Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo único

"En la dulce espera."

Inicio: 02-07-2024

Término: 04-07-2024


Con su overol sin playera, se había bajado la pechera y con su cabello largo y suelto, a mí se me caía la baba al mirarlo.

Recostada en su pecho, amaba estar acostada en su torso desnudo, contemplar sus vellos y de vez en cuando acariciárselos a mi gusto, y suspirando, Layne me miró atento.

—¿Te sientes bien, amor mío? — le sonreí con destellos.

—Si, mi Layne.

—¿Segura?

—Ajá — me le quedé viendo con suspiros y él acechándome con sus intensos ojos celestes, acarició mi enorme barriga.

Yo me derretí por completo y él lo advirtió.

—Mmm, mi amor — le jadeé y Layne más me atrapó con su sexy mirada.

—Te amo.

—Y yo a ti.

Nos jadeamos y acercamos nuestros labios y comenzamos a besarnos largamente. Layne, con deseos metió su lengua en mi boca, lo que me hizo aún más estremecer por él, y besándonos, hicimos tronar nuestros labios,

Al cabo de besarnos, yo seguía con los ojos cerrados, deseaba que él volviera a besarme y Layne se me quedó viendo apasionado y sonrió.

—¿Quieres que te vuelva a besar?

Embelesada por él, le dije un si con la cabeza, y él todo tierno, tomó mi rostro, lo acercó a sus labios y depositó otro largo y audaz beso con lengua.

Yo lo miré perdidamente enamorada, llena de suspiros, y él volvió a acariciar mi barriga. Amaba que le hiciera cariño a nuestra bebe en mi vientre.

—Oh — exclamé derretida por completa y con mimo me recargué más en su torso. Layne también se aproximó más a mí, apoyó su rostro junto al mío, tomó mi mano y sonrió con ternura.

Ambos le hicimos cariño a nuestra bebe y él me observó con detenimiento.

—Hoy estás especialmente preciosa.

—¿Lo dices en serio, mi Layne? — abrí los ojos al sentir una brusca patada de nuestra bebita y él sonrió.

—Esa sí que fue una gran patada de mi princesita.

—Si — me froté la barriga y lo miré a él con amor e ilusiones — Sabe que tú le estás haciendo cariño — sus ojos brillaron.

—Amo tanto que lo sepa, mi amor. Que sepa que soy su papá — le acaricié su mejilla y después su barba.

—Te amo tanto, mi Layne — me vio con dulzura — vibró por dentro.

—Y yo a ti, mi hermosa.

Nos vimos todos enamorados y después yo volví a recargarme en su torso desnudo y Layne feliz y orgulloso de tenerme así en sus brazos y pecho, yo solté otro suspiro y después se me escapó un dulce gemido.

—¡Ay! — él me miró.

—¿Qué pasa?

—¡Ay! Se está moviendo muy rápido, mi amor.

—A ver...

Colocó sus dos manos en mi barriga y las movió suavemente en ella. Me miró atento.

—... Está inquieta — le dije un poco incomoda.

—Ahí está moviéndose de nuevo, ternura — tomé con cariño una de sus manos en mi vientre.

—No dejes de tocarme. No quiero que lo hagas — me contempló intenso.

—No dejaré de hacerlo.

—...

Se me escapó otro suspiro, él me observó con detenimiento, amándome con locura y acarició y acarició mi gran barriga.

Sentí otra fuerte patadita y Layne sonrió, rio y besó mi hombro.

—Esta nenita va a ser la consentida de papá — me susurró, lo que me hizo vibrar.

—Parece que sí.

De nuevo se me quedó viendo fijo y con deseos.

—Desvístete para mí — me sentí avergonzar.

—No, estoy enorme.

—Vamos, si tú puedes verme sin playera, yo también quiero verte. Ver tu vientre — el corazón se me aceleró.

—... De acuerdo, pero solo un poco — me sonrió travieso.

—Ok.

Nerviosa, me iba a subir el vestido, pero él me lo impidió.

—Espera. Iré a buscar algo que compré justo para este momento.

—...

Layne se enderezó con cuidado de mí y yo lo contemplé caminar hasta nuestro closet y me acaricié la barriga con cariño.

—Dios, cuanto te amo, amor mío.

Se veía tan guapo y sexy con ese overol y su torso desnudo y varonil. Sus vellos en el pecho me volvían loca.

Layne era demasiado atractivo, bueno y además tierno. Era mi esposo, solo mío y padre de mi querida bebe.

Él dulce, sacó una pequeña cajita blanca del closet y se acercó con ella a nuestra cama; yo lo miré acercarse de pie a cabeza y me enderecé frente suyo.

Layne me miró, y yo deseosa, vi los vellos en su torso y comencé a acariciárselos. Layne sintió un calor recorrer todo su cuerpo y sonrió. Yo sin contenerme, le besé sus pectorales y él se volvió loco.

—No mi amor. No hagas eso — jadeó y yo lo miré coqueta.

—¿Por qué? — volví a besarle cada pectoral y él cerró los ojos con deseos, me tomó de la cintura y empezó a reírse.

Amaba oírlo reír. Su risa era muy contagiosa.

—Me haces cosquillas, mi amor — yo me reí y le seguí besando sus pechos y acaricié con afán sus vellos.

—Mi niña, basta, me haces muchas cosquillas.

—¡Jajaja!

—Solo te digo que después será mi turno.

Dijo en forma de sentencia y los dos reímos.

Pretendía acostarme de nuevo, pero él me detuvo.

—Espera. Quiero que te subas el vestido — lo vi con vergüenza y a punto de levantarme el vestido, Layne tomó mi mano.

—Date vuelta.

—...

—Yo lo hago.

Con mis mejillas enrojecidas, Layne me observó vivaz, y yo perdida en él, me di vuelta, y él con fervor y anhelos, subió lentamente mi vestido y colocó sus manos en mi barriga. Las tenía tibias y yo sonreí con nervios.

—Tienes las manos tibias — me miró intenso.

—No será por mucho tiempo.

Me le quedé viendo locamente a sus profundos ojos celestes y Layne me contempló con destellos, todo enamorado.

Quería besarlo y me giré para darle mi beso, pero me torcí el pie y caí justo en sus brazos. Layne me sostuvo sonriéndome todo tierno.

—Te tengo.

—...

—¿Estás bien?

—Si... Me he torcido mucho los pies estos días.

—Entonces es mejor que nos acostemos.

—Si, por favor.

Volvimos a acostarnos en nuestra cama y yo miré aquella cajita blanca. Layne me vio con ternura.

—¿Qué es?

—Lo más tierno y bonito que verás hoy.

Intrigada, Layne me sonrió y destapó la caja.

Me morí de ternura al ver un pequeño auto de juguete, de color rojo, junto con mis bombones preferidos; miré sorprendida y con amor a Layne y él me sonrió.

—Oh mi amor, es un autito para nuestra princesita.

—Quería uno rosa, pero ya se les había terminado en la tienda — lo miré toda derretida.

—Oh, mi vida, mi Layne. Eres tan lindo y tierno, que ahora solo quiero...

—Adelante. Puedes comerme a besos todo lo que quieras — le sonreí embelesada y me abalancé sobre él y empecé a darle besitos por todo su rostro sin parar; Layne rio y me abrazó. Amó mi dulce actitud.

—Ya mi amor, detente, jejeje — dijo riéndose feliz y tierno.

Yo le sonreí más que contenta y feliz, y Layne sonriéndome travieso, acarició mi mejilla.

—¿Y no piensas comer tus bombones?

Más emanó mi alegría.

—¡Si! ¡Los amo! ¡Me encantan!

—Jejeje.

Me senté en la cama, saqué un bombón y Layne se acomodó junto a mí. Yo le sonreí.

—Te amo, mi amor.

—Y yo te amo a ti, mi hermosa.

Le contemplé con amor y me eché el bombón a la boca. Dios, sentí que toqué el cielo con ese sabor inigualable de chocolate. Layne me miró, y todo tierno, colocó el auto sobre mi barriga y lo movió en círculos; yo lo vi con destellos y él me atrapó con sus apasionados ojos.

—Recuéstate de nuevo aquí en mi torso.

Yo feliz y con anhelos le obedecí y con cuidado me acosté otra vez en su torso varonil.

Layne se acomodó y yo de pronto me sentí más pesada; se me escapó un dulce gemido ya acostada en su pecho y me acaricié la barriga. Él me observó hacerlo intenso.

—¿Estás bien?

—Si...

Le sonreí y él movió el autito en mi barriga y me acechó con su mirada.

—Ahora te tengo para mí y no te soltaré de mis brazos, ni de tocarte.

Me derretí por completo.

—Oh, Layne — él contempló mis ojos, que lo adoraban y yo bajé la mirada a sus manos, que acariciaban a nuestro bebe en mi vientre.

Toda loca por él amaba que me tuviese así en su pecho, que me acariciará. Que solo él pudiese tocarme y sintiendo sus caricias, Layne me observaba con detenimiento y con deseos.

Por impulso, abrí más las piernas y se me escapó otro gemido y él besó mi hombro.

—Si quieres gemir no te reprimas y gime, gime para mí, mi hermosa.

—... Mmm.

Él sonrió y volvió a besar mi hombro y sin dejar de tocarme, nuestra bebe en mi vientre era prisionera de todas sus caricias.

—¡Ay! ¡Mi amor!

—Que bien. Otra vez está pateando.

—Y muy fuerte...

Cerré los ojos con molestias y me aferré más a su pecho.

—Mmm, ahahah.

—Shhh, mi hermosa. Amo tanto poder tocarte, sentir a mi hija en tu vientre, ser parte de tu transformación.

—Oh, amor mío. Amo que seas el papi de mi bebe — me sonrió intenso.

—Lo sé. Tus ojos me lo gritan a cada instante — me le quedé viendo perdidamente enamorada y él observó fijo mis ojos.

—Y ahora me dicen que siga acariciándote sin parar.

—No te detengas.

—No lo haré.

—Te amo.

—Y yo a ti.

Me le acerqué a sus labios y Layne me besó con desesperación.

Solté un suspiro al cabo de él besarme, contemplé con idilio su rostro y ojos y Layne me sedujo una vez más con su profunda y sexy mirada; yo volví a acomodarme en su torso. Solo quería que volviera a tocarme la barriga y él así lo hizo.

—Mmm.

Layne sonrió y acarició y acarició sin parar mi barriga y nuestra bebe me pateaba feliz al sentir a su papá.

De pronto, Layne miró mi ombligo que estaba sobresalido y esbozó su tierna sonrisa.

—Tienes el ombligo salido — me dio vergüenza.

—¡Ay si! Se me ve horrible — besó mi mejilla.

—Nada de eso. Estás hermosa — me jadeó y yo me derretí por completo.

Lo miré perdidamente y él volvió a sonreírme y miró otra vez con ternura mi ombligo.

—¿Puedo tocarte el ombligo?

—No, porque me darán ganas de orinar — sonrió sin entender.

—¿Cómo es eso?

—Si, es cierto. Cuando me lo toco me dan ganas de orinar — rio.

—A ver.

—No, cariño.

—Vamos. Siento curiosidad.

Me pidió y me tocó el ombligo; movió su dedo en círculos en mi ombligo y me miró todo enamorado. Mi corazón iba a salírseme de felicidad, vergüenza y de amor por él.

—Oh.

—Ves como no te pasó nada, mi hermosa.

—¡Ay! Tengo que ir al baño — me vio sorprendido y se puso a reír.

—¿Qué? Entonces si era cierto, cariño.

—Tengo que ir, o si no, me orinaré aquí en ti — me sonrió travieso.

—Ok, tranquila ¿Puedes levantarte?

—... Si — lo hice con dificultad y él todo tierno me ayudó a levantarme de su torso.

—Sostente de mí.

—... ¡Oh cielos! — Layne me miró atento.

—¿Quieres que te lleve al baño? — le sonreí con pudor.

—No es necesario, puedo ir sola — acarició mi mejilla.

—¿De veras estás bien, cariño? Lo siento, no debí haberte tocado el ombligo.

—...Vengo en un momento.

Le sonreí y fui como pude hasta el baño y Layne se quedó viéndome y esperó ansioso a que yo regresará, para volver a tenerme en su torso.

—Mi hermosa — miró su ombligo — Es tan curioso, entonces no podré volver a tocarle su ombligo...

Me vio acechante de la cabeza a los pies y yo lo miré con cariño y un poco de pudor. Layne me sonrió.

—Estaba esperándote ¿Todo bien?

—Si.

—Prometo que no volveré a tocarte el ombligo, pero ven otra vez aquí conmigo.

—Si.

Layne me observó todo coqueto y yo ya sabía lo que quería y me subí el vestido para él y Layne me sonrió; se puso de pie y se agachó frente a mi barriga.

Yo toda derretida, él sonrió y besó mi ombligo.

Dios, que tierno.

Acaricié su cabello y él abrazó mi barriguita.

Derretida y estremecida por él y sus caricias, Layne me miró y me jadeó oído.

—Te amo. Te amo tanto, amor mío y amo verte embarazada de mí.

Vibré toda, solté un suspiro y me le quedé viendo; nos dimos un largo y rico beso con lengua.

Aferrado a mi espalda, acariciaba mi barriga y yo agotada, me recargué en su pecho y también acaricié a nuestra bebe. Me había comido todos los bombones que él me había regalado y Layne me miró atento.

—Mmm.

—¿Cómo te sientes? — me ladeé a verlo.

—No sé porque me siento tan agotada.

—Tal vez te acaricié demasiado — tomé su mano en mi barriga para que no la apartará.

—No, no es eso, al contrario — le sonreí y Layne me sonrió travieso.

—Sé con qué te puedo quitar el agotamiento.

—¿Con qué cosa?

—Ahora viene mi turno — me reí.

— ¿Turno de qué?

—Me debes una porción extra de cosquillas.

—¡No! ¡No Layne!

—¡Ven aquí!

—¡No! ¡Jajaja!

Él riéndose, me tomó en sus brazos y empezó a hacerme cosquillas por todos lados y yo estallé de risa.

—¡Basta! ¡Ya mi amor!

—¡No!

—¡Jajaja!

Ambos riéndonos, yo me reía a todo pulmón por sus ataques de cosquillas y Layne sin detenerse, me hizo e hizo cosquillas y nos seguimos riendo y disfrutando de todo ese tierno, romántico, apasionado y divertido momento. Nuestra intimidad en la dulce espera de nuestra primera bebe, fruto de nuestro amor.


Fin.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro