Capítulo 66
Era un silencio un tanto incómodo el que se respiraba en aquel restaurante. Parecía mentira que se conocieran tan bien y que incluso hubieran vivido juntos por tanto tiempo, que supieran prácticamente todo del otro. Sin embargo ahí estaban los dos, nerviosos, algo tímidos pero sin querer mostrarlo al contrario. Era una de esas facetas en el que lo envueltos no se percataban de nada pero todos a su alrededor sí.
Varios días habían pasado desde que Namjoon logró acercarse a Seokjin en el centro comercial con la ayuda de su amigo. Desde entonces, varios encuentros fueron planeados y por una cosa u otra terminaron cancelados, arrastrando hasta ese momento la angustia y ansiedad.
El luniano no sabía exactamente como comenzar una conversación. Acordaron verse en la mesa de aquel sitio para evitar incomodidad pero aquello pareció no resultar. Cuando Jin llegó ya este se encontraba en el sitio, tamborileando sus dedos en la mesa bebiendo continuamente de su vaso de agua, aún sin realmente tener sed. Temía que su alma gemela no se presentara, que una vez más no llegara a la cita y lo dejara plantado. Ya no sabía cómo seguir insistiendo aunque no escatimaría en seguir intentando hasta lograrlo. Podía pasar el resto de su vida intentándolo y jamás se daría por vencido.
Cuando Jin entró al restaurante "Illusion" pude divisar súbitamente al causante de que su corazón latiera desenfrenadamente. El culpable de sus noches en vela abrazado por el llanto, ese que extrañaba a cada momento sin poderlo sacar de su mente. Su primera pareja, el hombre del cual se enamoró sin planearlo y junto al que desde el comienzo vivió momentos únicos. Ese que lo hacía vibrar de pasión, reír como un niño y vivir como si no existiera un mañana o un ayer.
Suspiró y tras remover levemente su cabello, camino hasta la mesa donde estaba siendo aguardado. Caminó a pasos firmes, sintiendo con cada uno su corazón latir con más fuerza. Quería correr e irse pero a su vez, moría por perderse en sus ojos y darle la oportunidad a los suyos de ver en carne viva a quien ya solo vivía en sus pensamientos. No tardó en llegar a su lado, tomándolo de sorpresa, logrando que Nam se levantara rápida y torpemente. Su rodilla chocó con la mesa y el vaso de agua del que minutos antes bebía se volteó derramando el contenido y rodó hasta caer al piso llamando la atención de los demás.
Su cara ruborizada dejaba ver la vergüenza que tenía en esos momentos, queriendo secar la mesa con el mantel ya mojado, viendo como algunas gotas se escurrían hasta el asiento. Pronto llegó hasta ellos una de las camareras que los guió hasta otro lugar sin que ellos si quiera se saludaran. Una vez re-acomodados, fue que finalmente decidieron intercambiar saludos tomando Namjoon la iniciativa con una torpe risa dibujada en su rostro. Todo para llegar a ese punto en el que incluso comían pero seguían rodeados por el silencio.
— ¿Te gusta la comida del lugar? — Fue la primera pregunta que se atrevió a decir, le hubiera preguntado cómo había estado en todo ese tiempo pero sabía que aquello empeoraría el ambiente. A fin de cuentas, ambos conocían la respuesta.
El rubio levantó la cabeza para encontrarse una vez más con esa despampanante vista que tenía delante. Nam ahora con su cabello platinado con un corte que lo hacía lucir extremadamente sexy y sensual. Con una camisa blanca y esos dos benditos botones desabrochados que le permitían ver más allá, acompañados por un pantalón negro ajustado y zapatos de vestir que le quitaban el aliento. Algo le decía que había puesto gran esmero en ello y todo su ser se lo agradecía porque lucía espectacular. Tanto, que evitaba mirarlo para no quedarse embobado frente a él.
— Sí, realmente me gusta mucho. — Miró alrededor. — Es la primera vez que vengo aquí.
— Es a este restaurante al que te iba a traer, del que hablamos la noche antes de... — Mordió su lengua y bebió agua. Sentía que había metido la pata, la expresión de Jin así se lo hacía saber.
— Ya veo.
El silencio se volvió adueñar del lugar. Estaban disfrutando de la compañía del otro, sin embargo podían contar fácilmente las palabras dicha en el transcurso de la cena esa noche. La cuenta fue paga por Nam, incluso antes de que esta empezara, por lo que, una vez terminada la cena los dos salieron sin más de aquel sitio que parecía estarlos ahogando.
