Catítulo 16
—La casa se ve tan vacía
—Al menos está libre de compañías nocivas como las de Susana –dijo Aurelio besándola en la sien
—Sí, libre para estar sola con usted –dijo mientras besaba a Aurelio –debo rehacer todos mis planes
—Solo espero que nuestra relación no esté en esos planes
—Esa fue la parte donde me hallé, pero deshice mi acuerdo con la ferrovía y ahora mis tierras en Sao Paulo están al límite de la productividad a punto de ser improductivas
—Calma Julieta venga –dijo conduciéndola al sillón –vamos a encontrar soluciones juntos
—Ya le pedí a mi abogado que investigue a Susana, no se la voy a dejar fácil, lo que está haciendo con Darcy y Elisabetta y lo que hizo conmigo también, criatura astuta que estuvo mucho tiempo involucrada en mis negocios, anticipo problemas
—Yo estaré a su lado, para quebrar todas las piedras que estén en su camino
Abrí los ojos después de este sueño, aunque lo sentí más como recuerdo, estábamos Aurelio y yo en la sala de esta casa, acabando de llegar de alguna parte pero no sabía de donde, pero sí que como los demás sueños era amada y protegida por Aurelio, él era un hombre como pocos, no pude evitar sonreír al recordar el día que pasamos ayer, primero en el rosal y después en los establos, sentí que mi corazón latía más fuerte cuando tomó mis manos entre las suyas y después al besarme en la mejilla con tanto cariño como si fuera lo más preciado de su vida, parecía como si en ese momento solo existiéramos los dos nada más y su voz era como la imaginaba, cuando soñaba con él deseaba que hablara, de hecho se lo pedí muchas veces, pero nunca lo hacía, ahora no me sorprende si no recordaba su voz, tranquila serena y llena de ternura hacia mí.
Un toque en la puerta me sacó de mis pensamientos
—Doña Julieta, ¿puedo pasar? Soy Jane
—Sí pasa –dije incorporándome en la cama
—Buenos días –dijo entrando
—Buenos días
—¿Cómo pasó la noche?
—Bien gracias, ¿y tú?
—Bien gracias, por primera vez en mucho tiempo dormí tranquila, Camilo igual, aún no termina de creer que esté viva
—¿Está feliz?
—Por supuesto, es su madre, todos estamos felices, él y el señor Aurelio más que todos
—¿Dónde está Aurelio?
—Emma me dijo que durmió en el cuarto que tenía cuando era soltero, para que usted estuviera más cómoda creo que aún no se ha levantado, ¿quiere que mande a traer el desayuno o se siente cómoda para bajar a desayunar?
—Aquí, aún no estoy preparada para que todos se espanten al verme
—Nadie va a espantarse
—Si hubieras visto la cara que pusieron tu hermana y su esposo no lo dirías
—Elisabetta y Darcy no se espantaron, solo se confundieron, al principio no lo creían y más porque entre Emma, Elisabetta y yo preparamos el cuerpo para el funeral
—¿Cómo fue ese día?
—Uno de los días más horribles de mi vida, todo parecía irreal como si fuera una pesadilla y no la cruel realidad, todos se reunieron en la iglesia del valle para darle el último adiós a la Reina del Café, yo no podía creer que la mujer metida en ese ataúd fuera usted, nadie de hecho, todos estábamos tristes, unos lloraban, otros solo guardaban silencio respetando el momento, Camilo lloraba abrazado a mi lado.
—¿Y Aurelio?
—No demostraba ninguna emoción, estaba sentado al lado de Emma pero no demostraba ninguna emoción, parecía que también había muerto, ni siquiera lloraba, su otra mitad había muerto, estuvo así durante estos años solo hasta ahora está volviendo a ser el de antes
—Ayer cuando estábamos en los establos, sentí una conexión muy grande con él como si estuviéramos conectados desde hace mucho tiempo
—Es el amor doña Julieta, cuando dos personas se aman, no importa el tiempo y la distancia, siempre estarán juntas
—Aún no puedo creer que sea real
—¿A qué se refiere mi suegra?
—Aurelio, pinté un retrato suyo, cuando estaba en Santa Catarina, después soñé con él varias veces sintiéndome amada por él y ahora saber que no lo imaginé, es emocionante y extraño a la vez
—No diré que sé cómo se siente porque no es así, nunca he estado amnésica pero quiero que sepa que usted no está sola –dijo tomándole sus manos
—Gracias Jane –dijo sonriendo –eres muy buena
—No, solo veo el lado bueno de las personas
—¿Cómo era de suegra? –dijo después de un momento
—Al principio no le agradaba mucho, me consideraba inferior
—Aurelio me contó que le retiré el apoyo económico porque no quiso dejarte
—Sí, es cierto, Camilo estaba en una situación tan complicada que incluso llegó a meterse en luchas clandestinas para mantenerme
—¿Luchas clandestinas?
—Sí, llegaba con golpes y decía que fue porque sufría caídas en el trabajo cuando en realidad eran de lucha
—¿Y cómo lo averiguaste?
—Usted llegó al cuarto de la vecindad donde vivíamos y me contó, esa noche lo seguí y descubrí todo, casi nos separamos por esa razón
—¿Y después de eso ya salió de las luchas?
—Sí y junto a Ernesto y Januario crearon una marca de café nueva, Tres Mosqueteros, con la ayuda del padre de Aurelio, ahora es una marca muy reconocida
—Qué bien
—Tiene su base de operaciones en el valle, puedo llevarla cuando quiera
—Gracias
—De nada, bueno me voy para pedir el desayuno
—Espera Jane
—¿Qué sucede?
—¿Dónde está mi ropa? Es que no tengo mucho que ponerme, solo el vestido de ayer
—Toda su ropa está en ese armario, venga se los mostraré
Jane me llevó hasta el armario y lo abrió, nunca había visto tantos vestidos juntos, mejor dicho no recordaba haber visto tantos
—¿Todos son míos?
—Sí claro
—Son hermosos Jane –dije sonriendo
—Y todos le quedan muy bien
—¿Cuál me recomiendas?
—Es la primera vez que me lo pide, no sé –dijo corriéndolos a la derecha y sacando uno–este blanco, es uno de sus favoritos y el que mejor le queda, ¿le gusta?
—Sí, recuerdo haber visto uno parecido en una boutique de Santa Catarina, era muy caro para que pudiera comprarlo no me alcanzaba con lo poco que ganaba como pintora, solo para comer, comprar lo que necesitaba para pintar y pagar la renta de la pensión, solo tenía dos el azul y el rojo del día del accidente
—Pues aquí tiene muchos más doña Julieta
—¿Aquí está el vestido con el que me casé?
—Sí, debe estar en el fondo
Recorrí el armario ansiosa y en el fondo estaba el vestido de la foto que Emma me mostró en Santa Catarina, lo tomé en mis manos sintiendo su tela, era más lindo que en la foto
—Emma lo diseñó, así como el mío, no sé si ya le dijeron pero nos casamos en la misma ceremonia, usted con Aurelio y yo con Camilo, fue una hermosa boda y la fiesta fue un baile de máscaras
—Como el que di en Sao Paulo
—Sí, espere, ¿lo recuerda?
—No, Aurelio me dijo y que en ese baile nos besamos por primera vez
—Sí, él lo comentó cuando anunciamos la boda doble, lo dijo muy feliz, ambos lo estaban
—Ojalá pudiera recordarlo
—Todos compartimos ese sentimiento doña Julieta, bien, la dejo porque debo ir a despertar a Charles y pedirle a Mercedes que le traiga el desayuno
—No Jane, pensándolo bien, voy a bajar a desayunar con ustedes
—¿De verdad? Está bien, termine de arreglarse y la esperamos con encantados –dicho esto se fue
Después de tomar un baño, me puse el vestido y encaré mi reflejo frente al espejo, me veía muy linda, Jane tenía razón, ese vestido me quedaba muy bien, por primera vez en mucho tiempo me sentía como en casa y estaba dispuesta a recuperar mi vida y mis recuerdos, cuando estuve preparada salí de la habitación y bajé, cuando llegué a la mesa vi que estaban reunidos Camilo, Jane, Ernesto, Ema y los niños
—Buenos días –dije
—Buenos días mamá –dijo Camilo –siéntate
—Gracias, ¿en dónde?
—En la cabecera, eres la dueña de la casa, tu lugar siempre ha sido ese
—Adelante doña Julieta –dijo Jane
Era extraño para mí sentarme en una mesa llena de gente, cuando estuve en Santa Catarina, siempre comía sola, debía valerme por mí misma, veía esas personas mirándome felices por mi regreso, mi hijo, mi nuera, mi hijastra, el marido de ella, mis nietos y... en ese momento noté la ausencia de Aurelio, inmediatamente pregunté por él
—Aurelio no come con nosotros desde hace tres años, lo hace en su cuarto, Dolores lo alimenta –dijo Camilo
—¿Por qué?
—Él lo prefiere así, además es una costumbre, ustedes desayunaban y cenaban en la cama –dijo Emma
—Mi abuelo preparaba con esmero la bandeja, yo lo veía –dijo Charles –él te quiere mucho abuela, subía las escaleras con una sonrisa, hace años no lo veo sonreír
—Yo tampoco y menos ahora que sus ojitos no ven –dijo Catarina –cuando vinimos a vivir aquí lo escuchaba llorar, mamá iba a abrazarlo y decía
—Ay la extraño tanto Emma
—Los primeros meses fue así –dijo Emma –con el tiempo fue pasando pero la herida seguía ahí y nos resignamos a estar sin usted
—Fue horrible estar sin ti mamá –dijo Camilo tomando mi mano sonriendo emocionado–por favor no te vuelvas a ir
—No me iré a ningún lado hijo –dije levantándome –ven aquí
Camilo obedeció y me abrazó con todas sus fuerzas, después me pidió que lo besara, alcancé su mejilla y lo hice, en ese momento vino a mi mente una imagen de Camilo y yo acostados en la cama donde dormí anoche, yo parecía estar muy triste y él me abrazaba y me consolaba.
—¿Qué te pasa mamá? –dijo cuando me aparté en un momento
—Creo que recordé algo
—¿En serio? –exclamó emocionado -¿qué?
—Estábamos acostados en mi cama y los dos llorábamos parecíamos estar tristes ¿por qué?
Camilo narrando:
—Bueno porque ese día te caíste de Soberano y te torciste el tobillo mamá y estabas triste porque no podías caminar eso fue y a mí me dolía verte así por eso llorábamos
—¿Fue por esa razón?
—Sí, ¿qué otro motivo habría?
—Tengo la sensación de que no estabas triste solo por mi tobillo, te veías muy abatido Camilo
—¿A qué hijo le gusta ver a su madre sufrir?
Por supuesto que había otra razón, ella lo había olvidado, pero yo recordaba que ese día descubrí la verdad sobre mi origen y lo que mi madre había sufrido en manos de mi padre al hacerme pasar por sacerdote en la iglesia del valle y en cómo después salió corriendo desesperada en Soberano, su caída y como después, desesperado al verla desmayada, la traje a la casa, lo sucio, indeseado y feo que me sentí, desde hace tiempo sabía que mi padre no era lo que siempre creí, pero jamás pensé que fuera capaz de un acto tan cruel y cobarde como abusar de su inocencia, no era el momento de contarle, estaban los niños y la veía tan tranquila y que no quise perturbarla con historias tristes del pasado.
—¿Estuve mal mucho tiempo? –dijo sentándose
—Unos días pero te recuperaste rápido, nada que la Reina del Café no pueda superar
—Todavía me parece extraño que me llamen la Reina del Café
—Pues eso eres mamá, ganaste ese título por mérito propio
—Como Elisabetta le dijo en Santa Catarina usted levantó ese imperio sola, incluso publicó un artículo en el periódico contando ese lado oculto
—¿Elisabetta trabaja en un periódico?
—Antes, ahora se dedica a escribir libros hace unos años publicó Orgullo y Pasión y ahora está trabajando en otro donde se dedica a contar la historia de los personajes admirables de Brasil y le agradezco que haya decidido hacerlo fue así como te encontró, ese será mi libro favorito cuando lo publique iré de inmediato a comprarlo
—Todos lo haremos –dijo Ernesto –ese libro será un recordatorio de que después de tres años la felicidad regresó al valle del Café
—Por el retorno de la reina del Café –dije levantando la taza mientras hacía un brindis
—Por el retorno de la Reina del Café –dijeron todos
Hacía mucho tiempo que no se respiraba un ambiente de felicidad en la casa, todos animados, sonriendo, conversando en voz alta, nunca terminaré de agradecerle a Darcy y Elisabetta que hayan encontrado a mi madre, mi vida estaba incompleta sin ella, ya había enviado la carta al instituto en Santa Catarina y solo esperaba su respuesta.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro