CAPÍTULO III ROBERT
PUNTO DE VISTA DE ROBERT:
Lunes 10 de Agosto de 1992
Acabábamos de llegar del hospital, luego de que mi madre reposara del embarazo de Alice, mi hermana, entramos y de inmediato nos dirigimos a la habitación de Alice para dejarla allí y comenzar con nuestras rutinas, era un día maravilloso porque acababa de convertirme en hermano mayor, me dirigí a mi estudio a comenzar una pintura, que le regalaría a Alice cuando fuera más grande, cuando oigo que mi padre me llama a la sala.
-Robert, ven a la sala inmediatamente-. Me encaminé hacia allá, sabía que cuando mi padre decía inmediatamente era mejor que no le hiciera enfadar, sabía por experiencia que era mejor que no tardara, así que bajé corriendo hacia donde estaba y me acerqué a él.
-Sí papá-. Dije mientras me colocaba a su lado con pose firme.
-Ahora-. Se puso de pie y me sujetó de la nuca con fuerza. - ¡Quiero que me prometas que no dejarás que nada le pase y harás todo lo que te diga! -.
-Si señor-. Dije, pero me sujetó con más fuerza y me golpeó tres veces contra la pared hasta que sangré.
- ¡Dilo como hombre! -. Comencé a sangrar en abundancia y a llorar, parecía un saco de boxeo.
- ¡Si señor! -. Me soltó y luego se acercó de nuevo a mí.
-Ahora deshazte de esas cosas de niño, debes actuar como un hombre adulto-. Comencé a tirar mis pinturas, objetos de dibujo y juguetes con los que mi mamá nos narraba historias, a la basura, pero me acordé del cuadro de Alice, hice hasta lo imposible por esconderlo y funcionó hasta que nos mudamos un apartamento cerca de la universidad...
-Supongo que hubieras sido un gran pintor-. Dijo Neil con sinceridad mientras preparaba algo para tomar, pues dentro de todo, mientras escuchaba íbamos trabajando casi a la par, así terminaríamos más rápido y cada quien cogería por su lado.
- Algún día lo seré-.
-Si, si no morimos en este infierno-.
-Vamos Neil, no seas tan dramático, aunque debo admitir que tienes razón-.
- Lamento oír eso Robert-.
-No me compadezcas Niel, casi muero varias veces-.
-Oh, eso es ... -. Hizo una pausa recordando que me fastidiaría con sus lamentaciones y me ofreció el vaso con café caliente que había sacado de su termo metálico, con gusto la recibí para luego seguir contando mi historia...
Jueves 26 de Marzo de 1999
Otro día cuando Alice tenía como siete años, estábamos jugando en el patio imaginando que éramos exploradores o simple aventureros como Indiana Jones, estábamos saltando de aquí para allá, sólo podía jugar cuándo mi padre no estaba, si por alguna razón me encontraba en eso, bueno, ya sabía lo que pasaría, pero en medio de todo tuve que ausentarme para ayudar a mi mamá con los mercados y justo en ese momento se acercó Alice llorando.
-Au, mi brazo-. Inmediatamente deje lo que estaba haciendo para averiguar que había sucedido con ella.
-Oh, Ali, ¿Qué te pasó? -. Limpié sus lágrimas con mis pulgares mientras le sonreía, me gustaba ser hermano mayor, excepto cuando estaba papá, solo actuaba como un idiota sobreprotector.
-Me tropecé con una roca-. Dijo mientras me mostraba un raspón, dulcemente la tomé del brazo y nos dirigimos a la casa.
-Ven, será mejor que entremos o se te puede infectar la herida-. Ojalá no nos hubiéramos topado con mi padre apenas entramos, porque nunca olvidaré esa mirada asesina que me dirigió al ver a Alice llorando y con esos raspones.
- ¿Qué le has hecho a tu hermana? -. Preguntó estallando en furia mientras se acercaba de manera intimidante hacia nosotros.
-Nada, yo ... -. No pude seguir porque mi padre me sujetó del brazo fuertemente para apartarme de Alice y llevarme afuera a la lluvia.
-Quiero que cortes todos estos troncos, y no entras hasta que acabes-. Dijo mientras señalaba un poco de troncos, sin más comienzo a "trabajar" bajo la lluvia, no supe cuántos corté o si terminé porque perdí la razón...
