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Capítulo 11

Gulf se había quedado tumbado en la cama pensando en la actitud que estaba adoptando Kao con él, a pesar de que le había ocultado lo del embarazo este no se mostraba del todo molesto, en su lugar era protector, asegurándose de que estuviera bien, pero eso no lo alejaba de todas sus inseguridades y por eso su mente lo llevo hacia aquella conversación que había escuchado en a casa de los Noppakao.

—Por el anillo—, contesto el mayor y en ese momento Gulf que había permanecido callado escuchando esa conversación se miró la mano.

—No entiendo...

—Siempre dijiste que cuando te casaras seria por amor—, explico ahora su madre —Y que le darías el anillo que le dio tu abuelo a su esposo cuando se casó...

En ese momento las lágrimas rodaron por su mejilla, ese fragmento de conversación le hacía recordar que Kao no lo amaba, por eso se había hecho a la idea de tener a su niño solo, él podía darle todo el amor que necesitara, no quería que el otro se sintiera responsable para que estuvieran juntos cuando no era lo que tenía planeado para su vida.

—Te he preparado un sándwich—. Entro Kao a la recamara y por eso se limpió rápidamente las lágrimas, no quería hacerle saber que estaba llorando.

—Gracias—, contesto recibiendo el pan pero mirándolo con recelo, temía volver a terminar en el baño para vomitar, asi que le dio un mordisco pequeño y comenzó a masticar lentamente, cuando vio que las náuseas no llegaban, termino de comérselo aliviado de que le hubiera caído bien.

—Qué bueno que pudiste comer algo—. Sonrió tomando el plato y el vaso de leche que le había llevado, mientras el menor estuvo comiendo se había mantenido atento a cualquier signo de que se sintiera mal.

—Sí, la verdad es que estaba muerto de hambre—. Sonrió acomodándose mejor entre las sabanas y sin poder evitarlo se había quedado dormido con tan solo cerrar los ojos.

Kao suspiro y lo arropo mejor para luego salir de la habitación rumbo a la cocina, allí lavo los trastes sucios para luego tomar el juego de llaves que había escondido en una de las alacenas y salir por la puerta de atrás hacia el auto, debía sacar las maletas y mientras lo hacía no pudo evitar recordar la manera que se había enterado del embarazo de Gulf, era un día que nunca se borraría de su cabeza, estaba en el café de Boun cuando...

— ¿Que pasa amor?—, escucho a su amigo preguntarle a su novio que había llegado algo alterado.

—Es Gulf...

— ¿Qué pasa con él?—. Intervino inmediatamente — ¿Que está pasando con Gulf?— Prem volteo a verlo asustado.

— ¡Kao!, ¿qué haces aquí?—. El chico estaba más pálido de lo normal.

—Te hice una pregunta, ¿qué pasa con Gulf?

—No puedo... no soy quien para decírtelo...

—Cariño, ¿qué está pasando con Gulf?, ya me estas asustando— Boun también quería saber que estaba sucediendo.

—No puedo decirles, Kao será mejor que hables con él...

—Por si no te has dado cuenta él no quiera hablar conmigo—, contesto sarcástico muriendo por saber —Y si él no está bien yo necesito saberlo...

— ¿Amor?, creo que deberías decirle—. El rubio miro suplicante a su novio.

—Prométeme que si te llega a preguntar no le dirás que fui yo—. Prem levanto la cara y le pidió aquello de la manera más seria posible.

—Te lo prometo—, respondió rápidamente, no había ningún atisbo de duda en su voz.

—Es en serio, si Gulf llega a enterarse que fui yo... Te lo juro que...

—Ya dijo que lo promete—. Volvió a intervenir su novio no queriendo que alargara más las cosas.

—Gulf esta embarazado—, dijo al fin en medio de un suspiro —Esto lo tomo por sorpresa, y en estos momentos no sabe qué hacer...

