CAPÍTULO XIII: COMO DIJO LENNON
Operación Zulú, Hawaii / 10:00 a.m.
-¿Dónde está el Teniente Jones? -. Preguntó Howie, pocos minutos de haber abordado el avión, esperó un tiempo por una respuesta, pero no llegó sonido alguno del propio Neil o de alguno de los tripulantes, perdió la paciencia. -¡¿Alguno sabe donde está?! -.
-Lo sentimos señor, no encontramos rastros de él en el radar-. Habló Larsen, mientras conducía el avión, alejándose cada vez más de la zona de combate, Howie caminó de manera acelerada hacía la cabina del piloto y no se contuvo más.
-¡Maldita sea Larsen! -. Larsen bajó la mirada un toque avergonzado. -Lo siento, es que no sé qué voy a decirle a Ander, Robert y Alice cuando me pregunten por él-.
-Podríamos enviar un equipo de rescate ahora desde la base-. Sugirió Larsen.
-¿No podemos simplemente ir nosotros mismos? -. En ese momento su cerebro no funcionaba al cien, cualquier persona con dos dedos de frente hubiera llamado más soldados para embarcarse a buscar al líder del operativo, habría que ser o muy estúpido para decir eso o muy valiente como para volver a la zona de guerra a buscar a su amigo en caso de que estuviera con vida y sin saber si por lo menos uno o ambos volverían de allí con vida.
-Lo siento señor, pero como está la situación no creo que sea lo más conveniente-.
-Tienes razón Larsen, volvamos al campo y esperemos lo mejor-. A decir verdad no había nada bueno que esperar de todo esto, Neil no estaba y ninguno tenía la más remota idea o certeza de que estuviese vivo, el resto del viaje fue silencioso, algunos se encargaban de atender a los heridos en combate, otros a tratar de dormir y Howie solo se limitaba a volver a la base para reunirse con Anderson y esperar que no lo mataran por la que iba a decir. Aterrizaron y bajaron de manera silenciosa, a lo lejos divisó tres figuras esperándolo; era ahora que debía decir la triste verdad sobre Neil, llegó allá con rastros de nostalgia y de que pudiera hablar Anderson de había acercado a él y lo había abrazado fuertemente, correspondió el abrazo derramando algunas lágrimas, para luego prepararse para lo peor.
-Creí que no volverías-. Habló Anderson sujetando su rostro de nuevo, sin importarle que los demás lo vieran o juzgaran, de nuevo lo envolvió en un abrazo.
-Lo sé, pero aquí estoy-. Respondió, "eso es sigue preparando tu propio funeral" se dijo a sí mismo, los Kingston se acercaron más para unirse al abrazo, Alice tomó la palabra.
-¿Dónde está Neil? -. Ante eso, Howie solo pudo bajar más la cabeza y romper a llorar, esa respuesta silenciosa bastó para que Alice también rompiera a llorar y se aferrara a su hermano que estaba a nada de estallar de la impotencia, abrazó a Alice una vez más para consolarla antes de acercarse con paso decidido a Anderson.
-¡Inútil! -. Comenzó a acercarse a Howie para golpearlo pero Anderson se le atravesó deteniéndolo. -¡Por tu culpa mi hermana no va a volver a ser feliz nunca y perdí a un amigo! -.
-Robert, tranquilo-. Anderson forcejeaba con Robert a pesar de no contar con el suficiente equilibrio por su pierna herida. -Aún no sabemos si está muerto o no, y déjame recordarte que ninguno perdió la esperanza cuando los secuestraron a ambos-.
-Es ... Difícil-. Robert se dejó caer en el suelo rompiendo a llorar, creo que no había momento más desolador y triste que este para ellos, estaban a la expectativa de que Neil seguía vivo, comenzó a hacer los preparativos para comenzar la búsqueda de Neil.
En algún lugar de Hawaii
Por otro lado a las orillas de un río se encontró un joven bocabajo vestido con ropa militar algo lleno de tierra, sangre y hollín, el joven era pelirrojo aunque ahora su cabello estaba un poco teñido de negro por el hollín y restos de pólvora que re dejó los sucesos de la guerra u operativo (como quieran llamarlo), en su mano sujetaba sus placas militares algo chamuscadas, parecía muerto. Un grupo de nativos que pasaba por ahí lo divisó y se acercaron a él para darle vuelta y ver su rostro.
-Hay que llevarlo para poder curar sus heridas-. Habló el líder de los nativos en el dialecto hawaiano señalándolo, tenía un color de piel trigueño y vestía taparrabos, pantalón, significativos tatuajes, aquella tribu eran los famosos guerreros de Hula.
