Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 06: La propuesta.

Caleb.

Sábado, 17 de Marzo de 2018.


Había llegado recién al patético internado religioso al que me obligaba a llamarle: instituto. Con la canción «Mercury» de Ghostemane sonando al máximo por los auriculares que cargaba, y que me destrozaban los oídos en plena mañana. ¡Pero al carajo! ¡No tengo porqué escuchar lo que los demás me digan! ¡Todos estos imbéciles hijos de papi y mami son una bola de inútiles con los que no quiero tratar en mi puta y jodida vida!

Al entrar por las puertas metálicas dándoles un fuerte empujón con rudeza, quité de mi camino a varios de esos ricachones de un solo manotón y que estaban en medio; estorbando por dónde yo iba pasando, haciendo que el ruido que ocasionaban al chocar sus cuerpos contra los casilleros interrumpieran mi música. ¡Qué fastidio con ellos!

Lancé un par de miradas asesinas hacia toda esa gran bola de imbéciles en los pasillos. Intimidando a cada uno de ellos para que no me dirigiesen la palabra y recordarles quién era el matón en esta mierda. Por eso los frikis, los nerds y la mayoría de la gente que apoyaba la ridícula dictadura de Lisa Yukimura se alejaron atemorizados de mí porque sabían quién era yo. Era un nuevo estudiante, no hacía mucho que mis padres me habían inscrito acá porque tenían la "esperanza" de que éste colegio me cambiase. Pero me había hecho una reputación de la cual temer y respetar.

Y esas gran bolas de mierda no solo conocían mi nombre sino también mi reputación, porque un «Caleb Raeken» sonaba importante, pero un «el matón de todo el instituto, terror de los marginados y crush de las nenas», sonaba mucho mejor para alguien tan magnifico como yo.

Aquellos que no se salían de los común, y que por ende, consideraba inferiores a mí pero no presas, solo apartaron la mirada deseando no convertirse en mis nuevos objetivos. Y entonces, mientras que pasaba caminando junto a ellos, al final del pasillo, me encontré con mi víctima favorita guardando una pila de libros en su casillero: Jayden Cooper. El pequeño niñito indefenso de tres años menos que yo, y al que le había tomado cierto apego desde que noté que se sentía tan bien poner mi pie encima de su flacucho trasero y demostrarle que yo era quien tenía poder sobre él.

Lo odié demasiado desde que me metió en problemas con ese maldito monje aquella vez en la que llamaron a mis padres por su jodida culpa, pero lo empecé a detestar todavía más por su miserable apariencia. Pues su dulce cara de pequeña niña andrógina me sacaba de quicio y lo débil que era. Por eso cada que veía la oportunidad me lanzaba sobre él como un tigre.

Lo odiaba tanto.

Su estúpido pelo claro y liso de marica, sus pequeños y delicados ojos verdes que siempre miraban con puta inocencia. Su maldito cuerpo escuálido de enano delgaducho y su maldita vocecita de niña buena. ¡Como lo odiaba! ¡Odiaba cada una de las partes de Jayden Cooper y no me cansaría de detestarlo!

Por eso cuando me encaminé directo hacia él con el pecho bien erguido y una mirada fría golpeé la taquilla aún cuando al niño le quedaban un par de libros por guardar dentro, cerrándola de golpe y abollándola un poco quizás. Jayden dio un salto asustado en su sitio y miro al suelo, él ya sabía quién se hallaba frente suyo proyectando una autoritaria y enorme sombra.

Noté que se aferró al bolso que cargaba en sus hombros y que trataba de no flaquear, y yo solté una risita cuando vi que se intentaba hacerse el duro conmigo.

- Po... Por favor, déjame en paz...- Se atrevió a decirme la Zuricata de mierda con la mirada perdida en sus zapatos escolares, y sentí tanta rabia que me llenó el pecho que quise que su marica cara visitara el fondo de los inodoros-.

- ¿Desde cuándo tú me dices lo que yo tengo que hacer, eh, Zuricata de mierda?- Bufé, y con cierta brusquedad lo tomé del pelo con fuerzas y lo obligué a mirarme a la cara, y aunque hubiesen varias personas que veían la escena no me importaba un carajo. Ellos no me acusarían con la madre superiora porque también me temían-.

La Zuricata se quedó completamente callada; sin mirarme directo a los ojos, y yo estaba claro que él no podía hablarme porque lo estaba sujetando con muchas fuerzas del pelo y me temía demasiado. Pero si él no me decía nada... también resultaba aburrido torturarlo por diversión. Sin embargo, sentí una sensación extraña cuando escuché un sollozo que provino de parte de ese maricón. Y entonces me dí cuenta que él estaba llorando. Lo había quebrado finalmente, y estaba orgulloso de eso.

Las lágrimas caían con violencia por su andrógino rostro, y como para que yo no notase su llanto (lo que me pareció ridículo ya que evidentemente lo había visto), él bajó la cabeza y se dejó someter por mi. Pero era extraño... no se estaba sintiendo bien. No era tan satisfactorio como solía ser, y de eso me dí cuenta cuando de pronto la figura de Jayden empezó a cambiar drasticamente y se volvió más pequeña y frágil: como sí fuese un inofensivo niño.

En un abrir y cerrar de ojos su apariencia cambió de golpe, y el corazón me dio un vuelco cuando ya no era Jayden a quien le sostenía del pelo bruscamente... sino era a un delicado niño que lloriqueaba con violencia debajo de mi: ese era mi hermano gemelo, quien había muerto cuando yo era un niño.

- ¿Por qué me estás golpeando, hermanito...?- De pronto me dijo lentamente con una vocecita rota, levantando la cabeza y mostrándome quién era realmente-.

Me miró con tanto desespero y tristeza en sus fantasmales ojos; como aquella vez cuando no lo pude salvar en el río, y yo retrocedí violentamente ahogando un grito y apartándolo de mí sin pensar. Y todo repentinamente oscureció en ese momento, y me sentí caer a un vacío en el que solamente podía escuchar lo gritos que daba mientras caía en ese abismo liquido y profundo; como sí se tratase de las profundidades del océano.

Y entonces fue cuando finalmente desperté.

Tenía el cuerpo completamente sudado, y lágrimas en los ojos. El despertador destrozaba mis oídos despertándome de aquella pesadilla como siempre. Me gustaba que lo hiciera, pero estaba harto de él y de tener pesadillas con mi hermano muerto.

Me senté sobre la cama con el sudor en mi frente y en la pijama que traía puesta, e irritado por el sonido del despertador lo golpeé con fuerzas, tratando de romperlo, pero nunca se rompía.

Gran mierda.

«¿Por qué debía de levantarme tan temprano los fines de semana?», me pregunté y luego recordé que sí me levantaba tarde mi padre me molería a golpes por ser un vago. Tal y como ya lo había hecho antes.

Me levanté a desgana de la cama mirando lo desordenada que yacía mi habitación (con muchas cajas apiladas por todos lados, ya que recién me había mudado a esa casa con mis padres) y directamente, me desnudé para irme a duchar en el baño del pasillo.

Tras la ducha, me vestí rápidamente: con un suéter blanco, unos jeans negros y unos converse rojos. Después salí hacia la cocina para desayunar con mis padres urgentemente, mi estómago rugía cabreado por comida. Por eso enseguida que me senté en la mesa con papá y mamá me zampe una caja de cereales entera sin un carajo de modales.

Llevaba cucharadas enteras a mi boca, y masticaba con deleite cada porción del cereal de chocolate. Mientras, mis padres estaban frente mío sin decirme ni una palabra, hablando entre ellos con unos papeles encima de la mesa. Supongo que hablaban sobre alguna deuda, la casa, o la iglesia. No lo sabía porque estaban susurrando, y tampoco me importaba un coño. Yo solo salí para comer.

- Buenos días, Caleb- Carraspeó mi madre con firmeza en su tono, y yo levanté la mirada mientras masticaba-.

- Buennos duiaaas- Le respondí también, y noté cierto desagrado en su rostro al verme hablar con comida en la boca-.

- Caleb- Me llamó mi padre con mayor firmeza, y me giré hacia él con el corazón latiendome fuertemente-. Tenemos que hablar ahora mismo.

Papá me estaba mirando con tanta fijeza y dureza. Su rostro se veía ensombrecido y distante. Era la misma cara que me daba antes de golpearme con su puño en el rostro cuando hacía algo que ellos consideraban "malo", y por eso me sentí incómodo al seguir comiendo con confianza y me encogí sobre la silla.

¿Por qué me estaba sintiendo asustado otra vez por mi padre?

- ¿Qué... Qué sucede, señor?- Hablé con un tono casi inaudible, intentando tragar el cereal que se me había quedado en la garganta por la fría mirada de papá-.

Él se ajustó sus lentes, y sostuvo entre sus manos la pequeña pila de hojas de las que mamá y él tanto hablaban en secreto.

- No creo que sea el momento de decírselo, Robert....- Mamá interfirió con un tono más suave que papá, pero él la miró con desaprobación-.

- Caleb ya es un hombre, mujer- Dijo él, y noté cómo crispó una mano en un puño y la puso sobre la mesa-. Nos han estado llamando del instituto Ave María, tus calificaciones están pésimas. Te metes en problemas. No te sabes comportar. Ni mucho menos asistes a la misa con nosotros para que tus pecados sean borrados...- agregó, y tiró sobre la mesa las hojas con desagrado y yo me mordí el labio-.

- Lo intento...- Titubeé al hablar, y desvié la mirada un poco de los ojos de papá porque simplemente no quería seguir mirándolo con fijeza, o él podría levantarse y golpearme-. De verdad doy lo mejor de mi...

No estaba mintiendo. Me estaba esforzando en hacer que ellos me quisieran un poco más...

Mamá bajó la cabeza y la meneó con desaprobación a mis palabras, diciendo:

- No creo que te estés esforzando...

- Y ya no es necesario que lo haga- Continuó mi padre sin tacto alguno en sus palabras-. Eres irremediable, Caleb. Una una aberración que ya no podemos seguir manteniendo bajo nuestro sagrado techo.

- ¿Por qué dices eso, papá?- Le respondí al instante con un tinte temeroso en mi voz, y también dolido-. Yo... yo de verdad me estoy esforzando, ¿por qué me llamas así?

- Porque ya no te puedo aguantar- Contestó, y golpeó la mesa fuertemente y yo casi temblé sobre la silla-. ¡Eres una maldita aberración, y no eres como tu hermano Cole! ¡Eso es lo que pasa!

Un nudo se formó en mi garganta, y con la misma impotencia y tristeza de que siempre me estuvieran comparando con él, le grité:

- ¡Ya te he dicho muchas veces que yo no soy Cole, y que de verdad lamento lo que pasó ese día en el río!

- ¡Tú debiste de haber muerto ese día en el río y no él!- Me gritó, y se levantó de su silla bruscamente tirándola sobre el suelo-. ¡Ya estoy harto de que no seas como él!

Entonces, las lágrimas me invadieron los ojos. La respiración se me aceleró, y escuché a mamá decirme:

- A finales de este mes te enviaremos a un internado militar.

Todo quedó en un completo silencio. Hasta que rompí a llorar, y no pude seguir conteniendome y solo exploté de frustración.

- ¡¿Cómo pueden hacerme esta mierda?!- Solté con tanta rabia e impotencia que no me importó un carajo-. ¡Soy su único y maldito hijo...!

- ¡Cierra la boca!- Gruñó papá, y antes de que me hubiera podido dar cuenta se abalanzó sobre mi para tomarme de los cabellos bruscamente y darme una fuerte bofetada con su gruesa mano que me tiró al suelo con la silla y me rompió la boca-. ¡Te irás al internado y no dirás ni una sola palabra!

Ahogué un llanto y me quedé allí tirado sobre el suelo; sintiendo dolor en mis labios sangrantes. Cubriéndome la cara con las manos, y esperando a que mi padre me cayera a patadas.

Y justo en ese momento, pensé:

«¿Por qué no fui yo el que murió ese día en el río?»



Jayden.



- ¿Crees que este brasier me sienta bien?- Me preguntó Malia como por milésima vez, mientras que se miraba en el espejo del probador con un brasier y una braga que la hacían ver muy atractiva-.

Me avergonzaba tener que mirarla en ropa interior, y por eso desviaba la mirada de su moreno cuerpo constantemente mientras que continuaba sentado en la silla baja del probador, junto a los tres paneles del espejo. Malia por su lado jugaba con sus senos y se miraba el trasero.