Aquella noticia le había producido tantos sentimientos en su interior que no sabía cómo describirlos, iban desde la alegría, la rabia, hasta la incertidumbre por saber cómo estaba Gulf y si este iba a tener el valor de decirle del bebé, hasta temió que pudiera deshacerse del pequeño, por suerte había contado con la discreción de Earth y se había enterado que su chico no tenía esa intención y que había empezado controles con la doctora que lo había atendido, entro nuevamente a la casa y se fue directo a la habitación, dejando las maletas en un rincón, contemplo la cara serena de su acompañante mientras dormía, para luego tomar un libro que había dejado en la mesa de noche y sentase en el sillón de la esquina, se iba a quedar allí velando su sueño, a pesar de que estaban en medio de la nada y sabía que no podía ir a ninguna parte, no quería perderlo de vista.

Lo que Kao no supo fue que cuando salió de la habitación Gulf no estaba del todo dormido, toda esa situación en la que se encontraba lo tenía completamente tenso, no entendía que ganaba él llevándolo a esa casa, solo esperaba que lo devolviera pronto a la ciudad para poder seguir con sus planes, había tomado una decisión y quería llevarla a cabo, aunque sus amigos no estaban muy de acuerdo con todo aquello como se lo hizo saber Game.

— ¿Estás seguro amigo?—, pregunto Game acariciando su cabello, había pasado un par de semanas de haberse enterado que estaba embarazado.

—Creo que es lo mejor—, respondió algo adormilado por los mimos que estaba recibiendo.

—Pero... — Intervino Gun con la mirada triste — ¡Nos vas abandonar!—. Hizo un puchero mirándolo con ojos llenos de lágrimas.

—No digas eso Gun—. Lo tomo de las manos —Pero tienes que entender que necesito espacio... Pronto se comenzara a notar el embarazo—. Se acarició el vientre — ¿Que hare si me encuentro a Kao?—. Eso era lo que más le asustaba si se quedaba en Bangkok, además del peligro de encontrarse con alguien de su familia.

—No es justo que tengas que huir—. Se cruzó de brazos Gun quien era fiel partidario de que Gulf tenía que hablar con Kao y darle parte de la responsabilidad por la creación de aquel niño.

—No es huir... — dijo Prem ahora tomando las manos de su amigo —El solo quiere llevar su embarazo en paz, pero aun asi al igual que Gun soy partidario de que Kao debe saberlo, tiene derecho a elegir si quiere ser parte de la vida de ese bebé.

— ¡Tengo miedo!, no sé cuál va a ser su reacción... Hay tantos y si, ¿qué tal si me obliga abortarlo?, o peor... quiere al niño y con sus influencias me lo quita...

—Gulf, voy a ser la voz de la razón en estos momentos— Mix se había quedado en silencio todo este tiempo analizando la situación, entendía el miedo de su amigo, pero también sabía que era infundado — ¿Cuánto tiempo llevamos conociendo a Kao?, ¿de verdad lo crees que capaz de hacer algo asi?—. Lo miro serio esperando una respuesta honesta.

— ¡No lo sé!, es estos momentos no sé nada, por eso no me puedo arriesgar —, hablo con decisión —Voy arreglar todo para que el próximo mes me pueda ir a vivir a otro lugar, aún no he decidido a donde, pero cuando tenga todo listo les voy a dar la dirección para que me vayan a visitar...

Y asi había terminado aquella conversación en la cual les comunico lo que había decidido para él y su hijo, si de algo estaba seguro es que no podía quedarse en el mismo lugar en donde estaba Kao... No podía hacerlo, no podía exponerse a su rechazo o a obligarlo a estar a su lado solo por el niño, muy en el fondo conocía el fuerte sentido de responsabilidad del cual era poseedor y lo mas probable era que se quisiera atar a un matrimonio sin amarlo, esa opción si terminaría por destruirlo, porque sería como tener lo que anhelaba al alcance de su mano pero en realidad no tenerlo.

Dos horas después de haberse dormido Gulf despertó algo desorientado, un movimiento en la cama lo había traído de la tierra de los sueños, miro a todos lados y recordó en donde estaba, al mirar al costado de la cama se dio cuenta que el movimiento extraño había sido Kao metiéndose debajo de las sabanas.