-No podemos llevarlo, sería acobijar a un enemigo-. Mencionó otro preparando su arco y apuntando con este hacia el soldado en el suelo, los demás parecieron apoyar la idea, porque también alzaron sus armas y gritaron.
-¡No!-. Se alzó de nuevo la voz del líder nativo y los demás callaron. -Me avergüenza que piensen en sacar provecho de alguien mal herido, eso no es lo que se nos ha enseñado, ¿desde cuándo respondemos a la violencia con más violencia? -. Los otros guerreros se quedarán reflexionando lo que su líder acababa de decir, este prosiguió. -Lo hospedaremos como a uno de los nuestros y curaremos hasta que esté bien-. Sin más algunos hicieron una especie de camilla y lo levantaron del suelo para llevarlo a una aldea ...
Base naval de Norfolk, Virginia
-¿Tenemos algún rastro o pista de dónde pueda estar? -. Preguntó Robert entrando a la oficina donde Anderson dirigía los operativos de rescate.
-Nada aún, siguen merodeando la zona de combate, pero no hay nada-. Respondió Anderson.
-Hemos enviado helicópteros y unidades terrestres a la zona-. Corroboró Howie.
-Bien, manténganme informado-. Anderson se levantó y fue casi corriendo hacia Robert, le tocó el hombro haciendo que se detuviera.
-Espera-. Robert lo miró confundido. -¿Cómo lo está tomando Alice? -.
-Bastante mal, no deja de mirar las fotos de la fiesta cuando Neil le propuso matrimonio, no ha comido ni dormido desde que llegaron tú y los pocos sobrevivientes, ni siquiera se despega de la ventana-.
-Oh ... Eso está mas mal de lo que creí-. Hizo una pausa. -Pero no nos rendiremos hasta encontrarlo y traerlo de vuelta-.
-Así será-. Afirmó Robert siguiendo con su camino hasta donde estaba la habitación de su hermana, llamó a la puerta, pero ella se reusaba a despegar la vista de aquella ventana que daba a la pista de aterrizaje con la esperanza de que Neil bajara de alguna aeronave o helicóptero , sin esperar respuesta se acercó a ella cubriéndola con una manta y sentándose a su lado a esperar que hubieran buenas noticias ...
Aldeas de tribus nativas, Hawaii
Después de estar un tiempo inconsciente, el soldado poco a poco abrió los ojos despertando en un lugar desconocido para él, era cálido y estaba cubierto por una cobija de tela fina tejida a mano, tenía vendajes y a su lado izquierdo había una mesita con unas bebidas calientes, a su derecha estaba el líder nativo fumando una pipa como si esperara que despertara.
-¿Dónde estoy? -. Preguntó el soldado sentándose para tener una mejor vista de la choza donde estaba.
-Bebe esto-. Le respondió el nativo en el idioma del soldado pasándole un recipiente con la bebida caliente, este lo recibió sin poner peros y dio un sorbo que casi hace que bote la bebida por el calor, pero lo tomó rápidamente. - Estás en un lugar seguro, me llamo Koda-. Le extendió la mano. -Hace mucho que no suelo hablar en inglés-.
-Neil, Neil Jones y no te preocupes, un compañero me enseñó un poco de este hermoso dialecto-. Respondió al saludo para luego seguir con su bebida que aunque estaba humeante a radiar, era reconfortante, miró al rededor contemplando la choza acogedora, luego reparó en que estaba sin camisa y vendado. -¿Y mi ropa? -.
-No te preocupes por ello, me he tomado la molestia de brindarte una de las nuestras-. Le tendió un conjunto (taparrabos, muéqueras y tobilleras) hecho a su medida, y lo dejó para que se cambiase, Neil lo tomó y en menos de cinco minutos estaba saliendo de la choza vestido como un guerrero Hula, los demás lo miraron extrañados, pues era el único blanco en medio de ellos y sin tatuajes. -Aún no están contentos con mi decisión, algunos siguen viviendo en el pasado ...-.
-Y no comprenden que no debemos atacarnos entre nosotros-. Terminó Neil para sorpresa de Koda, en ocasiones cuando Neil tenía tiempo libre leía libros de historia con Nick, allí había aprendido un poco de la lengua hawaiana, su historia, costumbres, etc... Y también compartía la idea de que nosotros mismos somos nuestros enemigos, nadie más.
-Exactamente, ¿De dónde eres? -. Tomaron asiento frente a una chimenea con los demás, era de noche y estaban a punto de comer algo.
-De Inglaterra, pero me enviaron y me obligaron a ir a la guerra en nombre un país ajeno-.
-Eso es horrible, aún guardo la esperanza de que todo el mundo viva como si fuera uno solo-.
-Sin que importe la religión o las pertenencias del otro-. Siguieron hablando, hasta que Koda tomó la palabra en su lengua nativa, para darle la bienvenida a Neil a su tribu y también para comenzar a celebrar la llegada de un nuevo miembro. Lo tatuaron al estilo maorí como a uno de los suyos, Neil estaba feliz, pero deseaba estar en otro lugar con otras personas, deseaba estar en su casa, solo debería que adaptarse, recobrar fuerzas y esperar que todo estuviera bien ...
Alguna zona de Hawaii
-¡Encontré algo! -. Gritó uno de los buscadores cuando vio el casco de Neil flotando por el río, los demás se acercaron, Robert sujetó el casco con fuerza evitando romper a llorar, inmediatamente pensó que aún había esperanza de que su mejor amigo siguiera vivo.
-No debe estar lejos de aquí-. Habló Robert y comenzó a caminar hacia el frente como si el casco lo guiara, tenía esa corazonada de que ese era el camino correcto, los demás lo siguieron; duraron caminando casi todo el día hasta que decidieron acampar para continuar con la búsqueda.
Dos meses después de que Neil se hubiera recuperado de sus heridas y hubiera sido bien recibido en la tribu de Koda, estaba más que listo para volver, estaban preparando un kayak con Koda para hacer un recorrido por el rio en busca de algo que pescar, como iban los dos; aprovecharon para seguir hablando sobre la libertad del mundo y el fin de las guerras, dos meses, ese tiempo era el que llevaban buscándolo en esa selva sin perder la esperanza.
-Espero con ansias volver a mi país-. Dijo Neil mientras remaban adentrándose más en un lago.
-Pronto se verá eso, amigo mío-. Respondió Koda.
-¿Como puedes estar tan seguro Koda? -.
-Siempre tiendo a mantenerme firme ante un pensamiento positivo, así atraigo más buena vibra a mi vida-.
-Entiendo, mis amigos y mi prometida solían decirme eso cuando la tristeza me agobiaba-.
-Vaya, tienes una vida interesante y pacífica si puedo decir-.
-Bueno ... Yo describiría mi vida como normal, pero con muchas dificultades-.
-Pero las superarás-. Neil lo miró extrañado y él le señaló el otro extremo del lago donde había un grupo de personas con uniforme, Neil no cabía de la dicha y volteó a verlo. -Eres todo un fénix amigo-. Se acercaron al borde y Neil se dirigió hacia donde estaba Robert, apenas se bajó los demás apuntaron hacia ellos y viceversa, Neil se interpuso, Robert lo miró extrañado.
-¿Neil? -.
-Sí Robert, soy yo-. Dijo Neil acercándose más a él, cuando menos se lo esperó su amigo lo envolvió en un abrazo, Neil se lo correspondió.
-Creí que estabas muerto, idiota-.
-Lo mismo pensé yo, hasta que me encontraron y ayudaron-. Les dijo a Koda y compañía, Robert movió la cabeza a modo de agradecimiento, se despidieron dando por seguro que volverían a verse en un futuro y salieron hacia la base con buenas noticias, antes de irse Koda se acercó a él y le entregó un talismán con un fénix tallado, Neil se lo agradeció.
-Es un hermoso detalle Koda-. Dijo mirándolo una vez más antes de ponérselo, pero luego cayó en cuenta de que no sabía porqué. -¿Por qué un fénix?-.
-Neil, me has demostrado que no importa cuantas veces caigas, siempre resurges como esta hermosa ave, el fénix es tu animal espiritual-. Finalizó señalando su corazón.
-Ya veo, ¿Todos tenemos uno?-.
-Claro que sí, el mío es un lobo-. Ante esto sacó su talismán y se lo mostró. -Liderazgo y fortaleza, es lo que me caracteriza-.
-Nos volveremos a ver-. Aseguró Neil antes de cerrar la despedida con un apretón de manos, siguió a Robert que comenzó a bombardearlo con preguntas y le sorprendió bastante saber que se había vuelto guerrero Hula, para siempre tendría algo de Hawaii en él y apostaría a que Nick lo envidiaría. -Creo que me estoy enamorando de Hawaii-. Dijo dando una última mirada tanto a su pequeño tatuaje en su muñeca (que parecía un brazalete) como a las chozas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro