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Amor Inmortal

El molesto sonido de una llamada resonó en sus tímpanos cuando su teléfono comenzó a sonar a las 11 de la mañana aproximadamente, siendo colgada de inmediato y de forma algo brusca por el azabache, maldiciendo para sus adentros a la persona que tuvo la osadía de llamarlo.

Había dormido las supuestas 8 o 10 horas que los médicos recomendaban para tener un buen y saludable descanso, pero aún así se sentía fatigado, cansado, sin ánimos de parar su trasero de aquella vieja cama king size, con el lado izquierdo de la misma vacío. Sin embargo, ya estaba despierto y sabía que no podría volver a dormir por más que lo quisiera, además de que tenía hambre, por lo que comenzó a estirarse un poco y a frotarse la cara con las palmas de sus manos para desperezarse antes de colocarse sus pantuflas y separar por fin ese decadente cuerpo de su lugar de reposo.

A paso lento y sin prisa, el ahora algo canoso azabache bajaba las escaleras de su casa; aún no estaba tan anciano como para depender de un bastón o una silla de ruedas para su movilidad, pero debía admitir que ya no era el mismo jovenzuelo que solía ser años atrás.

Dirigió sus cansados pasos hacia la cocina de la casa, donde encendió la estufa a flama baja; sacó del refrigerador unas tortillas de harina, un poco de queso mozzarella, unos cuantos champiñones y un cuarto de cebolla. Colocó una de las tortillas en un sartén y le esparció un poco del queso encima y esperó a que se fundiese, mientras tanto, el hombre comenzó a cortar con un cuchillo un par de los champiñones y el cuarto de cebolla en cuadritos sobre una vieja tabla de madera en forma de chanchito.

Más pronto que tarde, el queso se hallaba ya gratinado sobre la tortilla, por lo que Quackity tomó un plato de una alacena y con ayuda de una espátula, depositó con cuidado la tortilla en dicho plato. Tras esto, colocó los champiñones y la cebolla dentro del sartén con un chorrito de aceite para sofreír todo, meneando constantemente la mezcla para evitar que se quemara o pegara al sartén. Luego de unos cuantos minutos cocinándose, apagó la estufa, retiró el sartén del fuego y vació su contenido encima del queso y la tortilla que había preparado hace rato; una vez hecho aquello, utilizó la espátula para cerrar la tortilla a la mitad, transformando así su creación en una autentica quesadilla de champiñones muy mexicana con ingredientes gringos, que eran los únicos que tenía al alcance en esas circunstancias.

Después de darle forma a su quesadilla y servirse un vaso de refresco, Quackity fue a sentarse en el comedor de su casa, que se resumía a una mesa y una silla colocada a escasos metros de la cocina; tomó la quesadilla con sus manos y comenzó a comer, acabando luego de unas cuantas mordidas a la quesadilla y unos tragos a su vaso de refresco. Tras esto, se levantó de su silla y fue a dejar sus platos en el fregadero, notando como tenía platos acumulados del día anterior, aunque se propuso a lavarlos más tarde. Y ahora que lo pensaba, hacía ya bastante tiempo que no le daba una limpieza adecuada a toda su casa en general.

Tras dejar sus platos en el fregadero, dirigió sus pasos hacia la sala, sentándose en uno de los dos únicos sillones que decoraba esa parte de la habitación, reclinó un poco el asiento del sillón, encendió la televisión y se puso a mirarla sin mucho interés, cambiando constantemente de canal pues ninguno parecía satisfacerle.

Después de un par de horas sintonizando canal tras canal, Quackity comenzó a notar el ambiente algo solitario y melancólico; se había levantado mucho más triste de lo usual y no entendía el porqué. Si bien era cierto que solía levantarse sin ánimo y de mala gana usualmente, esa mañana en particular se había sentido con un bajón de ánimo terrible. La pequeña indagación de Quackity lo llevó a mirar un calendario colgado al lado de su refrigerador. Y ahí estaba, ese día se encontraba encerrado en un círculo de plumón rojo y la frase "Visita a Karl" escrita con el mismo color. Era el aniversario de un evento sumamente importante para Quackity, por lo que rápidamente subió las escaleras de su casa hasta su habitación, más concretamente a su closet, de donde comenzó a sacar prenda tras prenda de ropa hasta encontrar una camisa de color gris, una gorra negra, un pantalón de mezclilla y un par de zapatillas deportivas del mismo color que la gorra. Se colocó todo el conjunto, se arregló un poco el cabello antes de colocarse la gorra, se perfumó, se lavó los dientes y finalmente recogió su cartera y las llaves de su casa antes de abrir la puerta de su casa con intenciones de salir a realizar el pendiente que tenía programado para ese día.

Sin embargo, no contaría con la visita de alguien al abrir la puerta...

