Soy el animal más feliz de la tierra

Oh bueno, lo era...

Hasta que me di cuenta de algo muy malo...

Estaba feliz pues a pesar de vomitar cada cuatro segundos sobre sus pies ella se quedó a mi lado hasta que anocheció y no me dejo ni un solo momento me sentí amado por primera vez, Martha me hacía sentir especial cosa que me comenzó a dar miedo...

-Martha..., Martha...- Gemía levente.

Seguí pasando el jabón entre mi pelaje bajo el agua de la regadera, la cual estaba tan fría pero no me importaba pues solo quería sacármela de los pensamientos.

_ ¿Por qué ella?_ Jale mis parpados y mis mejillas agobiado._ ¿Por qué tenía que ser una osa...?

Termine de enjuagarme el pelaje para luego cerrar la llave del agua, tomar mi toalla azul marino con estampado de delfines y salir del baño escurriendo y después sacudirme en mi habitación y luego me dispuse a vestirme para ir a casa de mi amiga la osa Kodiak de pelaje amarillo cual sol resplandeciente, con esos ojos marrones que me vuelven loco, esa sonrisa coqueta que carga y todo ese sedoso pelaje tan suave cual pluma de ganso y...., Olviden eso por favor...

Tome el transporte público mirando por la ventana el paisaje veraniego que desaparecía lentamente para tornarse un rojizo otoño, esperando para ver la nieve caer por la ciudad en cualquier momento pero eso no iba a pasar hasta finales de noviembre pero soñar no cuesta nada ¿No?

Al mirar de reojo al camión me di cuenta que un oso polar se había subido al camión, el oso lucia como un guerrero muy formal pues vestía con un traje negro y una corbata roja con huellitas de solo negras y portaba un portafolio entre sus garras pero en su cara se mostraban marcas de garras y cicatrices de dientes de hace tiempo, como unos años atrás. El oso rápidamente intento sentarse pues como era temprano no había muchos asientos ocupados pero todos en el camión se pusieron alerta y todos intentaron bloquearle el paso para que no se sentara junto a ellos, desde madres de cachorros poniendo bolsas hasta estudiantes que se interponían en su camino con sus mochilas.

 _ Oye._ Llame su atención._ Aquí hay un espacio libre.

El oso giro sus orejas y me miro con una sonrisa para luego sentarse al lado mío y comenzar a ojear su papeleo.

_ Gracias._ Dijo el oso.

_ No es nada._ Voltee a verlo con una sonrisa.

El oso me miro del mismo modo y siguió con lo suyo hasta que llego a su parada y se bajó del camión con una gran sonrisa de satisfacción mostrando sus colmillos.

_ ¿Cómo puede haber gente tan prejuiciosa?_ Suspire para mí mismo._ Todos somos la misma cosa pero en diferente forma supongo.

Bufé y me concentre de nuevo en mi viaje para ver a Martha.

_ Ella es tan hermosa..._ Me susurre a mi mismo._ Y yo solo soy un idiota sin cerebro...

Pensaba en cómo iba a poder vivir una vida así con ella, pues en un mundo donde las relaciones entre especies eran pecado capital no iba a ser tan sencillo ocultar mis intenciones con ella pero..., pero....

Baje de mi parada y comencé a caminar directo a su hogar pensando.

_ ¿Qué estoy diciendo?_ Me regañe._ Ella es una osa y yo un lobo..., somos muy distintos. Ella es grande y yo pequeño comparado con ella, yo soy delgado y ella gorda, ella es fuerte y yo un arenque con pelo sin contar que ella es atractiva para los osos supongo...

Seguí caminando entre los animales quitándome el tema de Martha de la cabeza pero entre más trataba de olvidarlo más dudas me creaba yo solo.

_ ¿Podré reproducirme con ella?_ Me pregunte a mí mismo en voz baja._ ¿Los "osilobos" son posibles? Aunque tal vez durante el apareamiento me aplaste o tal vez no le llegue a dar placer...

Alce la mirada sonrojado y me quede estático por un microsegundo para luego alzar la voz en público.

_ ¡¿EN QUÉ MARICONADA ESTOY PENSANDO?!

Gracias a Dios que solo una anciana gacela me prestó atención y bendito sea por permitirme llegar a casa de Martha antes de arrancarme los pelos de vergüenza.

Toque la puerta y espere a que ella abriera sintiendo la mirada de la gacela sobre mi espalda, estaba rojo cual tomate y comencé a tocar la puerta con más insistencia pues al ver de reojo aquella anciana que se detuvo sacando su basura mirándome con indignación y cuando noto que la mire esta hizo una señal con sus dedos que me indicaba que me tenía vigilado.

_ ¡MARTHA!_ Toque humillado.

_ ¡YA VOY!_ Escuche su grito desde afuera de la casa.

Ella abrió la puerta con un quejido. No dije nada y solo entre a su casa apresurado de evitar a esa anciana.

_ ¿Por qué tardaste tanto osota gordota?_ Le réclame._ Acabo de hacer el ridículo afuera.

_ Uno no puede ir al baño tranquilo hoy en día..._ Dijo con una risa tonta._ ¿Oh qué?

Mire a la osa con una sonrisa olvidando mi humillación ante esa gacela y solo reí.

Cielos, ella me tenia loco...

Lo que me hizo recordar algo.

¡Estoy jodidamente enfermo!