Capítulo 26
Capítulo 1
Altanera, fría, una empresaria dura, que conquista todo y a todos, eran algunos de los adjetivos que la sociedad me daba por el imperio que había creado, pero que a la vista de todos, me fue heredado por mi fallecido marido. No faltaban comentarios tales como: "Recibió todo fácil cuando su marido murió" o "Fue muy hábil al mantener el imperio que le heredó su finado" y otros más que me molestaban profundamente, sobretodo porque el mérito del negocio del café era mío y también porque se empeñaban en recordarme al hombre que más daño me hizo en vida y que desde la tumba seguía haciéndolo: Osorio Bittencourt.
Leer ese nombre me provocó un escalofrío en todo el cuerpo, como si mi subconsciente supiera y recordara lo que ese hombre me había hecho pero que prefería conservarlo oculto en mi mente y no estaba relacionado con la decadencia financiera, ¿será que Aurelio y Camilo no me lo decían para protegerme? Era probable, quizás se trataba de algo muy doloroso y por la sensación que tuve, no lo dudaba.
A pesar de todo, no importaba, tenía que hacerlo para darle un futuro a Camilo, mi dulce Camilo, un ser inocente que merecía todo lo bueno de la vida y a quien juré proteger siempre ya que desde el principio se convirtió en el amor de mi vida, el único que tendría, no me interesaba tener una relación amorosa ni tener a ningún hombre cerca además de mis empleados y Camilo, ya había sufrido mucho por culpa de un hombre y no quería pasar por eso de nuevo.
Claro que en el corazón no se manda y el mío, por más que fuera la Reina del Café, dueña absoluta de sus emociones, no fue diferente y acabó enamorándose de un botánico petulante, de ojos azules y con un corazón de oro.
Decir que nuestra historia comenzó cuando puse mis ojos en él en la Hacienda Oro verde sería mentira o cuando se arrodilló frente a mí en aquel restaurante de Sao Paulo pidiendo clemencia, aunque debo admitir que en ese momento cambió mi visión de él, pero también lo sería, puede decirse que todo empezó en la Tostaduría Alencar cuando decidí asumir la deuda que tenían, fui con la intención de conquistar nuevos territorios pero jamás imaginé que sería la conquistada, por un caballero con su linda armadura de amor y comprensión.
—Alencar, me parece conocido ese nombre, es... una tostaduría de Sao Paulo fui muchas veces y una de ellas fue para...
Flashback on
En ese momento pude verme claramente subiendo las escaleras en un edificio elegante, vestida de negro, sombrero con plumas y mirada altiva, llegué a un escritorio donde se encontraba una mujer quien se levantó y me condujo a una oficina donde estaba un señor y anunció.
—Señor Alencar, doña Julieta Bittencourt –dicho esto se fue
—Siempre es un placer recibir a la Reina del Café, ¿a qué debo el honor de su visita a nuestra humilde Tostaduría?
—Tratándose de la Tostaduría Alencar solo negocios, tengo entendido que el Barón de Oro Verde tiene una deuda con usted
—Así es doña Julieta
—Y dicha deuda es millonaria
—Sí, pero ya llegó a un acuerdo su hijo y su abogado estuvieron aquí hace unos minutos
—Olvide cualquier acuerdo, quiero asumir esa deuda
—¿Cómo?
—Tengo interés en comprar tierras en el Valle del Café, tanto que ya compré una mansión, envié a mi hijo, a mi asistente Susana Adonato y mi socio Darcy Williamsom, el Barón está irreductible a vender a pesar de las deudas que tiene y pienso que una forma de presionarlo es asumir la deuda, si no tiene inconveniente
—Por supuesto que no doña Julieta, si desea la deuda es suya
Flashback off
Ya recuerdo, yo mandé a Susana, mi antigua asistente y Camilo al Valle para negociar con el Barón y como se mostró irreductible compré su deuda para quedarme con la propiedad más rápido y luego vine aquí, encontré a Camilo deprimido pero no alcanzo a recordar el motivo, pero seguro está relacionado con Jane pero esa parte aún está borrosa, ay pensar que asumir esa deuda cambiaría mi vida para mejor, sigo leyendo.
Cuando llegué al valle ya tenía una idea de quién era Aurelio Cavalcante, un inútil que no sabía de la deuda hasta hace poco y que ignoraba por completo sobre cómo se trataban los negocios y que vivía de arrimado en su casa, viviendo a expensas de la fortuna de su padre, despreciaba a los hombres así, que se creen superiores por pertenecer a una clase social cuando no han trabajado día tras día para conseguirla como hice yo, estaba decidido a dejarlo por los suelos como los demás que me han subestimado por ser mujer.
—Como pude juzgarlo así, era evidente que no lo conocía ni un poco, él es tan dulce tan tierno –pensé mientras observaba a Aurelio dormir –no es ningún inútil, es alguien que me ha amado profundamente.
Debí postergar mi visita a la Hacienda Oro Verde para tratar un problema con Camilo, al parecer se enamoró de una campesina interesada, sabía que sucedería pero pensé que Susana lo resolvería, odiaba ver a mi hijo así, me recordaba a mí antes de ese casamiento desastroso: inocente, frágil, llena de vida y amor, soñadora y no ese pedazo de hielo en que me había convertido
Tenía razón, Jane estaba relacionada con la depresión de Camilo, pero aún no sé porqué, seguro Susana estaba involucrada, ya recordaba a esa criatura, sus artimañas y su nombre real Genesia, quién sabe dónde estaba, pero tampoco me importaba, era pasado, una criatura astuta que estuvo mucho tiempo involucrada en mis negocios.
Al decir esas palabras, recordé un sueño que tuve hace poco, donde Aurelio y yo estábamos en la sala de la mansión, regresando de un viaje, no era un sueño, era un recuerdo, él me trataba tan bien como ahora me daba besos, pero no sé de donde veníamos, seguiré leyendo, las respuestas a todas mis preguntas están en este libro, estoy segura, ojalá pueda terminarlo antes de que Aurelio despierte.
Después de ajustar cuentas con Susana las dos fuimos a la Hacienda para negociar con el Barón y su hijo, ya tenía mis métodos para doblegarlo. Cuando llegamos a Oro Verde recorrí con mis ojos la propiedad que en poco tiempo sería mía, ya deseaba ver la cara del Barón y su hijito mimado cuando les comunicara que no tendrían más opción que vender su tierras o sino enfrentarían las consecuencias.
Al entrar en la mansión fuimos recibidos por una sirvienta que nos condujo a la sala principal y después se fue para avisar a sus patrones, Susana y yo nos sentamos a esperar en silencio, yo pensando en cómo proceder la conversación
—Buenos días –dijo una voz masculina
Me levanté y volteé mi rostro en dirección a la voz y por un segundo quedé impresionada.
No era dada a admirar la belleza masculina pero cuando vi a Aurelio por primera vez sentí algo que hace mucho tiempo no sentía, él era alto, elegante y por más que quisiera negarlo, guapo y dueño de los ojos más azules que había visto en mi vida, me recordaban el mar, pero no podía perder el control, así que de nuevo adopté mi postura rígida y comenzamos la reunión.
Esta fue como esperaba al principio, la renuencia del Barón a vender y esa típica invitación a oler flores y tomar refrescos y... compararme con Osório
—Creo que negociar con su finado sería mucho más agradable, podríamos fumarnos un cigarro y tomar un coñac talvez
—Eso también lo podemos hacer aunque, lo creo prematuro, pero estoy segura que a usted le gustaría negociar con mi finado porque a fin de cuentas lograría engañarlo y a mí es más difícil
Aurelio lo defendió pero él no aceptó esa defensa y me exigió que me fuera, harta le mostré la deuda de los Alencar, comunicándoles que la había comprado él palideció y comenzados una discusión que culminó con un preinfarto suyo, Aurelio fue a socorrerlo y yo le pedí a Susana que fuera por el médico, nos quedamos los tres, Aurelio, el Barón y yo, puede sonar absurdo pero estaba preocupada por él, era dura en los negocios pero no una desalmada aunque por fuera lo pareciera.
