Capítulo 2
Alessandra
El suave zumbido del despertador se filtró en mis sueños, arrastrándome de regreso a la realidad. Con un suspiro, abri los ojos, permitiendo que la primera luz del día bañara mi habitación con un cálido resplandor. Me estire perezosamente, sintiendo la familiar rigidez en mi cuello después de una noche de descanso inquieto.
Después de una ducha rápida, me vesti con esmero, eligiendo un conjunto profesional pero cómodo. Sabía que el día de trabajo podía ser largo y que se necesitaba estar preparada para cualquier cosa, desde cambios repentinos en la agenda de Matteo hasta la atención a clientes inesperados.
Ya lista, tome un rápido desayuno mientras revisaba las últimas noticias de empresa en mi tablet. Luego, recogí mis cosas, asegurándome de que no le faltara mi fiel agenda de cuero donde apuntaba cada detalle importante.
Al salir de mi casa, sentí el fresco aire matutino contra mi rostro, mientras esperaba un taxi para llegar más rápido.
Al llegar a la empresa voy directo a mi escritorio, a poner los papeles en mi mesita. Salgo a de mi escritorio para buscarle el café a Matteo y llevárselo a su oficina. Voy con una tasita directo a su oficina, sin tocar la puerta. Este se encontraba mirando unos papeles muy concentrado cuando levanta la vista para verme .
—Buongiorno jefe, aquí está su café—lo puse sobre la mesa
—¿Y lo que te mandé?—me pregunta mirando hacia su celular
—Aqui está—acomodó los papeles sobre la mesa.
—Perfecto—los mira para revisar si están todos—Espero que todo esté en orden porque sino despídete de este puesto.
»Ni porque di una hermosa presentación en el proyecto suaviza su carácter rígido»
Pronto salgo de su oficina y me encuentro con la ingreída rubia. Estaba con un vestido estremadamente corto, muy elegante por cierto, con su cabello suelto. »Lo que me faltaba»
—El señor Matteo no puede recibir visitas ahora—le informo
—Y desde cuándo tú me tienes que decir si puedo o no verlo, te recuerdo que eres una simple secretaria ¿hai capito estúpida?—Me empuja.
»Cacatúa»
¿Quién se cree ella? Puedo ser una simple secretaria pero no permito que me pisoteen ni me humillen. Aprovecho el horario de descanso para ir a la cafetería a desayunar, donde me encuentro con un trabajador de la empresa.
—Buon pomerillo carísima—dice el chico de ojos verdes que saludé
—Buenas, come estai—me acerco al chico sentado a la silla, el chico me hace un gesto para que me siente con el
—Tutte bene grazie. Nunca te había visto ¿Eres nueva?—pregunta mirándome.
—Si, llevo dos semanas trabajando como secretaria de el señor Matteo—se nos acerca una muchacha
—Que desean tomar—dice con una leve sonrisa
—Yo quiero un refresco de fresa y una Hamburguesa ¿Tú?—señaló al chico
—Lo mismo solo que que de uva—dice en respuesta
—Muy bien enseguida se los traigo—la chica se da la vuelta.
—Por cierto tienes unos bonitos ojos ¿Como te llamas?—pregunta mirando mis ojos
—Grazie, Alessandra y tú—miro la hora en mi celular aún es temprano
—Daniel—responde—Por cierto tienes un bonito nombre.
—Gracias, tú también.
Llega la mesera y nos entrega nuestro pedido.
—¿Tienes pareja?—lo miro sorprendida—Disculpa la pregunta.
—No tengo pareja. No estoy lista para tener una relación.
—Entiendo. Yo tampoco tengo—le da un sorbo a su bebida—Estoy esperando que llegue la indicada, y se que debe estar muy cerca.
Le dedico una sonrisa y le doy un mordisco a mi sándwich.
»Se que soy una golosa, pero es que no hay un día en que deje de comer»
Seguimos charlando de de muchas cosas, de sus travesuras en su infancia hasta como llegó a Italia, si, porque el no es italiano, nació en España.
Después de unos minutos nos despedimos y volví hacia mi puesto. Tenía que terminar todo para poderme ir temprano a casa, así que en cuanto terminó me dirijo hacia la oficina de mi jefe.
Entro y lo veo centrado en su celular.
—Ya he terminado jefe ¿Podría irme?—intento ya llamar si atención.
—Si.—responde sin mirarme—Pero no te acostumbres a irte temprano. No quiero vagos en mi empresa.
»Insoportable»
Salgo de una oficina y voy hacia mi escritorio recojo mis cosas y salgo de la empresa. Busco un taxi y me dirijo hacia mi casa.
Al llegar doy dos toques a la puerta ya que Alice debería estar dentro y dentro de unos minutos ella abre.
—¿Qué tienes?—Su piel está muy pálida.
