XII
Elizabeth se encontraba acostada, habían pasado unas cuantas horas después de haber ido al Reino Demoníaco, fue algo sorprendente pisar esas tierras, toda esa adrenalina aún se encontraba en su cuerpo.
Cuando supo que la misión comenzaría no pudo sentirse más nerviosa y ansiosa, tenía miedo, pero debía hacerlo.
Se levantó de la cama y salió de la habitación, yendo directamente a la sala de juntas del castillo. Al llegar, suspiro, era un suspiro lleno de nervios y hasta cierto punto de miedo.
Dió un último suspiro y entro, en la habitación se encontraba la mesa redonda de madera, a su alrededor se encontraban su padre, las tres doncellas, Ludociel y Gowther.
- Bien, ya que llegó la princesa, comencemos —dijo Ludociel con una expresión tranquila.
- Elizabeth, dinos lo que viste, no pierdas ningún detalle —dijo Gowther sonriendo cálidamente.
Esa sonrisa le dolía, ella sabía perfectamente que esa sonrisa solo denotaba preocupación; porque Gowther era como el hermano mayor de Elizabeth, desde niños se conocían y desde niños esa amistad y amor existió en ambos. Cuando Gowther escucho que Elizabeth era voluntaria para el plan no dijo nada, pero después la regaño e hizo todo lo posible porque Elizabeth dejara el plan, al final de cuentas ella y Nadja eran lo único que le quedaba.
- Bueno, pude ver al Rey —dijo con algo de nervios, todos quedaron sorprendidos y esque la princesa no había dicho ni una sola palabra cuando llego a Liones. Simplemente se fue a su habitación a pensar acerca de todo, del plan, del reino, de la princesa Gelda.
- ¿Qué? —preguntó Elaine.
- Bueno, cuando llegue a la plaza había mucha gente, comencé a escuchar que el Rey daría un anunciado, así que me quedé ahí, también conocí a la princesa del clan de los vampiros —dijo la chica mirando a todos, recordando aquella mujer que la ayudo.
- ¿Gelda? —preguntó Ludociel.
- Si —contesto la princesa, sorprendida pues ella no sabía que existía una princesa del clan de los vampiros.
- No sabía que ese clan tenía una princesa —dijo Diane con la mano en su mentón.
- Ella dijo que era solo para aparentar que había una buena relación con ellos, deberían escucharla, vivir ahí es un infierno —dijo Elizabeth al recordar todo ello.
- Espera, ¿Hablaste con ella?, ¿Más tiempo? —preguntó Gowther.
- Si, pase todo el rato con ella —dijo Elizabeth.
- ¿Qué fue lo que dijo el Rey? —preguntó Merlín, Baltra escuchaba en silencio.
- Que... solo dijo que los caballeros oscuros llegarán en 2 días, además dijo algo de que el Reino obtendrá el poder que siempre debió poseer —dijo recordando aquellas palabras y esa emoción con la que lo decía además de aquella sensación que tenía al estar parada justo enfrente de ese hombre.
- Ese bastardo —dijo Ludociel, con rabia.
- ¿Cuál es el plan? —preguntó Baltra, por primera vez en toda aquella charla.
- Pues será muy sencillo ejecutarlo, tenemos nuestro pase de entrada hacia el castillo —dijo Gowther.
- ¿Quién? —preguntó Elizabeth desconcertada.
- La princesa —dijo Merlín.
- Exacto, debemos atraerla afuera del Reino, cuando estemos cerca le haremos una ilusión, una en la cual Elizabeth será un familiar, así podrás entrar a esa fiesta sin preocupaciones, ella es la clave —dijo Gowther.
- Además aún tenemos 2 días para saber más acerca de cómo se llevará a cabo aquella celebración —dijo Elaine.
- Si, pero Elizabeth, debes saber que las ilusiones son muy difíciles de ejecutar, debes ser muy rápida para conseguir información y también debes ser cuidadosa, si hay algo mal contigo, todos ahí lo sabrán —dijo Gowther.
- Lo seré, confíen en mí —dijo Elizabeth.
Después de un rato, hablando de más temas, salieron, cada quien se dirigió a sus habitaciones. Elizabeth estaba cansada, todo esto la estresaba y robaba mucha energía. Al llegar a su habitación, entro al baño y se metió en la tina con el agua caliente, que poco a poco relajaba sus músculos.
Tenía que ser fuerte en esta misión, ahí adentro vería a muchos demonios y sobre todo a los príncipes; esa idea la ponía nerviosa, no podía dejar salir su odio porque si lo hacía, ella moriría.
Después de mucho tiempo, salió con una bata, comenzó a ponerse su ropa de dormir. Antes de acostarse, tocaron a la puerta.
Ella camino hacia ella y la abrió, ahí se encontraba Mael.
- Perdón si te desperté —dijo con una sonrisa.
- Apenas iba a dormir —dijo la chica sonriendo.
- Venía a despedirme, iré a Estigma mientras mi hermano está aquí, suerte en tu misión y no hagas nada estúpido —dijo el chico con una sonrisa.
- Debería decir eso yo —dijo la chica riendo — Ve con cuidado y gracias.
Ambos se sonrieron, Mael camino para después Elizabeth cerrar la puerta y acostarse para por fin dormir.
2 días después.
Elizabeth estaba viéndose en el espejo, estaba nerviosa, hoy era el día, hoy era el gran día.
Lo dos días anteriores se encontraba nerviosa pues al entrar a ese Reino todo podía pasar, ya no volvió a hablar con la princesa aunque la viera de lejos, solo iba un par de horas, obtenía información y luego se iba.
Aunque más que información acerca de la celebración, veía la pobreza de ese Reino, cosa que le dolía en el alma.
- ¿Lista? —preguntó Gowther quien la miraba sentado en la cama.
- Claro —dijo la chica con una sonrisa decidida. Gowther se levantó y camino hacia ella, al estar frente a frente la abrazo.
- No hagas ninguna estupidez y si algo comienza a ir mal saldrás de ahí inmediatamente —dijo con voz preocupada y abrazándola más fuerte.
- Lo haré, es una promesa —dijo la albina abrazándolo también con fuerza.
Ambos salieron del lugar caminando, debía ser rápida, en esos dos días había podido ver las interacciones que tenía Gelda por lo que sabía a dónde iría. Al salir vio a su madre, está le sonrió, Elizabeth le sonrió de vuelta.
Elizabeth sabía que su madre pocas veces hablaba, ella era muy callada y gracias a ello podia descifrar cada expresión en su rostro y la que tenía ahora era de: ¡Lo lograrás!.
Salió del lugar con un caballo, junto a Gowther y Merlín. Llegaron a un bosque que se encontraba a unos cuantos metros del objetivo.
- Esto es muy arriesgado, debes de tener mucho cuidado de no llamar la atención, no hasta que veas a Gelda, ¿Entendido? —preguntó Gowther.
- Entendido —dijo, colocándose una capa color negro y sujetando su cabello en una coleta de lado.
- Nosotros esperaremos aquí —dijo Merlín.
Elizabeth comenzó a correr dirigiéndose al lugar donde debía ir, sin embargo está vez debía ir de otra forma, dando más suspenso a la situación.
Llegó al Reino y comenzó a caminar hacia la plaza, llevaba la capa tapando su cara, no había tanta gente en la calle y la que había estaba muy apurada seguramente en llevar las cosas para la celebración.
En esos dos días aprendió mucho acerca de la princesa, además supo acerca de esa fiesta, en la que solo asistirían las personas más importantes del reino y claro todas debían entrar con invitación, por lo que si, necesitaban a Gelda.
Los minutos pasaron y llegó al lugar que quería, la librería.
Era un lugar grande, los dos días anteriores, Gelda siempre iba ahí a la misma hora y siempre tardo lo mismo, se quedó sentada en una banca daba enfrente de aquel lugar, la princesa está nerviosa, ¿Qué pasaba si ella no llegaba?, eso era una posibilidad pues hoy era la mentada fiesta, pero sería en la noche así que había la posibilidad de que viniera.
Si no lo hacía, debían pasar al plan B y eso no la ponía tranquila. Pasaron unos cuantos minutos y efectivamente Gelda llegó al lugar, entro en el edificio por lo que la albina también entro, el edifico era viejo y tenía dos pisos. La vampiro camino hacia el segundo piso, Elizabeth hizo lo mismo.
La chica de cabellos rubios caminaba por las estanterías, buscando un libro que le agradará, por otro lado, la princesa de Liones caminaba hacia esa misma estantería pero del otro lado.
La vampiro se detuvo al ver un libro que le llamo la atención así que decido tomarlo, al hacerlo, vio sorprendida esos ojos azules que la miraban.
"No puede ser, ella... Es la princesa de Liones, ¿Qué hace aquí?", se preguntaba Gelda, estaba desconcertada, confundida, sorprendida.
La albina le sonrió de lado y comenzó a caminar hacia las escaleras, Gelda la seguía con la mirada. Si esa chica era atrapada... No quería pensar en lo que pasaría, comenzó a caminar tranquilamente pero con los nervios a mil, vio que la mujer salió de la librería por lo que Gelda hizo lo mismo, Elizabeth caminaba rápido, por lo que Gelda hizo lo mismo, no podía llamar a un guardia porque eso sería asesinar a esa mujer y ella ya no quería más muerte, además le daba demasiada curiosidad como es que esa mujer había entrado tan tranquilamente en el Reino Demoníaco.
La siguió hasta las afueras del Reino, con algunas mirada de parte de los aldeanos que caminaban por ahí.
- ¡Hey! —gritó Gelda, pero no recibió respuesta. Elizabeth caminaba está vez, Gelda se quedó detrás de ella.
- Princesa —dijo de nuevo, pero de nuevo no recibió respuesta.
Se alejaron muy pocos metros a un bosque, Gelda sabía que estaba en problemas, se estaba regañando mentalmente. Era estúpida.
¿Quién en su sano juicio seguía a una persona del bando contrario?, tenía la respuesta: Ella.
La rubia se comenzó a ser mil historias en su cabeza y comenzó a hacer muchos planes de escape.
Sin embargo, sentía que esa princesa no le haría daño o al menos eso quería creer.
- Bien, ¿Hablaras? —preguntó de nuevo, está vez Elizabeth se quitó la capa y la miro.
Gelda estaba sorprendida, ella había sido quien había asesinado a un mandamiento, pero... No se veía fuerte, entonces ¿Cómo?.
- Lo siento mucho, princesa —dijo con voz calmada. Gelda alzó una ceja y pretendió hablar, pero no pudo hacerlo.
Lo último que sintió fue un choque eléctrico en su cabeza, a la mente de la rubia llegaron recuerdos de ella y una joven de cabellos rubios y largos, en esos recuerdos se veía una vida entera con esa chica a la cual llamaba prima.
Elizabeth veía, como Gowther tenía sus dos manos al costado de la cabeza de la chica y de sus palmas salían rayos rosas, mientras le susurraba cosas al oído.
Merlín también veía, vigilando que nadie las había seguido, después de unos cuantos minutos Gowther recostó a la chica en el suelo, su trabajo había terminando.
- ¿Estás seguro que funcionará? —dijo la pelinegra mirando al chico delgado que se encontraba de rodillas mirando a la chica rubia.
- Créeme funcionará, nadie sospechara y si lo hacen Gelda sabrá que hacer, además la ilusión también caerá en todos ahí adentro —dijo dando un último suspiro — Bien, ahora es tu turno.
Dicho esto, Merlín puso la ilusión sobre Elizabeth, le cambio el rostro, el cuerpo, absolutamente todo.
- Me sorprendes mucho Merlín —dijo Gowther viendo a Elizabeth, aunque no fuera ella totalmente.
- Bueno, me costó mucho que estás ilusiones fueran duraderas y así de perfectas —dijo la chica. Gelda comenzó a moverse.
- Bien, estaremos aquí, te estaremos vigilando desde las copas de los árboles del lado del castillo, cuando sea el término de la misión Elaine estará aquí esperando, sabes que hacer —dijo Gowther.
Elizabeth asintió. Ambos chicos corrieron para alejarse del lugar y Gelda no los viera. La chica se tallo los ojos y se sentó.
- Despertaste prima —dijo Elizabeth, sinceramente estaba muriendo de los nervios, pero trato de que su voz saliera bien.
- Lo siento por quedar dormida Annis, no volverá a pasar —dijo dándole una sonrisa y levantándose.
- Igual a cuando éramos niñas —dijo con una sonrisa, Gowther le dijo que debía hablar con ella como si se conocieran toda la vida, como cuando hablaba con él o Merlín.
- Debemos apresurarnos —dijo la rubia caminando hacia el Reino. Una vez dentro caminaron hacia el carruaje de la princesa que se encontraba a unos metros de la librería a la que habían entrado momentos antes.
- Al castillo —dijo Gelda con una sonrisa, el chófer del carruaje miro a Elizabeth y le sonrió.
- Por supuesto señoritas —dijo el hombre, después de que Elizabeth subiera, el hombre dió la orden para que los caballos comenzarán a caminar.
Elizabeth sonrió para sus adentros, ese poder que Gowther poseía era sorprendente. El poder funcionaba en cadena, cada persona que miraba a Gelda y a Elizabeth obtendría el sentimiento de saber quién es y recordarla, sin importar quien fuera, aunque el poder era sorprendente, tenía sus restricciones; pues solo se podía si quien la mirara estuviera a un radio de 45 m, si no el hechizo no tendría efecto, además de ello solo duraba unas 10 horas o hasta que Gowther quitará el hechizo.
Después de una hora y media llegaron al clan, era sorprendente como Gelda hablaba con tanga familiaridad con "Annis". Al bajar del carruaje, entraron directamente al castillo y como lo esperaba todos y todas la saludaban cordialmente tanto a ella como a Gelda.
- Bien, debemos estar listas —dijo Gelda mientras entraba a su habitación, dentro de ella estaba el vestido que usaría está noche, uno color negro con tonalidades rojas.
Ya casi daban las 7 de la noche y la fiesta sería a las 9, definitivamente debían apresurarse.
- Sabes que solo vengo de paso y no tengo que ponerme —dijo Elizabeth sonriendo.
- Oh vamos, ahorita te buscamos algo sorprendente —dijo Gelda emocionada.
Después de una cuantas horas, estaban listas, listas para irse. Después de una hora y media volvieron a la capital del Reino Demoníaco. Elizabeth estaba ansiosa, este plan no podía fallar. Los carruajes llegaban y el sitio casa vez se llenaba más.
El carruaje se paró en la entrada enorme del castillo. Abrieron la puerta del carruaje y de él salieron ambas mujeres.
Ambas caminaron elegantemente había la entrada del castillo, porque aunque Elizabeth fuera una guerrera desde muy pequeña, ella podía ser elegante y coqueta, además nadie podía negar que la chica era una verdadera belleza, ahora con este nuevo rostro debía olvidarse completamente del odio y poner atención a todo lo que se hablara de esa fiesta.
Ambas llegaron a la entrada y dieron su invitación, antes de entrar al gran castillo, Elizabeth suspiro.
Alzó la mirada, decidida, fuerte y camino junto a Gelda al salón del baile.
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