Se escucharon sus suspiros de alivio una vez que el aire batió en sus rostros fuera del restaurante. Habían parejas que llegaban tomados de las manos y risueños, así como tantas veces ellos habían estado y no podían eludir esos recuerdos.
— ¿P-Puedo llevarte a casa? — Jin asintió sin dejar escuchar su voz. Realmente quería seguir en su compañía y no quería dejar pasar esa noche sin que pudieran al menos enfrentar y hablar de lo ocurrido. — Aparqué al doblar la calle, aquí no había plaza libre. — Le hizo una seña para que lo siguiera y el rubio así lo hizo.
¿Por qué su caminar era tan irresistible? Todo él era magnífico, realmente no era de ese mundo, ahora estaba claro de que su expresión para él valía de forma literal. Fue tras él sin dejar un gran margen de espacio. Su teléfono vibró y no pudo evitar sonreír al ver el mensaje de su mejor amigo.
"Seokie, ¿ya hablaron? No pierdas mucho tiempo y ve a por tu hombre. Debes darle una oportunidad de hablar, estoy seguro que tanto tu corazón como otras partes de tu cuerpo, te lo agradecerán. Ya debes estar lleno de telarañas, estás muy joven para estar sin actividad física. Dale alegría a tu cuerpo. No olvides mandarme un emoji cuando se consuma el acto, así podré dormir tranquilo. Te quiero y te doy fuerzas a la distancia. - TaeTae"
Negó con la cabeza y volvió a guardar el aparato al darse cuenta que ya estaba frente al vehículo de Namjoon. Era nuevo, nunca antes lo había visto.
— ¿Cambiaste de auto? — Nam asintió con una sonrisa mientras le sostenía la puerta.
— Debido a los últimos acontecimientos tuve que cambiar de coche, con la ayuda de Jungkook pude modificarlo y acondicionarlo por protección.
Entró callado luego de tragar saliva. A veces olvidaba la vida tan agitada que tenían, llenos de enemigos que estaban dispuestos acabar con su vida, justo como en los dramas. Aún le resultaba difícil entender como ellos eran perseguidos y debían luchar por sus vidas, por un mundo como soldados de guerra.
No pudo creer cuando Taehyung le contó una semana atrás sobre la muerte del señor Choi por no ser correspondido por su alma gemela, — otra de las razones que aceptó verse con Nam, no quería que a él le ocurriese lo mismo. — El mismo señor Choi del que Nam le había hablado la última vez que se reunieron para hablar y que terminaron cancelando porque él se iba ayudarlos a pelear contra los hedios. Todo le parecía surrealista pero poco a poco lo iba aceptando, el embarazo de su amigo jugaba un gran papel en ello.
— ¿Quién eres en realidad? — Preguntó sin preámbulos tomando al conductor de sorpresa. — ¿Quién eres realmente Kim Namjoon?
No recibió ninguna respuesta, en cambio notó como este cambió el rumbo para pocos minutos después ver como estacionaban junto a un parque. Apagó los motores del vehículo y con lo mirada lo invitó a seguirlo.
— Si vamos a conversar, lo más prudente es que lo hagamos en un lugar calmados y sin testigos, no mientras estoy conduciendo. — Jin asintió con la mirada totalmente centrada en él, motivo por el cual terminó tropezando, siendo socorrido por el luniano a gran velocidad. — ¿Te encuentras bien? — Sus ojos aclamaban por una respuesta positiva, sin apartarlos del ya sonrojado Seokjin, que sentía sus viriles manos afianzadas en su cuerpo.
— E-Estoy bien. — Respondió con dificultad buscando reincorporarse y poner distancia entre ellos, no quería que escuchara a su desbocado pulso. — ¿Ahora puedes responderme mi pregunta? ¿Quién eres realmente?
— Mi nombre es Dru Kim Namjoon, sin ningún puesto oficial en Luna Dorada por lo que mi presentación se hace más fácil. Único hijo de una mujer que solía ser empleada doméstica para la familia Min en el palacio y el cual tras la muerte de la misma fue reclamado por el ser que ayudó a su procreación. Huyendo de cierta forma de él, terminé viviendo para este planeta, creyendo que así me libraría de su mandato pero fue por gusto. Soy quien vivió sin un objetivo propio o algún cálido sentimiento en su pecho hasta que te conoció.
— Te acercaste a mí porque era el mejor amigo de Taehyung y eso te ayudaba acercarte más a Jungkook. ¿Me equivoco? — En el tono de su voz se podía descifrar su molestia al tocar el tema.