- ¿Me veo muy inocente o muy puta?- Cuestionó, acomodándose un seno en el brasier con mucha confianza frente a mi-.

- ¿A caso eso importa?- Musité, y mire directo hacia mis zapatos con timidez-. Es solo ropa interior y no se la mostrarás a nadie...

- Te la estoy mostrando a ti, enano- Respondió sin mucha pena, y mis mejillas se ruborizaron-. Necesito verme bonita para la ocasión, por algo te pedí que vinieras conmigo.

Me encontraba bastante apenado, pero había sido mi culpa al aceptar acompañar a Malia a comprar ropa interior femenina en el centro comercial. Bueno, no tenía nada que hacer hoy y a decir verdad me emocioné cuando Malia me llamó y me invitó a salir. Nunca antes había salido con un amigo.

- ¿Para qué "ocasión" exactamente es tu ropa interior...?- Pregunté finalmente la duda que me carcomía-.

- ¿De verdad quieres saber?- Dijo con una sonrisita en sus labios de manera misteriosa, y yo asentí con la cabeza con cierta inseguridad-. ¡Eres un pervertido!

- ¡¿Qué?!- Exclamé apenado, y ella ahogó una carcajada-.

- Es solo porque me quiero ver bonita en ropa interior- Contestó sin parar de reír, y yo hundí mi cara de vergüenza entre mis piernas-. No hay que buscarle un porqué a todo, ¡qué adorable eres, Jayden!



***



Después de tantas horas en las que Malia estuvo probándose demasiada ropa interior y que al final no comprase nada. Nos fuimos a pasar un agradable rato a Mcdonalds, o como Malia le llamaba: McIncomible. Por la chatarra que vendían allí, yo era un cliente constante del sitio, pero Malia lo detestaba. Igualmente, quiso ir al lugar porque yo lo sugerí.

Se sentía tan bien tener amigos, pero extrañaba a Cody.

Cuando acabe la mitad de mi hamburguesa salimos del restaurante, y nos dirigimos a casa después de tanta caminata en el centro comercial. De camino íbamos platicando sobre temas triviales, conociéndonos más. Malia era bastante divertida, y muy alocada. Cuando estábamos todavía en la tienda de ropa interior femenina me reto a que me robara unas pantaletas, y que a cambio ella me compraría un helado.

¿Y adivinen quién se estaba comiendo un helado de vainilla en estos momentos?

- No puedo creer que de verdad hayas tenido las pelotas de robarte unas pantaletas- Dijo la morena ahogando carcajadas, mientras que caminábamos por la acera de camino a nuestras casas-.

Volví a sentir cómo las mejillas se me coloraban, y después de darle una tímida lamida a mi helado, murmuré:

- Dijiste que si no lo hacía sería una gallina...

- Y sí que no lo eres, Jayden Cooper- Aceptó, y me rodeó de los hombros con un brazo, diciendo-: Ahora sí puedes pertenecer a la rebelión que estoy formando con Cody para destruir el instituto, pensé que eras solo un niñito pero sí que tienes las bolas para ser un gran cómplice.

- ¿Entonces ya soy parte de la causa?- Cuestioné con asombro y un brillo en mis ojos, mirando a Malia desde abajo ya que ella era bastante alta a comparación de mi-.

- Sipi- Me confirmó, y yo me sentí muy feliz al pensar que tenía amigos y que empezaría a hacer travesuras con ellos-.

Ambos largamos carcajadas y entramos al parque que estaba frente a mi edificio, yo continuaría derecho, y Malia doblaría en la esquina para tomar un taxi hacia su casa. No sabía dónde vivía, se lo pregunté un par de veces y nunca me respondió. Ella algunas veces era tan extraña y... misteriosa.

- Me pregunto cómo estará Cody...- Mencioné mientras que pasábamos por la fuente de agua de la plaza-. No ha ido al instituto desde... lo que pasó...- Recordé entonces el rostro de ese rubio agresor y el estómago se me revolvió-.

Había estado pensando mucho en sí decirle a Malia la verdad o no sobre Caleb, pero a fin de cuentas no decía nada. Tenía miedo de que ella se burlase de mi y dijera que soy un cobarde por no plantarle cara como se debe, y no quería eso. También, se lo quería revelar a mi madre, pero ella ya no estaba enfadada conmigo y no quería arruinar la paz entre nosotros.

«Eres un cobarde», me susurró mi subconsciente, y por un momento sentí que me volvía a hundir entre todas mis inseguridades.

- También he estado pensando en él...- Dijo Malia pensativamente, mientras que miraba hacia el cielo sin nubes y la brisa que hacia mover las dos trenzas que cargaba-. Le envié un mensaje ayer por Facebook, y le pase nuestros números por sí gustaba en llamarnos sí tenía algo.

- ¿Y qué te dijo él

- Solo me dejó en visto.

Caminamos por el parque en un pequeño momento en silencio en el que yo pensaba qué le había ocurrido a Cody, y entonces cuando menos me lo esperé vi una enorme sombra voluminosa detrás de mi y que el cono de halado casi se me resbaló de los dedos cuando escuché la gruesa voz de esa figura que conocía perfectamente, susurrándome al oído:

- ¿Cómo ha estado mi Zuricata favorita?

Su presencia casi logró que me estremeciera, y sentí que estuve a punto de correr despavorido por todo el parque. Luego, recordé que estaba con Malia, y tuve que fingir naturalidad y girarme con una falsa sonrisa.

- Hola, Ca... Caleb- Contesté casi de manera forzada, y Malia nos miró a los dos de manera extraña; como si analizara la situación-.

¿A caso ya sabía que ese rubio abusaba de mi?

- Ah, ya se lo que pasa aquí...- Interfirió la morena que yacía parada junto a mí con una mano en el mentón analizándonos detalladamente, y noté que Caleb me miró con ojos enormes. Advirtiéndome quizás, que me molería a golpes sí decía la verdad-.

Oh, no.

- ¡De verdad somos mejores amigos!- Solté al instante-.

- ¡Son novios!- Exclamó ella-.

No supe lo que pasó en ese momento, y los tres nos quedamos con caras pálidas mirándonos fijamente.

Dios mío.

La sonrisa en el rostro de Caleb se veía tan forzada, que pude sentir que quería abalanzarse sobre mi y molerme a golpes. Tenía ganas de huir y de correr, pero me sentí atrapado en una jaula cuando de pronto él dio un paso hacia mi y me pegó contra su cuerpo en un extraño abrazo fraternal que me dejó estático.

Olía a perfume de hombre, y me sentí muy pequeño tan cerca de él. Mi cabeza estaba entre su pecho, y podía sentir como su corazón latía extrañamente con mucha violencia. Malia nos miró como si estuviese impactada, y Caleb enseguida le contestó:

- No queremos que nadie sepa lo de nosotros...

El corazón me dio un vuelco, más por miedo que de otra cosa. Y Malia le creyó la mentira (la morena estaba saltando de felicidad por nosotros y hablando rápidamente de muchas cosas que no me importaban), ya que Caleb me estaba apretando fuertemente la cintura: obligándome a continuar con esa farsa.

Y entonces, fue así que Malia me dejó solo con el matón del Ave María, creyendo que estaba sobrando porque eramos novios.

Por eso cuando enseguida la morena dobló por la esquina y nos perdió de vista, el enorme rubio me empujó fuera de sí y en vez de tomarme de la cintura me sujetó del pelo con fuerzas y me arrastró hacia detrás de un arbusto mientras que yo le suplicaba que me dejara y él escupía maldiciones.

- ¡Pedazo de basura! ¡Mira en la mierda que me haz metido por toda tu maldita culpa de no mentir bien!- Gruñó, y me empujó con fuerzas contra un árbol, provocando que yo ahogara un grito y que casi se me cayera el helado-.

- ¿Cu... Cuál es tu problema conmigo?- Le hablé con la voz en un hilo, desviando la mirada de sus ojos enseguida que él se acercó a mi y me acorraló contra el tronco como sí él fuera un depredador-.

Empecé a temblar, y mientras que él tenía sus fuertes brazos alrededor de mi se acercó todavía más a mi rostro: como sí quisiera ver a través de mis ojos. Intimidandome, cosa que había logrado con facilidad.

- Te odio- Murmuró con seriedad-. Te desprecio, pedazo de mierda.

