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Lluvia.


La verdad me sentía impotente pues no estaba seguro si lo que sentía por Martha era amor o simplemente una confusión que tenía por ser la primera osa que conocía.

_ ¿Por qué me estoy sintiendo así?...

Miraba lo que ahora era el cielo rojizo indicando la pronunciada llegada de la noche mientras caminaba para mi hogar sintiendo un escalofrió recorrer mi espalda cuando de la nada el cielo cambio de tono de rojo, cubriéndose con muchas nubes grises que a la oscuridad de la noche lucían como grumos azules que implicaban el caer de la lluvia.

Y sea como sea odio mojarme, nunca me gusto la lluvia como a mucha gente pues a mí me provocaba un pavor intenso pues mis oídos son sensibles a ruidos fuertes por lo que desde pequeño aprendí que "Truenos=Relámpagos" y "Truenos=Peligro"

Comencé a apresurar el paso en busca de llegar a mi hogar antes de que agua me alcanzara y con ella los rayos de luz que caerían acompañados de truenos que me iban a quitar la paz y tranquilidad que sentía en ese momento tras mi velada con Martha.

Ella es tan linda conmigo como cualquier otra hembra jamás lo fue conmigo, cosa que me volvía loco pues a su lado me sentí amado como nadie más lo había hecho cosa que me hacía flotar entre las nubes.   

Ella era todo mi mundo ahora, todo giraba en torno a una osa amarilla tan hermosa como inalcanzable para mi especie pues aunque aceptara que estaba perdidamente enamorado de ella nadie entendería mis sentimientos hacia ella, la hembra más perfecta en todo el mundo estaba frente a mí y no podía hacer nada para tomarla y hacerla mía alejándola de los peligros de la vida y enfrentando los problemas juntos, tomados de la mano y dándonos calor en las noches frías durmiendo en una sola cama abrazados sintiendo el pelaje del otro rosando con el suyo...

Tenía que hacer algo para dejar de pensar de ese modo pues me estaba afectando la cabeza y creándome dilemas y temores inexistentes pues el sentimiento de confusión no era mutuo, de seguro ella era el sueño de muchos osos pero al ser tan bonita no podían formular una palabra para intentar conquistarla pues ni con dinero ni todos los lujos del mundo alcanzaban para ganar el corazón de la osa ya que ella era única en su tipo, esa es una chica que no ves dos vecen en esta vida.

La lluvia comenzó a caer pero mi temor de mojarme fue el único que se hizo realidad pues solo fue una llovizna ligera que cubría los arboles de roció fresco y dejaba caer la suciedad de las calles por el drenaje de manera de que la calle quedara semi-limpia.

 Esa osa era la única gota de agua en el desierto caliente que hacía que mi corazón saltara de alegría con solo pensar en su cara. La lluvia empapaba todo a su paso incluyendo mi pelaje y apuesto que al llegar a casa y lavarlo de seguro se esponjaría cual pompón de un suéter recién lavado bajo el sol abrazador del verano.

Tome aire esperando llegar a mi hogar con más rapidez pues no me esperaba que lloviera y recuerdo haber dejado la ventana de mi cuarto abierta para que se saliera ese aroma que yo mismo dejaba impregnado en mi habitación el cual me acostumbre en su totalidad pero no las visitas inesperadas porque aunque Martha lo niegue cuando entro a mis aposentos arrugo la nariz tras encontrarse ese desagradable olor.

Meneaba la cola de un lado a otro al ver mi departamento a lo lejos y comencé a apretar el paso de mi caminata nocturna con el imprevisto de la lluvia, solo quería dormir para despertar solo y volver a acostarme en mi cómoda cama mirando al vacío como idiota por media hora hasta que mis parpados se cerraran por tercera vez hasta que me aburra de ese proceso aburrido y solitario. 

Estaba solo en aquel departamento donde a duras penas podía sentirme a gusto pues a pesar de ser mi casa y todo eso la soledad invadía mi corazón transmitiéndome desdicha al escuchar el radio aburrido.

Suspirando y bufando solo quería llegar a casa, tenía frío y mi ropa veraniega no ayudaba en nada, en ese momento tuve envidia de los osos pues ellos poseían una capa de grasa y pelaje que los mantenía calientitos.

 _ Hogar._ Suspire abriendo mi departamento._ Dulce hogar..., supongo...

Al entrar me topé con las mismas cosas aburridas de siempre como era mis muebles, el color de las paredes, la mesa de centro y la barra del comedor que nunca usaba. Por esta clase de detallitos que mi casa tenia me hizo recordar el asunto de la ventana por lo cual corrí directo a mi cuarto en busca de susodicha cosa, cerré con fuerza la ventana que me machuque un dedo, chille cual canino que soy u comencé a chupar mi dedo para tirarme a mi cama mirando el techo.

_ ¿Otra vez aquí?_ Me dije a mi mismo mirando el techo._ Como siempre..., supongo...


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