Capítulo 59
— Estoy preocupado por mi padre, amor. Sé que el quiso quedarse en la casa pero no quería dejarlo solo mientras nosotros veníamos de compras, me hace sentir incómodo. — Taehyung miraba por la ventanilla mientras hablaba con su pareja.
— Sabes que él está terminando de sanar y aunque ya esté mejor gracias a el tratamiento luniano que le aplicamos, su cuerpo aún no está listo para andar caminando mientras hacemos la primera compra para nuestro frijolito. En la casa él está seguro, además, será por poco tiempo, regresaremos en un rato y luego iremos juntos a casa de mi mafa, no te preocupes por eso. — Sonrió estirando su mano para acariciarlo.
— ¿Me estoy preocupando por nada, cierto? — Kook asintió sonriente y él se acercó para besarlo. — ¡Uyyyy, no sé que sería de mí sin ti!
— Saca la mano de ahí hermoso, si no deseas tener un accidente, te juro que soltaré el timón y no responderé. — Tae se carcajeó y sacó la mano del pantalón de su novio.
— De acuerdo, aguafiestas... Por cierto, ¿no deberíamos comprar algo para tus abuelos? Para esa prima lejana tuya no, tiene cara que no respetará ni nuestra relación ni nada.
Jungkook quiso aguantar la risa pero la imagen de su pareja con en ese momento era demasiado graciosa y terminó soltando una carcajada. El castaño lo miró con una ceja enarcada y un puchero que asomaba en sus labios, terminando acompañando a su pareja en esa sonora risa. Tae lo miró rebosante de amor en ese momento, mirando en retrospectiva su vida antes distaba de ser perfecta. Sin embargo, ahora lo era.
Quizás le podrían faltarle muchas cosas pero ninguna era imprescindible, realmente todo lo que quería en su vida iba dentro de ese automóvil, su hijo y su compañero de vida. Amaba a sus padres a pesar de todo lo ocurrido y de todos los años que estuvo alejado de ellos. Cualquiera daría la vida porque un padre o ser querido que creyó muerto estuviera vivo sin importar el lugar donde se encontrara y él no era la excepción.
Su padre pudo haberse ido lejos por infinidades de razones, algunas que comprendía, otras no tantas pero, aún así estaba más que feliz de saberlo vivo y cerca de él. La incertidumbre de no saber quién había sido el ser que le dio la vida o que fue de su padre que de un día para otro había desaparecido, ya no estaba. No quería o necesitaba más, todo por lo que siempre rezó, todo lo que anheló y necesitó lo tenía. Una familia, seres que lo amaran y amar sin cadenas, temores o preocupaciones. Si bien la vida de ellos no era la más convencional bajo el cielo de ese planeta, para él era la mejor.
Por eso todos los días agradecía poder tener al hombre que estaba a su lado, alguien que para él era perfecto, el padre de ese frijolito que poco a poco crecía en su interior, ese con el que ya empezaba a tener cierta conexión que iba más allá de los típicos lazos de quien concebía y su fruto. Literalmente sentía cómo iba tomando forma, podía verlo sin necesidad de ultrasonido desde la noche anterior y era lo más hermoso que le había ocurrido.
Lloró por horas junto a Kook cuando al final de su larga faena sexual decidieron dormir, y un retorcijón en su estómago, seguido por unas extrañas vibraciones e imágenes que comenzaron hacerse presente. Cuando logró identificar lo que era, sus lágrimas cayeron cual cascada y para colmo, quien se suponía que le daría fuerzas, lloraba igual que él abrazándolo mientras acariciaba su vientre que seguía casi igual de plano.
Esa no fue la única sorpresa que tuvo, esa mañana una extraño escozor recorría toda su mano, logrando que se despertara. No obstante, no esperó encontrarse con lo que sus ojos vieron al mirar para su mano. Una especie de lunar en forma de corazón pero con una tonalidad malva había aparecido en su mano. Justo como la de su mafa y suegro, sin embargo, el color era diferente. La de ellos parecían una simple marca de nacimiento, algo más oscura que su tono de piel pero, eran exactamente igual, incluso de tamaño.
