Capítulo Final III
Si en su infancia, adolescencia o incluso en sus primeros años de universitario le hubiesen dicho que se iba a enamorar de un hombre... No uno cualquiera, no. Se iba enamorar de un ser proveniente de otro mundo, quien sería su alma gemela, esposo e incluso le daría tres maravillosos hijos, él no solamente no lo hubiese creído; habría mandado para un manicomio a la persona que se hubiese atrevido a decirle todo aquello.
Sin imaginárselo, toda su vida comenzó a cambiar el día en que se encontró con un perdido ser que vagaba frente a la estatua del Buda Tian Tan en la Isla Lantau, Hong Kong. No supo que incluso sus mafas habían cruzado camino y que ese mismo pobre hombre al que ayudó iba a llegar a su universidad. Jamás le pasó por la mente que aquel arrogante desconocido sería tantas cosas para él y que cambiaría tanto su vida. Creyó odiarlo pero ahora sabía que desde el primer momento había sido envuelto por el efecto Eidon, tan hermoso como letal.
Todas sus tragedias se convirtieron en bendiciones, el dicho de que vendría algo mejor nunca estuvo tan lejos u odió tanto como el día en el que perdió lo último que le quedaba de su familia y suyo. Esas noches de llanto y soledad llegaron a su fin en el instante que el insoportable de su salón le ofreció un techo y sin proponérselo una nueva vida.
Alzó su vista recorriendo el gigantesco lugar hasta divisar a cien metros de distancia a su alma gemela vistiendo el traje oficial como el ahora rey de Luna Dorada. Era evidente que estaba incluso más nervioso que él pero podía ver como los antiguos reyes hacían todo lo posible para calmarlos mientras toreaban su vez a los pequeños de la familia que corrían sin freno por todo el sitio.
Era maravilloso poder ver a todos sus seres queridos allí reunidos. Gracias a los conocimientos y poderes de su mafa, unidos con los suyos y los de su esposo, acompañados de la tecnología de Eris pudieron crear una solución para que temporalmente Jimin, Hoseok, Seokjin y Jihyun pudiesen viajar temporalmente al exterior sin preocupaciones. Sus pieles estaban cubiertas por trajes invisibles de tecnología erisiana que ayudaba a mantener el cúmulo de energías y poderes que ellos mezclaron; protegiéndolos así de todos los efectos secundarios que tendría estar en otra atmósfera diferente a la terrestre.
No obstante no era permanente y tendrían que regresar a la Tierra dentro de un tiempo prudente, principalmente Jimin y Hoseok quienes estuvieron mucho tiempo expuestos sin protección alguna en el pasado, recibiendo secuelas permanentes.
Jihyun estuvo renuente en un principio, no se sentía capaz de viajar al mundo donde Nana había pasado momentos tan difíciles sola, mas por insistencia de Taehyung y su sobrino terminó accediendo, principalmente por su hija. Aunque fuera humana, era también erisiana y debía regularmente viajar a su mundo, liberar y entrenar la genética que su madre le brindó. Ver como era un padre dedicado a su hija Éride Talgionana, princesa de Eris, llenaba a todos de júbilo.
El futuro rey de ese mundo sonreía mientras era preparado con cada cosa que su mejor amigo le contaba. Llevaban casi un mes en el exterior para la coronación de Eidon así como la suya propia y desde el primer momento en que Jin pisó suelo luniano no había dejado de copular con su ahora también esposo Kim Namjoon. Estos siempre creyendo imposible tener una oportunidad donde el humano pudiese abandonar Tellus de forma segura y ahora que la tenían, deseaban tanto poder procrear que no perdían tiempo.
— ¿Tendrán a mi esposo trabajando todo el tiempo como caballero? Sé que no debo hacer uso de mis ventajas diplomáticas amigo mío pero, ¿no hay forma de pedir un traslado a Tellus? — Preguntaba un Jin sonriente mientras observaba a Namjoon jugar con Arcinciel.
— Como caballero negro su responsabilidad es cuidar de la familia real de Luna Dorada pero como esposo, su deber es cuidar de su alma gemela, no existe deber alguno que sea mayor que ese, es el más importante de todos. — Musitó para no ser escuchado aunque sabía que eso sería algo difícil si no ponía una barrera de protección a la conversación. La buena audición de los seres de ese planeta era casi una maldición.
— Por esa razón es que estaba enamorado de ti. Creo que de no existir nuestros hombres tú y yo seríamos almas gemelas.
Un extraño aire frío recorrió al rubio haciéndolo agitar sus hombros y sobarse los brazos. Reía, sin embargo su sonrisa desapareció en el momento en el cual notó al rey de Luna Dorada frente a él acompañado de su esposo, ambos mirándolo fijamente con gélidos semblantes.
— ¿Qué fue lo que dijiste? — La voz de Jungkook era tan ronca y baja que Jin no pudo evitar dar un paso atrás. — ¿Enamorado de mi futuro Atemin?
— N-No, entendiste mal... ¿No es así, Nam? Explícale. — Pellizcó a su esposo y le guiñó un ojo para que lo cubriera. En cambio su respuesta fue muy diferente.
— Yo lo que quiero que me expliques qué es eso de que si nosotros no existiéramos. ¿Quieres deshacerte de sus almas gemelas? ¿Acaso no somos suficientes para ustedes?
Taehyung bajó la mirada sin poder mirar a esos tres, ver cómo el parlanchín de Jin se había quedado completamente callado sin saber qué decir era demasiado gracioso y no quería reírse abiertamente, sabía que si miraba hacia adelante terminaría estallando en carcajadas. El humano no sabía como aclarar el malentendido, su esposo supo desde el principio los sentimientos que albergó por su mejor amigo a pesar de estar preguntándole esas cosas. Ya habían tenido conversaciones parecidas en el pasado y no deseaba repetirlas. Por otro lado esta nada más y nada menos que el rarito de Jungkook mirándolo como si quisiera matarlo. Todo su cuerpo enrojeció mientras tartamudeaba buscando las palabras para expresarse, provocando que Eidon no se contuviera más y explotara en carcajadas juntos a Nam.
— ¿D-De qué mierda se ríen? — Cuestionó finalmente recuperando el habla.
— De la épica expresión asustada tuya. ¿Realmente crees que no me di cuenta desde el comienzo lo mucho que babeabas por mi Ato? No sería quien soy... Primor. — Rió yendo hacia el castaño, agachándose al lado de su trono tras darle un beso, apoyando la cabeza sobre su regazo.
— ¿Lo sabías, raro imbécil y me estabas jugando una maldita broma? — Protestó frunciendo el ceño.
— Cuida tus palabras, no estamos en Tellus y puedo mandarte a sacrificar en estos momentos, tu amigo será muy el futuro rey de Eris pero yo sigo teniendo poder y como rey mi palabra aquí igual vale. — Jin chasqueó la lengua rodando sus ojos para después asentir de forma burlona. — Claro que lo sabía, tonto. Al comienzo me molesté y no te quería cerca pero en cuanto los vi a ti y a Namjoon juntos en el club supe que que no te ibas a liberar de esas garras jamás.
— ¿Nam, no vas a decirle nada tu flamante rey que jugó conmigo? — El mencionado negó con una sonrisa estirando sus brazos para abrazarlo. — No me abraces, este hermoso hombre no quiere que tus manos se posen en él. Ahora me iré a ver que hermoso erisiano me defenderá en el futuro.
Jin bajó dos escalones dándole la espalda a los tres pero fue tirado por el brazo, tropezando y cayendo en los brazos del luniano.
— No se te ocurra siquiera jugar con algo así, el único que te defenderá seré yo. Que no se te olvide. — El terrestre iba a protestar, mas no pudo hacerlo, su boca fue sellada por los labios ajenos y él simplemente se dejó llevar.
— Bueno, bueno, ya es suficiente. — Espetó Jungkook después de haber estado varios segundos vitoreando a sus amigos junto a su esposo. — Eso es un comportamiento inapropiado frente a la realeza, mejor váyanse a buscar una habitación, este palacio es igual de grande que el de Luna Dorada, tendrán espacio de sobra. Vayan a procrear a su híbrido bebé.
Los dos rieron separándose lentamente, Seokjin mordía sus labios y su esposo se escondía en su cuello completamente ruborizados. Taehyung conocía perfectamente a su amigo y por su expresión pudo darse cuenta de algo. Sobresaltando a quienes terminaban de arreglarle el cabello y a su esposo se levantó de su asiento señalando al rubio.
— ¡Tú! No me digas que... — Se tapó los labios con la mano viendo a su mejor amigo asentir.
— Queríamos dar la noticia después de tu coronación, boda y todo este ajetreo. Esta mañana l-lo descubrimos. — Miró a Nam sonriendo y se acobijó aún más entre sus brazos. — Estamos esperando un hijo.
Taehyung gritó y Jin lo imitó corriendo para abrazarlo. En ese momento volvían a ser los amigos de la secundaria que saltaban abrazados cuando recibían una buena noticia. El terrestre lloraba emocionado en los brazos del castaño, siendo observado por un Namjooon enamorado y feliz que también abrazaba a su rey y amigo, recibiendo sus sinceras felicitaciones.
Las miradas del castaño y Jungkook se cruzaron intercambiando palabras que no necesitaban ser dichas. La unión de ambos había traído tantas cosas buenas que no podrían terminar jamás de enumerarlas. Quizás si sus caminos no se hubieses cruzado, Namjoon y Seokjin tampoco se hubieran encontrado, no estaría experimentando un momento tan hermoso como lo era ese.
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Como el mayor de los erisianos, parte de la familia real de ese mundo y orgulloso mafa, Kore caminaba lentamente por el gigantesco pasillo llevando en sus manos la corona de Eris. Podía ver a la distancia a su único hijo parado en uno de los balcones del palacio donde podía ser visto por la mayoría de los habitantes. Jamás se imaginó estar en el mundo de su madre y menos estar a punto de coronar a su hijo como rey.
— Atojeon Dionysus Kim Taehyung, heredero de Eris y caballero dorado de Luna Dorada.
El nombrado intentó ocultar la risa cuando escuchó a su mafa decir aquel nombre que parecía no tener fin, siempre se burlaba de su esposo pero ser él quien era llamado de esa forma, le parecía surrealista. Sin embargo se recompuso cuando Kore lo miró fijamente, regañándolo sin necesidad de decir una sola palabra. Se paró correctamente y ocultó su amplia sonrisa, mordiéndose los labios para evitar reír.
— A partir de este momento eres oficialmente rey y regente de este mundo. — Expresó colocando la corona sobre su cabeza, viendo como esta lo reconocía y brillaba en presencia del nuevo rey. — Como tu mafa, solamente me queda añadir que te amo y estoy muy orgulloso de ti.
Kore abrazó s u hijo y se alejó varios pasos mientras que Hoseok se acercaba para colocar en las manos de su hijo el cofre de la familia real que contenía toda información y deseos oficiales de la familia real, así como las prendas oficiales del rey junto al sello personalizado que Nana había dejado para él. Se abrazaron entre los vítores con una gran sonrisa y una que otra lágrima perdida. Hoseok entrelazó sus manos con los de su esposo y juntos tomaron distancia, caminando hacia los antiguos reyes de Luna Dorada y el rey regente que miraba a su alma gemela lloroso y emocionado.
—Compadezco hoy ante todo los habitantes para pronunciar el juramento y ser proclamado Rey de Eris. Cumplido ese deber erisiano real, quiero expresar el reconocimiento y respeto que le tengo a esta corona que me brinda la soberanía mundial. Inicio mi reinado con una profunda emoción por el honor que supone asumir este cargo, consciente de la responsabilidad que comporta y con la mayor esperanza de seguir brindándoles un futuro próspero y armonioso al lado de mis seres queridos, principalmente de mi alma gemela. La unión de Eris y Luna Dorada mediante nuestro futuro matrimonio, será para el bien de todos, espero que cuiden de nosotros así como yo prometo que cuidaremos de ustedes.
Jungkook aplaudía acompañado también de sus pequeños que siguiendo a su fada, corrieron hacia su mafa para abrazarlo. Segundo más tarde sus padres y suegros también se unieron, terminando aquel momento entre lágrimas y risas producidas por la emoción pero, sobre todo, mucho amor.
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A petición de los mayores, la boda de Taehyung y Jungkook, sería llevada a cabo en el mundo de este último, ya que debían unirse oficialmente en matrimonio allí. Eso sin contar que los mayores de la familia, incluyendo los abuelos del nuevo rey Min quienes parecían ser los más entusiasmados con la boda, muy diferente de cuando su hijo se casó con Jimin.
El palacio se vestía de gala, desde la edificación hasta cada individuo del personal. La decoración no era del todo discreta, muy por el contrario era llamativa y ostentosa. Sin embargo la armonía de los colores blanco, azul y dorado, resaltaron por primera vez en milenios con otro color, ahora también habían incluido el violeta en honor a Eris y su rey. No escatimaron en absolutamente nada y es que no todos los días se casaba su rey, mucho menos con el rey de otro mundo. Todos querían estar presente, mismo si no podían entrar todos en el palacio, habían decidido que ese día fuera festivo para todos. Luna Dorada celebraría la boda real junto con ellos.
— Hey... — Musitó Yoongi sonriente caminando hacia su hijo, sosteniendo una inmensa caja que colocó justo al lado. — Ven aquí, yo te ayudo con el emblema.
— Gracia, fa. — Sonrió entregándole la medalla del rey que debía colocar entre su traje especial y capa. Sus manos temblaban tanto que dejó caer sin querer el emblema. — L-Lo siento.
— ¿Estás nervioso? No será tu primera boda. — Le agitó el cabello haciéndole algunas muecas para ayudarlo a relajarse. — Todo estará bien.
— Lo sé, pero no sé, es diferente. Cuando nos casamos en Tellus todo fue mucho más sencillo e íntimo. Me sentía más cómodo a pesar de la situación por la que estábamos pasando pero ahora, aunque no quiera debo comportarme no solo como esposo, sino también como rey y esto no me deja disfrutar el momento correctamente.
Yoongi le pegó en la cabeza a su hijo y este se volteó para mirarlo confundido. La mirada de su fada era tranquila, serena y feliz, podía notarlo aunque este no se lo dijera con palabras explícitas.
— Hoy es tu día, es el día en el que te unirás una vez más de forma oficial a tu alma gemela. No puedes pensar en nadie más que no sean ustedes dos, ni siquiera en mis bandoleros, ellos se quedarán toda la noche con sus cuatro abuelos, si yo no se los robo claro está. — Bromeó sacudiendo la inexistente suciedad de su traje. — Eres el rey sí, pero no dejas de ser un ser con una vida. No quiero que hagas como yo, en ocasiones me centré tanto en mis obligaciones que te descuidé incluso a ti. Crea tus propias reglas y rige tu propio mundo, ¿de acuerdo? — Kook asintió sonriendo como si fuera un niño chiquito. — Atesora, vive el momento y por favor, no se desmayen.
El menor lo empujó y Yoongi no pudo evitar reír.
— ¿Puedes ser un padre serio por una vez?
— Lo fui durante mucho tiempo, debí haber sido mejor contigo durante du infancia, cuando no tenías a tu mafa. Sin embargo, no se puede volver atrás, lo haré ahora hasta que me muera contigo y con mis diablillos.
Kook no respondió, simplemente asintió viendo como su mafa también llegaba al lugar y su padre tiraba de él para abrazarlo y besarlo. Hizo una mueca de asco para después estallar en risa cuando Jimin mordió a su fada para que lo soltase, regañándolo cual niño pequeño. Se acercó a él para arreglar su cabello y depositar un beso en la frente.