-Santo cielo, ¿qué pasó? -. Preguntó Neil con asombro.
-Según mi madre y los médicos me había dado hipotermia, me habían encontrado tirado en el patio, casi tieso, aparte de la lluvia estábamos a temperaturas más frías de lo normal por no decir que estaba nevando, fue un asco y todo por un simple y maldito raspón-.
-Qué horrible-.
-Al principio, tanto yo como ellas pensaron que había partido, porque no me movía, no sabían si respiraba o no, solo lo supieron cuando me levantaron para ir al médico y un vecino que pasaba por ahí se ofreció a llevarlas y buscar la forma de que entrara en calor-.
-Gracias a Dios alguien se cruzó por ahí-.
-Si, menos mal, pero no fue la primera vez que estuve cerca de la muerte-. "Y no creo que sea la última si seguimos aquí" nos dijimos para sí mismos.
Langely, Reino Unido 2003
Cuando recién comenzábamos la secundaria y la primaria respectivamente, las cosas seguían tornándose horribles para mí, noche tras noche me convertía en objeto para que mi padre descargara su furia cuando llegaba ebrio o tenía problemas en el trabajo, prefería mil veces que me golpeara a mi que tocara a mi madre o a Alice, día tras día hacía mi mejor esfuerzo por no demostrar ni una pizca de debilidad delante de Alice, me había convertido en su héroe y protección cuándo mamá no estaba y lo que menos quería era que me viera triste, algo que nunca olvidaré es que ese ser que es mi "padre" no tenía corazón.
- ¡Maldito animal! -. Dijo mi padre cuándo vio un mapache merodeando por la cabaña. -Pásame la escopeta Robert-.
-Pero papá-. Traté de replicar, obviamente sin éxito.
- ¡Hazlo! -. No tuve más opción que hacer lo que me decía y mi padre apunto hacia ese mapache y le disparó tres veces, el pobre animal había que dado desfigurado que ni quería mirar y menos mal Alice no estaba presente para presenciar esto. -Esto es lo que debes hacer con esta alimañas-.
-Pero esto es inhumano-. Dije y me golpeó con dureza con la escopeta, quedé un poco perdido, eso no era lo único que me había "enseñado", también debía tratar a los demás que no fueran importantes como si fueran basura, en especial si eran de color o tenían discapacidades.
-Tú no tienes voz aquí, ahora limpia este desorden-...
Yo simplemente seguí narrando mi trágica vida hasta que había llegado a la base naval, Neil se preguntaba cómo había salido de eso y además recordó que por haber encarado a su padre estaba ahí en ese lugar.
-Ya entiendo-. Niel hizo una pausa recordando cuando no había podido contenerse más y se enfrentó a su padre. - ¿Alguna vez lo encaraste? -.
-Muchas, casi muero por eso-.
- ¿Tu madre por qué no lo abandona? -.
-Murió, Neil-. Un oscuro recuerdo de ese día vino a mi mente, aún recuerdo cuando contesté esa llamada y dijeron que mi madre no había ganado la batalla contra esa enfermedad terminal y estuve a nada de romperme a llorar, de nuevo.
-Siento oír eso-. Luego hizo cara de "metí la pata", alcé los hombros restando importancia, de un sorbo terminé el café para reanudar el trabajo de limpieza.
-Descuida-. Recobré mis fuerzas y se puso de pie. -Por eso es que trataba de verme rudo, aunque ahora no tanto-. Neil se rio porque sabía que eso no era cierto, tenía una fascinación por las Harley Davidson y los carros clásicos antiguos, además de la ropa de cuero.
-Robert, prometo que tan pronto salgamos de aquí, haremos que tu padre pague por ello-.
-Ok, y yo prometo cuidarte las espaldas, para que puedas estar con Alice-. Esto provocó que Niel escupiera su bebida por el asombro de lo que había dicho.
-Gra ... Gracias Robert-. Niel no supo que más decir. -Ahora terminemos con esto-.
-Sí, aunque para ser sincero, los dos se ven muy bien-. A partir de entonces los dos dejamos las rivalidades volviéndonos buenos amigos, los retos, provocaciones y temor habían finalizado, ahora sacarían provecho de su amistad y también harían hasta lo imposible para cumplir las promesas que se hicieron en ese instante de reconciliación.
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