Capítulo 35
Julieta narrando:
—Hola Victoria, soy Julieta, no nos conocimos personalmente pero nuestros caminos se cruzaron el día de tu muerte, sin saberlo tomaste mi lugar y yo el tuyo, pero no te reprocho nada ya que sentiste el cariño de mis familiares, un cariño que no hubieras sentido en otras circunstancias, lo más importante es que estás con tu madre y deseo de corazón que estés descansando en paz –besé el ramo de flores y lo coloqué sobre la tumba acomodándolas.
Dos días después del baile le pedí a Aurelio que me llevara al cementerio a visitar la tumba de Victoria y además la del barón, fue un momento un poco extraño ver mi nombre en el concreto con mi año de nacimiento y mi supuesto año de muerte, imaginé a Camilo, Aurelio y los demás del valle yendo cada aniversario luctuoso dejando flores y conversando conmigo, contándome sus logros penas y quizás un "ojalá estuvieras aquí". Pensé en las muchas que son olvidadas después de morir, unas justamente pero otras no lo merecen.
Estaba distraída cuando sentí brazos fuertes rodeando mi cintura, no necesitaba ver su cara para saber de quién se trataba.
—Vi que tardabas y decidí venir a buscarte, ¿en qué piensas mi amor?
—Es extraño ver el lugar donde supuestamente fui enterrada, mientras en realidad estoy viva
—Sí, para mí también, es la primera vez que veo la tumba, la inscripción es hermosa, pero basada en un engaño, lloré muchas veces aquí
—Se habría transformado en una tumba olvidada de no ser por ese malentendido, hay muchas en esa situación y es muy triste, Victoria no tenía a nadie solo a su madre que murió hace tiempo
—Sí, me contaste, debe de ser horrible pensar que nadie te recuerda
—También lo es no recordar y pensar que estás sola, viví así tres años
—Mi amor, ¿qué quieres hacer con el nicho?
—Nada, solo cambiarle el nombre a "Victoria San Magno" y traerle flores en cada aniversario, es lo único que puedo hacer por ella
—Eres muy noble mi amor, siempre lo has sido
—Aunque no lo pareciera en un principio
—No te martirices, siempre fuiste una mujer maravillosa solo necesitabas ayuda para demostrarlo
—Recibí una muy buena ayuda, el amor de un botánico que supo curar mis heridas una por una –dije volteándome para encararlo –gracias
—Ha sido un placer mi amor
Tres meses después
De nuevo estoy aquí, en mi cuarto, con las Benedicto, Emma y Tenoria lista para casarme por segunda vez con el hombre que amo y que supo esperarme siempre, la ceremonia sería en la iglesia del valle y la fiesta en el jardín de la mansión, estaba muy emocionada, sentía que esa segunda boda sería una reafirmación del amor que Aurelio y yo nos teníamos, mientras esperábamos mi vestido les comenté a las chicas:
—Hace 9 años estábamos aquí también preparándonos para la boda doble, Lidia, Jane, Emma y Elisabetta embarazadas y yo toda emotiva
—Lo recuerdo muy bien doña Julieta –dijo Elisabetta –se veía hermosa con su vestido
—Espero que el vestido que hice le guste tanto como el primero –dijo Emma
—Estoy convencida de que así será, eres muy talentosa Emma –dije sonriendo a mi hija, mientras veía lo madura que estaba, recordaba cuando la conocí y todos sus avances para convertirse en la diseñadora y mujer de fibra que es y me sentía orgullosa de haber contribuido a que sucediera –¿Cómo estará Aurelio?
—Conociendo a mi papá debe estar emocionado y ansioso, esperando el momento para renovar sus votos igual que usted
—Tengo la certeza de que esta boda será tan hermosa como la primera –dijo Elisabetta –suculenta
—Gracias a todas –dije sonriendo
En ese momento Ludmila apareció con una caja donde estaba mi vestido, lo colocó sobre la cama y con la ayuda de las chicas, lo abrí, después lo tomé en mis manos, mirándolo absorta, Aurelio quedaría extasiado cuando me viera, era un vestido hermoso: rojo, con encajes, escote discreto pero atractivo, la tela era suave y los detalles delicados, una obra de arte hecha vestido.
—Emma, este vestido es hermoso, en realidad no sé quién está más ansioso, yo por usarlo o Aurelio por verlo
—Yo diría que los dos porque él me ha preguntado cómo es, incluso le preguntó a Catarina pero yo le advertí que no dijera nada, la revelación será en la ceremonia como corresponde ni un minuto antes ni uno menos
—Yo quiero que sea la hora de la ceremonia –dije emocionada
—Pues contribuyamos para acelerar la hora –dijo Ludmila –así que manos a la obra y dejemos a la novia lista para la boda
Todas lanzaron una ovación y se apresuraron para ayudarme mientras me preguntaba qué estaría haciendo a Aurelio en la recámara de al lado y también cómo se vería con su traje de novio.
Aurelio narrando:
Hoy me casaría de nuevo con Julieta, la mujer de mi vida, la mujer que perdí y me fue devuelta de forma inesperada, al contrario de lo que piensan, no me sentía nervioso, sino con una profunda emoción y curiosidad de ver a Julieta con su vestido, Emma no quiso decirme nada sobre él, pero estaba convencido de que era muy hermoso y del color favorito de mi Reina: rojo.
Este día también tenía un toque de nostalgia y añoranza, no solo por la boda, también por mi padre fallecido hace 8 años, un día después, recordaba la conversación que tuvimos en la sala de la mansión.
Flashback on
—Papá, ¿qué está haciendo aquí solo?
—Esperando, ¿qué es lo que un hombre de mi edad puede hacer sino esperar? ¿Y tú? ¿Estás feliz?
—Sí papá, lo estoy, muy feliz
—No necesitas darme una respuesta no, ya lo veo claro en tu rostro, un pequeño que recibe una bicicleta como primer regalo de su vida infantil, la primera cometa que volar o el primer beso de la novia, la última vez que te vi con esa cara de bobo ¿sabes cuándo fue? En tu casamiento con la madre de Emma
—Sí papá –dije sentándome - la amé mucho, la vida me quitó a mi esposa muy joven, pero fui bendecido con un nuevo amor
—Yo no puedo decir lo mismo pero, por otro lado me siento bendecido por poder vivir un poco más
—¿Tengo alguna responsabilidad en ese apego tardío por la vida?
—Si te refieres a tu casamiento... yo ya lo acepté, Julieta te quiere mucho y tú la quieres mucho a ella, ¿qué es lo que yo como suegro puedo esperar de una nuera como ella, sino tu felicidad? Tu casamiento también me da la posibilidad de vivir un poco más con mi familia aumentada
—Usted no sabe cuánto me emociona oírlo hablar así
—¿Qué dices? No debes emocionarte, un hombre no puede emocionarse así, un hombre no llora y tú eres un noble eres el hijo de un barón del imperio ay hijo mío y los de la nobleza, ¿sabes hijo? Debemos tener una cierta compostura sabes –dijo casi al borde del llanto –no escuches nada de lo que estoy diciendo, todo esto es una gran bobería, tú no necesitas ser barón, tú eres mucho mejor que yo, tú eres una persona generosa, eres garboso, eres noble, eres el mejor de corazón
—No papá, no, no tiene que decir eso
—Deja que yo siga hablando porque quiero decirte Aurelio, que estuve este tiempo siempre tan frustrado, y les decía a todos que tú no tenías talento para los negocios pero ahora hijo mío, yo no cambiaría ninguna de tus virtudes, ninguno de tus defectos por nada de esto, ¿sabes por qué? Porque tú eres el mayor orgullo de toda mi vida –dijo emocionado mientras me abrazaba
Flashback desactivado
Extrañaba mucho a mi viejo y quería que estuviera conmigo, los padres hacen falta no estaba no importa el tiempo que pase, pero estaba convencido de que en el lugar donde estuviera nos mandaba su bendición, cuando estaba ciego Julieta me contó que soñó con él y la forma como podía recordar seguro vio cuánto sufría y quiso ayudarme y lo agradecía porque ahora era muy feliz, terminaba de arreglarme la corbata cuando Camilo y Charles aparecieron.
