extraño hongo que su superior a un comía por accidente de vez en cuando.

—¡¡PÓNGANSE A TRABAJAR DE UNA VEZ O LOS VOY A ENCERRAR EN LA OFICINA TODA LA NOCHE!! 

Ese grito de Kunikida fue suficiente para que en un parpadeo casi todos se pusieran a trabajar a toda velocidad intimidados por la amenaza de perder una cómoda noche de descanso.

Y ese fue otro intento fallido.

Okey, sí los coqueteos e indirectas no funcionan tal vez lo mejor sea ser un poquito más claro con lo que quería

—Oye Atsushi-Kun. —Habló Dazai en medio de una misión.

—¿Qué ocurre Dazai-San? —Preguntó el menor preocupado ante el tono de seriedad utilizado por el castaño.

—¿Quieres que salgamos? —Preguntó sin cambiar su tono de voz.

—¿Eh? Pero si ya salimos. —Contestó mirando como estaban en medio de un bello parque.

—No, osea, solo tu y yo. —Aclaró volteando a verlo. —Te puedo comprar mucho chazuke.

—No voy a acompañarlo a uno de sus intentos de suicidio y tampoco voy a hacer su papeleo otra vez. —Apenas terminó de hablar se escuchó una fuerte carcajada proveniente de Rampo.

—¡No puedo creer que pienses tan mal de mi Atsushi-Kun, me lastimas! —Dramatisó poniendo una mano sobre su pecho y otra en su frente.

—¿¡Eh!? —Soltó Atsushi sin entender nada.

—¡Cuanta crueldad puede ocultar una cara tan bonita! —Se felicitó internamente al ver un casi imperceptible sonrojo en las mejillas de su subordinado.

—Oye Dazai. —Interrumpió Rampo muy divertido con la situación, recibiendo una mala mirada del nombrado. —Ya se fue. —Señaló a donde antes estaba el hombre al que debían seguir.

La cara de Dazai en ese momento fue un poema, ocasionando que Rampo volviera a estallar en carcajadas, le divertía mucho ver como todo se iba desarrollando, era su telenovela.

Definitivamente quería estar en primera fila cuando Atsushi por fin se de cuenta que le están coqueteando de la forma menos disimulada posible.

Hola gente, aquí está el primer capítulo de está historia que estoy escribiendo con mucho amor y alegría, de verdad me gusta el resultado.

Espero que les haya gustado, de ser así no olviden dejar sus votos y comentarios que me ayudan mucho a seguir.

Nos vemos, los amo