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Capítulo 20

Aurelio narrando:

Volver a sentir los labios de Julieta entre los míos fue como si durante mucho tiempo hubiera estado sediento y de pronto alguien me hubiera dado un vaso con agua y era verdad, por tres años lo estuve, extrañaba tanto sus besos, sentirla, acariciar su pelo, tenerla cerca de mí como ahora, desde que supe que estaba viva deseé hacerlo y debido a su negativa cuando nos reencontramos pensé que pasaría mucho tiempo, pero me equivoqué y la iniciativa fue de ella, no sé cómo estaba el corazón de Julieta, pero el mío estaba latiendo fuerte de emoción y alegría, la acerqué más a mí poniendo mi mano sobre su cintura y otra en su pelo sentí que puso sus brazos alrededor de mi cuello, tal y como lo hacía antes

-Ay mi amor, no sabes cómo extrañaba estar así contigo, tan cerca -dije sonriendo cuando debimos separarnos para respirar -sigues besando muy bien, tus labios siguen teniendo ese sabor que me encanta y que solo creí volver a sentir cuando muriera

-¿En serio? -dijo riéndose

-Sí -dije poniendo mi frente sobre la suya sin dejar de tocar su rostro -¿qué te pasa mi ángel? -dije al escucharla suspirar

-Todo, mis emociones están revueltas

-Eso te ha pasado desde que nos conocimos que ya no eres la dueña absoluta de tus emociones, sino yo

-Definitivamente eres un petulante

-No, soy tu petulante solo tuyo Julieta y de nadie más -dije riendo

-Aurelio yo, no sé qué decir, ni que pensar estoy muy confundida

-Calma mi amor -dije buscando sus manos -es normal que te sientas así, para ti es la primera vez que nos besamos, no debes sentirte culpable, pero sí necesito que me contestes, ¿qué sentiste al besarme? ¿Era como lo imaginaste en tus sueños?

-No, fue mucho mejor para mí es como si fuera la primera vez y al mismo tiempo como si lleváramos haciéndolo toda la vida

-Lo dices por tus sueños

-Sí, pero la realidad es mucho mejor que todos mis sueños, ¿todos nuestros besos son así?

-No, cada beso que nos dimos es único, cada uno es especial, mágico, hermoso a su manera, ¿y sabes qué lo hace así?

-¿Qué?

-Tú, mi querida, mi amada, mi mujer -dijo besándola de nuevo con más intensidad pero en un momento se apartó de pronto -¿qué pasa mi amor?

-Estábamos en mi despacho en Sao Paulo, ¿verdad? -dijo con voz temblorosa

-¿Cómo? -pregunté confundido

-Cuando me dijiste eso, yo estaba sentada en mi escritorio, te acercaste me tomaste a las manos, me levantaste mientras me decías esas palabras, ¿lo imaginé o en verdad pasó?

-En verdad pasó, fue cuando estábamos en Sao Paulo, estás comenzando a recordar mi amor

Julieta narrando:

Cuando Aurelio dijo esas palabras y me besó, me transporté a un escritorio muy lujoso, yo estaba en un sillón de cuero, tomando café y frente a mí estaba él, como siempre con su mirada y esa sonrisa que en solo unos días de convivir con él ya me cautivaba.

Flashback on

-Yo no estoy más sola, Camilo volvió y te tengo Aurelio

-Quiere decir

-Me vas a hacer declaraciones de amor, no es mi estilo, pero si me lo pide lo haré, porque ahora son muy pocas las cosas que no haría para verlo feliz

-No necesita -dijo levantándose y acercándose a mí -deje las declaraciones para mí -dijo parándose frente a mí y extendiendo sus manos para que las tomara -mi querida, mi amada, mi mujer

Flashback off

Emocionada me alejé, lo encaré y se lo dije y lo confirmó, era un recuerdo

-Nunca había recordado tanto -dije sonriendo -siento que estoy volviendo a ser Julieta, es que lo vi tan claro

-Ay mi amor -dijo abrazándome -no sabes lo feliz que me hace, recuperaremos nuestras vidas, te lo prometo

-Gracias Aurelio

-¿Por qué?

-Por llamarme desde lejos, aunque no recordaba, tenía tu retrato, el anillo que me diste en nuestra boda

-Fue nuestro amor, él nos reunió Julieta, además ayudado por Elisabetta, Darcy y Emma

-Estoy agradecida con ellos, ya que respondieron las preguntas que tenía sobre mi pasado

-Y yo por haber aliviado mi sufrimiento, porque sin ti mi vida estaba en la oscuridad no hablo de la física sino de la emocional

Nos besamos nuevamente, esta vez con más intensidad, nuestras bocas no querían separarse, nuestros cuerpos deseaban juntarse y cuando nos dimos cuenta estábamos recostados en la hierba olvidándonos de todo y de todos.

Hacienda Bettancourt

-Ay qué nervios, me gustaría estar en el lago enterándome de lo que pasa -dijo Emma a Jane mientras estaban almorzando

-También yo, pero no podemos, debemos darles privacidad, hace tres años no están juntos y si hay alguien que puede ayudarla a recordar es Aurelio

-Estoy de acuerdo, pero esta incertidumbre me está matando

-Confiemos en que entrarán por esa puerta y anuncien que doña Julieta recordó

En ese momento escucharon la puerta abrirse y fueron corriendo, pensando que eran ellos pero se encontraron con Camilo y Ernesto

-Camilo -dijo Jane

-Ernesto -dijo Emma

-Baronesita -dijo Ernesto abrazándola

-¿Cómo estás amor? -dijo Jane saludando a Camilo

-Bien gracias a Dios, ¿y tú?

-Bien, aquí esperando a que tu madre y Aurelio regresen, pensamos que eran ellos

-¿No han regresado? -exclamó Camilo

-Desde que se fueron no sabemos nada amor -dijo Jane

-Y yo me estoy muriendo de curiosidad me estoy conteniendo para no ir al lago en este instante y espiarlos

-Emma no podemos, yo también tengo mucha curiosidad es más, quisiera servirles de camarero pero solo podemos esperar a que regresen -dijo Camilo

-Deben estar pasándola increíble Emma, en uno de sus lugares favoritos y talvez...

-Ernesto, es mi papá -acusó Emma

-Y mi madre -dijo Camilo

-Solo pensaba en voz alta

Talvez no tuvieran ideas parecidas pero sí esperaban lo mismo: que de ese picnic volvieran más unidos que nunca.

Julieta narrando:

-¿Siempre es así cuando estamos juntos? -dije

-Siempre

-¿Sentir esta calma como sino necesitara nada más?

-Sí, porque me pasa lo mismo mi amor cada vez que estoy contigo

Dejamos de besarnos cuando el aire fue necesario pero seguimos acostados, cerca uno del otro con las manos entrelazadas, nuestras frentes juntas, yo lo observaba en silencio, preguntándome qué había sentido al verlo por primera vez cuando entré en la mansión Oro Verde, talvez curiosidad, apatía o lo que temía nada, verlo en la reunión de negociación como cualquier cliente o deudor pero lo dudaba, talvez lo vi guapo, no me sorprendería.

-¿Crees que pueda recordar más?

-Claro que sí, siempre has sido voluntariosa, no será diferente ahora Julieta, estoy convencido de que podrás recordar más, solo es cuestión de tiempo mi amor

-Tiempo, lo que más tuve en Santa Catarina fue tiempo Aurelio y paciencia con mi rehabilitación

-¿Fue difícil?

-Un poco, al principio mis piernas no respondían, fue muy frustrante y tenía miedo de quedarme así, atada a una silla de ruedas

-Y tuviste que pasar por eso sola

-Sí, pero logré superarlo y en un año ya estaba caminando, tuve mucha persistencia

-Así eres tú, pudiste perder la memoria pero mantienes tu esencia de guerrera, fue así como pudiste levantar ese imperio sola y sacar adelante a tu hijo sola, cuando me arrodillé dije que te admiraba por esa razón

-Admirar a alguien que está a punto de quitarte todo -dije mirando al cielo -deberías desear mi muerte

-Lo pensaste

-¿Qué? -dije encarándolo de nuevo

-Sí, unos días después de nuestra expulsión intentaron matarte

-En la casa de té, Emma me contó, tu padre junto a un hombre llamado Xavier

-Sí, pero hubo otra ocasión donde Xavier intentó hacerlo

-Era un obstáculo grande para él si quiso matarme dos veces

-Lo eras y como todo cobarde quiso matarte

-¿Cómo te enteraste? ¿Te lo conté?

-No, me di cuenta en la casa de té cuando fui a comer con mi padre, doña Agatha nos habló al respecto y al día siguiente fui a buscarte

-Y en lugar de agradecerte te ataqué

-No exactamente, más bien te sorprendiste de que fuera a buscarte cuando dije que no lo haría

-¿Qué? ¿Ibas a desistir de mí?

-Porque tú querías

-¿Yo?

-Sí, antes del atentado fui a tu casa para reclamarte sobre Olegario, un funcionario que contrataste

-¿Estabas celoso?

-Sí y mucho, me declaré y te di un ultimátum para hablar sobre nuestros sentimientos, dije que sería en ese momento o nunca más

-¿Y qué respondí?

-Siendo así nunca más

-¿Te dejé ir?

-Sí

-No, yo debía estar loca para rechazarte

-No me rechazaste, solo estabas huyendo de tus sentimientos y lo respeté

-Entonces, ¿por qué fuiste?

-Porque tú fuiste a buscarme al hotel el día siguiente del atentado

-¿Cómo? ¿Fui a buscarte?

-Sí, estaba durmiendo y de pronto tocaron a la puerta y para mi grata sorpresa eras tú, te veías cansada, un poco despeinada, extendiste tu mano izquierda hacia mi rostro pero no me tocaste, no sé por qué y luego con una expresión fría dijiste que no aceptabas ningún ultimátum de hombre alguno y te fuiste dejándome sorprendido y confundido

-No creo que haya ido solo para decirte que no aceptaba ultimátum

-Yo tampoco, fuiste a buscarme porque temiste morir y no volver a verme porque ya me amabas, lo comprendí al enterarme y de inmediato fui a tu casa para saber si estabas bien y ahí dijiste que habría sido más interesante si hubiera muerto

-¿Cómo pude decirte eso? -dije sentándome

-Eso mismo te dije yo, si te había demostrado mis sentimientos

-Perdóname por eso, por mis desprecios, aunque no lo recuerde -dije tapándome los ojos con las manos

-Shh -dijo mientras sentía sus manos en mis hombros y su cara en mi cuello -yo no tengo que perdonarte nada Julieta, eso ya pasó ahora concentrémonos en el presente y en la oportunidad que tenemos, puede que no recuerdes todo pero lo remediaremos

Me acosté en su pecho y me dejé envolver con su abrazo, era tan reconfortante que no deseaba salir de ahí nunca. Aurelio me hacía sentir tan completa, amada y cuidada, en esos tres años no me había sentido así.

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