—Hola Aurelio
—Camilo, ¿qué sucede, todo bien?
—Solo veníamos a buscarte porque ya es hora de ir a la iglesia, los invitados ya están llegando
—De acuerdo, ya estoy listo solo falta mi corbata y el saco
—Te ves muy bien abuelo –dijo Charles –a mi abuela le va a gustar
—Gracias –dije tomando el saco que estaba en el respaldar de una silla
Salí rumbo a la iglesia acompañado de Ernesto, Charles, Estilingue y Camilo, conteniendo las ganas de asomarme al cuarto de las chicas para poder ver el vestido de mi amada, que llegaría con Tião, su fiel chofér.
—¿Nervioso? –preguntó Camilo
—Yo diría curioso por cómo se ve tu madre, Emma no ha querido decirme cómo es el vestido
—Ya la he visto y se ve hermosa pero tenemos instrucciones de no dar detalles al respecto, lo siento
—¿Es una conspiración?
—¿Qué es una conspiración papá?
—Es cuando una o más personas se ponen de acuerdo para sorprender a otra u otras y no, una de las reglas de una novia es no dejar que el novio la vea antes del casamiento ya deberíamos saberlo después de la primera boda
—Sí pero me siento como si fuera a casarme por primera vez con tu madre Camilo
—Te entiendo, yo me casé con Jane dos veces y en ambas estaba igual de nervioso –dijo sin un rastro de rencor en su voz
—Yo pensé que tendría que imaginar este día porque no podría ver pero gracias a Dios recuperé la vista y podré ver a Julieta avanzando hacia el altar
Llegamos a la iglesia, muchos ya estaban reunidos, doña Ofelia, el señor Felisberto, Olegario, Charlotte, Edmundo, Fani y muchos más, luego de saludarlos entré pues quería cumplir con la voluntad de Julieta y no verla antes de que comenzara el casamiento, a petición de Julieta y mío, la decoración era la misma de nuestra primera boda, recorrí el lugar con la mirada, todo estaba muy hermoso y me remonté a ese día tan maravilloso y este lo sería más porque no había amenazas, ni tensiones como en aquel entonces, subía las gradas del altar cuando alguien gritó:
—Ahí viene la novia
Julieta narrando:
Cuando terminaron de arreglarme, las chicas se fueron pues debían tomar sus puestos como madrinas y damas de honor, yo esperé unos minutos y también partí en el auto con Tião, en el trayecto me sentía ansiosa, ni cuando fui a mi primera cita de negocios me sentí así
—¿Todo está bien doña Julieta? –me preguntó Tião sacándome de mis pensamientos
—Sí, es solo que... es increíble lo que te voy a decir, me siento nerviosa como si recién fuera a casarme con Aurelio
—Doña Julieta, han pasado muchas situaciones últimamente, es normal sentir emoción al tener esta nueva conquista
—Tião, no te lo había dicho antes pero te agradezco que hayas cuidado de Aurelio en el tiempo que no estuve con él, llevarlo a donde fuera
—No tiene nada que agradecer doña Julieta, lo hice por el aprecio que le tengo al señor Aurelio y a usted, sentía que si hubiera tenido tiempo de despedirse de mí me habría pedido que cuidara de todos
—Lo habría hecho Tião, gracias
—Para servirle doña Julieta
Cuando llegamos a la iglesia Camilo nos esperaba y al estacionarnos abrió la puerta y me ayudó a bajar
—¿Qué pasa Camilo? –dije al ver que me analizaba
—Mamá, te ves hermosa –dijo emocionado
—Gracias hijo, debo decir que tú también –dije sonriendo
—Gracias, pero no tanto como el novio
—¿Cómo luce? –pregunté emocionada
—En unos momentos lo sabrás ¿Preparada para la felicidad nuevamente? –dijo ofreciéndome su brazo
—Sí
Caminamos hacia la iglesia y nos posicionamos frente a la puerta de la iglesia, escuchábamos la marcha nupcial e imaginaba a todas la parejas avanzando por el pasillo, yo estaba respirando hondo para mantenerme tranquila y no desmayarme, era extraño yo que me creía la dueña absoluta de mis emociones. Cuando menos lo esperé, la puerta se abrió y pude ver a todos nuestros familiares y en el altar, con una sonrisa a mi amor, Aurelio, viéndome como si fuera lo más hermoso de su vida.
Camilo y yo comenzamos a caminar hacia el altar, conforme avanzábamos apretaba más el brazo de mi hijo, me sentía como una adolescente llena de ilusiones, no recuerdo la última vez que me sentí así, al llegar junto a Aurelio Camilo besó mi frente y me entregó a Aurelio, mientras le decía:
—Cuídala mucho, es mi reina
—La cuidaré con mi vida –dicho esto Camilo se fue al lado de Jane y Aurelio y yo nos posicionamos frente al sacerdote –te ves hermosa, en cuanto te vi perdí el aliento y deseaba tomarte en mis brazos y huir contigo
—Lo hubieras hecho mi amor –dijo sonriendo –yo huiría contigo a cualquier parte del mundo, no lo dudes
—Queridos hermanos, estamos aquí reunidos para celebrar la renovación de votos de Aurelio y Julieta, hace tiempo hicieron una promesa y votos ante Dios todos sabemos las dificultades que tuvieron en los últimos tiempos y que estén aquí presentes es una victoria del amor que se profesan, en esta parte de la ceremonia preguntaría si se aceptan mutuamente pero es mejor que ellos hablen y lo digan, nosotros escucharemos, por favor.
Me posicioné frente al amor de mi vida y con voz llena de sentimiento dije las siguientes palabras:
"Aurelio, desde que entraste en mi vida comenzaste a cambiarla
me mostraste que la vida que la vida puede ser maravillosa y que tengo
derecho a ser feliz, me transformaste de una mujer de negro y amargada
a otra llena de colores y alegre, aún separados no me dejaste seguiste vivo en mí
al ver tu retrato me dabas paz y me sentía a salvo y siempre te lo agradeceré.
Te recibo una vez más como mi esposo para amarte y respetaré todos los días de mi vida hasta el fin. Te amo.
Las palabras de Aurelio me llenaron de emoción tanto como las mías a él
"Julieta mi amor, una vez más estamos aquí en el altar
ante Dios y nuestros familiares y amigos para renovar esa
promesa que hicimos hace 9 años, algunos piensan que
con el paso del tiempo el amor se va enfriando, pero lo nuestro
es distinto, mi amor por ti solo crece cada día más y más, tu ausencia
me dejó en las tinieblas, no solo física sino emocional, pero tu
retorno me devolvió a la luz. Te amo y la promesa de hacer todo lo que
esté en mis manos para que estuvieras feliz no voy a romperla. Te amo
y te amaré hasta el fin de mis días."
Al terminar de decir nuestros votos y colocar los anillos, el padre declaró:
—Por el poder conferido a mí, los declaro marido y mujer, lo que Dios ha unido no lo separe el hombre, puede besar a la novia
No necesitó decirlo dos veces y Aurelio y yo nos besamos apasionadamente mientras todos alrededor aplaudían emocionados, salimos de la iglesia y nos dirigimos a la mansión Sampaio Cavalcante donde sería la fiesta
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