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Capítulo 9

—Emma, esto no es divertido, ¿cómo te atreves a faltarme el respeto de esa forma? Burlarte de mi dolor –dijo molesto

—Papá, yo jamás te faltaría el respeto, ni mucho menos me burlaría de ti, lo que te digo es verdad, Julieta está viva

—Emma vete, no quiero escucharte –dijo levantándose con la intención de salir del cuarto

—Tendrás que hacerlo –dijo Emma también levantándose -papá sé que es muy difícil de creer pero es cierto

—No puede ser, es imposible, ustedes me dijeron que murió, ustedes la prepararon para el entierro mientras yo estaba en coma, ¿cómo es posible que esté viva?

—Porque también lo creímos, confundieron a Julieta con una mujer llamada Victoria San Magno, vivía en una pensión de Sao Paulo, Ernesto fue a investigar ahí, el administrador guardó sus pertenencias entre ellas fotos, el parecido con Julieta es impresionante, incluso tenía un mechón blanco en el mismo lugar que ella, la mujer enterrada en el cementerio del valle es Victoria San Magno, no doña Julieta.

Aurelio no sabía qué decir y pensar, quería creerlo con todas sus fuerzas pero estaba muy confundido y necesitaba una prueba real y como si Emma lo supiera trajo una contundente

—Para que te convenzas toma –dijo entregándole una tela doblada

—¿Qué es esto? –dijo tocándolo

—El vestido que doña Julieta usó esa noche, lo ha tenido todo este tiempo así como los aretes y el anillo

Aurelio acercó el vestido a su nariz y no tuvo dudas, reconocería ese olor en cualquier parte, el aroma de su Julieta que tanto extrañaba, cerró los ojos y apretó el vestido contra su pecho mientras las lágrimas caían de sus ojos, ¿sería posible que fuera verdad y su dolor fuera a terminar?

—Emma dime que es cierto, necesito escucharlo, te lo ruego hija

—Sí papá –dijo abrazándolo –Julieta, tu Julieta a la que tanto amas está viva, se encuentra bien, Elisabetta y Darcy vinieron a buscarnos a Camilo y a mí porque la vieron en Santa Catarina, esa fue la verdadera razón por la que fuimos, no dijimos nada en un principio porque necesitábamos estar seguros, pero ya no tenemos duda, es ella

—Llévame con ella Emma –dijo tocando el rostro de su hija –necesito abrazarla, sentirla, besarla, decirle cuánto la he extrañado y pedirle que no vuelva a dejarme –suplicó desesperado

—Lo haré por eso vine a buscarte, pero antes necesito decirte algo –dijo con solemnidad

—¿Qué?

—Julieta, en el accidente se golpeó la cabeza y perdió la memoria, así que debes ir preparado porque seguro no te va a reconocer al menos a Elisabetta, Darcy, Camilo y a mí no nos reconoció

—No me importa, con mi amor va a recordar, ahora llévame con ella por el amor de Dios, ¿dónde está?

—En la hacienda Oro Verde

Emma ayudó a su padre a bajar las escaleras y salir de la casa, se dirigieron a la hacienda Oro Verde, el botánico estaba desesperado, todo su cuerpo vibraba ante la idea de tener a su Julieta de vuelta, lo único que lamentaba era no poder verla.

—Entonces, ¿cómo me quedó? –dijo Camilo levantando el lienzo

—No está mal –dijo divertida

—Sí claro, está horrible –Camilo rio

Julieta le había dado clases de pintura a Camilo pero el empresario descubrió que no era hábil con lápices y pinceles, el árbol que debía pintar le quedó como una caricatura, mientras que el de Julieta era una obra de arte

—No Camilo, solo necesitas practicar más

—Mejor me quedo con la empresa

—¿Te va bien con tu empresa?

—Sí, es el segundo mejor café de la república, el primero es el tuyo

—Aún me asombra saber que formé un imperio

—Porque es cierto, todo te lo ganaste con tu esfuerzo mamá, debes sentir orgullo de ti misma

—Camilo, ¿puedo hacerte una pregunta?

—Claro

—¿Fui madre soltera o estaba casada con tu papá? –preguntó con curiosidad

—Casada con él

—¿Dónde está?

—Murió hace muchos años, yo era muy pequeño y no lo recuerdo

—¿Cómo se llamaba?

—Osorio –contestó incómodo

—¿Cómo era?

—No sé, como te dije no lo conocí

—¿Nunca te hablé de él?

Camilo no quería seguir hablando de su padre, ese ser despreciable y violento que lastimó tanto a su madre, era natural que preguntara por él, pero para Camilo seguía siendo difícil el tema, los dos acordaron después de la boda nunca mencionarlo, hacer como si nunca hubiera existido, pero dadas las circunstancias debía hacerlo, por suerte en ese momento apareció Elisabetta, interrumpiendo la conversación

—Hola Camilo, ¿puedo hablar contigo?

—Claro Emma –dijo aliviado –enseguida regreso mamá

—Me pareció o querías salir corriendo –preguntó Elisabetta en el pasillo

—Sí, me preguntó cosas que no estaba lista para contestar, ¿qué pasa?

—Emma trajo al señor Aurelio, están abajo y él quiere ver a Julieta, a su manera y no se irá hasta poder hablar con ella, ¿es un buen momento?

—Claro, no demoremos ese momento, pero primero le avisaré a mi mamá

—Está bien

Camilo volvió a entrar al cuarto y encontró a su mamá guardando los dibujos que hizo con él

—Hola, ¿qué quería Elisabetta si se puede saber?

—Mamá, Aurelio está abajo, vino a verte

—¿El hombre del retrato?

—Sí, él –dijo sonriendo emocionado –por fin lo verás en persona

—Por favor dile que se vaya

—¿Por qué? –preguntó confundido

—Es que no lo recuerdo, no sé qué decirle –dijo desesperada

—Lo único que debes saber es que se llama Aurelio Cavalcante, es tu marido y te ama con todo su corazón, te hará bien verlo en persona, te lo aseguro, entonces ¿qué dices?

—Está bien –dijo con un suspiro

Camilo salió y junto con Elisabetta bajó a la sala donde estaban Darcy, Emma y Aurelio

—Emma Aurelio –dijo cuando llegaron

—Hola Camilo –dijo Emma –traje a mi papá para que se encuentre con doña Julieta, -¿cómo te sientes?

—Feliz, emocionado, no todos los días descubres que tu madre está viva, sin memoria pero viva

—¿Ella está arriba? –preguntó Aurelio

—Sí, es un milagro Aurelio, ella está viva, aquí con nosotros, vamos te llevaré con ella

—Por favor

Julieta estaba sentada en la cama, cuando Camilo abrió la puerta y entró con Emma y Aurelio, se levantó rápidamente al verlo, quedó pasmada, frente a ella estaba Aurelio, el hombre del retrato, su esposo, era mucho más guapo en persona que en el retrato que pintó o la foto, no podía decir una palabra, lo observaba, su corazón latía con fuerza como si aunque su mente lo hubiera olvidado, él lo reconociera, sus ojos eran más azules de lo que imaginó, sintió una extraña emoción cuando estuvieron frente a frente

—¿Está aquí? –preguntó Aurelio emocionado

—Sí papá, en este momento te encuentras frente a ella

—¿Estás segura de que es ella?

—Por supuesto

Camilo notó la expresión asustada de su madre y se colocó junto a ella

—¿Todo está bien? –preguntó, recibiendo un movimiento de cabeza en forma afirmativa como respuesta

—¿Qué pasa? –preguntó Aurelio

—Parece que el reencuentro ha sido demasiado para ella, solo te mira sin decir nada, mientras llora, mejor te vas

—Un momento –Aurelio extendió su mano hacia el frente y le dijo a Julieta –dame tu mano

Con timidez, ella aceptó la invitación, en cuanto puso su mano sobre la de Aurelio, su tensión se fue como si su cuerpo reconociera ese toque, sin que lo esperara, Aurelio tomó su otra mano, después recorrió sus brazos, hasta llegar a su rostro, ella iba a apartarse pero al sentir la calidez de esos dedos, se sintió segura y cerró los ojos, fue entonces cuando Aurelio estuvo completamente seguro, esa piel tan suave solo podía ser de su Julieta.

—Eres tú, tienes que ser tú

El corazón de Julieta se aceleraba a cada momento, esas manos en su cara la hacían sentirse segura como nunca

—Aún no lo recuerdo pero sí, soy yo

Al escuchar esa voz, Aurelio dio un paso adelante y la abrazó como si su vida dependiera de ello, le acarició el pelo y derramó lágrimas de alegría y alivio.

—Ay mi amor, Julieta, no te imaginas la falta que me has hecho, aunque no puedo verte sé que eres tú –sin embargo en un momento sintió el cuerpo de Julieta debilitado, como cayéndose, sintió a Camilo apartarla de él, Julieta se había desmayado

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