Capítulo 18
Aurelio narrando:
Desperté esa mañana con la acostumbrada oscuridad en mis ojos; sin embargo, no me sentía desolado ni triste ya que Julieta estaba a unos metros en el cuarto que durante años habíamos compartido, no lo negaré, me hubiera gustado mucho dormir con ella, calmar esa sed que tenía de ella, pero comprendía que debía darle su espacio, porque en ese momento era un extraño para ella y no sentía nada por mí, pero estaba dispuesto a cambiar eso, llenar cada vacío en su mente y demostrarle mi amor y comenzaría ese día.
—Buenos días señor –dijo Dolores abriendo la puerta
—Buenos días Dolores
La imaginé avanzando hacia la cama con una bandeja, se sentó y como llevaba haciéndolo desde hace tres años, me dio el desayuno pacientemente como si fuera un niño.
—¿Julieta ya despertó? –le pregunté después de un momento
—Sí, la vi en el comedor desayunando con los demás –dijo mientras me daba la taza con el café –y preguntó por usted
—¿De verdad?
—Sí, alcancé a escucharla mientras venía
—Entonces todavía tengo oportunidad
—¿Quién dijo que no la tiene?
—Dolores, Julieta olvidó todo lo que vivimos para ella, soy la imagen viva de un retrato que pintó y el hombre con quien estuvo soñando
—¿Doña Julieta lo pintó?
—Sí y según ella y Emma fue como si me hubiera visto mientras lo hacía
—Pues definitivamente no todo está perdido, el hecho de que haya pintado un retrato y soñado con usted significa que muy en el fondo doña Julieta sabe que usted es su alma gemela, solo necesita ayuda para recordarlo
—Ella es mi amor, lo fue desde la primera vez que la vi, con su porte de reina y esa mirada –dije sonriendo al recordar a mi Julieta -¿te acuerdas Dolores?
—¿Cómo olvidar cuando la temida reina del Café atravesó las puertas de la Hacienda Oro Verde? A mí me dio un poco de miedo con esa expresión seria y dura y cruel, pero al conocerla mejor te dabas cuenta de que era una buena persona
—Yo nunca lo puse en duda, a mí me dio curiosidad desde el principio y deseé conocerla mejor, ese día cuando se fue me dije: "¿Qué mujer es esa?
—Pues lo averiguaría muy pronto y saldría una hermosa historia de amor, que aún no termina
—Claro que no, tengo la oportunidad de reconquistarla y no la voy a desaprovechar
—Buenos días –escuché la voz de Emma saludándonos
—Buenos días –dije –me alegra que vinieras, necesito tu ayuda, la de todos
—¿Para qué?
—Quiero organizar un picnic para Julieta esta tarde
—¿Como el que hicieron aquella vez? –preguntó Dolores
—Sí
—Es una gran idea papá, ¿y dónde quieres que sea?
—Donde íbamos los fines de semana después de almorzar
—Gran elección, pero ¿cómo pretendes llevarla si no ves y seguramente ella no recuerda el camino?
—También tengo esa duda señor
—Descuiden, ya lo pensé, escuchen lo que vamos a hacer es...
Después de contarles Emma y Dolores mi plan, mi hija se fue a preparar todo mientras Dolores fue a buscar una rosa para Julieta, le encargué que le quitara los espinos, cuando volvió le pedí que me llevara al cuarto de Julieta porque quería dársela y hacerle la invitación, implorando que aceptara, al llegar a la puerta escondí la rosa para que fuera sorpresa.
Catarina estaba con Julieta y cuando me escuchó corrió a abrazarme, amaba a mi nieta, esa niña de cabello rizado con colas que hace tres años no veía, ella Afránio y Emma fueron un gran apoyo
—Catarina –dijo Dolores –tu madre te está buscando será mejor que vayas
—Está bien, adiós abuela, dibujamos otro día
—Claro preciosa
—Gracias por traerme Dolores, ya puedes irte
—¿No quiere que lo lleve a la cama?
—No gracias estoy bien
Dolores quitó su mano de mi brazo y se fue para ayudar a organizar el picnic mientras yo me quedé en la puerta
—¿Quieres sentarte? –dijo después de un rato
—Sí pero antes
—¿Qué?
—Quería darte esto –dije mostrándole la rosa –no pude traerte el desayuno a la cama pero te traje la rosa sin espinos espero te guste
Julieta tomó la rosa y por un momento nos tocamos los dedos, no pude evitar remontarme a esa vez en su escritorio cuando nos estábamos preparando para el baile que daría en la mansión.
Flashback on
—Mi padre no tiene juicio, él se fue para Sao Paulo y no me avisó es muy terco –le dije mientras ella llenaba dos copas de vino
—Es un hombre difícil, su plan parece estar funcionando–dijo entregándome una copa -la ciudad está animada con la fiesta
—Y usted parece espantada porque no soy un completo inútil
—Tengo el hábito de decir lo que pienso, es una prerrogativa o talvez un defecto que adquirí con mi posición, no creo que lo sea
—La sinceridad es una de las cualidades que admiro en ti
Extendí mi copa, invitándola a brindar y ella chocó la suya con la mía y por un momento nos rozamos con los dedos, los dos dimos un sorbo a nuestra bebida.
—Debo ir a vestirme para la fiesta pero siéntase con libertad para terminar su bebida, con permiso –dicho esto se fue, yo permanecí ahí con una sonrisa al saber que poco a poco estaba ganando el corazón de Julieta ç
Flashback off
—¿Cada cuánto me regalabas rosas rojas?
—Siempre que podía
—¿Y en la sala?
—Sí, espera, ¿recordaste más?
—Creo que sí, estábamos en la sala y tú llegabas con una rosa
—Una de las tantas veces que lo hice
—Supongo que era tan linda como esta
—No puedo verla para saber, pero muy pronto talvez pueda
—¿Te dijeron?
—No, es que le encargué a Emma que sacara una cita para mí en el hospital del Valle
—Me da gusto, la rosa está hermosa, me encantó está muy linda –dije aspirando su aroma
—¿En serio te gustó?
—Sí
—Es tu flor favorita
Julieta me tomó del brazo y me llevó a la cama, yo puse mi mano sobre la de ella y disfruté de esa proximidad
—Entonces Catarina se puso a dibujar contigo –dije mientras me ayudaba a sentarme
—Sí, es una niña muy linda y se nota que te quiere mucho
—Yo la amo, recuerdo cuando ella y Afránio nacieron, fue una tarde soleada, estábamos aquí cuando llegaron a avisarnos que Emma comenzó con los dolores de parto, fuimos de inmediato a la Hacienda Oro Verde, cuando llegamos Ernesto estaba muy nervioso, pero Mercedes, Dolores y Tenoria mi hermana la ayudaron
—¿Tienes una hermana?
—Sí y un sobrino, Tirachinas, están en la capital regresan en un par de días se llevarán una sorpresa cuando te vean
—Me gustaría que los prepararan antes, no me gustaría que se asustaran al verme aquí
—No te preocupes –dije tomando su mano libre –se pondrán felices y te abrazarán
—¿Y qué pasó? Con el parto de Emma
—Dos horas de trabajo de parto y se escucharon los llantos de mis nietos, después del nacimiento de Ema y nuestra boda ese fue el día más feliz de mi vida
—Jane me contó esta mañana que nos casamos el mismo día y también vi el vestido rojo
—Sí así fue, aún recuerdo como te veías de linda en ese vestido rojo –dije sonriendo
—Emma me mostró una foto de nosotros ese día y debo decir que tú tampoco te veías mal
—Gracias mi amor –y luego tomando valor le dije - Julieta, además de traerte la rosa, vine a hacerte una invitación
—¿Cuál?
—Me gustaría invitarte a un picnic esta tarde tú y yo solos, ¿qué dices? –dije un poco temeroso, porque existía la posibilidad de que me dijera que no y me aterraba
—Está bien acepto –dijo y con esas palabras suspiré aliviado, pensando que haría nuestra cita inolvidable y que ella lo disfrutara.
Julieta narrando:
A las once ya estaba lista para mi picnic con Aurelio,.mMe sentía nerviosa como si fuera mi primera cita y también curiosa pues sabía a dónde iríamos, Aurelio no quiso decirme pero tenía el presentimiento de que sería hermoso, aunque él no podía verme decidí arreglarme para la ocasión. Me senté frente al tocador y cepillé mi cabello con el peine, después tomé un frasco de perfume y rocié un poco sobre mis muñecas y debajo de mis orejas, parecía un perfume caro pero no debía sorprenderme, estaba en una mansión, tenía dinero para ese y más.
—Por favor que recuerde un momento importante
—Doña Julieta –dijo Emma tocando la puerta -¿puedo pasar?
—Sí Emma pasa –dije devolviendo el frasco a su sitio
—Vine a llevarla a la cita con mi padre –dijo entrando
—Está bien, ya estoy lista, ¿a dónde vamos? –dije viéndola por el espejo
—Lo siento no puedo decírselo es una sorpresa
—¿Él acostumbra darme sorpresas y pedir su ayuda? –dije acercándome a ella
—Sí, pero no siempre pedía nuestra ayuda esta es una ocasión especial y de emergencia, ¿lista? –dijo extendiendo su mano hacia mí
—Lista –dije tomándola de la mano
Salimos del cuarto, bajamos las escaleras y de la casa y nos dirigimos a los establos, ahí estaba Aurelio
—Hola papá, aquí te traje a tu amada
—Gracias hija, ¿todo está listo?
—Sí, Ernesto y los demás nos encargamos
—¿Por eso llamaste a Catarina? –pregunté
—Sí, ella es una de las más interesadas en ayudar con la causa, estuvo muy dispuesta a cooperar –dijo Emma
—Y yo lo agradezco –dijo Aurelio –verás cómo lo pasaremos bien Julieta
—¿Ya puedo saber a dónde vamos?
—Aún no mi amor, en breve, por el momento será mejor que nos vayamos, Emma ¿puedes ir por Soberano?
—Por supuesto papá –dicho esto se fue
—Espera, ¿vamos a ir en Soberano? –le dije a Aurelio
—Sí, ¿por qué?
—No lo sé, ¿y si no quiere que lo monte?
—Claro que sí querrá, eres su dueña, recuerda cómo se portó contigo, además estoy seguro de que extraña ser montado por ti
—No es lo único que me preocupa, hace tres años no monto
—Calma –dijo extendiendo su mano y tocando mi brazo –seguramente no has olvidado cómo hacerlo
Emma regresó con Soberano que ya estaba ensillado, con cautela me acerqué a Soberano y acaricié su crin como ayer y tuvo la misma reacción, entonces lo abracé con cariño mientras susurraba en su oreja.
—No vayas a botarme, ¿de acuerdo?
Me dirigí a la silla, respiré hondo y subí a Soberano, él se movió un poco pero de inmediato se calmó, luego Emma me ayudó a subir a Aurelio
—¿Dónde está tu caballo Emma?
—Yo no voy a ir
—¿Qué? –dije sorprendida
—¿Por qué? ¿Te asusta estar sola conmigo?
—No, es solo que, supongo que no recuerdo el lugar a donde vamos y tú no ves, ¿cómo llegaremos?
—No se preocupe ya lo solucionamos, siga el camino a la derecha cuando salgan de la hacienda y las pistas aparecerán poco a poco, diviértanse –dicho esto puse en marcha a Soberano y nos fuimos por el camino que Emma dijo
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