— ¿Que se supone que estás haciendo?—, pregunto con algo de pánico, sabía muy bien lo que podría pasar si compartían el mismo espacio.

— ¿No es obvio?, me voy a dormir y tu deberías hacer lo mismo...

—Yo ya estaba dormido, tú fuiste el que me despertó—, respondió con algo de reproche —Lo que no entiendo es porque te estas metiendo en la misma cama que yo.

—Dormir, ¿qué más podría hacer?, después de todo esta es mi habitación y mi cama, tu eres quien está ocupando una parte de mi espacio—. Termino de meterse debajo de las sabanas —Quizás deberías quitarte esa ropa, ponerte el pijama y hacer lo mismo que yo.

— ¡Yo no voy a dormir en la misma cama que tú!—. Se levantó de manera apresurada para tener que sentarse de nuevo por haber sufrido un mareo.

Rápidamente Kao rodeo la cama y se paró en frente de él para sostenerlo —No entiendo porque tienes que ser siempre tan terco... Lo que necesitas es descansar—. Le indico el pijama que estaba al pie de la cama —Póntelo y duerme—. Lo miro serio, pero al ver que este no hacia ningún intento por tomarlo, decidió que lo haría por él —Vamos a quitarte esta ropa—. Le hablo como si se estuviera dirigiendo a un niño pequeño mientras comenzaba a quitarle la chaqueta que aun llevaba puesta de una manera sensual, sabia el efecto que causaba en el otro y se aprovecharía de ello para lograr lo que quería.

—Kao—. Suspiro sin proponérselo Gulf, estaba hipnotizado por su presencia, su olor lo embriagaba y podía sentir su calor quemándole la piel —No...— Susurro sin fuerza —No voy a dormir contigo—. Tomo las manos del otro deteniéndolo en su labor de abrir lo botones de su camisa, pero este no le hizo caso y se soltó para seguir con su trabajo, aparto la tela de su cuerpo, acariciando sus hombros en el proceso, sintiendo como el otro se estremecía por cada uno de sus roces.

— ¡Dios Gulf!—. Paseo sus dedos por su piel hasta llegar a su cuello en donde lo tomo con delicadeza y se acercó para probar sus labios en un beso lento, uno en el que el pelinegro menor se dejó llevar sin colocar ningún tipo de resistencia, incluso se abrazó a su cintura y respondió con la misma devoción.

—Igual no voy a dormir contigo—, susurro Gulf separándose de aquellos labios —Estoy seguro de que esta casa debe tener alguna otra habitación en la que yo pueda dormir—. Aún estaba algo agitado por el beso.

—Aunque esta casa es una propiedad Noppakao no hay otra habitación apta para pasar la noche—, hablo mientras se deshacía de sus pantalones y le colocaba los de pijama, para luego proceder a colocarle la frénela, beso su nariz y lo agarro del rostro para decirle —Lamentablemente tendrás que dormir conmigo.

—Pero Kao...— Hizo un tierno puchero no conforme con esa noticia.

— ¿Me tienes miedo?

—No es miedo—, respondió lo más seguro posible.

—Me imagino que entonces es precaución—. Se burló parándolo de la cama, abrió las sabanas y lo metió arropándolo sin darle tiempo a decir otra cosa —Debes descansar—, susurro para luego el mismo meterse en la cama, sintió lo tenso que estaba Gulf pero al cabo de unos minutos se relajó para quedarse dormido.

Al parecer el cansancio le estaba pasando factura y termino durmiéndose sin colocar ninguna otra protesta por su cercanía, al ver lo relajado que estaba, él también bajo la guardia y concentrándose en su olor a durazno termino quedándose dormido, ya al día siguiente encontraría una forma de convencer a Gulf de que deberían estar juntos para criar a su hijo, no iba a permitir que un hijo suyo estuviera lejos de él, había química entre ellos y se valdría de eso para hacerle ver que estaban hechos el uno para el otro.

