Capítulo 24
—Una vez más Charles, pero con un poco más de velocidad, ¿está bien?
—Está bien, pero acompáñame tú
—Muy bien
Me estaba gustando darle clases a Charles, era muy divertido y más porque estaba muy entusiasmado y con deseos de aprender, es lindo mi nieto, dulce, cariñoso, igual a su padre, me pregunto si de niño Camilo era así, si yo jugaba con él, pero seguramente sí, ¿qué madre no juega con sus hijos? Es una sensación maravillosa que las notas salgan de tus dedos, no recuerdo si alguna vez quise ser pianista pero lo veo como una posibilidad o quizás convertirme en profesora sentí una satisfacción al enseñarle a Charles que quería hacerlo, también fue una sorpresa descubrir que aunque mi mente olvidó las horas que seguro pasé frente al piano mis manos no, Charles era un buen alumno y muy atento para tener 8 años, le había enseñado recién, aprendía rápido.
—Sí, lo hice
—Te dije que podías hacerlo Charles
—Gracias a ti por enseñarme, ¿cómo lo hice abuelo? –dijo dirigiéndose a Aurelio
—Maravilloso lo hiciste muy bien hijo
—¿Y yo? –pregunté provocadora
—Fuiste una musa
—Gracias
—¿Qué es una musa abuelos?
—Es una diosa griega que protegía a una ciencia o arte, pintura, teatro y por supuesto la música
—Oh
—¿Seguimos tocando Charles?
—Sí
—¿Cuál te gustaría? ¿Tienes alguna favorita?
—Sí, la que me compusiste
—¿Yo te compuse una canción? –pregunté sorprendida
—Sí, unos meses antes de que naciera querías darle un regalo especial para que siempre te recordara, te inspiraste y así nació "Sonata para Charles" él se dormía escuchándola cuando era bebé –dijo Aurelio
—Pues quiero tocarla, ¿ahí están las partituras?
—Sí –contestó Aurelio
Tomé la libreta y repasé las partituras algunas de ellas estaban amarillas de viejas, señal de que ese piano no era tocado desde hacía mucho, 3 años seguramente, otra muestra de la falta que les hice a todos ellos, a veces me reprocho haberlos olvidado, son tan especiales, me demuestran su amor a cada minuto, en especial Aurelio, Camilo, Emma y los niños.
Cuando iba a llegar al final apareció "Sonata para Charles" compuesto por Julieta Sampaio, era una canción de 4 páginas, en clave de sol, la primera línea del pentagrama estaba con muchos borrones quizás me había costado comenzarla.
—¿Qué te pasa abuela? –dijo Charles
—Nada, es que estoy asombrada de haber compuesto una canción, es todo
—¿Por qué? ¿En Santa Catarina no tocabas? –preguntó el niño
—No, solo pintaba, ni siquiera imaginaba que podía tocar el piano –dije analizando la partitura -¿tardé mucho en componerla?
—Dos meses –dijo Aurelio
—Pensé que había tardado más
—Oh no, en cada momento libre que tenías te sentabas frente al piano, a veces te encontraba dormida en medio de la noche y te llevaba en brazos al cuarto
—Yo no sabía eso –dijo Charles
—Pues sí, tu abuela quería terminarla antes de que nacieras y como es tan dedicada lo consiguió y le salió muy bien
—Tienes razón, ¿puedes tocarla abuela?
—Lo haré, mira vamos a hacer lo siguiente voy a tocarla, yo primero y luego te enseño a hacerlo, ¿sí?
—Sí
Respiré hondo, cerré los ojos y comencé a tocar la canción comenzaba lenta y grave y luego se volvía armoniosa, no necesité ver la partitura, ella salía de mis dedos como si llevaran tocándola siempre, al sonar una nota, ya sabían la siguiente, era hermoso y satisfactorio saber que había compuesto esta canción y por un buen motivo, mi nieto, no quería dejar de tocar, ya que era una preciosa melodía.
—Pensé que nunca volvería a escuchar esa canción –dijo Jane que bajaba las escalera con Tenoria
—Tampoco yo –dijo mi cuñada –"Sonata para Charles"
—Mamá, la abuela me enseñó a tocar piano –le dijo Charles a Jane
—Qué bueno mi amor, al fin se cumplió tu sueño de tocar el piano
—Tiene talento Jane, podría ser compositor, cuando sea grande, Camilo ¿y tú saben tocar?
—No, ninguno de los dos sabemos
—¿Y tú Tenoria?
—Sí yo sí, tú me enseñaste Julieta
—¿En serio?
—El día de la inauguración de la ferrovía estaba sentada en ese mismo piano, mi hermano me dijo que si quería aprender podías enseñarme, todas las noches después de cenar, ahora soy una experta, me alegra que hayas podido enseñarle a Charles
—Hicieron un hermoso dueto –dijo Aurelio –escuché todo desde aquí, Julieta sigue tocando tan bien como antes aunque al principio no estaba segura
—Bueno es que pensé que no podría
—Pues por lo que escuchamos allá arriba si pudo, ese piano estuvo tan silencioso en todos estos años –dijo Jane
—Abuela, ¿me enseñas a tocar esta Sonata?
—Claro y ustedes siéntense y disfruten
Aurelio narrando:
Tenoria y Jane se sentaron junto a mí para escuchar la lección, una a cada lado mío, escuchar a Julieta tocar y encima enseñarle a Charles llenó mi corazón de alegría y me hizo recordar viejos tiempos cuando ella tocaba mientras me observaba enamorada y yo le devolvía la mirada con el mismo amor, cómo extrañaba esos días tan felices, deseaba tanto observar a mi Julieta y a Charles tocando y no esta oscuridad, durante estos tres años no me importó pero ahora estaba desesperado por ver.
—¿Estás feliz? –preguntó Tenoria sacándome de mis pensamientos
—Sí Tenoria, mucho, como no lo había sido en años
—Se te ve más sonriente, cuando Estilingue y yo nos fuimos a Sao Paulo estabas tan serio
—Tenía mis motivos Tenoria lo sabes
—Decidiste cargar con una culpa que no te correspondía hermano
—Sí me correspondía pero ahora me tranquiliza saber que aún sin memoria no me guarda rencor y no me cree culpable
—Porque no lo eres, pero tenías que escucharlo de Julieta para convencerte al fin, ya no te sientes así ¿verdad?
—No, ya no, ahora lo que siento es anhelo de ver lo que hay a mi alrededor principalmente a ella, Emma me dijo que no ha cambiado pero no basta, ¿crees que fui cobarde al querer estar ciego?
—No, fue tu manera de llevar el dolor, pero ya no hay razón para seguir así hermano
—Hoy temprano Julieta me dijo que quisiera que volviera a llevarle el desayuno a la cama
—¿Y tú quisieras hacerlo?
—Es lo que más deseo Tenoria
—Pues esfuérzate para realizarlo Aurelio
—Lo haré, voy a hacer lo que sea para recuperar la vista y que mis ojos vean
—Así se habla hermano –dijo abrazándome –todo saldrá bien, ahora sigamos escuchando a tu esposo y nieto
Charles aprendía muy rápido, en una lección aprendió la Sonata en poco tiempo y así habrían seguido si no hubieran llegado Emma, los niños, Camilo y Ernesto y la hora de almorzar.
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