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Capítulo 13

Angelo

Estábamos en una de las propiedades de Matteo con Alessandra aún desmayada en una de las habitaciones. Este caminaba desesperadamente de un lado a otro mientras yo me encontraba en el sillón asimilando la situación. Estaba perdido en mis pensamientos y en como algo tan perfectamente planeado, se había ido a la mierda por culpa de una simple chica. La desesperación del momento me tenía cegado y perdido apunto de estallar.

De un momento a otro Giulia apareció en nuestro campo de visión, la mujer que se encargó de cuidarnos desde pequeños. Nos recibió con una gran sonrisa, esa que siempre nos trasmitía seguridad.

Ya despertó la chica -dijo, mientras se acercaba a Matteo con una venda para su brazo.Pero Matteo no esperó ni un segundo más. En cuanto escuchó que Alessandra había despertado, salió disparado hacia la habitación. Lo seguí sin decir una palabra, sabiendo que la confrontación estaba a punto de estallar.

Entramos, y allí estaba Alessandra, aún recuperándose. Pero Matteo no tenía ni la más mínima intención de darle un respiro.

-¡Dime qué coño hacías allí, Alessandra! -su voz retumbó en la habitación, como una bomba a punto de explotar.

Pude ver cómo Alessandra se sobresaltaba, el miedo evidente en su rostro. Pero las palabras no salían de su boca. Y yo, viendo su vacilación, no pude contenerme.

-¡Responde, Alessandra! ¿Nos seguiste? ¿Qué demonios hacías ahí?

-Yo... yo... -balbuceó, pero no tenía una respuesta. No una que pudiera calmarnos. Sus ojos se cristalizaron por el miedo.

Matteo estaba furioso, y yo lo entendía. Nuestra paciencia se agotaba rápido.

-¡Deja de llorar y responde! -gritó Matteo, como si su voz pudiera obligarla a hablar-. ¡Responde la maldita pregunta!

Las lágrimas comenzaron a caer de los ojos de Alessandra, pero ninguno de los dos estábamos dispuestos a tolerar sus emociones.

-¡Alessandra! -dije, mi voz tan dura como el acero-. ¿Sabes lo que has hecho? ¿Sabes lo que hemos perdido por tu culpa?

-No, no lo sabe -intervino Matteo, lleno de furia-. Y nunca lo sabrá. ¡Todo se ha ido a la mierda, Alessandra! ¡Todo!

Ella temblaba, sin poder controlar el pánico. Pero no teníamos tiempo para su miedo.

-Habla, Alessandra -dije, esta vez más despacio, pero con una frialdad que la atravesaba-. ¿Por qué nos seguiste?

La respuesta tardaba en llegar. Podía ver cómo sus labios temblaban, tratando de articular algo.

-Un hombre... me dijo que los siguiera... que descubriera su lado secreto...Mis ojos se entrecerraron al escuchar eso. Un hombre. ¿Quién carajo habría metido a Alessandra en esto?

-¿Quién? -exigí, mi tono cortante-. ¿Quién fue, Alessandra?

El silencio duró un segundo más del que podía soportar. La paciencia se desvanecía.

-¡Te pegaré un un tiro en la cabeza si no hablas ya! -gritó Matteo, fuera de sí, su furia imparable.Tuve que intervenir, levantar la mano y mantener la calma por ambos.

-Déjame solo con ella, Matteo -le dije.Matteo me lanzó una última mirada llena de odio antes de salir, cerrando la puerta con un golpe fuerte. Sabía que necesitaba un momento para calmarse, pero yo no podía perder más tiempo.

Me acerqué a Alessandra, manteniendo el control. No me importaba que llorara, no me importaba que tuviera miedo. Necesitábamos respuestas.

-Ahora, Alessandra -le dije-, ¿quién fue?.

La vi luchar con las palabras, pero finalmente lo soltó.

-Fue... Enzo. El chico que Matteo golpeó en el evento.

Mis puños se cerraron automáticamente al escuchar ese nombre. Enzo. La rabia me invadió, pero la mantuve bajo control por unos segundos más. Maldito Enzo.

-Quédate aquí -le ordené, sin más palabras.Salí de la habitación y encontré a Matteo esperando, lleno de rabia contenida.

-Fue Enzo -le dije.Nos miramos, y ambos sabíamos lo que vendría después. Una media sonrisa de furia e irritación se dibujó en nuestros rostros. No hacía falta decir más.

Con eso, salimos de la casa de campo. Sabíamos lo que teníamos que hacer. Enzo había firmado su sentencia de muerte. Y nosotros íbamos a encargarnos de ejecutarla.

∞∞

- Buon Pomerillo. Que desean - habla la criada comiéndonos con la mirada.

- Hablar con tu jefe - responde Matteo con esa típico frialdad que nos caracteriza.

- Lo siento, preciosos. Pero mi jefe está muy ocupado.

Juro que su voz me da un tremendo asco. No iba a soportar que intentara provocarnos y más con la poca paciencia que teníamos. La empujé hacia un lado provocando que cayera en el suelo. Entramos ignorando completamente a la chica y ahí estába Enzo con dos mujeres encima de el, mientras tomaba un whisky.

- ¿Que hacen aquí? ¿Vinieron a visitarme? - Preguntó con una sonrisa burlona.

- Estamos aquí sentenciando tú sentencia de muerte - Digo, sin apartir mi voz severa.

- ¡Ho! Ya veo que Alessandra es una buena chica. Me cae bien - Comentó dándole un sorbo a su copa. ¿Como se atreve a mencionar a Alessandra? Por su culpa ella nos siguió.

- ¡Ustedes! ¡Lárguense!- ordenó Matteo, refiriéndose a las dos chicas que estaban presenciando todo el panorama.

Las chicas salieron asustadas semi desnudas con las prendas en sus manos. Miré inmediatamente a Enzo, el cual estaba tranquilo como si nada estuviese pasando. Me hervía la sangre verlo tan relajado sabiendo todo lo que nos causó su malignidad. Matteo se acomodó en el sofá sirviendo dos copas de whisky. Acto seguido me acomode también al lado de mi amigo.

- Enzo. Sabes que muchas de mis cualidades es matar. También que odio que las cosas no salgan como lo planeo. ¿Qué me dirás al respecto? - inquirió Matteo tratando de mantener la calma.

- ¿Yo? Nada. ¿Todo salió mal con los rusos?. Que pena me da tu caso - Bromeó fingiendo dolor. Matteo lo cogió por la camisa levantándolo del asiento.

- ¡Acabaré contigo! Juro que voy a matarte - exclamó Matteo explotado. Los guardias de Enzo salieron de sus respectivos puestos para defenderlo.

Matteo comenzó a golpear a Enzo por toda su asqueroso rostro. Claro que no me iba quedar sin hacer nada. Los guardias se intentaron acercar a nosotros pero los detuve con un golpe seco a uno de ellos. Amaba las peleas y estos hombres eran un entrenamiento demasiado fácil para mí. Me aniquilé a los cinco a los puños. Así se siente más doloroso. Cayeron todos al suelo rendidos como esperaba. Enzo estaba en peor estado, su rostro, el cual apreciaba tanto estaba lleno de sangre.

- Esto es solo una advertencia. No te metas en mi camino Enzo. O acabarás dentro de una tumba. ¿Te quedó claro?- le advirtió Matteo con el semblante serio.

- Y disfruta de tu "Whisky" - Con estas palabras salimos de su patética casa y nos dirigimos al coche.

Mi amigo no me había dado oportunidad de divertirme. Solo me imagino como el estúpido de Enzo debe estar explotando de la irritación al ver si cara.

- El pobre ahorita debe estarse haciendo una cirugía plástica - comenté riendo como un niño pequeño.

- Debería haberlo matado. Pero no quiero que muera tan fácil.

- Ni siquiera me diste tiempo a golpearlo.

- ¿Que querías? Agradece que te deje a los guardias. ¿A cuantos noqueaste?.

- A todos. Fue una lucha fácil - dije fingiendo desinterés - Creo que sí ubiese sido diez, fuera más divertido.

- Lamentablemente te sentirás satisfecho cuando tengamos la cabeza de Vargas.

- Muy pronto mi hermano - agregué con seguridad.

Matteo apesar de todo lo que pasó en su infancia ha sido un buen amigo. No digo nada de buena persona porque obviamente somos mafiosos. Hacemos contrabando de drogas, armas y todo tipo de cosas ilegales. Pero protegemos lo que amamos.

En uno de mis pensamientos aparece la imagen de Alessandra chupando mi polla. Cuando se subió encima de mi provocándome. "Ya quiero tenerla bajo de mi pidiendo más" ¡Basta! Me reprendí mentalmente por ese pensamiento. Alessandra solo fue una noche de pasión. Ella no significó nada para mí, he visto a muchas mujeres divinas y ella no es algo del otro mundo.

- ¿Qué haremos con Alessandra? - pregunté, justo cuando llegamos a la empresa.

-Impedir que diga algo. Y mantenerla vigilada a ella y a su amiga.

- Pensé que la querías matar - Bromee, abriendo la puerta del coche.

- Sino me hubieras detenido. Ya estaría cien metros bajo tierra.

Entramos a la empresa sin ningún tipo de preocupación. Nuestro objetivo principal era "Dejarle en claro las cosas a Alessandra" . Entré a mi oficina y allí se encontraba mi secretaria sentada como si fuera la dueña de todo.

- ¿Que haces aquí? - Pregunté, mi voz severa.

- Lo que siempre vengo hacer aquí en tu oficina- responde con una voz sensual tocándose sus pezones.

La empujé contra el escritorio sin más, mis manos recorriendo su cuerpo con brusquedad. No había tiempo para juegos ni palabras dulces, solo el control que me impulsaba a tomar lo que quería, rápido, intenso. Mi respiración era pesada, cada movimiento mío firme y dominante, mientras sus gemidos llenaban el aire, pero no me detenía a escuchar. No importaba nada más que satisfacer el deseo, sin delicadezas, sin detenerme.Tiré de su cabello mientras introducía mi miembro en su interior con brusquedad. Sus gemidos llenaban todo el escritorio, pero no me importaba.

En cuestión de minutos, todo terminó. Me alejé de ella como si nada hubiera pasado, ajustando mi ropa con frialdad. Mi mirada ni siquiera la buscó, como si ya no existiera para mí.

- Vete - ordené, mi voz seca, sin molestia, sin interés.

Ella titubeó un segundo, tal vez esperando algo más, pero sabía que no lo conseguiría. Cuando salió, simplemente volví a lo mío, sin darle más importancia. En cuanto terminé de revisar unos documentos importantes salí de mi oficina y se los entregué a mi secretaria. Ya afuera, me dirigí a mi coche.

Estaba conduciendo tranquilo hasta que su imagen volvió aparecer en mi cabeza.... Alessandra. Se había apoderado de mis pensamientos sin darme cuenta. No, no puedo permitir ser débil ante ella. Ella es una más en el montón. Intenté no pensar más en ella, en cuanto llegué a mi casa, me di una ducha y luego me acosté. Necesitaba olvidar cualquier tipo de pensamiento que no iban con mi personalidad.

∞∞

Me encontraba en la oficina de Matteo sentado esperando a Alessandra. Teníamos que hablar con ella sobre lo sucedido. Hablar no, más bien advertirle que no abra la boca a nadie. Mientras Matteo y yo hablábamos sobre algunos ajustes en la empresa Alessandra nos interrumpió con su presencia.

- Hola - Fue la única palabra que gesticuló. Su nerviosismo era notable, al ver como juagaba con sus dedos.

-Me imagino que sabrás porque estás aquí - habla Matteo, mirándola fijamente.

- No...no lo sé.

- Por tu culpa perdimos un negocio importante con unos rusos - Digo con enojo en mi voz

- Ahora por tu gran curiosidad. Tendremos otro enemigo - habla Matteo con una mirada asesina.

- Yo... No tenía idea de que ustedes eran... mafiosos.

- No lo tenías que saber tampoco.

- Mandaste todo a la mierda. Y eso te costará muy caro ¿Sabías? - Pregunta Matteo, haciendo que Alessandra se ponga aún más nerviosa.