El doctor llegó y lo examinó, gracias a Dios se encontraba bien, debido a los hechos debimos suspender la reunión pero fui enfática en la que continuaríamos en otro momento, después regresamos a la Hacienda y en el camino sin querer, iba pensando en esos ojos de mar y en su propietario. Aurelio Cavalcante.
—Es que era imposible no hacerlo, cuando me miró a los ojos fue como si pudiera leer mis pensamientos y cómo era realmente, eso me asustó y me gustó a la vez –dije recordando todo lo ocurrido ese día con una sonrisa, cada gesto, cada mirada suya, venían a mi mente con fuerza llenando los vacíos en los que se había convertido mi memoria.
Sin embargo pude distraerme al llegar a la casa pues Camilo todavía estaba con la idea de esta con esa chica Jane, me ofreció un trato, haríamos una cena para que pudiera conocer a Jane, si todo salía bien nos quedaríamos en el valle, sino volveríamos a Sao Paulo y ayudaría a mi hijo a olvidarla
No necesité seguir leyendo porque en ese momento pude recordar lo sucedido esa noche, no llegó solo Jane, sino doña Ofelia, el señor Felisberto y sus hijas, a excepción de Cecilia, la esposa de Rómulo, la matriarca de los Benedicto no me cayó nada bien al principio, era escandalosa y muy impertinente a la hora de hablar, incluso llegó a hacer reverencias cuando supo que era la Reina del Café.
—No necesitan hacerlo –dijo Susana
—Descuide, eso es una bromita que hacemos con los recién llegados al valle, ¿verdad Felisberto?
—Sí Ofelia
—Es un honor conocer a mis vecinos –dije disimulando mi molestia que solo crecía a cada minuto
Estuvimos en la sala durante un rato y luego pasamos al comedor y nos sentamos, íbamos a empezar a comer cuando llegó un joven invitado de Lidia, se sentó entre ella y Mariana, supe por Susana que Darcy y él tenían una historia no muy bonita en el pasado y como supe después, relacionada con Charlotte la hermana de Darcy, todo transcurrió más o menos bien por un tiempo hasta que Lidia se levantó histérica, acusando que Mariana y Wirapouru estaban acariciándose las piernas, comenzaron a pelearse, todo se salió de control y yo terminé con la cara llena de cobertura de pastel pues Lidia me lo arrojó sin querer después de eso ya no quise seguir en la mesa, me levanté y más tarde le dije a Camilo que volvíamos a Sao Paulo al día siguiente, pues no lo quería cerca de esa familia, nos fuimos al día siguiente, Camilo, en contra de su voluntad y yo
—No debí obligarlo a irse, no debí, cometí muchos errores con él, muchos.
Al día siguiente, me reuní con Aurelio, su abogado Jorge y Camilo, para llegar a un acuerdo de negocios, tratando de sensibilizarme tocando el tema de retrasar mis negocios hasta la muerte del Barón, lo acusé de frío y calculador y de nuevo me negué a tener un mínimo de consideración, fue ahí cuando él me sorprendió corriendo a mi lado y arrodillándose frente a mí, diciendo que me admiraba por el imperio que había construido yo sola, ningún hombre había hecho eso antes, me conmovió profundamente y pensé en lo ocurrido largo tiempo.
Flashback on
—¿Qué está haciendo? –dije yo
—Implorando, por favor tenga piedad de mi familia
—Levántese hombre, todo el mundo está viendo
—Aurelio eso no es necesario –dijo Jorge
—No siento vergüenza en hacer todo lo que pueda para salvar la dignidad de mi familia –dijo viéndolo y luego dirigiéndose a mí añadió –pienso que yo, puedo contar con la lástima de una mujer que admiro mucho
—¿Usted me admira?
—Claro, una mujer que supo mantener ese imperio sola, que entiende mucho más que yo de negocios, no solo la admirom envidio sus conocimientos, mientras que yo me acomodé con lo que mi padre construyó y con el cariño de mi hija
—Aurelio ya es suficiente –dijo Jorge levantándolo –él se fue dejándome ahí impresionada,
Flashback off
—Ahí comencé a quererte –dije acercándome a la cama sin hacer ruido –ahí fue cuando esos ojos tan lindos comenzaron a cautivarme, seguiré viajando en el tiempo y regresaré a ti para amarte como lo mereces
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