17. Atados
En cuanto entro el vampiro, más antiguo, de toda Inglaterra, a la habitación, el mundo de Louis se derrumbó.
Él ya no quería volver a verlo nunca más.
-¡¿Qué demonios haces tú aquí?! -dijo Louis alzando la voz.
Damián lo miró sin ninguna expresión, pero por dentro, estaba feliz por volverlo a ver.
-Estoy aquí, para arruinarle los planes a este maldito imbécil -dijo sin más.
-¡No podías quedarte en tu miseria! ¿Verdad? -respondió Blasking sin titubear.
-Y tú no pudiste evitar arruinar todo, como el hijo de puta, ¡qué eres! -contestó Damián.
Louis estaba realmente enojado, pero no era del todo con Damián, sino con el destino. Él piensa que el mundo ha conspirado en contra suya, una vez más. Y que por eso, se dió el reencuentro con aquel vampiro, que ya no quiere ver más.
-Lo siento, pero no pienso seguir aquí -dijo cortante Louis. -En cuanto a ti, Tomás, podemos hablar sobre lo que paso, pero en cuanto a lo nuestro... No estoy seguro de que hacer...
A Damián no le costó entender lo que estaba pasando.
Supo de inmediato, que había algo entre ellos dos.
-Lou... -dijo en un hilo de voz, Tomás.
-Hamilton, espera -le dijo Damián, casi como súplica, pero él solo lo ignoro. -Tienes que escucharme.
-Ya lo hice -respondió Louis con frialdad-. Y solo me diste dolores de cabeza. No pienso volver a escucharte.
El duque cuando vió tan decidido a Louis, no pudo evitar sentirse arrepentido.
-El que se va a ir de aquí soy yo. -dijo entonces el duque-. Mi presencia solo te lastima. Y yo... No quiero lastimarte más.
Louis al escuchar sus palabras, solo se rió con tristeza.
-¡Qué irónico es esta situación! ¡Pues ya me lastimaste! -respondió. -Y haz lo que quieras. Mientras no me involucre contigo. Por mi está bien.
-Escucha, Hamilton, yo nunca fingi nada de lo que sucedió entre los dos.
Louis abrió sus ojos de par en par, y después miró con odio al duque.
-No te atrevas a decir que tuvimos algo. Nunca fue así -amenazo.
Damián sabía que el odio del muchacho se lo tenía bien merecido. Pues sólo ha sido un vampiro que ha lastimado a tanta gente inocente.
-Yo... -Damián estaba apunto de decir algo realmente importante, pero no pudo, ver la expresión de dolor y odio de Louis, lo decían todo. No cambiaria nada-. Me iré. Nunca más me volverás a ver, Louis. De esa forma... Solamente estarás bien.
-Haz lo que quieras -fue lo que dijo Louis.
-Pero antes tengo que acabar con Blasking -dijo el duque.
-¡Será mejor que vengas hijo de perra! ¡Te estoy esperando!
-Ustedes dos, deben irse es muy peligroso -dijo el duque.
-Tú no me das órdenes -espeto Louis.
-Él tiene razón, ¡vámonos Lou! -respondió Tomás.
Louis miró por última vez al duque, y después se fue del lugar, sintiéndose raro. Pero supuso que era lo mejor. ¿O en realidad se equivocaba?
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