
Capítulo 1
Capítulo 1.
Abrí mis ojos encontrándome con una iluminación abrumadora que me hizo hacer una mueca. Observé la hora en el despertador y sonreí sabiendo que le había ganado por unos cuántos minutos.
Estiré mis brazos y me levanté de la cama caminando en mis pantuflas de conejo, al llegar al baño observé mi cabello naranja enmarañado y procedí a desenredarlo con cuidado, ¡pero Jesús! Como odiaba los nudos que se podían formar. Cepillé mis dientes, tomé una ducha y tomé el uniforme de la empresa que solía usar: falda entubada y chaqueta negra. Me coloqué una camisa blanca bajo el saco y luego de ponerme los tacones color piel me dirigí a bajar a la cocina. Mi abuela Rosalind se encontraba haciendo sus deliciosos panqueques de arándanos y suspiré viendo mi plato con una torre de ellos acompañados de fruta fresca y sirope de maple.
—Buenos días mi pequeña—saluda la abuela y solo saludo con una pequeña sonrisa.
Cuando termino con mi desayuno, coloco el plato en el lavavajillas y le doy un beso a mi abuela. —Gracias por los panqueques, estaba nerviosa por el día de hoy.
Por primera vez en la historia de la empresa, Brownd deja de tener a papá a cargo de todo, me había convertido en la directora ejecutiva de todo el imperio que alguna vez mi padre decidió crear. Y la puta mierda que estaba nerviosa, muy pocas cosas lograban ponerme los pelos de punta, pero debía hacer esto bien o la gente comenzaría a sospechar.
Tenía que cuidar a los proveedores principales y jamás levantar sospechas sobre como la empresa más famosa de envíos en el país se encargaba de trasladar drogas y de lavar dinero. He allí donde radicaba mi problema, siempre me consideraron una persona muy abierta, no hay muchas cosas que suela ocultar, y manejar una empresa significaba mantener apariencias, no decir las cosas inapropiadas y callarme la puta boca si no quería que mi padre dictara mi sentencia de muerte.
Las calles estaban llenas de tráfico, como suelen serlo cada mañana laboral y mis nervios comenzaban a incrementar pensando en cómo no podía llegar tarde a la junta de presentación. Hoy sería el día en que el famoso Frank Brown le entregara la dirección ejecutiva a la irresponsable y boca sucia de su hija, o al menos así me llamaban en los periódicos. A mí en realidad me importaba muy poca mierda lo que los medios dijeran de mí, pero si ayudaban a incrementar un poco la ansiedad que me comenzaba a generar mi nuevo puesto de trabajo.
Observando el característico edificio rojo, termino de recorrer las calles faltantes para aparcar en el puesto apartado para mí. La placa es nueva y roja como todo en esta empresa, las letras blancas dicen mi nombre y el nombre de mi nuevo cargo y respiro profundamente antes de bajar del auto. Cierro la puerta con la cadera y escucho mi teléfono sonar, con el control bloqueo las puertas con el seguro mientras tomo la llamada entrante de Brooke, lo primero que escucho es una voz infantil gritona y sonrío.
—¡Tía Lee!—grita Tyler.
—Hola pequeño demonio.
—Mami dijo que hoy empiezas a trabajar como la reina del castillo rojo—río al escuchar su explicación.
—Así es, pequeño. Algún día quizá tú te conviertas en el rey del castillo rojo también.
—¡¿De verdad!? —pega un gritito de emoción.
—Bueno Tyler, ya es hora de que tu tía Leah vaya a trabajar. Hablamos con ella en la noche cuando vaya a casa de los abuelos. —habla Brooke haciéndole saber a Tyler que es hora de finalizar la llamada.
—Te amo, tía Lee. Llévame a ver tu trono un día de estos—me carcajeo.
—Claro que lo haré pequeño monstruito. Cuida de tu mamá, besos Brooke.
—Adiós Leah.
Finalizan la llamada y comienzo a caminar hacia los elevadores consiguiéndome con el nuevo ejecutivo que ocupará mi puesto anterior en la empresa.
—Buen día—digo mientras presiono el botón del último piso.
—Buen día—saluda amablemente a quien por lo que veo en la pequeña placa en su saco se llama Wyatt Donovan. —Un placer por fin conocerte.