La picazón y el ardor fueron en aumento, haciéndole quejarse, cosa que despertó a Kook. Le mostró lo que tanto le molestaba y recordaba lo sorprendido que se quedó cuando su pareja simplemente sacó su lengua y lamió el nuevo adorno de su cuerpo. Intentó quejarse pero cuando sintió que aquella molesta sensación comenzó a mermar, se dejó hacer. Un par de lengüetazos después, no había rastro de molestia alguna y el color del mismo se avivó. Ahora parecía que tenía uno de esos corazones que se dibujaban sus compañeras de primaria con un plumón. Negó con su cabeza y sonrió.
— Ya llegamos... Ahora iremos a la batalla número uno. — Habló el luniano desabrochando su cinturón de seguridad, para luego proceder hacer lo mismo con el de su novio.
— ¡Mmmm! Tengo servicio completo, que efectividad. — Sonrió abriendo la puerta, antes de que Kook intentara bajarse para hacerlo él. — Ni se te ocurra dar la vuelta para abrirme la puerta, eso es algo que puedo hacer solo, amenos por ahora. Un día está bien, pero no siempre... — Rió tras darle un beso. — Has visto demasiados dramas románticos luniano mío.
— Los dos somos mitad lunianos y mitad humanos. — Hizo una mueca. — ¿por qué sigues diciéndome luniano solo a mí?
— Pues según lo que me explicaron mis suegros, tú tienes más genética luniana que yo, además, por haber nacido allí, eres doblemente luniano. Es como aquí las nacionalidades, bueno, no del todo pero algo así. Ya ni sé, todo es muy complicado. En resumen, eres y serás siempre mi luniano. Ahora... Andemos a comprarle cosas al lunianito más pequeño.
Jungkook cerró el coche y corrió hacia Taehyung para encaramarse arriba de él, tomándolo por sorpresa. — Como diga mi terrestre y humano preferido. — Besó sus cachetes y se bajó.
La pareja caminaba por el centro comercial tomados de las manos, con un Jungkook algo sobreprotector hacia su novio e hijo cada que alguien se acercaba. No lo pensó muy bien antes de ir a ese lugar donde quedaban tan expuestos, donde cualquier hedios podía llegar a estropearles su tranquilidad y poner n riesgo la vida de Tae y su bebé. No llevaban ni media hora allí y ya quería irse.
— Amor mira, ¿qué te parecen esos cochecitos? — Señaló el castaño caminando rápidamente — Todos están hermosos, ahora hay que ver cuál es el más adecuado para nuestro frijolito.
— Ninguno de estos. Todos son demasiados básicos y simples, tampoco tienen la seguridad y el confort que mi hijo necesita. Un lunasio como él, fruto de nuestro amor, necesita mucho más que esto. Yo me encargaré de mandar hacer uno especialmente para él, que pueda protegerlo y donde se sienta como el futuro príncipe que será.
— ¡Uy, perdone usted, su alteza! Me disculpo por todos los incompetentes humanos que no supieron fabricar un carrito de bebé digno para su futuro heredero. — Rodó sus ojos y se rió al ver la mueca en el rostro de Jungkook. — Eres un exagerado amor pero, no diferiré de tu idea, puedes encargarte de esta parte tú pero, como no me guste tendrás que cambiarlo.
— Tú me dices lo que quieres y yo te lo doy. — Acarició su espalda.
Continuaron caminando por todos los departamentos de bebés e infantes, con un Tae que compraba como loco, procurando siempre que fuera lo mejor de lo mejor para su hijo. Ambos tenían pequeños y tontos enfrentamientos pues, al príncipe nada le parecía digno de su bebé y Taehyung quería cocerle la boca para que no se quejara más. Estaban en el planeta Tierra, no Luna Dorada.
— ¿Cómo vas a comprar ropas para el bebé si aún no sabemos que sexo tendrá? — Preguntó Kook revolviendo su cabello mientras su pareja tiraba de él por todos los pasillos llenos de confecciones para bebés. — Faltan aún unas dos o tres semanas para que podamos saber el sexo de nuestro hijo.
— Podemos comprar ropas neutras y unisexo, que sirvan tanto si es niña como niño. Además, no me interesa saber su sexo, quiero que sea una sorpresa cuando nazca. — Habló sonriente tomando un diminuto body blanco de algodón con una enorme luna formada de la misma tela en relieve. ¡Oh, era perfecto para el día de su llegada!
— Amor, no somos humanos, aunque no quieras saber el sexo, lo sabrás en cuando termine la primera fase de su desarrollo. No necesitas exámenes o ultrasonidos para saber eso, simplemente lo sabremos, ambos. Quieras o no...
— Eres especialista en arruinar mis fantasía. — Chasqueó su lengua. — ¿Qué te parece esto para su primera puesta?
Jungkook guardó silencio mirando a Taehyung, todavía no se sabía si su hijo nacería en Tellus o si deberían llevarlo a Luna Dorada. No sería mitad humano como ellos aunq tuviera rastro de ello en su sangre y genética. Esto podría ser peligroso para su pareja. Cabía la posibilidad que no pudiera sobrevivir un parto en ese mundo por lo que, dependiendo de los resultados de los estudios que harían cuando el bebé creciera más en su vientre, decidirían dónde tenerlo.
De cierta forma, sin hedios alrededor sería más seguro en la tierra, pero no se sabría como la llegada de un bebé con una genética que superaba a ambas especies, a todos los seres tanto de Luna Dorada como Tellus podría afectar el entorno. La Tierra no estaba preparada para algo así y su mundo, en estos momento era muy arriesgado.
— ¡Tierra llamando a Luna Dorada! — Exclamó Tae chasqueando sus dedos frente a sus ojos. — ¿Estás aquí o estoy yo solo haciendo las compras para nuestro hijo?
— ¿Cómo vas a estar solo? Perdona si me entretuvo algunos segundos hermosos, estaba pensando en el nacimiento de nuestro frijolito. — Sonrió rodeándolo con sus brazos.
— ¿Sabes? Yo también lo he pensado varias veces y por mucho que me lo imagino no logro tener una idea clara. Eso me emociona pero a la vez me pone muy nervioso, puedo confesarte que tengo miedo pero también estoy extremadamente feliz. Es una mezcla se sentimientos, emociones y sensaciones que no podría describir.
Jungkook sonrió, acordándose que definitivamente tenían otra plática pendiente. Esperaba que Tae entendiese y que no tuviera problema con ello. Después de todo sería para preservar la vida de ambos, sin ellos, él también preferiría morirse, porque la pena sería tan grande que lo consumiría más rápido que a cualquier luniano que fuera rechazado o dejado por su alma gemela. Lo abrazó fuertemente para alejar ese temor, permaneciendo así durante algunos minutos en los que Tae, sintiendo la angustia que recorría su su pareja, no dijo nada.
Caminaban con sus manos entrelazadas y algunas bolsas de compra cuando una persona se acercaba corriendo en dirección a ellos por el lado donde iba Taehyung. Como estuvo haciendo desde que llegaron a ese centro comercial, el luniano rápidamente protegió a su pareja, evitando que recibiera cualquier golpe, con ganas de pegarle al idiota descuidado que pasó corriendo.
— ¡Ay Kook!
Exclamó sorprendido cuando sintió el jalón que le dio por el brazo, vio al chico que corría y también le dio una mirada asesina, sintiéndose aliviado cuando lo vio tropezar con sus propios pies y caer al piso. ¡Merecido que se lo tenía!
Sobó su brazo y le sonrió a su lunasio. — Amor, entiendo que nos quiera proteger pero a este ritmo podría perder a nuestro frijolito más fácil por tus tirones que por alguien más. No mides tu fuerza cuando intentas protegernos y te lo agradezco, en serio lo hago, pero se me hace muy difícil caminar. Cuando menos me lo espero te me pones delante, me cubres la barriga o tiras de mí.
— L-Lo siento. — Agachó la cabeza avergonzado por su forma de actuar. — No quiero que te sientas incómodo pero me da miedo cuando pienso que algo podría pasarles y n-no me controlo.
— No te preocupes, te entiendo perfectamente, sólo te pido que controles un poco más tu fuerza, ¿si? — Asintió — Perfecto, ahora vamos a comer algo que tenemos hambre.
Iban a sentarse en la mesa de uno de los restaurantes del centro cuando el castaño vio pasar a su mejor amigo junto a su madre. Llevaba semanas sin hablar con Jin, por mucho que intentó llamarlo no se pudo comunicar, su teléfono parecía estar desactivado y cuando lo llamaba a su casa nunca estaba.
Quería hablar con él, necesitaba aclarar las cosas entre ellos, no quería que su amistad desapareciera de esa manera. Soltó las bolsas y corrió a su encuentro, sobresaltando al padre de su hijo que salió corriendo tras él sin importarle las bolsas de la compra- Sin embargo, cuando vio de qué se trataba, se detuvo.
— ¡Jin! — Exclamó Tae agarrándolo del brazo, tomándolo de sorpresa. — ¡Que bueno verte! Llevo días queriendo hablar contigo y no lograba comunicarme.
— ¡Vaya! Ahora quieres hablar conmigo... Que sorpresa. — Rió con ironía liberándose de su agarre sin llamar la atención.
— ¡Tae, querido! — La señora Kim corrió abrazarlo contenta. — La verdad que hace mucho tiempo que no te veo. Luces muy bien, se nota que te estás cuidando, aún no sé bien donde vives. Quería visitarte pero el malcriado de mi hijo no quiso llevarme.
— Ya conoce a Jin... — Sonrió mirándolo aunque fue ignorado por su amigo. — ¿Qué les parece si los invitamos a comer algo?
— ¿Los invitamos? — Preguntó la madre de Seokjin mirando a su alrededor para ver quién más andaba con Taehyung. — ¿Quienes?
El castaño arrancó su nuca al escuchar la pregunta, estaba algo tímido por la situación pero no se amilanó. — Estoy de compra con mi pareja, ahora que lo recuerdo, usted no lo conoce. Sería una magnífica oportunidad para que lo conozca. ¿Qué le parece?
El rubio no hablaba, realmente intentaba ignorarlo y como sabía que su madre estaba apurada, ni siquiera se inmutó por hablar, no hasta que se sorprendió por la respuesta de su progenitora.
— Oh, eso suena de maravillas, finalmente tendré la oportunidad de saber de quién se trata. No podré quedarme mucho tiempo pero no rechazaré la invitación. ¡Vamos!
— Mamá, usted dijo que estaba apurada y que tenía muchas cosas que hacer. Me ha estado agitando todo el tiempo. ¿ahora quiere detenerse a dar cháchara?
— Calla y no me cuestiones, no seas malcriado, además, estaremos reunido con tu mejor amigo que hace tiempo no lo veo. ¿Cuál es esa actitud tan insoportable que tienes?
Seokjin chasqueó la lengua derrotado y siguió a Tae al lado de su madre hasta donde estaba parado Jungkook, a quien ignoró totalmente y se sentó en la silla que quedaba pegada a la pared. Colocó en el suelo las bolsas que traía en sus manos y se limitó a mirar hacia adelante mientras los demás se acomodaban.
— Madre, le presento a Jeon Jungkook, mi novio. — Presentó algo nervioso, estudiando la reacción de la señora.
— ¡Madre mía, que buen mozo! — Exclamó con una sonrisa estirando su mano por encima de la mesa, misma que fue besada con la mayor delicadeza existente. — No sé quién te dio de comer y quién te enseño tan buenos modales. Felicítame a tus padres.
— ¡Oh sí, sus dos padres! — Ironizó el rubio.
— Ignóralo, no sé que bicho le ha picado últimamente, supongo que es porque está disgustado con su novio. Por eso tiene ese carácter agrio e insufrible, no es solamente con ustedes, en casa ha estado insoportable las últimas semanas.
Tae mostró una sonrisa tímida y observó a su amigo, quien lo miraba de soslayo sin decir una sola palabra. Pidieron algo ligero de comer y suspiró, no sería fácil.
La comida transcurrió en con una plática amena entre todos, excluyendo a Seokjin, quien no dijo una sola palabra. La señora Kim se alegró mucho de saber que Jungkook era el jefe de su yerno y que cuidaba también de Tae, quien remarcó que para ella era como un segundo hijo. El luniano pagó la comida pesa a la renuencia de la señora, quien le agradeció en reiteradas ocaciones.
— Bueno, yo ya debo irme pero espero que sigan teniendo un buen y lindo día. Gasten poco y disfruten. — Se despedía a medida que tomaba sus bolsas. — ¿A dónde vas? Quédate con tus amigos un rato más, solamente vas del trabajo a encerrarte en la casa. Yo me iré sola y llevaré las bolsas en el auto, tú vete en un taxi atrás.
— No es necesario madre, me iré con usted.
Taehyung se apresuró a agarrar su brazo y lo miró con súplica. — Por favor Jin, quédate.
El rubio vio en la mirada de su amigo que realmente deseaba hablar con él, quería irse, pero no podía, no cuando lo miraba de esa manera. ¿Por qué tenía que quererlo tanto? Resopló y se sentó nuevamente en la mesa, acción que hizo que Tae sonriera aliviado.
Miró a Kook y aunque este no quería dejarlo solo, entendió. Era mejor que los amigos hablaran solos de lo que fuera que quisieran hablar, por lo que se ofreció ayudar a la señora Kim con sus bolsas y ambos salieron del restaurante. Ambos se quedaron en silencio durante varios minutos, Jin jugando con su vaso y su mejor amigo con sus manos.
— Lo siento mucho, Jin. Sé que estás molesto conmigo por no decirte las cosas pero créeme que no fue mi intención ocultarte nada. — El nombrado rodó los ojos, iba a responderle pero como Tae continuó hablando, calló. — Quiero que me dejes hablar y una vez que lo haga, podrás marcharte si quieres pero, dame una oportunidad de explicarte las cosas. Por nuestra amistad.
— Habla...
— Yo no sabía nada en un principio, me enteré horas antes que tú de todo lo que estaba ocurriendo. Verás...
Con lujo de detalles, le contó a su amigo todo lo que él sabía, cómo se fue enterando y todas las cosas que habían ocurrido en el último tiempo. Este lo escuchaba atentamente, sin poder creer todo lo que escuchaba, le era difícil asimilar todo aquello, parecía todo sacado de una libro.
— ¿Eres también un luniano? ¿Estás embarazado? — La voz de Jin se alzó por la sorpresa y sus ojos se abrieron como si quisieran salirse de su rostro. Todo eso lo estaba sobrepasando.
— B-Baja la voz. — Musitó con una sonrisa, cuidando que nadie los escuchara y terminaran siendo tachados de locos. — Así es, yo tampoco me lo podía creer... — Sonrió nervioso — Justo el día anterior me enteré que yo, un hombre, había salido embarazado. Estaba desorientado y en shock. Por eso ni siquiera podía hablar cuando llegaste, tampoco tenia idea de que Namjoon venía también de Luna Dorada, me enteré junto contigo.
Namjoon... Oír su nombre le dolía, desde ese día no lo había visto, se negó a recibirlo todas las veces que fue a su casa y procuraba no toparse con él en la calle, por eso siempre salía y regresaba como si le estuvieran cayendo atrás para refugiarse en su cuarto y llorar. Que fuera un ser de otro mundo no le importaba, de hecho le parecía increíble y le gustaba la idea de haber estado con un ser tan especial como él. Lo que le dolía era sentirse usado, engañado. Para él todo eso no fue más que una vía para utilizarlo y así acercarse a Jungkook y a Taehyung, eso era lo que estaba desgarrando su corazón.
Se había enamorado como un idiota de él, descubrir toda esa red de mentiras fue un golpe demasiado fuerte. Lo extrañaba cada día con locura, ni siquiera conseguía dormir tres horas seguidas sin despertarse entre lágrimas, anhelando esos brazos que solían abrazarlo cada día.
Agitó su cabeza desechando todos sus pensamientos, ahora no se trataba de su ex novio, sino de él y su mejor amigo, quien le había dado un increíble noticia. Sonrió y se levantó para abrazarlo, tomándolo por sorpresa.
— ¡Oh dios mío, voy a ser tío! — Reía sin poderse creer todo aquello. — Seré el padrino de ese renacuajo que está allá dentro. — Acarició su barriga.
— No llames así a mi frijolito. — Rió feliz de sentir a su amigo de vuelta. — No existe nadie más que tú para que sea el padrino de mi hijo.
— Eso quiere decir que fue Kook quien te dio bien duro. — Levantó varias veces las cejas burlándose del castaño y regresando a su asiento.
— Que conste que de vez en cuando yo también le doy a él. — Se carcajearon los dos.
— Esa es la actitud mi Tae, la versatilidad es un don maravilloso. Pero aquí entre nos, yo prefiero que me den.
— Sin tregua y sin control.
— Tú sí que sabes de qué estamos hablando. — Le guiñó un ojo y levantó su mano para llamar al camarero, Tae negó ocultando su rostro entre las manos y se carcajeó. — Una botella de champaña, por favor. No, mejor una normal y otra sin alcohol.
El camarero los miró extrañado pero tomó su orden y se retiró, dejando a los amigos hablando en aquella mesa. Aproximadamente cinco minutos más tarde, dos botellas fueron traídas a su mesa. El chico abrió la primera botella que era sin alcohol y los miró como si estuviera preguntando en cuál copa la servía. Tae echó hacia adelante la suya y entendiendo el mensaje el camarero le sirvió para luego proceder hacer lo mismo con la otra y servirle a Jin, pasando a retirarse una vez hecha esta acción.
— Oye... Tengo curiosidad de algo, — bebió de su copa y miró a su mejor amigo — ¿A quién le dirá papá el renacuajo? ¿También se le dice así a quien lo lleva en el vientre o tú serás la madre? — El castaño tosió dejando escapar algo de su bebida y Jin no pudo ocultar su risa mientras le pasaba la servilleta.
— Pues técnicamente a ninguno y a ambos. Si hablamos en términos terrestres, ambos seríamos padres pero, yo seré su mafa, la persona que le da a luz. Mientras que Kook será su fada.
— Mira tú que interesante. Deberé empaparme mejor con la cultura de mi sobrino y hermano mitad extraterrestre. — Bromeó volviendo a tomar un trago bajo la reprobatoria pero divertida mirada de Taehyung. Oh, como lo había extrañado.
Continuaron conversando animadamente hasta que, varios minutos después, Tae sintió como era abrazado por detrás y se sobresaltó sabiendo que esos brazos no era de su pareja. Alzó su cabeza y se sorprendió al notar de quién se trataba.
— M-Minjae... — No lo había vuelto a ver desde aquella vez donde Jungkook lo sacó de su apartamento, donde se comportó como un idiota con él. Había querido disculparse, de hecho lo hizo por un mensaje de texto pero, ahora que lo tenía en frente, con una sonrisa como si nada hubiera pasado, volvía a sentirse culpable. — ¿Q-Qué estás haciendo aquí?
— Estaba pasando y reconocí a tu amigo a través del cristal, luego miré quién lo acompañaba y me di cuenta que eras tú, por eso quise pasar a saludar. Hace mucho tiempo que no nos vemos, desde... — pensó en que tal vez su amigo no sabía nada y quiso ser discreto — desde que dejaste de trabajar en Kard.
— Oh sí, así es... — Se limitó a decir sin poder mirarlo fijamente. —L-Lo siento Minmin...
— Oh, todo está olvidado, además, no me puedo quejar. — Le guiñó un ojo y Jin entrecerró sus ojos mirando la extraña atmósfera que rodeaba a esos dos.
— Oye, siéntate, no te quedes ahí parado. Tómate un trago con nosotros. — Habló el rubio sonriente.
— ¿Puedo? — Tae asintió.
— Claro que puedes. — Habló el rubio.
Los tres comenzaron a ponerse al día, omitiendo por supuesto todos los detalles que incluían Luna Dorada y sus derivados, nos querían asustar a Minjae. La verdad era que había que presenciar y vivir en carne propia lo que era estar con un luniano para poder creer aquello y, aún así, no dejaba de ser difícil digerirlo por completo y hacerse a la idea de que en este universo, no estaban solos.
— ¿Qué haces tú aquí? — La gélida y profunda voz que llegó sin avisar tomó de sorpresa a todos.
Minjae se paralizó cuando vio a ese hombre con su mano en el espaldar de la silla de Tae y este último maldijo al escuchar el tono de su voz. Sabía que su pareja estaba molesto, no tenía que mirarlo para saberlo. La tensión era palpable y como si llegara a un lugar desconocido, Jin miraba a los tres protagonistas de ese momento incómodo con confusión. ¿Qué estaba pasando ahí? Ya comenzaba a sospechar y por alguna razón también empezaba a sentirse incómodo.
— K-Kook...
❤️🖤❤️
Hola, hola!
Mis queridos lunianos, aquí les dejo un nuevo capítulo. Disfrútenlo y nos vemos en el próximo. 🙈😘
🖤🖤❤️LORED❤️🖤🖤
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro