En multimedia - I Love You So

LOUIS

El pronóstico del día de hoy, anunciaba que iba a caer una fuerte lluvia en toda Inglaterra.

Me preguntó si estarán bien los niños del orfanato. A decir verdad, me preocupan demasiado...

-Hola señora Marcy, ¿cómo se encuentra? -la saludé. Ambos estábamos en la parada de autobuses.

-Gracias por preguntar, muchacho -respondió ella, quien llevaba una bufanda, al igual que yo-. Sinceramente, he estado muy cansada. Mis piernas, ya no me responden como antes. ¿Y que hay de ti, jovencito?

La miré con tristeza.

-No se preocupe señora Marcy, yo la ayudaré de ahora en adelante. ¿Le puedo poner mi número en su celular?

-Por supuesto, no sé nada sobre la tecnología. Y mucho menos, como manejar este celular.

Sonreí cálidamente y procedí a ingresar mi contacto en su celular.

Posteriormente seguimos charlando, hasta que ví al señor Tobias. El subordinado de Damián acercarse hacia mi. Y al verlo, sentí una punzada en el corazón.

¡¿Por qué no me pueden dejar tranquilo?!

-Ahorita vengo, señora Marcy, me surgió un imprevisto -le dije. -Ahora vengo, no me tardo.

-No te preocupes. Aquí estaré.

Camine a paso veloz, con el señor, y cuando llegue le reclamé.

-¿Viene a buscarme, cierto? -exclame enojado. -Ya les dije, que...

-Muchacho Hamilton -me interrumpió. -Lo estaba buscando para entregarle esto.

-¿Qué cosa? -inquirí saber de mala manera.

-El señor quería entregarle esto -dijo entonces, entregandome una carta-. Quería entregárselo y despedirse de usted.

Fruncí los labios.

-No me interesa saber nada...

-Es importante que la lea. -contestó él.

Fruncí el entrecejo, y cuando abrí la envoltura, comencé a leer el principio.

Querido Hamilton:

Vaya tontería.

Y justo cuando le iba a reclamar, a qué se debía esto, él simplemente desapareció.

Bueno, ya qué.

Continúe leyendo frustado.

Puede que no leas esto. Pero si lo estás leyendo, tengo que decirte algo muy importante.

En estos momentos, estoy en camino hacia mi condena.

Decidí defender a los humanos de los malvados vampiros, de mi propia raza.

Y eso se paga con la muerte.

Después de ver tantas injusticias, y de haber escuchado tu historia. No pude evitar querer darles una segunda oportunidad a todos ellos.

Ahora mismo, estoy apunto de morir.

Porque decidí proteger a los humanos.

Pero no estoy arrepentido.

Me siento más vivo que nunca. Porque hice lo imposible, por hacer sonreír a los demás.

Y espero, que con esto, tú también seas feliz, Louis, tú más que nadie, merece ser feliz después de todo lo que te ocurrió.

Te quiero.

Aunque sé que la frase te sonará mal, no tengo mejores palabras que decirte, que esa, querido Louis.

Nunca me he arrepentido, ni una sola vez en mi vida, pero... Mentiría si dijera, que no me arrepiento de no haberte contado la verdad desde mucho antes.

Lamento mucho, que no haya sido más que un vil maldito sin corazón, que no te contó las cosas antes.

Pero ahora lo haré.

Hamilton, sé que soy un vampiro de raza pura y que odias a todos los vampiros, por lo que sucedió con tu madre. Pero... Me alegro de haberte conocido.

Aunque sea, solo por un breve tiempo, me hiciste muy feliz.

Gracias, Louis.

Con cariño, Damián.

En cuanto termine de leer la carta, varias emociones pasaron por mi corazón.

¿Damián, está condenado a muerte...?

¿Por qué nos salvó a nosotros y traicionó a su raza...?

Las lágrimas comenzaron a desbordarse de mis ojos. E inevitablemente, comencé a derramar lágrimas.

Lo juzgue mal...

Juzgue mal a Damián...

Tristemente, guarde la carta en mi bolsillo, y corrí en busca del subordinado de Damián, pero para mi mala suerte, ya no estaba. No habían rastros de él.

¿Y ahora qué haré...?