Sonrío en respuesta notando lo guapo que es y pienso en una manera de llevármelo a la cama. Pero luego recuerdo que ya no podré hacer ese tipo de cosas y suspiro frustrada bajo la atenta mirada de Wyatt.
No desesperes, ya podrás acostarte con alguien más. Repito constantemente en mi cabeza, pero no termino de creérmelo, como la maldita mierda que este sujeto es atractivo.
Controla tu vocabulario, Leah. Reprende mi subconsciente y vuelvo a suspirar cuando las puertas del elevador se abren dejando entrar a otros empleados.
El viaje en el elevador se llena de cuchicheos de las trabajadoras cuando me notan y yo hago como que no escucho. Todos se bajan en el antepenúltimo piso a sus respectivas oficinas y solo Wyatt y yo seguimos al final del edificio. Él me dirige una sonrisa cálida, la cual termino por devolver cuando las puertas se abren dejando a una Amanda histérica y despeinada.
—Buenos días señorita Brown, su padre está en su despacho y tiene una llamada del señor Matthew en la línea 2. —dice rápidamente, asiento y entro a mi nueva oficina.
Tomo el teléfono, hablo con mi hermano por unos segundos en los que él me desea suerte y se despide como su hijo minutos atrás y yo encaro a papá.
—Buenas horas son estas de llegar, Leah Adaline. —dice irónicamente y yo ruedo los ojos.
—El tráfico papá, el tráfico. —respondo sabiendo que nada lo calmará.
—Excusas.
—Vamos mejor a la junta, supongo que todos están esperando.
—Que buena idea tienes. —responde sarcástico y yo solo me río negando con la cabeza.
Caminamos por el pasillo de paredes con tonalidades rojas y naranjas hasta llegar a la puerta de color prisma que se ilumina por el proyector de la sala de juntas. Papá abre la puerta para mí y yo respiro una vez más antes de entrar.
Todos nos reciben de pie y mi padre saluda a algunos amigos de él mientras yo tomo asiento en la cabecera de la mesa.
—Buenos días a todos—saludo con tono de voz formal mientras reviso mis papeles.
Ha llegado la hora de demostrar que no siempre soy la Leah mal hablada.
***
Todos salen de la sala y yo por fin exhalo el aire retenido en mis pulmones. La junta no fue tan mala como esperaba, papá solo dijo algunas palabras y luego terminé mostrando mi plan de negocios mientras la empresa estuviera a mi cargo. Noté que Wyatt se quedó mirando mi escote muchas veces y eso hizo que mi concentración flaqueara en varios momentos, pero como pude lo ignoré.
Camino de regreso por el pasillo que siento terminará por marearme y Amanda está hablando con alguien muy molesta.
—¿Cómo es posible que el envío de los señores Donovan se haya extraviado? —Chilla—¿Si sabe que su hijo comenzó a trabajar en la empresa hoy? La señorita Brown me matará—enarco una ceja y ella alza la mirada—La señorita Brown ha llegado, espere un momento. —pone la llamada en espera—Señorita Brown, me acaban de llamar de los almacenes y dijeron que el envío de los Donovan se extravió.
—Si Amanda, a pesar de lo rápido que hablaste lo entendí. Pásame la llamada, yo resuelvo esto.—Ella asiente aliviada y yo susurro—Consíguete un hombre para esta noche, Amanda, necesitas liberar tanto estrés. —escucho su chillido antes de reír y sentarme a resolver el problema de quienes parecen ser tan importantes personas.
Hago un par de llamadas para estar al tanto de la situación y comprendo el porqué del extravío. Brownd inicialmente comenzó con envíos de pequeñas tiendas emprendedoras y con el tiempo llegamos a distribuir para Amazon y para grandes compañías, uno de los últimos proyectos que planificó mi padre antes de retirarse fue hacer que la empresa también se encargara de mudanzas de gente importante. Y al parecer nuestra primera mudanza oficial es la de la familia Donovan, llamo al almacén haciéndoles saber que el pago que los Donovan harían queda cancelado por nuestra equivocación y que busquen lla manera de encontrar el camión para esta misma tarde.
Aseguran que se encargarán del problema y yo suspiro, son las diez de la mañana y ya comencé a resolver las incompetencias de los demás. Me levanto de mi silla dispuesta para ir al baño y observo a Amanda en su escritorio aún despeinada.
—Amanda, iré al tocador, cuando regrese quiero mi café del día y por favor asegúrate de no pasarme cosas referente a extravíos, solo hazlo si son clientes extremadamente importantes, así como la situación de hoy. —ella hace una seña con su mano en su frente como un militar y yo río antes de caminar hacia el baño.
Agradezco que el último piso del edificio tenga solo oficinas importantes, si son 5 es decir demasiado. Solo los subdirectores de cada área se encuentran aquí, por lo que todo suele ser muy silencioso, a excepción de los chillidos de Amanda cada que algo no sale como ella lo planea. Demonios esa chica merece una noche de sexo caliente, duro y sudoroso.
Mientras miro que todos se encuentren en sus respectivas oficinas, veo a través de la puerta de vidrio la frente arrugada de Wyatt y sonrío porque se ve adorable.
—Toc, toc—saludo tocando la puerta, él levanta la cabeza y me sonríe—¿Cómo se adapta mi nuevo trabajador estrella?—digo mientras él se sonroja levemente.
—Recién puedo sentarme a revisar el papeleo, mis padres andaban algo histéricos sobre la pérdida de la mudanza e incluso fui a verte a tu despacho porque mi madre me obligó, pero Amanda dijo que lo estabas resolviendo y no quise incomodar. —admite y yo enarco una ceja.
Así que a mi despacho, ¿eh? Me gustaría averiguar qué hubiera pasado si él hubiera entrado a mi oficina y hubiera seguido con sus miraditas descaradas. Río para mis adentros y concuerdo con que hubiéramos terminado haciéndolo contra la pared o encima de la mesa y siento mi entrepierna humedecerse.
—No creo que llegaras a incomodarme, pero si lo hicieras prometo que te lo haré saber. —guiño un ojo y él sonríe pícaramente. Así que esto nos gusta a ambos ¿eh? Veamos cuanto aguantamos. —Siempre que tengas alguna pregunta, referente al trabajo—y sobre el sexo también, agrego en mi mente—solo estoy a unos pasos de ti. Nos vemos luego Wyatt, el deber me llama. —él me da otra sonrisa pícara y yo sigo mi camino al baño.
Orino y lavo mis manos, retoco mi labial rojo que se encuentra un poco borroso por morder mi labio y salgo arreglando los bucles en mi cabello.
En el camino de regreso observo a Wyatt suspirar mientras paso frente a su oficina y yo sonrío, llego a la puerta de mi oficina y Amanda me entrega mi café junto a un panquecillo, le agradezco y continúo mi primer día como la puta reina del castillo rojo.
***
Amarro mi cabello en una coleta mientras suspiro, el día ha acabado y fue terriblemente agotador. El coqueteo con Wyatt siguió y le dije a Amanda que si necesitaba que consiguiera a alguien para esta noche que solo me llamara, como de costumbre chilló y yo me carcajeé.
Voy en camino a la bodega en las afueras de la ciudad porque mi hermano dijo que algo sucedió y por supuesto que yo tenía que hacerme cargo. Silbo al ritmo de la canción que suena en la radio y tarareo las partes que me sé, para así hacer el camino más llevadero y en cuestión de minutos estoy entrando a la bodega mientras muevo mis caderas.
Matthew luce ansioso mientras Travis como de costumbre está callado. Enarco una ceja y hablo. —¿Que demonio sucede que me hicieron venir hasta acá?—Matthew suspira mientras deja de morder su uña, un asqueroso mal hábito debo acotar y Travis arrastra unas imágenes por la mesa.
Las tomo en mis manos observando como uno de nuestros barcos asignados para los envíos está quemado, paso a la siguiente imagen y observo de lejos una M en el medio de todo. En la siguiente foto noto que es un cuerpo el que forma la letra y en la última foto aparece escrito algo en ruso. En el pie de la foto aparece la traducción y dice: ¡sorpresa!
Suspiro y pregunto qué sucede. Travis habla mientras Matt sigue mordiendo su uña.
—Sabes lo que significa esto, Lee. Ellos han decidido regresar. —enfatiza la palabra ellos y yo vuelvo a suspirar.
Por supuesto que tendrían que volver, grandioso.
Holaaaaaa, espero que les haya gustado el primer capítulo. Puse mucho esfuerzo en él, pero fue divertido.
Planeo actualizar semanalmente, pero si en algún punto no lo hago, culpemos al internet. Ya saben cómo son las cosas, nos leemos luego.
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