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Capítulo 22

Desperté a la mañana siguiente en mi cuarto, la luz del sol entraba por la ventana, era muy temprano, seguro no eran más de las ocho porque la casa estaba silenciosa, me incorporé y recordé los acontecimientos del día anterior, el picnic, el beso, reencontrarme con Tenoria, la cena y la conversación que tuve con Aurelio en su cuarto.

Flashback on

Cuando terminaron de cenar, Aurelio dijo que quería irse a acostar, entonces, lo llevé a su cuarto, que quedaba frente al mío, recorrí con los ojos recorrí el lugar con la mirada, era más pequeño que mi cuarto de Santa Catarina, pero mucho más lujoso.

—1, 2, 3 y aquí está la cama –dije sentándolo

—Gracias mi amor

—¿Estás cómodo? ¿Necesitas algo? –dije sentándome a su lado

—Lo que necesito, está a mi lado en este momento –dijo besando mi mano –esta cena es fue el cierre perfecto de este día

—Sí, es cierto, Aurelio, quiero agradecerte por el día tan hermoso que me diste hoy, la pasé muy bien

—Me alegra que te haya gustado, yo también lo disfruté mucho

—Aún no puedo creer que nos hayamos dormido, si Camilo y los demás no hubieran llegado, nos habríamos quedado ahí toda la noche

—Por mí no habría problema mi amor, pasaría el resto de mis días acostado en el tronco de ese árbol, lejos de todo y de todos, solo yo y mi amada Julieta –dijo tocando mi cara como lo hizo ese día y cuando estábamos en las caballerizas, no pude evitar cerrar los ojos -¿Y qué te pareció Tenoria?

—Me simpatizó, se ve que es una buena persona y que te quiere mucho

—Y yo la quiero también

—Aurelio

—Dime

—Esta habitación, me parece que la conozco y no sé siento que ocurrió algo muy importante aquí

—Sucedió

—¿Qué?

—En esta habitación hicimos el amor por primera vez

—¿De verdad? –dije sintiendo que me sonrojaba

—Fue una de las mejores noches de mi vida y la tuya también –dijo riendo

—¿Cómo puedes saberlo? ¿Te lo dije?

—Me lo dijiste al día siguiente mi amor, que parecía otra realidad y con una sonrisa radiante en el rostro mostrándome esos dientes y el brillo en tus ojos puedo imaginarte acostada en esta cama, feliz, así como yo, en ese momento, mientras sujetabas la primera rosa sin espinos que te di

—Entonces así comenzó la tradición de las rosas sin espinos

—Así fue y se ha mantenido durante todos estos años a ti te encanta que lo haga puede que ahora no lo recuerdes pero te gusta

—¿Quisieras volver a hacerlo?

—Por supuesto, pero en mis condiciones actuales no puedo, imagínate, se me caería la bandeja y habría un desastre en el piso –dijo riéndose

—Entonces, ¿porqué no haces algo para que puedas volver a hacerlo? Cuando nos reencontramos dijiste que podías recuperar la vista con una cirugía, ¿por qué no te sometes a ella? A mí no me gusta verte así

—Y a mí no me gusta no verte, no mirarte cuando te beso y te abrazo –dijo besándome

Yo correspondí al beso como lo hice en el lago, con entrega, pude sentir las manos de Aurelio en mi cintura, mientras yo ponía las mías en su espalda, el beso se intensificó y cuando me di cuenta estaba en su regazo, me sentía en las nubes con esa proximidad, pero sentir a Aurelio besando mi cuello y corriendo la tela de mi hombro, siguiendo su camino de besos me trajo a la realidad, no me sentía incómoda pero aún estaba preparada para entregarme a él, pero no sabía cómo decirle que no, pero él lo merecía.

—Disculpa –dijo deteniéndose –perdona si me precipité, es que hace tres años que no te hago el amor

—¿Cómo sabías que no quería?

—Te conozco, tu respiración quedó agitada y no era por deseo y no quiero que te arrepientas de nada

—Discúlpame, te prometo que muy pronto...

—No me prometas nada, esperé por ti tres años, puedo esperarte un poco más –dijo poniendo sus dedos sobre mis labios

—Gracias por entender

—Siempre

—Será mejor que me vaya a acostar, estoy muy cansada –dije levantándome sin dejar de sujetar su mano–buenas noches

—Buenas noches mi amor

Flashback off

Él había hecho mucho por mí desde que llegué y quería retribuírselo y sabía cómo hacerlo, me vestí y salí del cuarto justo a tiempo para ver a Dolores trayendo una bandeja.

—Buenos días Dolores –dije saludándola

—Buenos días doña Julieta

—¿A dónde vas con esa bandeja?

—Se la llevo al señor Aurelio

—¿Todavía no come?

