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Capítulo 34

¿Conocen la sensación de ver la misma imagen o comer el mismo plato durante años y de pronto probar uno nuevo? Pues esa fue la que invadió a Aurelio cuando vio a Julieta por primera vez en tres años, había sentido su cuerpo y escuchado su voz, pero nada se comparaba con el deleite de verla otra vez, cómo extrañó ver esos ojos café y esa sonrisa con la que despertaba cada mañana, no contuvo la emoción y lloró mientras tomaba el rostro de Julieta entre sus manos.

—¿Me estás viendo? –dijo Julieta emocionada

—Puedo ver Julieta, puedo ver –dijo sonriendo mientras recorría con su mano el cabello y la cara de su amada

—Ay Dios mío, recuperaste la vista mi amor –dijo con una sonrisa y lágrimas en los ojos

—Esa sonrisa, esos ojos –dijo secando las lágrimas de Julieta –ay mi amor estás tan bonita –dijo besándola –no sabes cuánto deseaba volver a ver tu rostro

—Y yo que me miraras con esos ojos azules que me cautivaron –dijo Julieta acariciando el rostro del botánico –gracias Dios mío por devolverle la vista a Aurelio

Se abrazaron con intensidad, la felicidad no cabía en sus cuerpos, estaban felices y agradecidos por ese milagro pues lo creían imposible, si bien el último mes fue de amor, besos y cuidado, estuvo un poco empañada por la noticia que Aurelio recibió el día anterior y le transmitió a Julieta en el jardín, cuando esta iba a llamar a Rómulo para que lo revisara.

Flashback on

—Pero por qué no quieres que llame a Rómulo

—Porque no hace falta Julieta, deja todo como está, ¿sí?

—Aurelio, no puedo creer que me digas eso, te escuché innumerables veces diciendo cuánto deseabas verme desde que supiste que estaba viva y ahora de la nada decides quedarte ciego sin intentarlo, era mucho menos probable conquistarme y no te rendiste –dijo frotando su hombro

—Pero no imposible, lo de mi vista sí

—¿De qué hablas?

—¿Te acuerdas de que ayer salí temprano con Tião?

—Sí, a visitar al coronel Brandão

—En realidad fui al consultorio de Rómulo

—¿De verdad? –preguntó emocionada -¿qué te dijo? ¿Debemos ir a São Paulo para el tratamiento?

—No hay tratamiento porque no hay nada que hacer

—Cómo

—Dice que dejé pasar demasiado tiempo para atenderme y ahora el daño es irreversible –dijo con amargura –voy a quedarme ciego de por vida Julieta

—No Aurelio, es imposible, ¿estás seguro?

—No, no lo es –dijo bajando la cabeza –estoy seguro

—Por eso te vi desanimado cuando te pregunté de dónde venías

—Sí, es tan injusto, durante tres años he vivido entre sombras dependiendo de todos, despertando cada día deseando morir para estar contigo, pero ahora lo que más quiero es verte y por mi terquedad ya es imposible –dijo llorando

Julieta quien lloraba también, lo abrazó fuerte como tantas veces lo hizo él, transmitiéndole todo su apoyo y amor

—No tienes necesidad de ver amor, yo voy a quererte siempre y como me dijiste un día: "Haré todo lo que esté de mi parte para que siempre estés feliz" y si no puedes ver, yo seré tus ojos, no te preocupes mi amor

—No les digas nada a Emma ni a los demás por favor

—Está bien, si prefieres guardar silencio, respetaré tu decisión mi amor, no te preocupes, jamás revelaría nada sin tu autorización

—¿No te importa que no puedo verte nunca?

—A ti no te importó mi pasado y a mí no me importa que no puedas ver, yo te amo –dijo abrazándolo aún más fuerte –lidiaremos con esta situación y llegaremos a viejos como siempre fue nuestro sueño

—¿En nuestras sillas mecedoras? –dijo entre sollozos

—En nuestras sillas mecedoras –dijo con una sonrisa triste

Flashback off

—Perdóname Aurelio

—¿Por qué mi amor?

—Por olvidarte, estuviste tres años sin ver el mundo que te rodeaba, si yo no me hubiera ido nada habría pasado

—No amor, no –dijo Aurelio acariciando el rostro de su amada –tú no elegiste perder la memoria mi amor, no fue culpa tuya

—Pero te olvidé cómo pude hacerlo, olvidarte a ti, el hombre de mi vida, quien pudo verme como era y me amó siempre, por favor Aurelio perdóname

—Shh –dijo poniendo sus dedos en los labios de Julieta–lo más importante es que estamos juntos, ¿sabes? Esa oscuridad valió la pena porque ahora tengo la visión más hermosa de todas tú, mi amor y si tuviera que vivirlo de nuevo, lo haría sin pensar