A la mañana siguiente el primero en despertar fue Kao y sonrió al sentir el cuerpo de Gulf abrazándolo de manera posesiva, eso le daba esperanzas de que podían estar juntos, que aun existía esa chispa entre ellos, que no estuvo loco con lo que sintió en la casa de sus padres, se habian besado y había sido como encender el fuego en su interior, uno que por más que quisiera no podía apagar

—Te vas a quedar conmigo, voy a lograr que me aceptes en tu vida—. Le dio un beso en la mejilla y se desenredo de sus brazos para salir de la cama.

Unos minutos después fue el turno de Gulf de abrir los ojos, sentía que algo le faltaba pero no entendía que, movió su brazo y se dio cuenta que Kao ya no estaba a su lado, pero aún se sentía tibia la cama, asi que no tenía mucho tiempo de haber salido de la habitación, como un acto reflejo tomo la almohada del contrario y se aferró a ella, aun no entendía que pretendía el otro pelinegro con todo aquello, pero trataría de llevar la fiesta en paz lo mejor que pudiera, ¡lo amaba tanto!, pero no podía permitir que volviera a su vida, debía salir de allí y regresar a terminar sus planes, con esos últimos pensamientos la lucidez había vuelto a llegar a su mente así que dejo de un lado el objeto, justo a tiempo porque Kao asomaba la cabeza por la puerta.

—El desayuno ya está listo, ¿quieres que te lo traiga?—, pregunto no queriendo que hiciera ningún esfuerzo que pudiera ocasionarle un mareo.

—Prefiero comer abajo, no quiero quedarme tirado en la cama todo el tiempo—, dijo para luego comenzar a levantarse, bajo la atenta mirada de Kao.

— ¿Dónde crees que vas?

—Abajo genio...

—Sí, pero no puedes ir descalzo—. Se acercó para ayudarlo a ponerle las sandalias que había dejado al pie de la cama —Ahora si podemos bajar—. Le dio un beso en la frente y se alejó listo para salir, haciendo que Gulf se estremeciera y se quedara quieto por ese dulce gesto — ¿No tienes hambre?—. Extendió su mano pidiéndole que lo siguiera, la cual acepto sin colocar ninguna resistencia.

Cosa que hizo muy feliz a Kao quien no lo soltó ni siquiera para bajar las escaleras —Quiero que tengas mucho cuidado mientras estemos aquí, no quiero que te vayas a lastimar bajando o subiendo...

— ¿Me crees tan torpe como para tener un accidente?—. Se quejó Gulf sujetándose de los pasamanos.

— ¡Es que eres tan terco!, que ya no estoy seguro de nada contigo; puede que por llevarme la contraria bajes sin ningún cuidado y termines teniendo un accidente... —No pudo seguir hablando porque sintió un golpe en su brazo.

—Eres un idiota...

—Bueno eso no importa ya estamos aquí—. Rodo una de las sillas para que se pudiera sentar y cuando vio que comenzaba a comer, el hizo lo mismo.

— ¿Cuando me vas a llevar devuelta a casa?, no puedes mantenerme aquí para siempre.

—No, no podemos quedarnos aquí para siempre, pero si lo suficiente para que aclaremos las cosas entre nosotros, antes de volver.

—Aun no entiendo que debemos aclarar—, susurro para sí mismo Gulf cosa que el otro escucho pero se hizo el desentendido, después que terminaron de comer, Kao se excusó diciéndole que necesitaba usar el baño.

El pelinegro menor solo suspiro y miro los platos sucios sobre la mesa, tenía que ocuparse en algo asi que los recogió y los fue a llevar a la cocina, allí se dio cuenta que Kao era quien había estado cocinando, sonrió de medio lado y se dispuso a lavar los trastes sucios, estaba tan concentrado en su labor que no se dio cuenta que desde hace 5 minutos el otro lo observaba desde la puerta y que sigilosamente se le acerco por la espalda abrazándolo.

— ¿Qué haces?

— ¡Me asustaste!—. Brinco Gulf llevándose una mano al pecho, pero Kao no lo soltó mas bien lo apretó con más firmeza contra su cuerpo.