— Si te soy sincero, sí. En un principio mi mayor interés en acercarme a ti cuando te vi en la entrada de aquel club, fue acercarme a ti para poderme acercar más a Jungkook. Él solía ser muy cerrado conmigo y no me permitía acercarme abiertamente pese haberle salvado la vida. Ni siquiera recordaba que yo había sido su amigo de infancia.
Sonrió con cierto pesar y se agitó su bien peinado cabello. Lo invitó a tomar asiento en una de las bancas del parque para luego él imitar la acción.
— Luego, cuando le cantaban felicidades al otro amigo de ustedes, nuestras miradas se cruzaron y sentí una rara curiosidad por ti. Habías estado toda la noche serio y sin apartar tu mirada de nosotros, mirándonos con rabia pero, cuando mirabas a Taehyung, esa mirada se suavizaba, veía tu cuerpo tensarse frente a cada interacción suya con alguien más y ahí me di cuenta de lo que pasaba sin que me lo dijeras. Sin embargo, sonreíste y haberte visto sonreír después de horas en donde no mostraste tu dentadura, vi esa sonrisa que nubló mis pensamientos.
— ¿Vas a comenzar con tus poesías? — Ocultó la risa que quería dejar salir.
— Estoy siendo serio. Me gustó y me intrigaste. Parecías una persona totalmente diferente de la que estabas mostrando y entonces pensé que quizás podía divertirme mientras tanto. Sin embargo, no conté con tu respuesta en la barra de aquel lugar, me cautivaste y deseé con todo mi corazón que nunca dejaras de sonreír. Luego llegaron los besos, terminando la noche conmigo en estado de shock al percatarme de que eras mi alma gemela luego de haber tenido sexo. Desde entonces me entregué a ti en cuerpo y alma, te quise en mi vida y juré siempre protegerte.
— Eso es otro asunto, lo de las almas gemelas, tu mundo, tus lealtades... El día que me enteré de todo en casa de Jungkook, su padre, Yoongi, dijo muchas cosas de ti, te trató de una forma que me hizo querer clavarle un cuchillo en el pecho pero, cuando te vi arrodillarte frente a él, mi corazón se quebró. Tu mirada estaba perdida y, mismo si le jurabas lealtad, te sentí dudar. Temí que ese hombre te hiciera algo. Me preocupa estar con alguien al que puedan matar en cualquier momento
— Hay una cosa que quiero que siempre tengas clara. Mi lealtad yace en ti, en nuestro amor y en nosotros como familia, como pareja. Daría la vida por Jungkook y por el rey Min pero, si tengo que escoger entre ellos y tú, la respuesta es obvia. Iré siempre por ti. Te amor Kim Seokjin y sin ti yo literalmente no podría vivir. No tendría sentido defender a nadie, seguir vivo si en mi vida no existes tú.
Sus miradas se encontraron y sin poderlo ocultar ambos sonrieron. La tensión alrededor de ellos iba disminuyendo a medida que se aclaraban las cosas. Jin preguntaba y con la mayor de las paciencias, Namjoon respondía a todo sin decirle mentira. No habló de temas que no fueron preguntados, sin embargo, no le ocultó nada de lo que le preguntó. Y así, sin que se percataran, las horas fueron pasando mientras ellos conversaban sentados en la banca de aquel lugar, tocando temas que rozaban lo banal y otros un tanto más profundos.
— ¿Podríamos nosotros también tener un hijo?
Desde que se enteró de que Taehyung estaba embarazado, desde que conoció a los padres de Jungkook y supo que Hoseok también lo había tenido con un ser en forma de hombre, comenzó a invadirle el bichito de la curiosidad. Deseaba ser padre y darle un hijo a Nam. Era una idea que nunca se había planteado pero ahora que sabía que era posible, no dejaba de darle vueltas. No obstante, la cara de Nam que había estado sonriente, perdió su sonrisa en el momento que hizo esa pregunta, haciéndolo preocupar y pensar más allá.
— ¿Por qué ese cambio de semblante tan repentino? ¿Te molesta o incomoda mi pregunta? ¿No te gustaría tener un hijo conmigo?
— Por supuesto que mataría porque ambos pudiésemos tener hijos, primor. Pero no se trata de eso... — Suspiró al ver el rostro de decepción de su alma gemela. — Verás, por tu anatomía no es posible. Eres un ser humano y no puedes embarazarte aquí en la tierra, la única forma de que eso ocurriera sería en Luna Dorada, así como Jimin, cosa que te pondría en peligro como a él porque no podrías adaptarte a esa atmósfera. Taehyung pudo salir en estado aquí porque como ya sabes es mitad luniano y por ende, sus genes le permiten concebir aquí en la tierra. Aunque no se cómo le harán a la hora de dar a luz porque, mismo si puede hacerlo de forma natural, aquí en la tierra podría costarle la vida, incluso si lo hace por cesárea. No sé como Kore lo logró.
— ¿No podrías llevarme allá por poco tiempo? Algo así como unas vacaciones solamente para tener a nuestro hijo y después regresar. — Nam no pudo evitar sonreír al escucharlo decir nuestro hijo.
Esas dos palabras significaban tanto para él. Era la certeza de que, a pesar de no haber dicho que volvía con él lo consideraba su pareja. Eso le devolvía todas las esperanzas. Saber que deseaba tener un hijo suyo lo llenaba de dicha tan solo por pensar en ello. Por otra parte, lo entristeció que no fuer real, que no pudieran decir, "nuestro hijo."
— Es un alto riesgo. Antes de tener a Kook, Jimin vivió alrededor de siete años en Luna Dorada antes que su cuerpo mutara para permitirle gestar. Es un proceso que varía dependiendo los cuerpos y la fortaleza de sus uniones. Está también el hecho de que su organismo aguantó diez años pero, quizás el tuyo podría aguantar veinte o un mes. No hay una estadística específica. Por eso no sé si pueda ser posible que tengamos un hija aún si viajamos allá.
Jin asintió cabizbajo, jugaba sus dedos para controlar la extraña sensación de querer llorar por algo que hasta hace casi cuatro meses atrás jamás se imaginó. Sus mejillas se humedecieron y entonces supo que sus esfuerzos por no llorar habían sido en vano. Unas grandes pero suaves manos secaron sus lágrimas con delicadeza y dulzura.
— ¿Cuántas veces te he dicho que no me gusta verte llorar? — En respuesta a sus palabras Jin comenzó a reír mientas acariciaba esas manos, sintiendo aquel delicioso tacto que llevaba tiempo sin sentir. — La idea de tener un hijo es hermosa, realmente estoy seguro que ambos seríamos excelentes padre pero, si te soy sincero. No lo necesitamos, no precisamos de un niño para ser felices y hacer a nuestra familia crecer, además aquí en la Tierra existe la adopción para si realmente quieres tenerlos en un futuro. Ahora estás abrumado por la ola de maternidad y paternidad luniana que hay en tu entorno pero aún eres joven y mientras esté contigo, puedo vivir muchísimos años en los cuales siempre estaré a tu lado.
El rubio asintió aún con sus ojos cristalizados pero con una enorme sonrisa. Se sentía bien tenerlo nuevamente cerca.
El silencio retornó para hacer acto de presencia entre ellos, pero esta vez no era incómodo. Eran de esos que eran necesarios y deliciosos si se estaba con la persona ideal en el momento y lugar apropiado.
Namjoon recorrió con la vista cada centímetro, cada facción del rostro de su humano, estudiándolo, buscando el menor detalle o cambio que pudiera haberse perdido en todo esos meses. Disfrutando tenerlo tan cerca de él, entre sus manos y sin ser un sueño. Poder sentir su respiración, su tersa piel. Lentamente su mirada ascendió hasta encontrarse con aquella que tanto amaba y ambos sonrieron. Mordió sus labios tratando de contener sus deseos pero ese gesto fue captado por Seokjin, lo conocía bastante bien por ese aspecto.
— P-Puedes... — Musitó, dándole permiso para que hiciera lo que sabía que ambos querían.
No tuvo que repetir su palabra, tampoco esperar mucho tiempo para sentir como la distancia entre ellos se acortaba y aquellos maravillosos labios volvían adueñarse de los suyos. Eso era la gloria pura. Lo extrañó más de lo que él creía, sentirlos era como volver a respirar. Esa bocanada de aire que llegaba luego de nadar bajo el agua a pulmón limpio por varios minutos y salía a la superficie.
— Dios, te extrañe tanto primor. — susurró entre besos Nam cuando se detuvo para permitirle respirar.
— Será mejor que nos vayamos. — Comentó Jin sentado a horcajadas en su regazo mientras volvía a besarlo profundamente y sus manos jugaban con su cabello.
— No quiero separarme de ti aún, no quiero llevarte a tu casa. — Respondió apretándolo más contra su cuerpo. Realmente no quería que ese momento se acabara, quería continuar con sus lenguas danzando el mismo son.
— No tienes que llevarme a casa de mis padres, podemos ir a la nuestra.
Namjoon se separó rápidamente, estupefacto por aquella respuesta. No esperó que quisiera regresar tan pronto a la casa, temía ir demasiado rápido cuando a penas se estaban reconciliando. Lo deseaba, mierda si lo hacía, pero no quería que por querer avanzar, terminaran retrocediendo más.
— ¿No crees que es muy rápido? No pienses que no quiero que vengas a la casa, muero por ello pero, no quiero que tengas arrepentimientos luego.
— ¡Llévame a nuestra casa Namjoon! — Ordenó serio antes de volverse a fundir en sus labios.
La petición de Seokjin fue aceptada y rápidamente los dos corrieron al automóvil tomados de las manos mientras sonreían felices. Nam condujo a gran velocidad sin dejar de entrelazar sus manos, solamente lo hicieron en algunos momentos durante el trayecto y esto era solamente para perfeccionar el manejo o tocar alguna otra parte de sus cuerpos, siendo ayudados por la automatización del vehículo que prácticamente se conducía solo. Quince minutos después y ellos ya estaban en el garaje de su edificio aparcando.
Ambos descendieron de su medio de transporte y el terrestre corrió hasta encaramarse encima de su pareja, enrollando sus piernas alrededor de la cintura mientras sonreían y se besaban. Así siguieron el camino hasta el apartamento, entre besos y sonrisas, sin importarles ser visto por alguien o salir grabados en las cámaras del ascensor. Con avidez Nam introdujo el código de la entrada y sin encender la luz, caminó hasta la habitación que solían compartir.
Una vez dentro, Jin se dejó caer en el suelo para proseguir a desnudar con desespero a aquel hombre que lo tenía entre sus brazos colmándolo de besos. Se deleitó mordiéndolo, besándolo como si estuviera aplacando toda la furia y ganas contenidas sobre él.
— Me encanta cuando eres así salvaje, primor. — Musitó terminando de quitar el odioso y ajustado pantalón que su pareja también traía puesto. — ¡Oye! — Exclamó entre risas cuando fue incrustado contra la pared tumbando un cuadro que había en esta. — Si destruimos la vivienda tendremos que mudarnos.
— Para eso cobras un buen salario y yo también. — Rió tirando de él para lanzarlo a la cama, posicionándose en un perfecto sesenta y nueve encima de aquel cuerpo escultural.
Ambos exclamaron de gusto al volver a sentirse pese a tener sus bocas ocupadas y sus manos también. Pese a que sus cuerpos y mentes se movían descontrolados y se encontraban en un total frenesí.
Fue glorioso cuando volvieron a ser uno, cuando las embestidas de Nam llegaban hasta lo más profundo del interior de su pareja y este gemía del gozo. Arañaba y mordía cualquier extensión de la piel ajena que estuviera cerca de su boca entre lágrimas, feliz, no por estar haciendo el amor, sino por sentir y estar seguro de que lo de ellos no era solamente sexo. Que no simplemente fue usado para estar cerca de Kook y que lo había extrañado tanto como lo había él lo había hecho.
— Más Nam... Necesito más. — Jadeó tirando de sus platinados cabellos.
El luniano obedeció y tras posicionarse arriba, cavó con mayor profundidad en su interior, arremetiendo una y otra vez contra aquel punto que lo descontrolaba y sabía que tanto disfrutaba. Amando sentir aquel cuerpo vibrar y deshacerse entre sus manos, poder entregarse en cuerpo y alma a su humano, siendo recibido con igual amor y deseo.
— ¡Mierda! — Gritó arqueándose. — Me voy a venir Nam... Vente conmigo.
— ¿Quieres que me venga contigo, primor?
Jin asintió escondiendo su rostro en la curvatura de su cuello mientras lo succionaba y se dejaba ir, sintiendo como alcanzaban aquel inigualable orgasmo al unísono.
— Te amo, Seokjin. — Murmuró Nam evitando que su voz se quebrara por el torrente de emociones que estaba sintiendo. Ocultando su lloroso rostro en el pecho de su pareja.
Jin al sentir las lágrimas que corrían a la par de su sudor, liberó sus manos del agarre de las ajenas, elevó con ellas ese hermoso rostro que tanto amaba y había extrañado. Lo acercó a sus labios, fundiéndose en un íntimo, profundo y duradero beso.
— Yo también te amo.
Hola mis lunianos, nos vemos nuevamente. 🙈 Los extrañé mucho.
• Ya sé que este capítulo fue completamente Namjin, espero que no se molesten pero necesitaba escribir su reconciliación y no me bastaban algunos párrafos para hacerlo, además quedó muy largo, agregar algo más hubiese sido demasiado.
• Espero que lo hayan disfrutado y nos vemos en el próximo.
💜LORED💜
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