Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

♥️

Fue un 16 de marzo cuando te conocí, estaba sentado en una banca cercana a una guardería. El parque estaba cerca y habían varias bancas cercanas a esa zona para los transeúntes. Mi pierna estaba lastimada con una raspadura, en ese entonces todavía andaba en patineta y no era tan bueno en eso; me caí de mi transporte y el mismo se rompió. Estaba cansado y lejos de casa, pero sobretodo, estaba solo; no conocía a nadie cercano a esta zona y no traía dinero para tomar el autobús. Hasta que recuperara mis fuerzas, miraba el cielo gris que amenazaba con llover.

Te sentaste en el puesto al lado de mí. Sonreíste y saludaste. Tu voz era como un cántico angelical y tu reconfortante presencia logró hacer que bajara mis defensas. Hablamos un rato, me pediste que esperara ahí y te fuiste, cerré los ojos sin esperar realmente tu regreso pero cuando te escuché regresar quedé atónito. Trajiste unas gazas y algo para desinfectar mi herida, trataste mi herida y hablamos un poco más.

Amabilidad e inteligencia, es como te describí en ese entonces. Me cautivaste en nuestra primera interacción e intercambiamos números telefónicos. Cuando me di cuenta, el cielo estaba teñido de un hermoso color magenta indicando el atardecer; recuerdo que dijiste que para tus ojos, el cielo se tornó rosado, y así lo vi yo también mientras hablabas con entusiasmo sobre la noche lluviosa y lo mucho que te gustaba a pesar de amar el los atardeceres.

¿Así es el amor?

Curiosa y atrevida, es como te escribí cuando los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses. Sin darme cuenta pasamos varios años de amistad, tu actitud impredecible y fisgona siempre me sacaron una sonrisa; mi vida gris había sido teñida de tu color, el color de esa blusa tan tuya, un hermoso color rosa.

Recuerdo bien estar huyendo de varios locales, bien sea porqué rompimos algo y me arrastraste para que no terminara pagando los daños o bien sea porqué habíamos buscado pelea contra alguien y preferíamos huir que terminar mal heridos. Mi hermana me advertía de que no eras nada bueno para mí, pero no la escuché.

A veces me coqueteabas, o eso creo, siempre fuiste rara de tratar con tus comentarios. Parecía tener doble sentido cada frase en la que me miraras con unos ojos más pequeños y de alguna forma cautivadora que solo amplificaba más el efecto de tu voz dulce. Nunca te guardaste nada de lo que creías de mí, incluso si a veces eras muy brusca con tus palabras.

Insensible, sí, también te recuerdo así. Más recientemente, de hecho. Aunque acaramelabas tus palabras y acciones, una frialdad camuflada con bromas era lo que obtenía al hablar más contigo. ¿En qué momento empezamos a robar?

Me decías que disfrutara la adrenalina de huir, y yo te creí. Pensé que era lo mejor, nunca quise irme de tu lado al fin de cuentas. Me hiciste probar cosas nuevas; aunque a veces desconfiaba de ti, al mirar tus ojos me perdía y aceptaba lo que me indicabas.

¿Así era el amor?

El sabor del cigarrillo nunca fue de mi agrado, ni ninguno de los licores que me hiciste probar; pero te veías tan feliz cuando compartíamos ese momento, no me importaba sentirme asfixiado horas después. Tu sonrisa valía todo, no podía alejarme de esta hermosa nube rosa en dónde estaba.

¿Qué hice para qué me dejaras, mi amada? De un día para otro fui a tu casa y me dijeron que te habías ido junto a un chico en un Mercedes-Benz Kompressor. ¿Y ahora qué debía hacer?

El cielo gris volveó a ser notorio, todo perdió el color en en preciso momento que supe que partiste. Tuve la esperanza por meses de verte regresar, pensé que tal vez si iba y hacía las cosas que compartimos podría volver a verte.

Botella tras botella, cigarrillo tras cigarrillo, bar tras bar, robo tras robo. Las calles y plazas por donde paseabamos se siente tan solos sin ti, se siente tan impropio. Solo quiero volver a tenerte a mi lado y sentir la emoción al hacer la más mínima cosa.

Me siento un cadáver, cada instante que paso me siento más débil. Recuerdo tu sonrisa y mi cuerpo tiembla, las lágrimas salen lentas y amargas de mis ojos y ruedan por mis mejillas.

Un cigarrillo más, un trago más. Tal vez pueda sentir esa tristeza disminuir, como siempre decías: "Un poco de nicotina y un poco de alcohol harán que te sientas mejor".

Los meses pasaron, mi cuerpo cada vez me hacía sentir menos mío y empecé a despertar en lugares diferentes con personas diferentes, buscándote. Necesitaba más para, por lo menos, sentir un poco de ti. Mi hermana me trató de llevar a rehabilitación pero nunca llegué con ella, solo quería ayudarme.

¿Alguien me amó?

La desesperación me invadió mientras bebía, mi vista se puso borrosa de tanto tomar pero aún seguía. El mundo se volvió ruidoso y al mismo tiempo el sonido desapareció, cerré mis ojos y pude sentir un sonido de algo romperse antes de perder la conciencia.

Mi cuerpo estaba horrible en esa caja, el traje formal no me queda bien. Morí por un coma etílico. Según lo que escuché me caí del taburete donde me había sentado las últimas 5 horas, golpeé mi cabeza contra el suelo y eso llevó a un derrame cerebral por hemorragia interna.

Vi muchos rostros conocidos en mi velorio, mi hermana lloraba desconsoladamente en la tapa de mi ataúd por mi ida. ¿Debí haberme despedido antes de salir? Ya es muy tarde para pensarlo, no hay algo que pueda hacer.

Esperé en mi tumba, esperé verte. ¿Cuánto tiempo pasó antes de que decidiera salir a buscarte? Un año, probablemente, así lo dijo mi hermana. Deambulé por la noche, como un alma perdida tratando de encontrarte.

Ahora que te veo, me destrozo en mil fragmentos. Estás feliz en brazos de otro, cuidas a un niño, espero no sea tu hijo, deseo que así no sea. ¿Por qué me hiciste esto? Me muevo adentro de tu casa y encuentro cartas debajo del sofá. Mi hermana te comunicó todo desde que partiste pero nunca fuiste a verme.

La ansiedad y negación me invadieron, floté hacia mi casa y busqué en toda la casa. Mi hermana tenía dos cartas tuyas escondidas. Me destrocé al leerlas. El diario de mi hermana también aclararó mis dudas de su silencio.

Mi hermana me quería proteger y cuidar, incluso si debía haber sido al revés siendo ella menor a mí. Dijiste que nunca te importé, te aprovechaste de mí y cuándo te aburriste tomaste las maletas y te fuiste con tu verdadero novio. Ya tenías una familia, solo querías un juguete y yo fui perfecto.

Ahora me doy cuenta que alguien me amó, realmente me amó. Pero me di cuenta muy tarde de eso.

Odio como me utilizaste, odio como me desviaste, odio como me sonreíste, odio tus palabras falsas, odio tus promesas vacías, odio tus ojos hipnotizantes, odio cada pequeña cosa que me hiciste. Me odio por tu culpa. Te odio, y desearía podertelo decir a la cara.

Pero los muertos no hablan.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro