24:
Ese día, Jacob y Anna pasaron la tarde recorriendo tiendas. Yo me mantuve callada, no sabía qué decir luego de lo que pasó en el baño. Jacob me miraba entre momentos y me sonreía. Era como si ya no le importara lo que pensara la gente; y eso me hacía aumentar mi adicción por él.
Anna no dejaba de decir "esto es hermoso" con cada cosa que le sorprendía. Me parecía bobo, pero a la vez tierno. Jacob sonreía cada vez que ella le decía algo como si fuera una niña pequeña.
Luego de pasar por una heladería, llegamos a un parque. Un parque muy grande, con el césped muy verde, con árboles no tan grandes, pero lo suficiente como para dar buena sombra. Anna dijo algo a Jacob que no escuché. Creo que era el nombre del parque, o algo por el estilo.
―Por allá será la feria ―señaló Anna.
―No... no pensé que fuera tan grande ―respondió Jake.
―Es la feria más grande del país. Los mejores floristas estarán aquí. Incluso habrá un concurso para el mejor jardín, la mejor flor, y cosas así.
―¿En serio? ―Jacob sonaba incrédulo.
―Claro ―dijo Anna como si fuera obvio―. ¿Nunca has estado en una de estas ferias?
―Jamás.
Y era cierto.
Nunca nos preocupamos por ver de dónde venían las flores que Jacob me regalaba.
―Pues... ―Anna sonrió―. Esta será tu primera vez.
Jacob sonrió también.
Caminamos por el parque. Anna se adelantó; estaba examinando dónde estarían ella y Jacob al día siguiente. No había notado el grupo de personas ―el numeroso grupo de personas― que estaban limpiando, podando, y hablando entre ellos como si estuvieran decidiendo donde poner algo. Anna se acercó a ellos.
―Es rara ―le dije a Jacob.
―Totalmente ―dijo él sin dejar de mirarla. Giré la cara para verlo, él hizo lo mismo.
―¿Qué? ―pregunté.
―Pregunta ―dijo él.
Me reí. No entendía cómo era que él siempre sabía cuándo quería preguntar algo. Quizá era mi mirada.
―¿Yo era así de rara cuando me conociste? ―pregunté al fin.
Jacob bufó.
―Claro que no ―dijo. Sonreí―. Eras peor. ―Se rio y mi sonrisa se convirtió en una mueca.
―No me causa gracia ―dije cuando no dejó de reírse.
―Relájate ―me dijo―. Es un lindo día.
Volví mi mirada al parque en general, observando lo lindo que era todo. Cerré los ojos y sentí el aire fresco.
―¿Estás sintiendo el viento? ―preguntó Jacob.
―Qué observador...
No tuve que abrir los ojos para ver que Jacob pasaba su mano sobre mí. Quizá creía que podía tocarme. No era así.
―¿Jacob?
La voz de Anna me hizo abrir los ojos.
―¿Qué pasa? ―preguntó Jake.
―¿Estás bien? ―la mirada de Anna lo decía todo. Jacob no se daba cuenta.
―Sí, ¿por qué preguntas?
―Es que te vi... haciendo... bueno... Hablabas sólo. Creo...
Jacob se enderezó y estiró sus brazos. No le daba importancia.
―Estaba cantando ―dijo.
Anna parecía no creérselo. Asintió y dijo que estaba bien. Me dieron ganas de saber cómo explicaría Jacob sus movimientos, como si tocara a alguien. Pero Anna no preguntó.
―Ven ―le dijo en cambio ella―, te mostraré dónde estaremos mañana.
―Claro ―dijo él―. Vamos ―me dijo a mí.
―Vamos ―respondió Anna. Me reí.
―Él es mi compañero ―dijo Anna a uno de los hombres que hablaban entre sí hacía unos momentos―. Jacob, Marco, Marco, Jacob.
―Qué tal ―dijo Jacob extendiéndole la mano.
Marco solo sonrió.
―No tienes cara de ser un chico de flores ―le dijo.
Anna se rio: ―Lo mismo le dije yo.
Jacob se rio sin ganas.
Yo me reí. Vi la mirada que me daba Jacob y no pude evitar reírme de nuevo.
―Discúlpame ―le dije―. Es que es lo mismo que pienso yo.
Jacob sonrió.
―Tengo cara de ser rudo ―dijo él.
Increíblemente, le salió su voz sexy. Dejé de reírme en cuanto a mi mente vinieron todas las imágenes del Jacob sexy que tuve una vez. Anna quedó igual, su mirada no subía del pecho de Jacob. Recién ahí noté la camisa que Jake usaba, ceñida al cuerpo, haciendo notar sus pectorales. ¿Por qué carajo seguía manteniendo su cuerpo así de tonificado si no lo veía ir al gym desde que volví?
―Bueno ―dijo Marco, cortando el ambiente―, en fin, mañana ustedes tendrán que venir a armar su stand. Nosotros les daremos los materiales. ―Jacob prestaba atención, Anna hacía lo mismo aunque parecía forzada a hacerlo―. Solo será una carpa grande, mesas, regaderas, cosas por el estilo.
Jacob asintió. Marco dio unas indicaciones más y luego se fue.
―Parece divertido ―dijo Jacob.
―Lo será ―dijo Anna―. ¿Quieres helado?
―Por qué no.
Salimos del parque, pero antes me volteé para echarle un vistazo. Los colores brillantes, la briza, la tranquilidad. Nunca supe apreciar eso cuando estaba viva. Tristemente me arrepentía ya muy tarde.
―Veamos una película ―le dijo Anna a Jacob mientras comía su helado―. De terror, ¿te parece?
―Claro ―respondió Jacob―. Aunque si vas a tener pesadillas...
Anna bufó.
―Las pesadillas no me asustan.
Jacob sonrió.
―Deberíamos dormir temprano ―dijo él―. Mañana será un día agotador.
―Solo veremos la película y nos dormiremos.
―Bueno ―Jacob se encogió de hombros.
Salimos de la heladería. No me sentía ignorada en lo absoluto. Jacob no dejaba de mirarme disimuladamente y darme un guiño o sonrisa entre ratos, aunque eso le costara miradas raras de parte de Anna.
―¿Sientes eso? ―preguntó ella―. ¿Hueles eso?
―¿Huelo qué? ―Jacob se volteó, buscando algún taxi desde la vereda.
―Te lo dije... ―mencioné yo―. Es rara.
―Es el mismo olor del ascensor.
Jacob se volteó con cara seria, yo igual. Jake y yo nos miramos, Anna miró raro a Jacob otra vez.
―¿De qué hablas? ―le preguntó él.
―Es como... no sé... un perfume.
Anna se acercó al pecho de Jacob y lo olió. No, no era él. Era yo. Ahora si estaba segura de que a quién olía era a mí. ¿Cómo era eso posible?
―¡Taxi! ―gritó Jacob cuando vio uno―. Vamos ―le dijo a Anna.
Ambos se subieron, no me quedó otra opción e hice lo mismo.
Dentro del vehículo las cosas no iban mejor. Anna iba distraída, y olía entre ratos. Yo iba en el asiento de adelante, el del copiloto.
―¿Aún... huele? ―preguntó Jacob. El chofer vio por el retrovisor, luego regresó la vista a la carretera.
Anna negó con la cabeza, pero me di cuenta que mentía.
Nos bajamos frente al hotel, Jacob pagó al chofer.
Anna caminó subió las gradas y casi llegó a la puerta cuando se volteó. Jacob se unió a ella tan rápido como pudo, yo lo seguí.
―Quédate tranquilo ―le dije.
―Lo estoy ―susurró al viento. Luego sonrió a Anna.
Anna respondió la sonrisa, luego se volteó.
No me gustaba que se sonrieran. Me da cólera solo pensar que se seguirían sonriendo luego de que... luego de que yo me fuera. Era egoísta de mi parte, pero era lo que sentía. Eso me llenaba de tristeza. Tanta que me dolía el pecho...
Me detuve. Mi pecho dolía.
Me llevé la mano al pecho para darme cuenta que empezaba a setir mis latidos. De inmediato pensé en lo que casi sucedió la anterior vez que había pasado. Jacob tan cerca de mí, justo antes de besarme. La pregunta apreció en mi mente: ¿Podría tocarme Jacob y finalizar lo que casi hacemos?
Mi mente se disparó en ilusiones, en fantasías y deseos no cumplidos. Pero todo eso se terminó de golpe cuando vi que Anna se volteó y me miró directo a los ojos, frunciendo el ceño y luego reconociéndole con una ceja levantada.
Jacob se volteó y se puso pálido al darse cuenta de lo que pasaba. Pero su cara no podría empeorar la expresión que tenía, excepto porque sus dudas ―si es que las tenía―, quedaron aclaradas cuando Anna preguntó:
―¿Amber?
Uy, uy, uy. Si les gustó el capítulo, apreciaría si consideraran en dejar su voto o comentario. :) Un abrazo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro