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Capítulo 33

Un zapato de tacón junto a la puerta, una camisa a los pies de la cama eran algunas de las evidencias de la noche que pasaron Julieta y Aurelio y que a la luz del día se hacían visibles, la noche anterior fue la mejor de sus vidas y marcó un recomienzo de su relación, ambos estaban felices a partir de ese día no se separarían ni un segundo.

Julieta fue la primera en despertar esa mañana se sentía tan plena y feliz por estar en los brazos de su amado, un lugar de donde nunca debió salir, levantó la cabeza y observó a su marido que dormía serenamente, admirando lo guapo que era y lo afortunada que era al tenerlo.

—Voy a compensarte todos esos años de dolor y las lágrimas derramadas –dijo acariciando su cara –estaré aquí para cuidarte siempre así como tú has estado para mí, te amo

Julieta se levantó con lentitud para no despertar a Aurelio, se vistió, salió y se dirigió a la cocina, cuando llegó estaba vacía por lo tanto, Dolores y Mercedes seguían durmiendo, tendría que preparar el desayuno sola, no importaba, lo prepararía ella misma, cuando vivía en Santa Catarina debió aprender a cocinar para sobrevivir, pues no sabía cómo, ya que en el instituto, había personal encargado de hacerlo, una señora que vivía en la pensión le enseñó y podía preparar muchos platos, terminaba el café cuando Mercedes apareció

—Doña Julieta

—Buenos días Mercedes

—Buenos días, ¿puedo preguntar qué hace aquí tan temprano?

—Preparando mi desayuno y el de Aurelio

—Yo se lo preparo no se preocupe

—No te preocupes, quiero hacerlo yo misma y llevárselo, él lo hace siempre

—Como usted diga doña Julieta –no se contuvo y abrazó a su patrona emocionada –estoy tan feliz de que haya recordado

—Yo también –dijo cuando se separó del abrazo –Aurelio se emocionó mucho cuando lo supo, aunque fue difícil mantener el secreto hasta la noche, pero lo valía

—Él ha sufrido mucho desde que todo comenzó, primero su ceguera y luego la noticia de su muerte

—Sí, a veces me siento culpable por el sufrimiento de Aurelio, si no hubiera desaparecido, habría querido operarse

—No diga eso doña Julieta, el señor Aurelio la ama con todo su corazón

—Y yo lo amo a él con toda mi alma Mercedes, Aurelio es el amor de mi vida, nunca pensé que podía ser tan feliz

—Le creo doña Julieta, usted cambió para mejor desde que el señor Aurelio entró en su vida

—Lo sé Mercedes y todos los días agradezco a Dios por eso –dijo sonriendo –Aurelio me hace tan feliz que ya no consigo la vida sin él

Era cierto lo que Julieta decía, durante años su vida fue muy gris y solitaria, sin ninguna emoción más allá de la que se siente al cerrar un buen negocio, pues como escribió en el libro no lo permitía, hasta que Aurelio entró con su petulancia, cariño y amor y la había rescatado de esa prisión de tristeza y dolor en que se encontraba, lo amaba por esto y por mucho más.

Siguieron hablando mientras Julieta preparaba el desayuno y cuando estuvo listo subió a la habitación con cuidado para no derrumbar la bandeja, Aurelio ya estaba levantado cuando entró:

—Buenos días mi rey

—Buenos días mi amor

—¿Dormiste bien?

—Excelente, ¿Dónde estabas?

—Fui por nuestro desayuno –dijo poniendo la bandeja sobre el banquillo –solo que ahora no traje la rosa sin espinos te lo dejo a ti, lo preparé yo misma, espero te guste

—Todo lo que haces me encanta, ¿qué hiciste?

—Lo de siempre, café y lo que me llevaste esa mañana después de que hicimos el amor

—Pues ya quiero probarlo, tiene un olor delicioso

Aurelio se incorporó mientras Julieta servía las tazas y partía los panes, mientras su mente evocaba esa mañana cuando decidió liberarse de las cadenas del pasado.

Flashback on

—Mi Dios, un desayuno en la cama, yo nunca tuve eso en toda mi vida –dijo incorporándose en la cama

—Una rosa sin espinos, porque ese tiempo ya pasó en tu vida Julieta –dijo extendiéndole la rosa –espero que esta noche haya sido tan feliz e inolvidable para ti como lo fue para mí

—Todavía parece otra realidad, creo que es la vida misma dándome una segunda oportunidad

—Tu sonrisa es tan linda que debería quedar en un gramófono para estarlo repitiendo todo el día

Ella se levantó y se sentó en el regazo de Aurelio y comenzaron a darse besos

—Gracias por amarme –dijo ella

—Si supieras como es fácil, yo te admiré desde la primera vez que te vi

—Porque no conocías mis defectos

—Sabiendo cómo surgieron y cómo supiste superarlos me hizo admirarla todavía más, yo soy quién agradece por haber creído en la felicidad que te prometí

—Yo exijo un contrato vitalicio –dije tocando su nariz y boca con la rosa –yo soy una doncella y nunca lo seré pero tú eres mi lindo caballero con su linda armadura de amor y comprensión y por eso yo te venero

Julieta se levantó y recostó a Aurelio sobre la cama y se besaron, con pasión y amor, sin importarles nada fuera de esa habitación ni que el café se estuviera enfriando

Flashback off

—Todo está exquisito mi amor –dijo después de que Julieta le dio un poco de un budín

—Me alegra que te gustara, fue lindo y satisfactorio traerte el desayuno a la cama

—Pues así me siento yo cuando te lo llevaba en la mañana, aunque una noche también lo hice, ¿te acuerdas?

—Sí, en la despedida de soltero de Ernesto, estaba leyendo y entonces apareciste con la bandeja en la mano diciendo que no cambiabas esa noche por nada del mundo, solo nosotros

—No, dije: solo yo y mi amada Julieta

—Cierto –dijo mientras tomaba un trago de café

—Mi amor, ahora que recordaste, quiero oficialmente pedirte perdón –dijo bajando la cabeza –por el dolor que te causé

—¿Dolor?

—Sí, estuviste tres años sin saber quién eras lejos de todos solo porque a mí se me ocurrió ese viaje, perdóname mi amor, perdón –dijo llorando arrepentido

—No Aurelio no –dijo levantando su cabeza - yo no tengo nada que perdonarte, nada, si hay algo que puedo sentir por ti es agradecimiento, yo me encontraba en un abismo y tú me sacaste, así que no te atrevas a culparte porque no has hecho nada malo, no has dejado de darme amor desde que me conoces, eres un hombre tan amoroso y gentil, te amo

—Yo te amo –dijo buscando su rostro para besarla

Emma y Ernesto volvieron con los niños, ansiosos por saber el resultado de la cena, ese día temprano le dijeron a Afránio y Catarina que Julieta había recordado todo, se pusieron felices y querían llegar para ver a su abuela y abrazarla fuerte Camilo, Jane y Charles estaban con la misma expectativa.

—¿Ya casi llegamos a la hacienda mamá? –preguntó Afranio

—Acabamos de salir de la hacienda, ¿cómo vamos a llegar tan pronto? Calma

—Es que quiero llegar lo más pronto posible para ver a la abuela

—Yo también –dijo Catarina

—Menos mal que no les dijimos anoche, porque habrían sido capaces de escaparse a la hacienda, como la última vez y mi padre y doña Julieta debían estar solos, trabajamos tanto para que esa cena fuera hermosa para ellos, me hubiera gustado ver la cara de papá cuando se enteró, fue un momento hermoso para él

—Sin duda alguna baronesita, sin duda alguna, con esto, buenos días se aproximan

—Tienes razón Ernesto

—Mamá, papá, ¿ya casi llegamos? –dijo Catarina haciendo reír a sus papás, que siguieron felices su trayecto hacia la mansión Sampaio Cavalcante

Cuando llegaron, estacionaron el auto y entraron a la casa, justo en el momento en que Julieta y Aurelio bajaban las escaleras, todos se acercaron a ellos y alegres les confirmaron la noticia,

—Ustedes sabían que Julieta sabía todo y no dijeron nada

—Lo hicimos para que disfrutaras mejor el momento papá

—Gracias hija, en verdad lo disfruté –dijo sonriendo

—Abuela, ¿es cierto que recobraste la memoria? –dijo Catarina

—Sí mi amor –dijo poniéndose a su altura –recuerdo todo, a ti, a tus papás, tu abuelo, a todos

—Viva –dijo abrazándola fuerte

—No comprendo cómo pude olvidar a una niña tan linda como tú, pero ya todo está bien

—¿Estás feliz abuelo? –le preguntó Catarina a Aurelio

—Inmensamente mi amor, tanto que no puedo dejar de sonreír y quiero que todo el mundo sepa de mi felicidad

—Sí, definitivamente hay que celebrar esto –dijo Emma

—Una fiesta, una fiesta –exclamaron Afranio y Catarina emocionados

—Yo estoy de acuerdo con mis nietos, pero para que salga todo perfecto necesito la ayuda de la ex casamentera del valle del café –dijo Julieta viendo a Emma

—Cuenten conmigo

—Mamá, ¿qué es una casamentera? –dijo Afránio provocando la risa de los presentes

1 mes después

Todo estaba listo para la fiesta de aniversario de Julieta y Aurelio, para ese entonces ya todo el valle sabía que Julieta estaba viva y ese día aparecería enfrente de toda la sociedad, todos estaban expectantes ante la idea de volver a verla y por supuesto saber lo sucedido, como era el primer aniversario que pasaban juntos después de tanto tiempo, Aurelio decidió hacer un presente para su amada, así que después de desayunar, la invitó al jardín.

—Ya está todo listo para la fiesta –dijo mientras se dirigían al jardín

—Estoy seguro de que será hermosa

—¿Sabes? Nunca creí que celebrar los aniversarios me diera tanta ilusión, la que antes era una fecha triste ahora son días de fiesta

—Te entiendo mi amor, viví esa tristeza por tres años, me dolía no tener que regalarte nada, ni siquiera una rosa, Jane y Camilo no conmemoraban el suyo por mí y si lo hacían, era fuera de la casa, ¿te das cuenta? No solo amargué mi vida sino la de los demás

—No mi amor, no digas eso –dijo tocando su cara –estabas desesperado por mi desaparición y tu ceguera y fue tu manera de sobrellevar ese dolor, tú sabes que por esa razón me convertí en esa mujer amargada, vestida de negro

—Y yo en este ciego, porque a diferencia tuya, decidí llevar el luto en mis ojos y no en la ropa

—Sí, pero no vamos a hablar de cosas tristes del pasado, como me dijiste muchas veces: aún hay muchas cosas buenas que vivir juntos, así que por qué no nos quedamos en el jardín el resto del día hasta que comience la fiesta, ¿qué te parece?

—Maravilloso

Cuando entraron había dos cajas decoradas sobre la banca donde siempre se sentaban, lo que extrañó a Julieta y le dijo a su marido:

—Aurelio

—Sí

—Hay unas cajas en el banco

—Lo sé, yo pedí que los pusieran ahí

—¿Para qué?

—Cada una es un regalo, una por cada año que estuvimos separados, comienza de izquierda a derecha

—¿Sabes qué hay en cada una?

—Yo mismo los escogí, anda mi amor, yo me sostengo solo

Julieta caminó hacia el banco y abrió la primera caja, justo como Aurelio le pidió, en la primera caja había una máscara roja, con una pluma, muy hermosa y al lado una dedicatoria:

"Para que la uses en el baile de hoy y un recordatorio de cuando pude probar tus labios por primera vez y fui tuyo por completo"

La segunda caja tenía cientos de rosas rojas como las de alrededor, sin espinos y también otra nota:

"1095 rosas, una por cada día que estuvimos separados, porque al igual que

tú, sin ti no sabía quién era"

—Ay mi amor, son hermosas, no debiste

—Sabes que hago lo que sea por ti

—Sí lo sé, pero

—Pero qué

—Dijiste que era una caja por cada año que estuvimos separados

—¿Y?

—Pues que duramos tres años separados y aquí solo hay dos cajas

—Cierto, es que la tercera la tengo yo –dijo sacando una pequeña caja del bolsillo de su chaqueta

—Aurelio –dijo Julieta con un hilo de voz

—Sé que este momento debe ser reservado para el décimo aniversario, pero dadas las circunstancias quise hacerlo ahora, Julieta mi amor, ¿quieres volver a casarte conmigo?

—Claro que sí mi amor, una y mil veces

—Te amo

Aurelio le puso, el anillo a Julieta, ayudado por ella y luego se dieron un beso largo, cuando abrió los ojos el tiempo se detuvo para el botánico y no pudo articular ninguna palabra y no sabía si estaba soñando o no, pero rogaba que fuera real.

—¿Aurelio estás bien?

—Mi amor,

—¿Qué pasa? –dijo al ver que su ojos se llenaban de lágrimas y sonreía mientras pasaba su mano por su mejilla

—Eres más hermosa de lo que recordaba

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