—Te amo –dijo emocionada

Los dos se besaron de nuevo, con más intensidad que antes, las manos de Julieta estaban sobre la nuca y el cabello de Aurelio mientras él apretaba la cintura de Julieta, cuando necesitaron aire, se separaron y apoyaron frente contra frente y permanecieron así hasta que Julieta dijo:

—Vamos a decirle a los demás

—Seguro a esta hora mi padre le estará pidiendo matrimonio a Julieta –dijo emocionada Emma en la sala –ya estoy pensando en el diseño para su vestido

—Tengo la seguridad de que será hermoso como el primero –dijo Elisabetta sonriendo

—Mi madre se veía tan hermosa en ese vestido rojo, parecía una de las rosas que tanto le gustan, fue un recomienzo para ella y esta boda también lo será –dijo Camilo sentándose junto a Jane

—Pero no estamos seguros de si aceptará casarse de nuevo –dijo Ernesto

—¿Cómo que no, si se aman con locura? ¿Qué tonterías dices? –le reprendió Emma

—Lo único es que no podrá verla mientras avanza hacia el altar, pero no importa–dijo Tenoria que sabía la situación de su hermano, por una conversación que escuchó días atrás pero por respeto a él no dijo nada

—Yo no he podido entender el por qué no ha querido atenderse después del regreso de mi suegra –dijo Jane

En ese momento Julieta y Aurelio entraron en la casa, todos dirigieron su mirada hacia ellos esperando la gran noticia, Emma iba a preguntar cuando vio los rostros de su padre y madrastra, se veían emocionados pero era una emoción como si algo extraordinario acabara de suceder y la modista dudaba que se tratara de la propuesta de matrimonio.

—Papá, Julieta, ¿qué pasa? ¿Por qué tienen esas caras?

—Seguro tienen una noticia que darnos –dijo Camilo

Aurelio fue hacia su hija y tocó su mejilla con la mano, la modista se extrañó ante esta actitud, pero más cuando vio los ojos de su papá fijos en ella y a Julieta llorando

—Ay mi princesa –dijo con un hilo de voz -sigues teniendo ese brillo en tus ojos desde que eras pequeña

—Papá –exclamó Emma -¿puedes verme?

—Sí, mi niña –dijo al tiempo que todos soltaron una exclamación –puedo ver ya no estoy ciego, recuperé la vista

—Ay papá –dijo abrazándolo –no sabes cuánto le rogaba a Dios para que te recuperaras y volvieras a ser el mismo de siempre, ese hombre feliz

—Yo también lo deseaba Emma –dijo observando a las personas a su alrededor, que se encontraban llorando, sentía como si llevara años sin verlos y de cierta forma era cierto, todos rostros muy amados que lo habían apoyado en medio de su sufrimiento, Tenoria, Estilingue, Camilo, Jane, Ernesto y Elisabetta, cada uno recibió un abrazo y elogio por parte de Aurelio, Julieta observaba la escena emocionada

—Ay mi hermano, gracias a Dios –dijo Tenoria –creí que nunca sucedería

—Ni yo, cómo extrañé ver tu rostro mi hermana, te ves más joven -bromeó

—¿De verdad ves tío? –dijo Estilingue

—Sí, lo veo todo, no han cambiado nada, puede que sea mi impresión, qué alegría poder verlo todo

—Aurelio recuperó la vista y Julieta la memoria, es una gran bendición, no veo cómo podría mejorar –dijo Tenoria

—Yo sí –dijo Aurelio llamando a Julieta a su lado –como saben, le hice una propuesta de matrimonio a Julieta y aceptó, vamos a casarnos otra vez

Todos celebraron y abrazaron a los enamorados, ahora había más motivos para realizar la fiesta, la recuperación de Aurelio y su futura boda con Julieta.

—Mamá, papá, miren lo que encontramos

Aurelio se volteó y quedó encantado, si Camilo, Emma y los demás no cambiaron, sus nietos sí, Catarina, Afránio y Charles estaban más altos y lindos, ellos fueron un gran apoyo, leían para él y describían con detalle cada juego y animalito que encontraban, un juguete, lo que fuera, robando sonrisas de su abuelo

—Se lastimó –dijo Charles haciendo referencia a un pajarito que Catarina tenía entre sus manos –estaba en el jardín bajo un árbol

—¿Podemos curarlo?

Aurelio se hincó y les pidió que se acercaran, los niños obedecieron, Catarina tomó la mano derecha de su abuelo y colocó el pajarito ahí, como de costumbre comenzó a describirlo

—Es muy pequeñito, tiene el piquito redondeado

—Y las plumas son azules con pintas –dijo Afranio

—Es muy lindo –dijo acariciándolo suavemente, era un pichón –no se preocupen, estará bien y luego podremos devolverlo, cómo han crecido mis niños –dijo observándolos con amor

Los niños estaban confundidos con la actitud de su abuelo, su cara tenía una expresión que hace mucho no veían y desconcertados se volvieron a sus papás

—Mamá, papá –dijo Charles a Jane y Camilo -¿el abuelo está bien?

—Sí –dijo Camilo –él está estupendo

—Y aún más después de verlos a ustedes –dijo Aurelio

—¿Cómo? –dijo Afránio con voz entrecortada

—Recuperé la vista niños

—¿En serio? –exclamó Catarina emocionada -¿se curaron tus ojitos, abuelo?

—Sí mi amor y puedo ver lo lindos y altos que están mis nietos –dijo sonriendo –ahora podré verlos jugar y dibujar como hacía antes y si me permiten participar de esos juegos

—Sí –dijeron los tres al mismo tiempo

—Vengan aquí

No necesitó repetirlo, fueron encima de Aurelio quien retribuyó su abrazo, levantando el brazo para que el pajarito no fuera aplastado por los niños, ante la euforia de que su abuelo recuperara la vista, los demás observaba la escena encantados, Aurelio curado era lo que faltaba para coronar esa felicidad, a partir de ahora todo sería alegría y debía ser celebrado por todo lo alto, nada mejor que la fiesta de aniversario.

El tiempo de la fiesta llegó y los habitantes del valle se presentaron puntuales, estaban ansiosos por ver a Julieta, pues la habían extrañado en esos años de ausencia, cuando estuvieron en el salón, Camilo pidió atención a todos

—Buenas tardes, les agradezco a todos su presencia, esta tarde marca el fin de una época de sufrimiento en la vida de los habitantes del valle del café hace más de un mes recibimos la noticia de que mi madre estaba viva en el pueblo de Santa Catarina, fue una alegría para todos, Emma y nuestros amigos: Elisabetta Benedicto y Darcy Williamsom la trajeron de vuelta, fue un proceso largo pues no recordaba su vida con nosotros, pero lo logró, hoy está lista para su regreso oficial a la sociedad del valle del Café, con ustedes: Julieta Sampaio Cavalcante: La Reina del Café y su esposo Aurelio Cavalcante –dijo mirando hacia las escaleras

Los vieron bajando las escaleras sonriendo, Julieta, con un vestido rojo y con el brazo alrededor de Aurelio, él vestía un traje entero, algunos, como doña Ofelia soltaron una exclamación, otros colocaron sus manos sobre sus bocas mientras derramaban lágrimas o simplemente observaban, cuando estuvieron abajo les contaron todo lo que había sucedido y no pudieron creerlo, además se llevaron la grata sorpresa de saber que Aurelio había recuperado la vista.

Julieta narrando:

—Ay doña Julietita, por Santa Sara, Santa Cecilia, San Marcos y todos los demás santos está viva

Doña Ofelia me recibió con estas palabras y un abrazo que por poco me deja sin aire, en tres años no había cambiado, seguía siendo la misma mujer efusiva y habladora de siempre

—Cuando Elisabetta me contó casi boto la bandeja de la emoción, ni siquiera cuando se casaron mis hijas me emocioné tanto, la extrañé tanto doña Julietita

—Me alegra tanto volver a verla doña Julieta –dijo el señor Felisberto –es un milagro

—Sí, solo me hubiera gustado ser hallada antes, habrían sufrido menos

—No se martirice doña Julietita, usted es la menos culpable en todo esto –dijo doña Ofelia –mire a su alrededor todos están felices y nadie le reprocha nada de verdad

—Ofelia tiene razón doña Julieta, desde que usted se fue el valle se cubrió de tristeza, estábamos tan acostumbrados a usted al cuidado que tenía y su ausencia nos afectó

—Aurelio y los demás me contaron, no puedo imaginar cómo se sintieron

—Aquí entre nos el más afectado fue Aurelio, cuando venía a visitar a Jane siempre estaba sentado en la sala con una mirada vacía –dijo Ofelia

—Sí, pero ya pasó y ahora su vida estará llena de luz –dije viendo a mi amor hablando con Ernesto, sintiéndome afortunada por milésima vez por tenerlo en mi vida.

Tuve importantes reencuentros esa noche, el resto de las hermanas Benedicto y sus familias y me enteré de novedades: Ludmila y Januario tuvieron un bebé Mariana tenía otro equipo de motociclistas en una ciudad, Lidia estaba en camino de convertirse en cantante de ópera y Cecilia se había convertido en bibliotecaria y el día anterior supo que estaba embarazada apreciaba mucho a esas chicas, recuerdo cuando iba a casarme con Aurelio que estuvieron conmigo en el cuarto y esperaba que en mi renovación de votos estuvieran, percibía el cariño y la nostalgia que sintieron por mí y estaba lista para retomar mis labores como patrona del valle del Café

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