- ¿Sabes qué? No tenía idea. Solo quería comprobar si lo que dijo el tal Enzo era cierto. Fue un accidente.

- Si claro. Un puto gran accidente - Dije, me estaba colmando la paciencia.

- Despues veremos tú castigo por metiche. Ahora vamos a lo siguiente. Lo que viste no se lo dirás a nadie. No hablaras con nadie que tenga que ver con la policía ¿Entendido?

- ¡Que! Eso significa que sería cómplice de su... Negocio sucio. No, no acepto, es algo absurdo. - Exclamó intentando salir de la oficina. Pero antes de eso la agarre del brazo. Matteo se levantó de su silla y se acercó a ella, tan cerca como yo.

- Aquí lo que dan las órdenes somos yo y Angelo. ¿Te quedó claro?.

- Pero, no quiero ir a la cárcel. Yo... No puedo.

- Pues hay dos opciones. Ir a la cárcel o estar en una tumba. ¿Cuál prefieres?- indagué, con una media sonrisa seca en mis labios al ver como Alessandra tragaba grueso.

- Ninguna.

- Por lo tanto, no dirás nada. Eso nunca lo viste. Y no tendrás problemas ni con nosotros ni la policía.

- A menos que quieras que, tú hermosa mejor amiga se encuentre descuartizada en el bosque - Dice Matteo.

- No te atreverías. Jamás te lo permitiría.

- ¿Que es lo que no me atrevería hacer Angelo? - me pregunta con una sonrisa burlona.

- Nada - respondí en su mismo tono.

Alessandra tenía los ojos apunto de llorar. Me dio un poco de dolor verla así. ¿Pero que digo? Esa es una de mis profesiones, hacer sufrir. ¿Por qué debería importarme?.

- Ahora. Si tú quieres puedes ir a la policía y contarlo todo lo que viste. Pero en cuanto llegues allá, te darán la otra noticia de tu amiga. Así que no podrás salvarla. Y si pudiste acostarte conmigo por conseguir el dinero para su operación, entonces ¿Qué no haría por ella? - Alessandra se quedó sin palabras, con lo dicho por Matteo. Mis ojos se centraron en ella, observando casa gesto que hacía.

- Está bien. Pero por favor, no le hagas daño a mi amiga - pidió en súplicas con sus ojos pícara.

- Todo depende de ti hermosa. Y de lo que hagas por compensarnos - Dije con una sonrisa maliciosa.

Ella asintió mientras se limpiaba sus lágrimas.

- Ahora. Vete a tu puesto de trabajo. Revisa todos los documentos y luego te podrás ir - Le comentó Matteo. Entregándole unos papeles.

Sin más salió rápidamente de la oficina. Me quedé pensando en algo Quería volver a tener a Alessandra en mi cama. Y eso era algo que iba a conseguir. Claro que no iba a esperar mucho tiempo, la quiero ya.

Después de varias horas transcurridas, salgo de la empresa desordenado. Mientras voy en dirección a mi auto puedo ver cómo Alessandra se introduce en el coche de Matteo. ¿Hacia donde iran? La curiosidad me ganó y decidí seguirlos. Tenía que saber que iba hacer Alessandra con Matteo, después de todas las amenazas que le hicimos. De pronto veo que el auto se detiene en medio de la nada. Pero ninguno de los dos sale del auto. ¿Será que descubrieron que alguien los seguía? Matteo es muy inteligente, se daría cuenta rápido. Pero mi pregunta era ¿Que estaban haciendo dentro del coche?

....

¡Hola a todos! Quiero disculparme por no haber actualizado el capítulo recientemente. He tenido algunos problemillas al enviarlo, pero en cuanto pueda, publicaré el próximo. Espero que les esté gustando esta historia; es la primera que escribo y realmente espero contar con su apoyo. Si les gusta, ¡no olviden dejar sus votos!

Además, también pueden pasarse por mi otra historia, "Bajo su control". Aunque esta es de adolescentes, estoy segura de que les va a gustar también. ¡Gracias por su comprensión y apoyo!

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