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5. Amenaza

-Por fin termine -dijo sudoroso el chiquillo de cabello chocolate y ojos verdosos, con pecas en su adorable rostro. El duque lo había mandado a arreglar todo el jardín, lo cual fue bastante pesado para él, pero en menos de tres horas acabo.

Se alejo del jardín, el cual ya lucía mejor que antes, y fue al condominio por agua. Pues se estaba muriendo de sed.

-¿Ya acabaste? -le preguntó Tomás a Louis.

Tomás se había convertido en el mejor amigo de Louis tras hablar un par de veces, y a partir de ahí congeniaron bastante bien. Ambos compartían los mismos gustos. Y casi siempre, hacían todo juntos.

-Sí, aunque fue más laborioso de lo que creí.

-Ojalá te hubiera podido ayudar -se lamento el chico de cabello ligeramente rizado y de tonalidades blancas.

-No te preocupes por eso Tom -le dijo Louis con una cálida sonrisa-. Igual, ya me has ayudado mucho. Gracias.

Tom sonrió y dijo:

-Para eso están los amigos, ¿no?

-Sí.

Posteriormente, siguieron conversando entre ellos dos, hasta que...

Apareció el chófer, el sujeto del otro día, el que conducía el carruaje en el que iban Louis y el duque.

-¿Smithers? -pronunció sorprendido Louis su nombre.

-Escuchen niños, no tenemos mucho tiempo, vengan conmigo. Rápido. 

Los  chicos no entendieron que estaba pasando, pero le hicieron caso.

-¿Qué está pasando, Smithers? -preguntó Louis sin obtener respuesta.

Louis quería saber que estaba sucediendo, pero ese hombre corpulento, no se lo iba a poner tan fácil.

-¡Tenemos derecho a saber que está pasando! -protestó.

-¡Cállate maldito mocoso! -repuso el señor Smithers cabreado-. No podemos decirles nada. Y sobre todo, menos a ti.

-¿Qué? -mostro su indignación Louis-. ¡¿Y eso como porque?!

-¡Si! -se unio Tomás.

-Solo cállense y no hagan esto más difícil. -finalizo.

Pero Louis no le iba a hacer caso a un tipo que apenas y conocía. Estaban muy equivocados, si creían que podrían hacer lo que quisieran con él, y con sus seres queridos.

Y fue entonces, que Louis sujeto la mano de Tomás, giro su cuerpo y empezó a correr.

-¡Lo siento, pero no podemos seguirte si no nos vas a decir que diablos es lo que está pasando! -respondió el muchacho.

-¡Maldito mocoso, insolente! -maldijo el vampiro de rango medio-. ¡Maldita sea, vengan acá! ¡Es una jodida orden!

-¡Yo no sigo órdenes tuyas, gilipollas!

Smithers, maldijo de nuevo y corrió con todas sus fuerzas hacia ellos, pero un vampiro alfa, le bloqueo el camino.

-De aquí no pasas, Smithers.

***

-Creo que lo perdimos -dijo Louis, recobrando el aire.

-Eso me parece... ¿Estás bien?

Tomás se acercó preocupado a su mejor amigo y cuando Louis recuperó el aliento le respondió con la mejor de las sonrisas: Estoy bien. No te preocupes.

A lo que Tomás asintió. Posteriormente, Louis, miro a su alrededor y habló:

-¿Y los demás? -preguntó preocupado.

-La verdad no sé dónde estarán... ¿Quieres buscarlos?

-Sí. -dijo más que decidido Louis. No los iba a perder.

.

.

.

La noticia de que habían venido  vampiros Alfas a Inglaterra, con el único objetivo de enfrentarse al duque, para quitarle su puesto, le cayó de sorpresa a todos. No lo esperaban en absoluto.

-¡¿Dices que ya están aquí?! -gritó el duque enloquecido a través del teléfono-. ¡Pues con un carajo, hagan algo! ¡Yo no sé que demonios van a hacer! ¡Pero de que hacen algo, lo hacen, para eso les pago, cabrones!

Y colgó.

Él termino la llamada, sintiendo como toda la rabia entraba en todo su cuerpo. Esto era el colmo, pensó el vampiro. Estaba en la miseria y en las ruinas. Por la noche atacaron a sus colegas, y por si fuese poco, se hicieron con el distrito tres, el cual era liderado por el duque. Y ahora...

Resulta que no solo estaban planeando expulsarlo de Inglaterra, sino que, estaban buscando a Louis. El chico de las protestas.

-¡Joder! -golpeo la pared con todas sus fuerzas y en unos segundos la casa se vio siendo derrumbada, (así de grande es la fuerza de un vampiro de raza pura).

Damián salió del despacho en busca de sus colegas y Louis, pero para su mala suerte no encontró nada.

-¡Maldita sea!

No estaban tampoco sus trabajadores, ni nadie. Estaba solo.

O eso creía.

Pues en medio de tanta neblina, aparecieron los vampiros alfa y lo atacaron.

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