10. Descubrir quien soy
Ya habían pasado varios días, desde aquel incidente.
Y por ende, ya todo había vuelto a la normalidad.
Louis trabajaba con normalidad, aunque está vez era recompensado por sus buenas acciones. Pues el duque se encargaba de que así fuera.
-Qué agotador, ¿no crees, Lou? -le preguntó su mejor amigo, Tomás.
-Demasiado -respondio de vuelta-. Tomemos un descanso.
Tomaron un breve descanso, antes de seguir arreglando el jardín. Louis fue por una paleta de hielo, para ambos y después empezaron a hablar entre si.
-¿Cómo te va con el duque? -cuestiono Tomás.
-Muy bien, ahora él me da recompensas cada vez que termino con algo -respondió risueño Louis. -Y todo está mejorando. Ya no nos llevamos mal. Siento que puedo confiar en él.
Tomás sonrió y asintió, amaba ver a si a su amado.
Posteriormente, llegó una sirvienta de la casa y al verlos platicar tan despreocupadamente, comenzó a insultarlos por estar "flojeando" en pleno día.
-¡¿De verdad tienen tiempo para holgazanear, malditos flojos?!
-Déjalos Leath -dijo entonces Damián, apareciendo. -Ellos pueden descansar en el trabajo. Esto no te concierne.
-¡Tsk! -y seguido de eso, se fue enojada la sirvienta.
-Gracias señor -agradeció Louis.
Damián estaba cambiando para bien.
***
Cuando llegó la noche, Louis se preparó para ir al orfanato, pero está vez, el duque, quiso acompañarlo libremente.
-Iré contigo -más que nada, el duque, quería asegurarse que su asistente no fuera secuestrado por alguien que planeara vengarse de él.
-¡¿En serio señor?! -respondió emocionado Louis. -Aunque no sé si, sea un lugar adecuado para usted, quiero decir no sé si le agradara.
-Tu tranquilo niño. -contestó de vuelta el duque, acariciando los mechones castaños de su cabello.
Louis sonrió y asintió.
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-Y esa es la historia de como conocí a Tomás -termino por contar Louis.
-Hmm, interesante.
Y entonces, finalmente llegaron al orfanato.
Louis al ver a los niños se agachó para abrazarlos a cada uno.
-No es mucho, pero aquí les traigo dulces -dijo con una cálida sonrisa Louis.
Los niños se mostraron felices y cada uno recibió un dulce.
-¿Eres cuidador de estos niños? -cuestiono Damián.
-Si. Ellos no tienen familia, porque... La perdieron por esos malditos chupasangres.
Louis apretó sus puños con rabia y una ira creciente en sus ojos se hizo visible.
-Por eso los odio a todos. Solo saben arrebatar vidas inocentes...
El duque miró con una triste expresión a Louis.
Entendía su dolor.
Y ahora más que nunca, lo comprendía.
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