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Capítulo 32

Aurelio narrando:

—Este libro me hizo transportarme a la playa utatuba y a una promesa que hicimos en caso de que alguno de nosotros...

Inesperadamente Aurelio dejó caer el libro y cogió mis manos entre las suyas mientras sus ojos se llenaban de lágrimas

—Julieta, por favor, dime que es lo que pienso –dijo tomando mi rostro entre sus manos –por favor mi vida

—Sí mi amor, recuperé la memoria, recordé todo

Cuando Julieta dijo que había recobrado la memoria, me invadió una emoción tan fuerte que me olvidé de todo, la atraje hacia mí y la besé sin pensar, Julieta, mi Julieta había regresado de verdad, había orado tanto por este momento desde que volvió y ahora que se había realizado lo que tanto quería, estaba eufórico, ya comprendía su actitud más temprano y la de los demás ese día, cuando bajé a almorzar todos hablaban sobre asuntos sin importancia pero parecía que querían tocar un tema importante, sin embargo, no lo hacían y cuando pregunté contestaban con evasivas, después, escuché mucho movimiento en la casa y cuando se acercaba la hora de cenar, Emma me llevó arriba para colocarme un traje para la cena pues debía estar muy presentable.

—Emma hija mía, ¿qué está pasando? –dije con mi curiosidad al límite

—No sucede nada papá. ¿por qué preguntas?

—Todos están muy extraños hoy, parece que saben algo que no quieren que yo descubra

—Papá tranquilo todo está bien, no tienes que preocuparte por nada, ahora ponte el traje, ¿sí? Doña Julieta vendrá por ti en un momento para llevarte –dicho esto se fue dejándome con más preguntas que respuestas, ellos lo sabían y prefirieron esperar a que Julieta me lo dijera, pues ella debía hacerlo, nadie más y lo agradecía, Julieta organizó todo para decírmelo y se inspiró en nuestra boda, no necesitaba verla para saber que estaba hermosa, me sentía el hombre más feliz del mundo por tenerla junto a mí, al colocar el vals me transporté al baile de máscaras y no pude menos que aceptar cuando me invitó a ser su pareja, nos dirigimos a un extremo del jardín y ahí bailé junto al amor de mi vida, mi cuerpo recordaba los pasos que por un momento olvidé que no veía.

—¿Contento mi amor? –dijo ella -¿te gustó?

—No, lo amé, fue un lindo gesto planear todo esto para decirme,

—Lo mereces, estoy segura de que habrías llenado una habitación de rosas

—Prefiero dejarlo en misterio

—Está bien

—Esa música me trae tantos recuerdos, estoy remontándome al día de nuestra boda, días antes de la inauguración de la ferrovía

—Fue un día tan hermoso de principio a fin, estábamos las chicas y yo en un cuarto y entonces Ludmila apareció con los vestidos de Jane y el mío

—Te veías tan linda en ese vestido, cuando te vi, perdí el aliento

—A mí me sucedió lo mismo cuando te vi esperándome en el altar, todo sonriente y emocionado con ese traje al lado de Camilo para convertirme en tu esposa y después la cama llena de rosas rojas

—Lo recuerdas

—Sí, fue el día más feliz de mi vida, después del nacimiento de Camilo y cuando...

—¿Cuándo qué?

—Hicimos el amor por primera vez

—Mi amor no te apenes, esa noche también fue la más feliz de mi vida y muy importante para mí también y me alegra que la hayas disfrutado tanto como yo

—No podía ser de otra forma mi amor

—Parece que fue ayer cuando en realidad han pasado 8 años, casi nueve, el mes siguiente, quiero celebrarlo mucho, una gran fiesta con toda la población del valle para comunicar también que estás viva mi amor

—Será un gran acontecimiento, nadie lo espera, es evidente que doña Ofelia no sabe nada porque ya estaría aquí buscándome, ya me la imagino: doña Julietita gracias a toda la Corte celestial diría, y pensar que al principio no me agradaba siendo una gran persona, cambié mucho y te lo debo a ti

—Yo también te debo mi cambio Julieta, por ti soy un hombre diferente todos los días, te amo

—Yo también te amo

Nos besamos otra vez, abrazados, felices, yo por tener a mi amada en los brazos, sabiendo que recordaba su historia y no estaba perdida entre recuerdos como en el sueño, solo faltaba una cosa para estar completamente feliz, mi curación, volver a ver esos hermosos ojos café que tenía y esa sonrisa que iluminaba mis días

—Quizás le pida a Emma un vestido para ese día y su asesoramiento para hacer una estupenda fiesta como ella sabe hacer por sus tiempos de casamentera. ¿ha hecho una línea para caballeros o debo buscar en la tienda del valle

—En la tienda del valle, me gustaría que se pareciera al baile de máscaras de nuestra boda para poder imaginarlo

—¿No quisieras poder verlo y no imaginarlo nada más?

—Claro que sí, pero, la verdad no quiero hacerme ilusiones –dije un poco cabizbajo

—Aurelio no hables como si no pudieras volver a ver, me dijiste que te dijeron que con una cirugía podías

—Sí, pero hace tres años, las cosas pudieron cambiar en todo este tiempo

—Ánimo mi amor, todo saldrá bien no te preocupes, volverás a verme y todo será como antes

No dije una palabra al respecto para no romper con la magia y la felicidad del momento, pero lo cierto es que tenía miedo de vivir entre tinieblas el resto de mi vida ya que existía la posibilidad, pero no quería preocupar a Julieta.

Seguimos bailando hasta que terminó la pieza y entonces ella dijo con convicción

—Como me dijiste la noche cuando te conté sobre mi pasado, ¿puedo invitarte a mi cuarto?

—¿Tienes alguna duda al respecto?

—No, ninguna, sabía que aceptarías mi oferta

Sin pensarlo dos veces Aurelio aceptó la invitación de su esposa y subieron a la habitación, al entrar, Julieta le puso el seguro a la puerta y ahí se amaron con locura, y pasión matando la nostalgia de hace tres años desde la última vez que estuvieron juntos, Aurelio besaba a su esposa, la acariciaba y ella lo recibía con amor, feliz de estar en los brazos de Aurelio, el único hombre que ha amado en su vida y amará hasta su último suspiro

—Creí que nunca volvería a tenerte así junto a mí –dijo abrazando a Julieta mientras descansaban –mi cuerpo te extrañaba

—El mío también Aurelio, ¿sabes? Confieso que había noches que no podía dormir, sentía que me faltaba algo y ahora sé que, tu cuerpo junto al mío del que no quiero despegarme nunca

—Ni yo permitiré que te alejes, sería capaz de ir hasta Santa Catarina a buscarte

—Y yo te estaría esperando encantada –dijo acurrucándose en su pecho

Aurelio envolvió a Julieta en sus brazos y ambos se durmieron, felices de estar juntos y con la esperanza de que a partir de ese momento todo sería felicidad para ellos.

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