— Mi bebé hermoso se va a casar nuevamente. — Besó cada cachete ignorando las muecas de su hijo y la risa de su esposo. — No se puede negar que son padre e hijo, tan odiosos que a veces no los resisto. — Miró a su lado y miró la caja con la que su esposo había entrad momento atrás. — ¿Y eso?
— Eso es un regalo para tu bebé, ahora nosotros no iremos para que él lo pueda ver con calma, es un regalo de bodas.
— ¿Otro? Le has dado más de cien Minrey.
— Ya no soy Minrey, ahora nuestro hijo lo es. Además este regalo no es de mi parte, sino de otro hombre que lo quiso tanto como nosotros. — Jimin captó al momento lo que quiso decir y asintió dejándose llevar por su esposo. — Te vendremos a buscar en un rato para acompañarte al altar. Procura estar listo.
Jungkook asintió quieto en su sitio, viendo como sus padres se marchaban. Esperó a estar realmente solo y se sentó para abrir aquel mediano baúl. Lo primero que había era una esfera negra, como las que pertenecían a los caballeros negros, justo como su ayo Esir. Descodificó la esfera y se sentó para ver el video allí guardado.
La imagen de un Esir debilitado pero con una sonrisa se mostró frente a él, haciéndole soltar inmediatamente una lágrima. La primera toma era en el IPIAM, sentado en el que una vez fue su escritorio. Sin embargo, seguido de estas, vinieron varias imágenes de él de pequeño y toda su trayectoria de vida, hasta esa preciso momento donde salían él y Taehyung besándose supuestamente a escondidas de todos en las escaleras del centro.
— Pues sí, esto es algo que ya estoy acostumbrado a ver. Ese es usted justo en el momento que yo estoy grabando este video. — Su ayo sonrió para él y sintió su corazón encogerse. — Pequeño príncipe, mi pequeño Eidon... Se ha convertido en el mejor de los hombres y eso me hace inmensamente feliz. Si está viendo esto es porque debe estar a momentos de casarse en Luna Dorada con nuestro Atojeon y yo lamentablemente no estoy entre ustedes. Mi final se va acercando y aunque me iré dejándole atrás, estoy contento de poder estar presenciando que lleva una buena vida. En estos momentos estoy escuchando como sonríes al lado de tu alma gemela y la tristeza me invade al saber que no llegaré a conocer el fruto de su amor. No obstante, sé que será una criatura fuerte y saludable, que tendrá lo mejor de ambos, un mini Eidon que contará con el amor incondicional de este ayo que jamás conocerá. Le entregaré al Rey Min este baúl con todo lo que tengo contigo.
Jungkook desvió por algunos segundos la mirada, viendo que el que tenía entre sus piernas era exactamente igual al que Esir tenía sobre su buró, cada cosa que allí había, también lo tenía este. No podía creer que estaba tocando algo que su ayo y un ser que fue casi su padre había cuidado con tanto amor y esmero.
— ¿Ves esto? Este fue su primer traje oficial cuando tenía ocho años, no quería usarlo y me tocó a mí retarle, logrando vencerle para que pudiera usarlo. Ese día me percaté cuánto había crecido y el gran carácter que tenía. Cuando volvía a verlo después de varios años aquí en Tellus, me sentí realizado, pude estar a su lado, como no lo estoy en estos momentos. Todo lo que aquí dejo, son las memorias de nuestros momentos juntos, uno de mis más grandes tesoros. Ya no eres mi pequeño sino un gran rey. Un rey que debe velar antes que nada por su felicidad y la de su familia. Ha pasado por mucho para alcanzarla, valórela. Ame cada segundo como si fuese el primero pero también el último día que tendrá a su alma gemela a su lado. Sean felices y si no es muy egoísta de mi parte, recuérdeme. Le adoro príncipe. ¡Feliz boda nuevo Rey Min!
