Comezón.
Puta madre...
Con mi pata rota no me dejaba muchas opciones para entretenerme a excepción de ver infomerciales en televisión a las cuatro de la mañana mientras comía helado y masturbarme pensando en literalmente nada, solo jugaba con mi aparato reproductor sin buscar placer o ser algo erótico, simplemente lo hacía por estar aburrido de quedarme en casa, comer, dormir y escuchar mi radio aburrido de repetir el mismo ciclo vicioso de todos los días pero el triple de aburrido.
Martha no me había visitado en mucho tiempo, extrañaba su compañía, el calor de su pelaje, sus ojos brillantes, su olor a galletas y chuches empalagosos que me volvían loco, Martha era lo que me mantenía con esperanzas de por fin librarme de mi soledad eterna pero eso no iba a pasar, ni siquiera estaba seguro de estar bien de la cabeza antes de sacar la conclusión del supuesto "amor" que sentía por Martha.
_ ¿Y si no es amor?_. Me dije a mi mismo._. ¿Es una confusión?
Jadee mirando mi pierna enyesada con dolor y un gran sentimiento de agonía, una semana entera y el no poder rascarme mi extremidad me molestaba, el doctor me obligo a usar un calcetín para evitar que le rascara pero a pesar de no ser un inmaduro cachorro y entender que no debía hacer eso estuve tentando varias veces a hacerlo, meneando la cola de un lado a otro fastidiado deseando cortarme mi pata con mis propios dientes ignorando el dolor de separar mi propia carne al ritmo de la música estresante de la radio que me daba flojera apagar pues al no poder levantarme por el control remoto y dirigirme a la sala a ver caricaturas o siquiera pararme por un cuchillo de carne para arrancar mi pierna. Rechine mis dientes y apreté mis garras al borde de arrancarme todo los pelos del cuerpo.
_ Ya estoy harto._ Gemí desesperado._ ¡VOY A LLAMARLA!
Antes de tomar el teléfono y marcar quite el calcetín de mi pata, estaba tentando a rascarme hasta que las garras me sangraran y mis patas fueran nada más que carne vieja destruida.
_Mmmm..._ Suspire._ Quiero compañía...
Llame a Martha siete veces, pero ninguna respondió y eso era lo que más me preocupaba pues ella no era así, siempre tenía una razón para quedarse en casa a rascarse la panza y comer mientras se queja del calor de afuera.
Ella me estaba poniendo más nervioso de lo que ya estaban temblaba con pensar en las posibilidades, la pudieron atropellar, golpear, secuestrar, asaltado, violado y demás atrocidades y no dejaba de hacer mis pensamientos de mal en peor.
_ ¿Por qué soy tan paranoico?- Bufe intento mirar a otro lado._. Apuesto que la osa gorda salió por comida o algo. Eso les gusta a los osos ¿No? ¡AMAN COMER!...
Se notaban mis nervios de punta en punta, jalando mis orejas para abajo y jadeando nerviosa sin saber que decir ni hacer pues no me imaginaba a mi amiga la osa en un problema grave y en definitiva no debía de ponerme nervioso ¿Verdad? ¡¿¡VERDAD?!?!
Estaba a punto de dispararme una bala imaginaria usando mi pata como arma mortal de la muerte (válgame la redundancia) cuando el teléfono sonó. Menee la cola y conteste rápidamente.
_ ¿Hola?_ Dije emocionado.
_ Hola Alfalfa._ Rió la osa._ Voy a tu casa en una hora, perdón por no contestar..., Salí a comprar donas.
_ ¿Para?_ Dije aliviado que ella estuviera bien.
_ Ir a tu casa de visita sorpresa._ Dijo con lo que parecía ser la boca llena._ Ñom-nom, te daré unas donas mijo.
_ Eso es muy amable de tu parte._ Sonreí detrás del teléfono.
_ Debo colgar._ Dijo dejando de tragar._ El autobús va a pasar en media hora y quiero llegar temprano a tu casa. Escuche lo de tu pata por cierto.
_ ¿Quién te contó?_ Dije intrigado.
_ Saliste hasta en el periódico Alfita._ Dijo con una risa._ Termino de contarte luego. El autobús ¿Recuerdas?
_ ¡Oh!_ Dije emocionado._ Claro. Perdón.
_ Te veo pronto._ Se despidió.
_ Okay._ Suspire enamorado.
Y después de eso mi vida dio un giro de ciento ochenta grados...
_ Vale._ Tomo aire y dijo sutilmente._ Te amo
Y colgó...
_ ¿Me ama?_ Dije atónito soltando el teléfono._ Me ama...
Aullé sobre mi cama meneando mi cola de alegría, saltando de esquina de mi cama a esquina con cuidado de no lastimar mi pata. Mire un viejo oso de felpa que conservaba desde mi niñez y lo mire con todo el amor que sentía por esa osa amarilla con olor a domas.
_ ¡ME AMA!_ Solté el oso de felpa..._ ¡ME AMA! ¡ME AMA! ¡ME AMA! ¡LO SABIA, SABIA ELLA ME AMABA CON TODO SU CORAZÓN!...,Oh no...
Deje el oso en el suelo y mire mis garras con ganas de llorar.
_ Ella me ama...
Suspire...
_ Esto es un problema ahora...
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