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Capitulo 3

Keane se dirigió a Minneapolis, Minnesota, rento una casa modesta de dos pisos, techo de tejas a dos aguas, con un lindo jardín delantero, en una zona promedio en Standish, un vecindario dentro de la comunidad de Powderhorn,  compro ropa normal, como camisas, equipo deportivos y zapatillas y zapatos imitaciones en tiendas de segunda, no quería que nadie supiera quien era, y sobre todo que era una persona adinerada, quería desconectarse del mundo y eso es lo que haría, su plan estaba en marcha.

Una vez que ingreso a la casa solto un suspiro de alivio, regresaba de hacer una hora de caminata tras conocer el vecindario que era bastante tranquilo.

—Amo esta paz... sin amantes que te piden sexo y dinero, sin compromisos sociales, cenas, banquetes, sin huir de amigos, sin negocios, planificaciones, contratos, sin decisiones laborales sobre el personal, desde hace mucho tiempo... No me siento tan liviano, sin tantas cargas sobre mi espalda ¡Que genial se siente!

Se acostó en el sillón y se puso a jugar en su teléfono—Vamos, vamos, sal de la casita maldito campero... Solo corres, para eso sirves, te vas a comer una granada ¡Vamos quede primero!

De pronto se oyó un camión frenar en la acera, Keane se acercó a la ventana y movió las cortinas levemente, observo a muchos hombres forzudos, que bajaban cosas, heladeras, camas, floreros, muebles, cajas.

—Vecinos nuevos...—Soltó un bostezo y se dirigió al refrigerador por una botella de agua mineral.

***

En la noche luego de bañarse se dirigió al segundo piso, observo el cuarto vacío y se puso a pensar que podría hacer en él.

Salió del cuarto e ingreso al dormitorio diviso por la ventana en el jardín vecino a una joven leyendo un libro, estaba sobre una hamaca meciéndose levemente, llevaba puesto un vestido azul floreado.

Keane apago la luz y se acercó a la ventana, la observo curioso; se agachó y la miro con más  atención, la joven tenía el cabello corto lo usaba un poco más de sus hombros, estaba descalza pisando el césped, había un perro dando vueltas en el jardín.

Se alejó y se puso a revolver sus cosas hasta que encontró un binocular, se puso a observarla, le miro las piernas y luego el escote.

—Meh, le pongo un ocho con cincuenta, no está nada mal, ¿Será casada? Ojalá que no, tengo una maldición con las casadas...

Keane se alejó y se acostó en su cama, pero por alguna razón se levantó y se volvió a acercar a la ventana, la diviso una media hora, el no quería admitirlo, pero la joven era muy bella.

Miro la portada del libro que leía, se llamaba "Bajo la misma estrella"

—Ay... Creo que un dolor literario conocerás... Me agrada la mujer culta... Subiré la nota a nueve con treinta.

Una mujer salió al jardín, era rubia, seguramente era su madre, parecía que discutían por algo, la joven cerro su libro y le paso caminando por al lado y se metió a la casa y su madre ingreso detrás de ella.

—No me la corras... la estaba conociendo...meh... me voy a dormir.
Se metió a la cama y miro el techo, diviso la cama y estiro su mano, estaba vacía... y fría, no había nadie que la calentara, solo él en su amarga soledad.

—Solo...de que me sirvió tener a las que quise, más solo que un perro termine... como quisiera encontrar alguien que me amara por lo que soy en vez de lo que les pueda dar... el mundo parece regido por lo material... lo tengo todo a mi corta edad, pero no puedo comprar el amor... Maldita sea.

***

Al día siguiente mientras regaba las plantas del jardín delantero, la chica que había divisado la noche anterior desde la ventana de su cuarto, volvía de andar en bicicleta, traía una mochila colgada, y un vestido blanco de verano, le sonrió a una vecina de al frente y la saludo con su mano, Keane la observo de reojo, ella ingresó a su garaje y no volvió a salir.

—¡Que linda chicaaaaaaa! Que suerte la mía...

La vecina de al frente, una señora mayor lo escucho, río  y se metió dentro.

En ese instante un petardo encendido reboto cerca de él, exploto y casi se hizo caca encima del susto

Dio un salto y se fue al suelo—¡Mierda!

Dos niños de unos ocho años comenzaron a reír de él, uno vestía un Short del Bayer Munich y una sudadera Nike de color blanca, el otro una bermuda de jeans y el torso desnudo, ambos usaban el cabello corto, eran rubios y su cara eran las de unos diablillos.

Keane se acercó a ellos—¡Les voy a patear el culo mocosos idiotas!

—¡Anda de baboso!

—¡Si, tonto baboso!

—¡Tsk!—Rabio—¿Qué dijeron?

—Ella está fuera de su alcance, baboso.

—Comiencen a correr.

La chica se asomó por la ventana, al oír unos gritos, tenía una tostada con mantequilla en la mano, le dio un mordisco y siguió con su vista la secuencia.

Observo a dos niños correr y detrás a un sujeto joven que les iba comiendo el culo.

Ella rio—Los Collins hicieron otra travesura... esos niños son terribles.

—Parece que ni padres tuvieran, se la pasan en la calle—Comento su madre mientras lavaba los trastes, si siguen así terminaran delinquiendo el día de mañana.

***

Keane los correteo hasta la casa donde se encerraron cuáles roedores, diviso la dirección y sonrió —¡Ya van a ver! ¡Se metieron con quien no debían!

Los niños le sacaban la lengua desde la ventana... Uno sé bajo los pantalones y apoyo las nalgas en el vidrio.

—Ya vas a reír más tarde...

—¡Lero lero! ¡Baboso! ¡Vete al demonio!

***

En la tarde tomo la guía telefónica y marco a la casa de los Collins.

—¿Diga?—Menciono una mujer.

—Buenas tardes, ¿Me comunico con Alexa Collins?

—Si; soy yo.

—Mi nombre es Michael Fox y le estoy hablando del Bremen Bank para notificar una serie de movimientos sospechosos en su cuenta bancaria, le voy a pedir que mañana por la mañana, se presente a primera hora para solucionar el problema ¿Si?

—¿Movimientos? ¿Qué movimientos?

—Siguiendo la ruta del dinero parece que han sido compras reiteradas en juegos de video cerca de mil dólares en Free Fire y déjeme revisar bien, veo también depósitos en sitios porno, sucesivos pagos  a videocámaras... De sitios para adultos.

Keane contuvo la risa.

—¡¿Queeeeeeee?!

—Como sabe nadie de banco le pedirá dinero ni claves bancarias por telefono, por eso la estoy citando a primera hora para ver la forma de pago de esta deuda que ha adquirido.

—¡Yo no compre nada!

— Quizás  su marido.

— Estoy divorciada, no tengo marido.

—Oh ya veo, quizás alguno de sus hijos pudo haber hecho compras por internet...suele ocurrir a menudo, le roban a sus padres las tarjetas...

—Los voy a matar...

—La deuda total es de tres mil quinientos...

—¡¿Tanto?!

—Y si...

—Me va a dar un infarto.

—No deje sus cosas al alcance de los niños, le llame porque  han ocurrido estafas con esta modalidad, por eso venga al banco mañana ¿De acuerdo? Veremos si podemos solucionar esto y con suerte llegar a cancelar esto, aunque esta dificil.

—Muchas gracias, ahí estaré, hágame el favor no tengo para pagar eso.

—Veremos, señora, le realizamos un bloqueo temporal a su tarjeta, para evitar mas deuda, cuando venga se la liberaremos.

—Gracias, mañana estare ahi.

—Hasta luego, señora Collins

Keane soltó una carcajada luego de colgar—Estupidos niños.

***

La señora Collins ingreso a la habitacion de sus hijos con un cinto en la mano, los pequeños estaban acostados en la cama jugando con la Playstation, la observaron estupefactos por la repentina entrada al cuarto.

—¡Son unos malditos, gastando mi dinero en juegos y en sitios de prostitutas! ¡Esto les enseñará a no volver a tocar mis tarjetas!—Hizo tronar el cinto.

—¡Mama no tocamos nada!

—¡Lo juramos!

—¡Me llamaron del banco!

La mujer cerro con llave y los cago a cintazos.

—¡Aaaaah! ¡Duele!

—¡Mama! ¡Basta!

—¡De donde voy a sacar ese dinero, estúpidos!

Le dio  en la espalda  a los dos—¡Esto les enseñará a no tocar mis cosas! ¡Nunca maaaaaaas!

—¡Aaaaaa!

—¡Nosotros no fuimos! ¡Aaaaaaa!

—¡Aaaaaaaa!

***

Keane estaba sentado en el porche de su casa, se había encendido un Chesterfield, pasaron caminando los niños por al frente  sobándose la espalda mientras  llevaban una bolsa de pan.

—Seguro fuiste tu.

—Que yo no fui, idiota.

Keane sonrio y se echo a reir  a las carcajadas.

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