El videó culminó y Jungkook escondió su rostro sobre sus manos para controlar su llanto. Estaba triste, pero también feliz de saber que no lo había decepcionado y que como siempre hasta el último momento pensó en él. Se sobresaltó al sentir la puerta de esa habitación abrirse con brusquedad, viendo a su esposo entrar corriendo con el ceño fruncido.
— ¿Qué sucede? ¿Qué haces aquí?
— Eso te pregunto, ¿qué sucede? Sentí una tristeza muy extraña y sabía que estaba conectada a ti. Si no te sientes bien podemos cancelar la boda mi amor, eso no es problema, yo...
Jungkook selló sus labios en un beso duradero que no rompió hasta no sentirlo más calmado. Apoyaron sus frentes con amplias sonrisas. El pelinegro tiró del labio inferior de su esposo, mordiéndolo y succionándolo con delicadeza antes de volver a enredar sus lenguas en un intenso encuentro.
— P-Para Eidon. Debemos estar en media hora celebrando la ceremonia y si continúas besándome así no seré responsable de mis actos. — Musitó sobre los labios contrarios.
— ¿Cuántas cosas hemos hecho en menos tiempo? — Elevó varias veces sus cejas de forma juguetona haciendo reír al castaño. — Te necesito y sé que no es diferente para ti. Así que ven acá. Después de todos para algo soy el rey de este mundo, somos los reyes hermoso.
— Entonces muéstreme el camino por donde debo ir, Su Alteza. — Sonrió ladinamente antes de descender los pantalones de su esposo.
Justo como Eidon dijo, para el momento de la ceremonia ellos estaban más que listos y triplemente feliz si es que eso era posible. Estaban acompañado de todas las personas que amaban, rodeados del amor que ellos mismos desbordaban y les era entregado recíprocamente por cada uno de los presentes. Sus padres e hijos eran sus pilares y aunque estos últimos eran aún niños, participaron de forma activa con gran seriedad acompañando a sus padres al altar, primero a su fada y después a su mafa, siendo Esir el encargado de decir en alta voz los deseos suyos y de sus hermanos para sus padres.
— Nosotros estamos agradecidos de que sean nuestros padres, son los mejores del mundo y no los queremos cambiar. A veces nos regañan, otras juegan con nosotros, nos enseñan y acompañan diariamente llenándonos de amor y cariño incondicional. Nalbi, Arcinciel y yo, Esir. Queremos desearle una hermosa vida juntos a nuestro lado. Lored mafa, fada. — Repitiendo sus últimas palabras los gemelos se alzaron haciendo que sus emocionados padres secaran sus lágrimas y el corazón de todos los presentes se derritieran con ellos.
Como era de esperarse la boda se llevó a caba sin inconvenientes, bueno... Casi sin inconvenientes ya que una vez finalizada la unión tanto Jungkook como Taehyung cayeron inconscientes durante aproximadamente veinte minutos. Luego de eso, celebraron como lo hacían en Luna Dorada aunque la mayor sorpresa fue cuando los padres de los recién casados se unieron para cantarles a sus hijos, haciéndolos ir del llanto al más loco y extravagante baile.
La celebración en el reino de Luna Dorada duró en general una semana aunque los novios solamente estuvieron presentes las primeras veinticuatro horas, desapareciendo para todos excepto sus padres e hijos porque, si bien querían privacidad, sentían que la felicidad no era completa si estos no estaban a su lado.
Lo de ellos había nacido como una atracción común, convirtiéndose en un amor real, un amor lunar tan mítico como sus existencia y todo lo vivido. Un amor del que muchos otros salieron, se crearon y nacieron, un amor que pese a todos los altibajos trajo mucha armonía, paz y felicidad.
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Mis lunianos hemos llegado al final de esta historia. No me lo puedo creer. Espero que les haya gustado, no obstante, aún no se vayan.
Me iré a escribir el epílogo y nos vemos pronto.
LORED
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