—No te preocupes estoy bien solo tengo resfriado—dice con una sonrisa fingida
—Estás segura?—la miró a los ojos
—Si tranquila, la comida ya está lista—se siente en le sillón con un vaso de agua
Entro a mi habitación para darme una ducha, salgo y me siento con Alice en la mesa, esta no come nada, creo que no está bien pero ella no me quiere decir que tiene, espero que no sea nada malo.
—Por qué no comes?—le pregunto
—No tengo apetito, mejor voy hacia mi habitación estoy cansada—Se levanta de la mesa.
—Está bien descansa yo voy a lavar los platos—sigo comiendo mientras reviso las redes sociales
Paso un rato con mi celular y luego lavo los platos, me siento en el sofá para ver mi serie favorita. De pronto otro pensamiento perverso ronda mi cabeza, Matteo agarrándome por el cuello mientras me la introduce salvajemente.
»No, no puedo estar bien de la cabeza»
Termino y voy hacia la habitación de mi amiga aver si está descansando, al entrar la encuentro acostada, pero está en su celular revisando las redes sociales.
—¿No haz podido dormir?— Le preguntó provocando que diera un brinco del susto
—¡Dios que susto! No he podido dormir me duele un poco la cabeza pero no te preocupes—se levanta de la cama.
—Claro que sí me tengo que preocupar—me acercó preocupada—¿Qué te pasa?
—Yo la verdad es que no....—es interrumpida por su tos con sangre en la nariz
—Alice mírame hay que llevarte al hospital— está se desmaya y cae en mis brazos, estoy muy desesperada no se que hacer, rápidamente llamo a la ambulancia, mientras la abrazo fuerte, está inconsciente y sigue sangrando su nariz.
En cuanto llega la ambulancia entran con una camilla y la suben al esta, yo entro con ella, nunca la dejaría sola, es la única persona que me queda en esta vida. Llegamos al hospital y es trasladada terapia, comienzo a llorar desconsoladamente estando tirada en el suelo, no la quería perder, a ella no.
Pasan varias horas en esperas y nada de información de ella, aún está allí dentro. Sale un doctor
—¿Qué tiene doctor?—digo desesperada con los ojos hinchados de tanto llorar
—Todavía le estamos haciendo análisis, paramos la hemorragia pero estamos haciendo todo lo posible señorita.
Lo que dijo no mejoró nada en mi, seguía igual, frágil y llorando, le escribí a una amiga del trabajo para que le informará a mi jefe que llegaría un poco tarde. Intenté ir a mi casa a ducharme, cambiarme de ropa para ir de regreso al hospital y después a la empresa.
Llegó al hospital y voy directo a la sala donde está mi amiga, ella está durmiendo tranquilamente. En ese instante veo al doctor el cual me hace una seña para que vaya hacia allá.
—Señorita Alessandra, su amiga tiene un tumor en la cabeza, es reciente así que se puede detener—respira profundo y prosigue —Necesita una operación, las cuales le hacen falta recursos ya que esto es muy complicado y también tiene un costo alto— termina de hablar mirándome a los ojos
—Está bien hagan todo lo posible por salvar a mi amiga. Pero.....¿Cuál es el costo de la operación?
La verdad es que no tengo dinero pero si tengo que trabajar horas extras para pagar la operación lo hago.
—Dos millones de euros—Mi Windows se reinició dejándome completamente en blanco—Es mejor que la operación se haga lo más pronto posible porque es peligroso y puede empeorar.
»¿Dónde diablos voy a conseguir esa suma de dinero?»
El doctor se va atender a sus otros pacientes mientras me quedo pensando en cómo iba a conseguir dos millones de euros. Haré todo lo posible por conseguirlo aunque me cueste la vida, pero lo haré.
Me dirijo a mi empresa ya que voy muy tarde y rápidamente me presento en la oficina de mi jefe, el cual me mira con enfado, ya era tardísimo pero estaba con mi amiga no la iba a dejar sola por nada
—¿Dónde demonios estabas?— pregunta serio dándole vueltas al bolígrafo que tenía en su mano
—Disculpame jefe tenía problemas personales—digo nerviosa ante su mirada
—!Me importa una verga tus problemas personales¡—Me sobresalto—Aquí hay reglas muy estrictas y el que no las cumpla se va a la calle.
—Si señor. Le prometo que no volverá.....
—No prometa lo que sabe que no va a cumplir—Me interrumpe—Tienes horas extras por incompetente. Ahora salga de mi oficina.
»Uno, dos, tres, cuatro y cinco para no estallar»
Con el maldito orgullo por le piso, salgo de su oficina, yendo hacia mi escritorio. Solo llego unos minutos tarde y es como si se acabara el mundo. ¿Cual es su maldito problema? Ya sé que es un maldito dios griego y que con una sola mirada te deja empapada, pero dios que le baje a un poquito a su ego.
∞∞
Tenía todo caso listo, la redacción, el costo y las inversiones, solo me faltaba calcular el porcentaje de las ganancias de cada uno de los inversionistas. Pero entonces la imagen de mi amiga rondó por mi cabeza con miles conectados a su cuerpo. No, no puedo ver a mi amiga así, si tengo que arriesgar mi dignidad pues que se haga.
Tomé los papeles ya rellenados y me dirigí hacia la oficina de mi jefe.
—Disculpe, jefe, traje los documentos—Me acerqué y los puse en el escritorio.
Ni siquiera se molestó en voltearme a ver, estaba ahí centrado en su celular como si ni siquiera le hubiese hablado. Así que me volteé intentando organizar mis ideas para saber de qué forma se lo digo.
—Necesito pedirle algo... —añadí, esperando que me prestara atención.
Finalmente, levantó la mirada, aunque con poco interés.
—¿Qué quieres?
—Necesito un préstamo de 2 millones de euros en efectivo—solté de repente—Y no se preocupe, yo le pagaré cada centavo.
Matteo levantó una ceja, frunciendo el ceño mientras me observaba en silencio hasta que de repente soltó una risa sarcástica.
—Asi que..... aparte de incompetente, oportunista—me miró serio—Y de paso dices que me lo vas a pagar ¿Acaso vas a prostituirte?
»¡Que ganas de destruirte ese perfecto rostro tengo!»
—No me falte el respeto—frunció el ceño—Ademas usted me debe una recompensa por mi buen trabajo en el proyecto.
—Deja de actuar como una niña a la cual hay que compensar por hacer algo regular.
»¿Pero que dice? Todo salió a la perfección cómo va a decir que lo hice regular» »Controlate Alessandra»
—Necesito ese dinero....jefe. Prometo pagarle, lo juro—rogué
—Ni aunque trabajaras durante años podrías devolverme esa cantidad. Así que mejor vuelve a tu trabajo y no me hagas perder más el tiempo—volvió su atención al celular.
—Haré lo que sea... pero, por favor, necesito ese dinero—las palabras salieron de mi boca sin pensarlo.
Matteo alzó de nuevo la vista, esta vez su expresión era más calculadora, como si estuviera evaluando algo. Madre mía este hombre me vuelve loca tanto física como mentalmente.
—Una noche conmigo—soltó con una sonrisita pícara.
Díganme que estoy soñando porque esto no puede ser real. Matteo, un hombre sumamente atractivo dueño de muchas propiedades pidiéndole a su secretaria que se acueste con el, no, esto tiene que ser una broma. Eso le quedaría muy bien a Angelo, pero a Matteo no.
—¡¿Qué?! ¿Se ha vuelto loco o que tipo de droga se fumó?—Grité
»Ahora si que la jodí»
—Esa es mi condición—respondió—Ademas te estoy dando el privilegio de acostarte con un hombre como yo. Imposible de encontrar.
—¿No hay otra opción?—pregunté.
—No—Encendió su celular—La propuesta será caducada mañana así que mejor piénsatelo.
Salí de la oficina, completamente desconcertada.
Podría haberme imaginado un no como respuesta pero esto, jamás. La verdad es que si Alice no estuviera enferma ahora estaría saltando de emoción ya que perdería mi hermosa virginidad con el hombre que más he deseado. Pero dios que maldita propuesta, joder.
Salí de la empresa con mi cabeza echa un caos. Busco cualquier taxi disponible que me lleve al hospital.
En cuanto llego entro y me dirijo a la sala donde fue transferida alice. Miré y ahí estaba el médico que me caía super bien ya que me había tratado muy bien.
—¡Buenas noches, señorita!—Me saludó—Quiero informarle que ya estamos preparando todo para realizar la operación.
—Gracias señor. Estoy muy agradecida por usted. No sep preocupe mañana mismo le entregaré el dinero.
—Entoces la dejo solas—sale de la habitación y yo corro a darle un abrazo a mi amiga.
—¡Pendeja!—la abrazo muy fuerte—No te preocupes estarás bien.
—Tengo miedo Alessa—se lamenta entre sollozos—No quiero morir.
—Mírame—la miró a los ojos sería—Tu no morirás. Así que deja de pensar en eso.
—Te quiero—dice con una leve sonrisa recostándose en la camilla.
—Yo también—le beso la mejilla—Nos veremos después en la operación.
Salgo del hospital y busco un taxi para llegar a casa lo más pronto posible.
...
Me levanto, me ducho y escojo la misma ropa de siempre para ir a la empresa, pero antes paso por el hospital para ver el estado de mi amiga ya he decidido que mañana la van a operar así que hoy tengo que conseguir el dinero, tengo en mi mente las palabras de Matteo -una noche conmigo - he pensado toda la noche en la respuesta que le iba a dar y estoy decidida.
Detengo un taxi y me dirijo hacia mi trabajo, entro a mi escritorio y dejó todas mis cosas encima de este, empiezo a caminar a pasos lentos para llegar a la oficina de Matteo, estoy nerviosa pero decidida, jamás perdería a mi amiga.
En cuanto entro lo veo escribiendo algo en su laptop y con unos papeles al lado de esta.
—¡Buongiorno jefe!—me mira—Acepto su condición.
»Es solo una noche ¿Qué podría salir mal?»
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