Sentí un dolor agudo en el pecho, y que unas lágrimas aparecieron en mis ojos. ¿Por qué él me odiaba tanto? ¿Por qué no dejaba de molestarme y golpearme una y otra vez?

- Y para que sepas yo jamás estaría con un maricón como tú.

- Que te jodan- Respondí, sin parar de temblar sobre mis pies y tratando de mantener la mirada fija en la suya para demostrarle que no le temía-.

- ¡Oh, vaya! ¿Volverás a desafiarme? Ambos sabemos quién tiene el mando aquí, Zuricata de mierda.

- Tú no tienes el control sobre mi...- Susurré mirándolo, y él en ese momento me arrebató con brusquedad el helado de mis manos y con la rodilla me dio un fuerte golpe en el estómago que me tiró de rodillas sobre el césped y me sacó el aire-.

El aire se me fue por completo en ese momento y estuve a punto de vomitar. Entonces, una lágrima solitaria me cayó por la mejilla y levanté la cabeza para ver a mi agresor; quien yacía bien erguido frente a mi mirándome con mucho narcisismo.

- ¿Y cómo es que te puedo quitar lo que yo quiera cuando quiera, y tú no harás nada al respecto, eh?- Contestó levantando ambas cejas con arrogancia, y empezando a comerse frente a mi el helado que yo me había ganado-. No eres más que una pequeña cucaracha de alcantarilla.

- Te he hecho todas las tareas, y te he regalado mi desayuno en toda esta semana. ¿Qué más quieres de mi, Caleb?- Solté, rompiéndome finalmente sin poder parar de llorar frente a él-.

- Nada- Reveló con una cínica sonrisa-, solo sé que puedo hacer esto...- Dijo, y entonces me escupió descaradamente en la cara y yo me quedé paralizado sobre el suelo, sintiendo como su saliva caliente y espesa descendía por mi mejilla-. Y tú no harás absolutamente nada. ¿No lo entiendes? Yo soy mejor, y tu peor. Yo estoy bien y tu mal. Soy perfecto, y tu eres despreciable. ¿Entiendes la enorme diferencia entre nosotros, Zuricata?

Apreté el césped debajo de mis dedos, y me sentí en ese momento tan impotente de no poder hacer nada. Solo pude bajar la cabeza, y ocultarle mis lágrimas.

- ¿Sabes? He tenido un mal día- Lo escuché decirme-, pero gracias a ti, y a este rico helado me siento mucho mejor. ¡Gracias, Zuricata!

Las palabras no podían salir de mis labios, y solo me quedé allí de rodillas sin decirle ni una palabra. Sin embargo, cuando vi a su enorme sombra alejándose lentamente y entendí que se había ido: rompí a llorar con tantas fuerzas, sintiéndome seguro de que lo odiaba.

Odiaba tanto a Caleb Raeken que sí tuviese la oportunidad de vengarme, lo hiciera sin dudar.

Y quizás, fue por mi odio y mis ganas de sed de venganza que pasó. Pero recibí una llamada repentinamente que provenía del celular entre mis pantalones, y cuando le contesté a ese número desconocido escuché enseguida del otro lado de la linea una muy seria voz de Cody decirme:

- ¿Qué te parece si nos vengamos de Caleb Raeken? Tengo el plan perfecto para hacer que se retuerza en su miseria y se arrepienta de habernos conocido...






----------------------------------------------------------

¡Hola gente linda de Internet! Wow, no puedo creer que después de tanto tiempo haya actualizado, de verdad, estoy sin palabras al igual que ustedes. No pregunten cómo pasó SOLO GOZENLO, todavía tengo problemas, ya que no tengo una laptop, pero aquí les traje este regalito navideño con mucho cariño y espero que les guste. Con esto, anuncio un poco mi regreso a Wattpad, y que probablemente tengan más actualizaciones, pero no prometo nada. No estoy pasando por una situación cómoda en estos momentos de mi vida, pero trataré de culminar con esta historia como les prometí que haría. Solo denme tiempo, y apoyo. Es todo, los quiero muchísimo por esperarme y llegar hasta aquí. 

¡EL PRÓXIMO CAPÍTULO ESTARÁ PICANTE!

Los leo. <3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro