Bebé herido, manos milagrosas.
Y damos la presentación de t/n con su primer outfit.
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Había salido tarde ese día, se notaba un poco más cansado de lo usual, Eri se había ido más temprano con Mirio, quien se suponía iba a cuidarla esa noche debido al trabajo acumulado; dejó salir un pesado suspiro, ahora que tenía la noche solo había dos opciones, una, irse directamente a su residencia y dormir, o dos, comprar algo de beber de camino a casa, aunque la segunda lo tentaba, prefería la primera. Sin más dilación, emprendió su camino, pasando por los mismos lugares de siempre, mismos muros, mismas calles, mismos postes de luz, lo único diferente era la cantidad de hojas que caían de los árboles en la zona.
Aunque, casi a medio camino, por una vez notó algo diferente.
Una pequeña caja que maullaba débilmente.
Se acercó con el paso ligeramente acelerado, agachándose para ver con desaprobación su contenido, había un pequeño gatito moribundo dentro de ella; el pequeño luchaba por respirar, mientras parecía gritar por ayuda. No dudó nada en sacar su teléfono, buscando en el mapa la ubicación del veterinario más cercano, que para su sorpresa, no era tan lejos, tan solo debía cruzar y caminar hasta la próxima calle, a lo que con cuidado tomó la caja, yendo en la dirección indicada, mientras que los maullidos del felino se calmaban de poco en poco, casi como si sintiera una presencia pacífica en frente suyo.
Desgraciadamente, la vida no le sonreía esa noche.
La clínica se encontraba totalmente cerrada, ni una luz encendida, sin autos cerca y todas las puertas abajo, cosa que aunque llegó a causarle una ligera molestia, prefirió no darse mala vida y buscar otro lugar en el mapa. Revisó cuidadosamente encontrando un segundo lugar, un poco más lejos ya que tendría que retroceder y tomar otro cruce, pero no perdía nada con intentarlo, así que sin más, siguió andando, mientras que una ligera brisa le revolvía el cabello, pero al mismo tiempo hacía temblar al animalito en la caja, aún con su característica inexpresividad, movió un poco las cintas en su cuello para cubrirlo, tratando de cobijarle un poco, recibiendo como respuesta un pequeño ronroneo de gusto.
Lo observaba con cuidado, acercando su dedo en un intento de que el minino reaccionara, y afortunadamente lo hacía, pero claro que si no se daba prisa, quizás dejaría de hacerlo. Aunque para su suerte, y pasos largos, no tardó mucho en visualizar el edificio en la zona indicada, las luces seguían encendidas, pero se apagaban de a poco, hasta que finalmente una mujer con lo que parecía ser un gato rosa en sus hombros y bata blanca salió de allí, cerrando el establecimiento con llave más que dispuesta a irse, pero milagrosamente logró detenerla antes de que esta pudiera bajar la seguridad.
- Disculpe... -Ante el llamado, esta se detuvo y dió media vuelta, subiendo la cabeza para verle fijamente- Yo... Alguien necesita su ayuda -Le extendió la caja, haciendo que una expresión ligeramente sorprendida apareciera en su rostro- Le pagaré hasta el triple si puede ayudarlo.
- Oh... -Aquella expresión salió con un ligero tono dolido, apenas podía verlo- No... E-está bien, entre.
Volvió a abrir la puerta, entrando al lugar seguida del pelinegro, encendió las luces, iluminando el lugar de poco en poco, la sala de espera no era muy grande, pero el edificio iba más hacia atrás, además de que contaba con un segundo piso, era pequeño, olía ligeramente a ambientador y medicina, con múltiples asientos perfectamente acomodados cerca de la recepción. Los pasos de aquella mujer eran ligeros y algo apresurados, pero así como los suyos, por la forma de andar, denotaban cansancio.
Pasó directamente a la primera sala de consulta que se le atravesó, encendiendo la luz y extiendo una manta- Póngalo aquí por favor, Sakura -La gata bajó de sus hombros directo a la mesa, mirando a su dueña fijamente- Calor, toalla -La gata pareció entenderle ya que salió del lugar, dejándolos solos, mientras el mayor dejaba al felino en la mesa- ¿Hace cuánto lo encontró en estas condiciones? -Preguntó algo apurada, mientras revisaba sus signos vitales con un estetoscopio.
- Cerca de una hora, intenté ir a otra clínica pero estaba cerrado.
- Ya veo -La bola rosa volvió con una toalla suave en el hocico, entregándola a su dueña- Está crítico, si gusta puede esperar.
Habló tan rápido que solo atinó a dar un silencioso asentimiento de cabeza, la vió envolver al minino en la manta y la toalla para después salir corriendo en dirección a la sala de urgencias con su gata detrás suya. En cambio, él prefirió sentarse allí, tal vez su suerte no estaba tan mal ese día, la veterinaria a pesar de haber cerrado, volvió a abrir solo por su emergencia, y no cualquiera pensaría en ello, era un gato callejero, pequeño y moribundo, salvarlo sería difícil, pero si esa mujer hacía el intento, se ganaría su firme respeto, pero ahora si lo pensaba ¿Porqué llevarlo en primer lugar? No era nada relacionado a su imagen de héroe, literalmente estaba solo, y pudo simplemente tratarse de su innegable gusto por los gatos, sería bastante cruel de su parte no haberlo intentado siquiera.
Pasó media hora, que se convirtió en una, provocándole un sueño bastante pesado, quería cerrar los ojos y dormir, pero a la vez, esa chispa de preocupación se lo impedía ¿O no? La verdad, era que se había quedado dormido mientras pensaba en no dormirse, y allí estaba, sentado y con la cabeza apoyada entre la pared y la cinta de su cuello a modo de media almohada, en la espera de que aquella veterinaria volviera con noticias sobre el gatito huérfano.
- Señor... -Una voz lejana- Señor... -Más cerca- Señor despierte.
El tono ligeramente alzado y un maullido increíblemente cerca de su oreja lo hicieron despertar, parpadeando con pereza, mientras la gata rosa se sentaba en la mesa- Disculpe, el sueño me pudo -Guardó silencio unos segundos antes de retomar la palabra- Pero... ¿Cómo se encuentra el gato?
La mujer, con ojeras, lentes medio puestos y un cubrebocas a medio quitar, sonrió entre agotada y tranquila- Está mejor, pude regular su temperatura, le puse fluido, antibióticos, le dí un baño y fórmula con suplementos y con eso estará como nuevo en unos días, afortunadamente no tiene nada roto ni cayó en coma, pero lo mejor será tenerlo en observación esta noche.
- Se lo agradezco... -En ese momento se percató de algo importante, no tenía nombre para guiarse.
- (t/a) (t/n), mucho gusto -Hizo una educada reverencia, tenía un semblante sereno.
- Aizawa Shota, un placer -Respondió a su saludo, se veía simpática.
- ¿Quiere una taza de café o un té? Algo me dice que le caería tan bien como a mí -Sonrió ahora transmitiendo confianza, parecía agradable- Además me dará tiempo para que los antibióticos que le di al gatito hagan efecto.
- Claro, algo de café estaría bien.
- Bien, la traeré una taza -Acarició a la gata detrás de su oreja, haciéndola ronronear- Sakura pórtate bien.
Apenas se retiró, extendió su mano a la gata, dejando que esta lo oliera- Sakura para una gata rosa, siempre hay una primera vez para verlo todo -La felina se restregó contra su mano cariñosamente, ronroneando de gusto mientras le rascaba el cuello.
Aquella gata no se parecía a ninguna otra que hubiera visto, a diferencia de otros animales, su pelaje a pesar de su color fantasía, no se veía teñido en absoluto, más bien era casi como si aquel color fuera de nacimiento; claro que nada lo había preparado para el momento en el que el pelaje de la felina había empezado a adquirir volumen, creciendo de poco en poco hasta que finalmente un pequeño cúmulo de pétalos de cerezo emergió de su cuerpo, cayendo en la mesa como un cojín, con cierta sorpresa dejó de acariciarla, recibiendo un suave maullido como respuesta, entonces eso explicaba mejor las cosas.
- Espero no le importe, es café instan... Táneo... -Parpadeó un par de veces alternando la vista entre el hombre y la gata, que se veía cómodamente recostada en los pétalos rosas.
- Lo... Lamento, no sabía que... -Al instante, la alegre risa suave de (t/n) lo dejó un poco fuera de lugar.
- No pasa nada, solo que me sorprende porque Sakura no manifiesta su Kosei con extraños -Con ambas tazas de café en manos le entregó una al profesor, dejando un par de sobres de azúcar en la mesa mientras se sentaba un poco apartada de él para darle espacio- Pero parece que usted le agrada.
- Una gata con poderes... Eso es extraño, los animales no suelen manifestarlos -Sin prestarle mucha atención al endulzante, le dió un sorbo a su taza, sintiéndose ligeramente más despierto- ¿Pero no requiere una licencia para tener uno?
- Cierto, y precisamente por eso tengo licencia -Sacó su gafete de su bata para enseñarle- Médico veterinario especializada en animales con Kosei, además de bióloga.
Ante su confesión se le escapó un silbido de sorpresa, parecía joven para eso- ¿La universidad no fué muy costosa?
- Por promedio recibí una beca para mi primera carrera, gracias a que también estudié biología, mantuve dos promedios perfectos y solo tuve que pagar hasta la mitad de mi segunda carrera -Le dió un sorbo a su taza, esta ya estaba endulzada- Ambas carreras me dieron mi licencia de custodia de animales con capacidad de manifestar un Kosei... Y si no es molestia ¿Usted a qué se dedica?
- Profesor de la U.A... Y también Pro Héroe -Esperaba una reacción exagerada que nunca llegó, más bien solo recibió un par de asentimientos de cabeza.
- Que curioso, estudié la preparatoria en el curso de Estudio General de la U.A.
- ¿Qué edad tiene usted?
- 27 cumpliré 28 el mes que viene, posiblemente llegué a cruzarme con usted en algún momento.
- Tengo 31 así que es probable que en mi último año usted ingresara, no es muy común que gente de otros cursos se vean seguido.
- Eso dice mucho -Terminaron sus respectivos cafés en silencio, afortunadamente no se habían enfriado- Si gusta puede acompañarme, el paciente ha de estar mejor -Dejó su taza a un lado, para que la gata volviera a subirse a sus hombros, dejándole unos cuantos pétalos sobre la ropa.
Nuevamente respondió asintiendo con la cabeza, siguiéndola fuera de la sala y a través del pasillo, se veía extrañamente tranquila para la situación en la que estaba, iba a irse a casa a descansar después de posiblemente una dura jornada laboral, y en el último segundo, llega un desconocido con pintas que resultarían aterradoras en unos casos con un gatito en estado crítico que posiblemente podría haber muerto en ese mismo instante, que bueno que se le notaba muy empática, después de todo, prefirió correr y atenderlo antes que simplemente dejarle un par de indicaciones he irse. Al momento de entrar a la sala, vió una camita sobre un mesón metálico, allí se encontraba el felino entubado, cubierto por un par de mantas y una pequeña bolsa de suero que colgaba de una estantería, conectada a su patita por una vía intravenosa.
- No sé si sobreviva, pero con lo que logré debería resistir, aunque solo queda que luche por su cuenta.
Miró tranquilamente al gatito, que ahora respiraba con normalidad- Estoy seguro de que es fuerte, si pudo pedir ayuda sabrá recibirla -Dicho esto desvió su mirada a la mujer a su lado, tenía que pagarle por lo que hizo- Puede decirme cuánto le debo, le dije pagaría hasta el triple por su ayuda.
- Ah eso -Usa risa nerviosa se le escapó, pasándose una mano por la nuca- No hace falta que sea mucho, solo cubro en materiales por ser callejero así que... No habrá quien se lo lleve.
- ¿Y si yo me lo llevo? -La rápidez de su respuesta la sorprendió, pero también logró generarle una sonrisa tranquila.
- Entonces... Podría quedar igual... Pero le sumará el costo de un té boba con pastel -Otra vez, su amigable risa, pero la verdad no le disgustaba- Es broma, es broma, si decide llevárselo, deberá volver a traerlo para vacunas y desparasitación cuando tenga 16 semanas, ahora no debería tener más de 10.
- No veo problema -Puso su dedo sobre la pata libre del animal, viendo cómo este trataba de sacar sus diminutas garras- ¿La volveré a ver en cuánto tiempo?
- Si pasa la noche, durante los próximos días debería estar mejor, de momento lo mantendré aquí para poder monitorearlo.
- Está bien... -Pasó de su pata a su cabeza, acariciándolo con cuidado, mientras sacaba su teléfono- Permítame pasarle mi número, llámeme por lo que sea.
- Entiendo, cualquier cosa le dejo mi tarjeta -Intercambiaron números, para después darle una tarjeta de presentación- Si no contesto al número personal puede llamar a ese, seguro que la recepcionista responderá.
Tomó la pequeña cartulina, esta tenía el logo de la clínica, su nombre y lo que parecía ser un número de oficina- Muchas gracias.
- De nada, permítame lo acompaño a la puerta -Salieron de aquella sala, caminando detrás suyo hasta que salió- Que tenga buena noche Aizawa-san -Estaba a punto de bajar la seguridad, aunque él logró detenerla antes.
- No dude en llamarme si lo necesita, acudiré ante cualquier apuro, que tenga buena noche -Dicho esto, bajó el metal por ella, yéndose del lugar.
A los pocos minutos de que el mayor se fuera, no pudo evitar ponerse una mano en el pecho- ¿Sakura viste eso? -La gata dejó salir un maullido como respuesta- Ni yo me lo creo.
Sería una larga noche, pero al menos, un poco más llevadera.
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¡Al fin! Primer capítulo listo, la verdad me surgió la idea hace poco, ya que me tiene un poco cansada la temática de "Aizawa x t/n estudiante" ya que casi nunca la veo en otros papeles, por eso quise probar esta trama que curiosamente era como una sub trama de otro fanfic que he estado planeando, pero ese ya es otro tema.
Pero bueno, la idea de la gata me salió como un punto importante en la historia, ya que está muy ligada al pasado de t/n.
Ah, y para aclarar, aquí les dejo lo que vendría siendo la clínica y a Sakura.
Y bueno, cualquier duda la responderé en los comentarios juju~.
Ahí se ven querido público.
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