12. Confianza
Esa noche, Louis soño de vuelta con su mamá.
El sueño fue tranquilizador para Louis, pues en su sueño, su mamá, quien se llama Christa, le decía que ella siempre estaría con él. Sin importar la distancia.
El sueño fue tan real, que cuando se despertó, fue a buscar a su madre.
-¿Pasa algo? -apareció el duque frente a él.
-No, no es nada...
El duque se dió cuenta de que ese "no, no es nada" en realidad significaba: "si, algo esta pasando", pero no sabía a qué gran escala era.
-¿Sucedió algo, no es así? -añadió el duque sentándose en la cama de Louis.
-Sí señor...
-Ya no me llames señor -dijo de pronto el duque, haciendo que Louis abriera sus ojos de par en par. -De ahora en adelante, llámame Damián.
Louis sonrió y asintió.
-¿Entonces, qué pasó, Louis?
-Soñe con mi madre Damián... -confesó Louis. -Generalmente cuando sueño con ella, me siento feliz. Pero está vez... Me sentí devastado... Sentí que nunca se había ido. Y fue realmente doloroso, darme cuenta de que no era así, como yo creía...
Las lágrimas amenazaban con salir de los ojos de Louis, y Damián lo noto.
-Ven. -ordeno el vampiro.
Louis confundido se acercó y cuando llegó, este lo abrazo.
-Siempre que tengas sueños así, cuentamelos. No te quedes callado, porque me importas, Hamilton.
Louis asintió y comenzó a llorar un momento después. Se sentía tan solo en este mundo, pero ahora el vampiro, con él en su vida, toda su vida se sentía diferente.
***
Despertó Louis por la cegadora luz solar. Y lo primero que hizo, fue tallarse los ojos.
No estaba nadie con él, pero la compañía del duque, fue muy reconfortante para Louis.
-¿Sabe dónde está Damián? -pregunto Louis en cuanto salió del cuarto, a una sirvienta.
-¿Quién te has creído, maldito maleducado? -respondió de mala gana aquella vampira de rango menor. -Para ti, el joven duque, es solamente y nada más, tu amo o señor.
-Pero...
Louis iba a decirle que el propio duque, le permitió llamarlo por su nombre.
-¡¿Pero qué, maldito niño?! ¡Entiende tu posición!
-Él me dijo que podía llamarlo por su nombre...
-¡Mientes! -farfullo aquella sirvienta. -¿Quién te has creído que eres, para aparentar ser tan importante y llamarlo por su nombre?
Louis frunció los labios.
-Ya le dije que...
-¡Y una mierda!
-¿Qué es todo este escándalo? -apareció Damián frente a los dos, tenía una mirada y genio de los mil demonios.
-Es este chiquillo maleducado, mi señor -puntualizo la sirvienta-. Él se cree que es tan importante para llamarlo por su nombre. Merece un castigo.
-No merece ningún castigo -dijo Damián-. Yo le permití que me llamará así. Así que silencio.
La sirvienta se mostró incrédula.
-¿Cómo dice?
-Él es el único que puede llamarme por mi nombre. Ahora fuera de mi vista.
La sirvienta, a pesar de su mal temperamento, se alejo porque había visto la mirada del vampiro.
-Gracias seño... Digo, Damián.
El duque sonrió levemente y le dijo: "ven en la noche a mi despacho".
Louis asintió y posteriormente se fue a hacer sus actividades diarias.
Estaba realmente desesperado porque llegara la noche.
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