Ayer recibí una visita muy extraña, estaba trabajando en un cuadro cuando tocaron a mi puerta, pedí un momento para cerrar los tubos de pintura, cuando abrí, me encontré con un hombre y una mujer, él era alto, elegante, apuesto, vestía un traje fino, ella era muy linda, con el cabello castaño que le caía por los hombros y con una libreta en las manos, pero eso no me extrañó, sino la reacción de ambos.

En cuanto me vio, la mujer palideció, dio un paso atrás y de no ser por su acompañante se habría desmayado, él no estaba diferente, me observaba como si no pudiera creer que estuviera ahí

—¿Todo está bien? –pregunté

—Sí –dijo él –nos equivocamos, siento haberla molestado –dicho esto se llevó a la mujer, los observé alejarse hasta que se perdieron de vista y volví a cerrar la puerta todavía confundida por lo que acababa de pasar, cuando la mujer retrocedió tuve la esperanza de que dijera que me conocía o pronunciara mi nombre o incluso me abrazara para darme la certeza de que no estaba sola en el mundo y ayudarme a conectarme con mi pasado.

Esto es lo que sé sobre mí:

Mi nombre es Victoria San Magno, vengo de Sao Paulo y desde hace tres años vivo en Santa Catarina, soy pintora y vivo en una vecindad.

Esta pequeña descripción puede decir mucho, pero es lo único que sé sobre mí, dicen que sufrí un accidente de auto, pero no lo recuerdo, ni nada sobre mi vida antes de despertar en ese cuarto de hospital, sola y sin poder caminar.

—¿Qué me pasa doctor? ¿Por qué no recuerdo quién soy y estoy inválida?

—Calma Victoria, recibió un fuerte en la cabeza, es posible que sus recuerdos regresen en un par de horas o dure un poco más respecto a sus piernas hay que realizar más estudios

Victoria, era un nombre hermoso pero por alguna razón no sentía que fuera el mío, estaba muy confundida y asustada también, no quería estar paralítica, pero eso no me asustaba tanto como la soledad, estuve diez días en el hospital y nadie llegó, al parecer estaba sola en el mundo, así que a nadie le importaría si moría o no, era una sensación horrible.

Afortunadamente la parálisis en mis piernas era reversible con una operación o terapia, pero como necesitaban la autorización de un familiar para la cirugía decidieron que lo mejor era llevarme al Instituto en Santa Catarina, para comenzar una rehabilitación, sin embargo todavía no llegaba ningún recuerdo a mi mente

—Ese es uno de los mejores centros del país, estará bien atendida no se preocupe –me dijo cuando iban a trasladarme

—¿Y qué pasa con mi memoria?

—Respecto a eso Victoria no puedo asegurar que vayas a recuperarla, la memoria es un área todavía nueva para nosotros de verdad nosotros de verdad lo siento

—Doctor aquí están las pertenencias de la paciente –dijo una enfermera entrando con una bolsa

—Gracias señorita

El doctor me lo dio y se fue, entonces revisé su contenido, había un vestido rojo fino, unos aretes y un anillo.

Este anillo me llamó la atención, era tan hermoso, tenía escrito Mi Reina en su interior, me lo puse enseguida y me aferré a él, desde entonces no me lo he quitado, porque siento que puede ayudarme a descubrir quién soy, cuando lo veo y toco me da serenidad y siento que quien me lo dio debió amarme, por ese motivo, cuando llegué al Instituto de Santa Catarina, me esforcé en los ejercicios para recuperarme lo más pronto posible y salir a buscarlo, a Dios gracias, en un año podía caminar después de tantas terapias y sufrimiento, aunque talvez tengo una pista de quién pueda ser la persona que me regaló el anillo.

En el instituto, aparte de las terapias de rehabilitación hay actividades para que los pacientes se distraigan y desarrollen sus talentos, a mí me interesó la pintura, al principio fue como un pasatiempo, pero con el tiempo me di cuenta de que era buena, dibujé muchos paisajes mientras estuve interna, citadinos, campestres y muchos más después de salir, pero de todos el que más me ha llamado la atención es uno al que nombré "Hombre Misterioso"

Es un hombre de pelo castaño, barba, tiene cierto porte como si fuera de la alta sociedad, me asombró pintar un retrato así de la nada, pero lo que más me gusta son sus labios que dan ganas de besarlos y sus ojos, estos son azules como el cielo y el mar, me perdería en ellos, inspiran amor, ternura y no sé por qué, tristeza, he soñado con él varias veces y en todos los sueños me abraza, me besa pero nunca habla, quizás sueño con él porque me da curiosidad haberlo pintado pero siento que existe en alguna parte y que sufre por mí, tengo ese retrato en mi casa, lo observo todos los días y me pregunto pasando mis dedos por el lienzo y con voz desesperada.

—¿Quién eres? ¿Por qué siento que te necesito y que estás sufriendo por mí? Necesito saber si existes o no