—Lo siento, no quise hacerlo—. Beso su mejilla.

— ¡Pero lo hiciste!—. Un pequeño puchero se formó en sus labios para luego cambiarlo a una diabólica sonrisa al tomar un poco de agua y salpicársela al pulpo que ahora lo abrazaba.

— ¡Esta fría!—. Protesto, pasando su nariz por el cuello contrario, logrando que este se retorciera mientras reía por las cosquillas que le estaba haciendo, sin darse cuenta que asi su trasero se frotaba con una parte del cuerpo de Kao que ahora estaba muy despierta.

— ¡Kao!—. Abrió los ojos y se quedó quieto en su sitio.

—Eso solo lo provocas tú—. Comenzó a repartir besos a lo largo de su cuello.

—Nosotros no...

—Silencio—, susurro volteándolo para tomar sus labios en un beso apasionado —No pienses, solo siente—, dijo a una corta distancia mirándolo a los ojos para volverlo a devorar recibiendo una respuesta positiva y es que Gulf no podía resistirse en los brazos de Kao, se volvía una masa maleable con la cual podían hacer lo que quisiera.

Sin que se diera cuenta fue tomado en brazos para llevarlo a la habitación, lo único que pudo hacer fue agarrarse al cuello contrario para no caerse, llegaron a su destino y Kao cerró la puerta con una patada para luego depositarlo en la cama, desde allí Gulf lo miro intensamente, sabía que no debía dejarse llevar por la pasión, pero no podía resistirse a todo aquello, asi que sin pensarlo se escuchó a si mismo diciendo:

—Bésame...

—Eres tan hermoso—. Beso su mejilla —Tan tentador—, comenzó a bajar por su cuello introduciendo sus manos por debajo de la franela del pijama —No puedo tener sufriente de ti —. Lo sentó para sacársela por la cabeza y pedirle con gesto de sus ojos que hiciera lo mismo con él.

Se dejaron llevar por la loca pasión que les recorría las venas en esos momentos, ambos solo estaban sintiendo el cuerpo del otro de la manera que más le gustaba, los besos de Kao bajaban por su pecho, abdomen, hasta llegar a su erección , la cual estaba más que mojada y la tomo entre sus labios —Eres tan delicioso—. Lo soltó unos segundos para luego volver a introducírselo, escuchando los sonoros gemidos que emitía el contrario por sus acciones.

— ¡Dios estas tan sensible!—. Volvió a decir mientras preparaba su entrada.

—Hormonas... supongo—, respondió para luego dejarse ir en un orgasmo devastador solo con sentir los dedos del otro en su interior.

—Me gustan las hormonas—. No le dio tiempo de recuperarse porque se acomodó entre sus piernas y comenzó a introducirse de una sola embestida, gimiendo al sentirse unidos nuevamente —Esto va a ser rápido—. Apretó los labios tratando de contenerse, se sentía tan apretado en su interior que no creía que fuera resistir mucho, asi que comenzó el movimiento de caderas a un ritmo acelerado en el cual ambos gemían y jadeaban el nombre del otro, hasta que se dejaron ir en un orgasmo conjunto que los dejo exhaustos.

Kao salió de su interior para acostarse a su lado, ninguno de los dos dijo nada, Gulf simplemente le dio la espalda y se dejó abrazar, colocando su mano encima de la del otro que estaba sobre su vientre, ambos tenían pensamientos similares en esos momentos, creían firmemente que el otro no los amaba, pero no podían ignorar lo reconfortante que se sentía estar de esa forma, sintiendo el calor de sus cuerpos después de haber llegado al paraíso en un explosivo orgasmo, creían que lo único que tenían en común era el sexo y con eso les bastaba por el momento.

Dos mentes, dos corazones sintiendo lo mismo, pero con un nudo en la garganta que no les permite expresar sus sentimientos, en esos momentos el miedo era más grande que las ganas de confesarle al otro lo que verdaderamente sienten...

En definitiva ambos son unos idiotas que necesitan hablar, ¿cómo terminara esta situación?




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