—Bueno, es que cuando fui la primera vez a verlo todavía estaba durmiendo veré si ya despertó

—¿Puedo llevárselo yo? Si no te importa

—Claro que no, es más él prefiere mil veces que usted lo haga –dijo entregándole la bandeja

—Gracias –dijo tomándola

—¿Quiere que le lleve el desayuno a usted también? Ese desayuno solo alcanza para el señor Aurelio

—Sí, gracias Dolores

Dolores me acompañó para ayudarme a abrir la puerta y entré, Aurelio aún dormía, avancé con lentitud para no despertarlo, coloqué la bandeja en una minimesa que había en un escritorio y fui hacia la cama para despertar a Aurelio, pero en vez de eso, me quedé ahí, observándolo, recordé un comentario de Emma, donde mencionó que pasó noches en vela, llorando por mí, pidiéndome perdón porque según él, era culpable de mi muerte, me sentía tan culpable al estar lejos ignorante de su dolor.

—Perdóname Aurelio, perdóname –dije mientras acariciaba su pelo, eso pareció despertarlo porque enseguida comenzó a moverse y lentamente abrió los ojos

—Buenos días Dolores

—Soy Julieta, Aurelio –dije tímidamente

—Mi amor –dijo con una sonrisa –buenos días, ¿cómo dormiste?

—Bien gracias, te traje el desayuno –dijo levantándose para tomar la bandeja del escritorio y acercándose con ella -¿y tú cómo dormiste?

—De maravilla, pensando en nuestro día

—Yo también dormí pensando en eso lo pasé muy bien Aurelio

—Si quieres podemos repetirlo hoy

—¿Cómo se te ocurre?

—Por mí no habría problema en pasar otro día solo contigo, ¿y tú?

—Tampoco, pero hoy quisiera tratar de recordar más aquí con las demás comenzando contigo

—Por supuesto mi reina, ¿qué quieres saber?

—Dijiste en que hubo una ocasión en que yo te besé, cuéntame cómo fue, si lo recuerdas

—Claro que lo recuerdo, y te repetiré lo ocurrido con gusto

Flashback on

—¿Por qué continúa insistiendo conmigo Aurelio? Después de todas las ofensas que le tiré a quemarropa

—Yo también necesitaba escuchar lo que usted me decía, algunas personas ya me lo habían dicho, pero usted me dio a entender que era un verdadero inútil

—No Aurelio, no

—Era verdad, pero ya no, hoy me levanté de la miseria de mi familia y busqué mis oportunidades, yo puedo no estar en su estima todavía, pero tengo la propia

Avanzaste hacia mí, tomaste mis manos, las pasaste por tu cuello y mirándome profundamente a los ojos dijiste convencida

—Yo lo estimo –y después me besaste, por supuesto yo correspondí, después te apartaste y dijiste –disculpe

—Usted no pidió disculpas por todo el resto, no lo haga en la mejor parte

—Necesito estar sola, entienda

Yo avancé hacia ti, tomé tus manos, levanté mi mano izquierda, acaricié tu mejilla y luego la besé, después nos quedamos mirando unos instantes y me fui

Flashback off

—Ese beso fue la primera muestra de amor que me diste Julieta

—Bueno, me imagino que para mí era insoportable que creyeras que no te quería cuando en realidad me estaba muriendo por ti tanto como tú

—Sí

—Lo que no entiendo es por qué estaba tan indecisa en aceptarte

—Ya te lo dije, sufriste mucho con el padre de Camilo y tenías miedo de sufrir más

—Lo recuerdo, pero siento que me están ocultando algo, el día siguiente que llegué, mientras desayunábamos, tuve una imagen de Camilo y ya estábamos abrazados llorando, él dice que fue porque me caí de Soberano, pero siento que ese no es el motivo real, ¿tú sabes cuál es ese motivo?

Aurelio narrando:

Claro que sabía el motivo, ese día Camilo había descubierto la verdad sobre su origen, recordaba muy bien ese día, estaba leyendo un libro de botánica, cuando escuché el grito desesperado de Camilo diciendo mi nombre y enseguida lo vi entrando con Julieta desmayada en los brazos. La colocamos en el sillón y ella despertó, diciendo que le dolía su pie, mientras Camilo decía lo ocurrido y que Julieta contó la historia de su padre, pobre de mi amor, recordaba perfectamente su reacción desolada, su mirada de tristeza al suceder lo que no quería.

—Tienes razón, ese no es el motivo

—¿Entonces?

—Lo que de verdad sucedió, es que Camilo descubrió que su padre no era lo que él creía, sino un mal hombre

—¿Él hizo más que dejarnos en la miseria?

—Él te humillaba, te golpeaba, también a los empleados, tampoco era un buen padre

—¿También golpeó a Camilo?

—No, tranquila, supiste protegerlo, además él murió antes de que pudiera recordarlo

—¿Nunca le dije nada a Camilo?

—No, él y todos los demás creían que tu fallecido marido era un hombre exitoso intachable y que habías expandido su imperio cuando en realidad

—Lo había hecho yo

—Sí

—¿Cómo estuve casada con alguien así?

—Tú no querías, fue un matrimonio arreglado por tus padres

—Es injusto Aurelio, nadie debe casarse sin amor y menos con alguien así, es una ventaja que no lo recuerde

—Totalmente cierto

—Disculpen –dijo Dolores –doña Julieta aquí traigo su desayuno

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