- Hola Quacks – saludó un castaño de ojos marrones en cuanto Quackity hubo abierto la puerta.

- ¿Luzu? – la presencia de aquel castaño mucho más grande que él sin dudas lo había tomado por sorpresa.

Mucho se decía que los años no pasaban en vano, así como que había gente llamada "traga años", es decir, gente que por más que pasara el tiempo seguía viéndose de una edad joven. En el caso del castaño era lo segundo, pues por más que el tiempo pasara sobre él, seguía viéndose jovial y con bastante energía, teniendo apenas signos de su avanzada edad como una que otra cana en su cabello y una que otra arruga en las manos o el rostro.

- Por dios Quackity, te ves tan hecho mierda – comentó el mayor sin una pizca de vergüenza en cuanto ojeo de pies a cabeza a su contrario, aunque claro, sin el ánimo de ofenderlo.

- Oye cabrón, ¿solo a eso viniste? – respondió enfadado Quackity – Si querías insultarme no era necesario venir hasta acá -.

- Haber Quackity, tienes que entender que mi reacción a tu estado es natural, es decir, solo mírate, vas con ese outfit de papá divorciado puesto, tienes unas ojeras terribles, te ves sucio y desaliñado y siendo honestos la casa no huele mejor – señaló Luzu.

- Si eso era todo lo que tenías que decirme entonces ya te puedes largar – Quackity estuvo por cerrar la puerta de su casa cuando el pie de su contrario se lo impidió.

- Espera Quacks, perdóname, creo que debí ser más sutil con mis comentarios – se disculpó el español.

- O de plano no hacerlos cabrón, tienes una pésima forma de comunicar las cosas – protestó Quackity.

- Lo sé, perdóname de nuevo, créeme que mi intención no era ofenderte – dijo Luzu.

Quackity cerró sus ojos brevemente y soltó un largo y pesado suspiro, seguido de frotarse los parpados con sus dedos para liberar un poco de tensión antes de mirar nuevamente a Luzu.

- Órale pues, te perdono – contestó.

- Muchas gracias Quacks – el español le sonrió levemente antes de desviar la mirada algo apenado – Oye...ehm... ¿crees que pueda pasar? -.

Quackity iba a denegar el permiso, hasta que volteó a ver de reojo su casa. A decir verdad, no había tenido visitas o compañía alguna desde hace ya un tiempo, por lo que pensó que una tarde con un amigo no le vendría mal.

- Ándale pues, pásale a lo barrido Luzu – contestó el mexicano apartándose un poco de la puerta para dejar pasar al mayor.

- Je, algunas cosas no cambian – señaló el español haciendo referencia a los típicos modismos que Quackity utilizaba para comunicarse.

Ambos hombres pasaron a la sala de estar del azabache, sentándose cada quien en un sillón.

- Perdona el cochinero Luzu, pero si me hubieses avisado que vendrías habría limpiado un poco – comentó Quackity denotando el desastre que era su casa y que Luzu anteriormente había señalado.

- Quackity, te he marcado esta mañana para avisarte que iría a tu casa y me has colgado la llamada – protestó Luzu con una sonrisa en los labios.

- ¿Tu fuiste el cabrón que estaba llamando?, nambre pos es que me agarraste en el quinto sueño Luzu – explicó el azabache.

- Eso veo; ¿seguías dormido? – dijo Luzu algo curioso. Si bien ya conocía de los hábitos de sueño de su amigo, lo conoció cuando ya tenía esos hábitos, así que se preguntó si Quackity había sido así de dormilón toda su vida o había una especie de razón de salud que provocara esas irregularidades en el sueño.

- Si – contestó algo seco el azabache.

A Luzu ciertamente le desconcertaba su amigo, pues, aunque tenían una muy buena relación, no eran amigos de hace años, por lo que había muchos aspectos de la vida del menor que no conocía.

- Y... ¿A dónde ibas Quacks? – dijo Luzu intentando cortar el ambiente tenso que se había formado de pronto. Pero lejos de quitar esa aura, su pregunta la intensificó mucho más.

Quackity se quedó callado por un momento y volteó a ver a otro lado.

- Je, ¿a dónde iba de que o por qué Luzu? – dijo Quackity intentando fingir demencia. Pero Luzu no era tonto y ya había intuido bien que se dirigía a algún lado.

El castaño suspiró suavemente.

- Mira Quacks, no pienso obligarte a contarme algo que no quieras ¿ok?, pero no tienes que fingir conmigo ¿vale?, no quiero que esto provoque fracturas en nuestra amistad – comentó.

El silencio nuevamente reinó un poco en el ambiente, pero sintiéndose como un silencio algo extraño. Quackity se sentía como un niño pequeño que acaba de ser reprendido de forma gentil por su padre.

- ¿Te ofrezco algo de tomar?; no sé, agua, refresco, café, lo que quieras – dijo Quackity cortando ese silencio, cambiando completamente de tema.

Luzu simplemente aceptó ese cambio. No quería incomodar a Quackity.

- Café estaría bien Quacks – contestó el castaño.

Quackity asintió entonces con la cabeza antes de sacar todo lo necesario para preparar el café; colocando el agua y las cucharadas de café en la cafetera, así como sacando los sobres de sustituto de azúcar y la leche.

Mientras Quackity preparaba el café, el silencio incomodo volvió a hacerse presente. Esperaba que durante toda la estancia de Luzu las cosas no fuesen así todo el tiempo.

Luzu se levantó del sillón donde se encontraba reposando y se dirigió a la cocina con Quackity.

- ¿Quieres que te ayude con algo Quacks? – dijo el castaño una vez estuvo cerca del azabache.

Este último declinó la ayuda, negando suave y ligeramente con la cabeza.

- No gracias, lo tengo todo controlado – respondió el azabache.

Luzu dirigió su mirada entonces al fregadero lleno de platos sucios que se habían acumulado, por lo que se recogió las mangas de su sudadera y se acercó al fregadero.

- ¿Qué vas a hacer? – dijo Quackity mirando con una ceja alzada a Luzu.

- Voy a ayudarte a limpiar un poco – le contestó el castaño con una sonrisa; tomando la esponja de lavar y aplicándole un poco de jabón a la misma antes de comenzar a tallar los platos.

- Ah...gracias – dijo Quackity volteando su atención nuevamente a la cafetera, mirando como esta se llenaba poco a poco con el café.

Aprovechando que la cafetera aún se encontraba llenándose, Quackity aprovechó para sacar una escoba, una cubeta, limpiador para pisos y un trapeador con los que iniciaría su tarea de dejar limpio el piso y darle un aroma más fresco a la casa, cuyas ventanas se habían mantenido cerradas mucho tiempo, encerrando así un olor a humedad que Quackity apenas notó y que sin duda no le gustaba nada.

Todo en absoluto silencio. Al menos unos 30 minutos antes de que la cafetera por fin se hubiese llenado y para ese momento, ambos hombres ya habían terminado de hacer su parte de la limpieza. Se acercaron a la cafetera, cada quien tomo una taza y se prepararon su café al gusto de cada uno; con Quackity conservando su café negro, pero agregándole 1 cucharada de azúcar y con Luzu haciéndose un café con leche y 2 cucharadas de azúcar.

Mientras Quackity se encargaba de guardar el azúcar y el café; Luzu tomó la leche y se dirigió al refrigerador para guardar, solo que, al cerrar la puerta de dicho objeto, notó la presencia del calendario que tenía Quackity; y desde luego que notó la fecha remarcada y palabras escritas encima de la misma.

- ¿Ibas a visitar a alguien? – dijo Luzu sin apartar la vista del calendario.

La pregunta de Luzu le cayó al azabache como un baldazo de agua fría, girándose rápidamente en dirección a Luzu quien miraba el calendario.

- ¡Oye, no seas pinche metiche! – protestó Quackity - ¿Qué importa si iba a visitar a Karl o no? – dijo el azabache bastante enfadado, sin darse cuenta bien de lo que había dicho.

- ¿Quién es Karl? – dijo Luzu bastante confundido pues Quackity no solía hablar mucho de su pasado; quizá porque nunca se había atrevido a preguntarle.

Nuevamente, la pregunta hizo a Quackity tensarse un poco, bajando la mirada inmediatamente y apretando los dientes. Luzu se sintió algo culpable por la reacción del azabache, que sin duda denotaba dolor emocional profundo.

- Perdóname otra vez Quacks...fui demasiado imprudente... - se disculpó el castaño.

- Mi ex esposo – contestó Quackity con un tono de voz frío.

Luzu se mordió el labio algo inseguro, pero la mención de un antiguo matrimonio de Quackity le hizo comenzar a especular, pues aparentemente hablar de dicha persona era un tema difícil para Quackity.

- No sabía que...habías tenido un esposo – dijo Luzu apenado.

- Tuve de hecho dos...estuve en una relación poliamorosa con Karl y...otro chico llamado Sapnap – explicó el azabache.

Luzu se acercó a donde se encontraba su taza de café y bebió un poco del contenido.

- Vaya mal momento para haber venido, supongo – dijo con pena.

- No te preocupes...Karl no se moverá de dónde está, si se moviese asustaría a mucha gente – comentó Quackity irónicamente – En los cementerios no es costumbre que un muerto se levante antes del primero y el dos de noviembre...al menos en mi país -.

Esa última frase esclareció por completo las dudas en la mente de Luzu. El ex esposo de Quackity estaba muerto y cuando lo vio con intenciones de salir de casa era para ir a verlo al cementerio.

- Ya veo...y...lo extrañas bastante ¿cierto? – Luzu miró a Quackity, notando como este se le había quedado viendo a su taza de café, con una mirada melancólica.

- Algo - suspiró – Lo veo cada dos veces al mes así que creo que eso me ayuda a no extrañarlo tanto – dijo.

- Yo creo que esto significa mucho más para ti de lo que me dices Quacks... - señaló el castaño.

Quackity tomó su taza de café y fue a sentarse entonces al sofá donde anteriormente se encontraba, siendo imitado por Luzu.

- ¿Y como no lo significaría...cuando a veces aún puedo sentir como si estuviera aquí? ...como si tuviese su mirada encima de mi todo el tiempo – dijo Quackity frotando una de sus palmas contra su rostro para intentar deshacer el sentimiento de dolor que lo aquejaba mentalmente.

- Por como lo cuentas, creo que hay algo más de trasfondo que te hace recordar esto con especial pena Quacks...este recuerdo en particular te hace mucho daño – puntualizó el castaño.

- Si bueno...sin dudas hace daño perder a la persona que amaste a causa del Alzheimer – contestó Quackity.

- No pensé que el Alzheimer fuese enfermedad mortal – dijo curioso el castaño.

- Según lo que dicen todas esas organizaciones de la salud, el Alzheimer causa problemas con la memoria, sí, pero el cómo se desarrolla es mucho más profundo de lo que muchos de nosotros pensamos. Por lo general los síntomas son lentos y empeoran con el pasar del tiempo, hasta que son tan graves que pueden llegar a interferir con la realización de tareas cotidianas.

En etapa terminal la vida de un paciente con Alzheimer puede llegar a extenderse por 4 u 8 años e incluso a 20, dependiendo de distintos factores.

Mucha gente tiene la creencia de que es una enfermedad que únicamente se presenta en adultos mayores, los llamados "de la tercera edad", pero existen casos muy raros de gente que experimenta la enfermedad a edades más tempranas...por ahí leí que incluso hubo un caso en China o algo así, de un chico que fue diagnosticado con Alzheimer a los 19 años.

Ese era el caso de mi esposo...bueno, ex esposo, Karl. Un castaño de hermosos ojos color ámbar quien aparentemente ya comenzaba a presentar síntomas de esta enfermedad desde una edad algo temprana, pero no había podido ser diagnosticada correctamente hasta que cumplió los 35 años.

Unos años antes de siquiera saber que tenía dicho padecimiento, Karl vivía su vida como cualquier persona normal. Terminó sus estudios e hizo una carrera como historiador; se independizó y compró su propio apartamento en conjunto con sus 2 roomies de la universidad, yo y Sapnap, con quienes había formado un bonito lazo de amistad que más tarde se convertiría en amor, formando una relación romántica poliamorosa. A la edad de 20 años, se comprometió con nosotros, solo para casarse con ambos al año siguiente. Él robó mi corazón desde el primer momento en que convivimos; y te juro Luzu que jamás conocí a nadie con el humor y la simpatía de Karl. Él lo era todo para mí; él y Sapnap.

Aún puedo recordar cómo nos divertimos esos años de nuestra juventud. No estudiábamos las mismas carreras, pero compartí una que otra clase con él al igual que con Sapnap y al ser roomies nuestro lazo se fortalecía cada vez más.

Tengo un montón de fotos en mi computadora sobre las innumerables fiestas a las que asistimos, todas esas veces que salimos a comer a diferentes sitios o las reuniones que solíamos hacer en vacaciones en casa del otro, comiendo y jugando videojuegos hasta las 3 de la mañana. Éramos un trío perfecto

Hubieras visto lo lindo que se veía Karl en ese traje blanco y acercándose al altar el día de la boda. Sapnap y yo quedamos embobados cuando lo vimos pasar del brazo de su padre por el pasillo del registro civil. Recuerdo que durante la fiesta después del compromiso los tres nos cambiamos los trajes por ropa un poco menos formal para seguir disfrutando de la fiesta cómodamente y como la celebración se llevó a cabo en una playa, el ambiente era muy tropical y caribeño. Toda la noche llevábamos puestas unas coronas de flores que Karl hizo para nosotros y que no nos quitamos hasta que llegamos a nuestra habitación del hotel... – las palabras de Quackity sonaban bastante nostálgicas a oídos de Luzu, quien solo se limitaba a escuchar y beber de su taza de café ocasionalmente.

Luego de una breve pausa para beber igualmente de su café, Quackity continuó.

- Regresando entonces al tema.

Tras nuestra boda nos fuimos de luna de miel a México porque Karl y Sapnap siempre habían tenido ganas de conocer el país. Y te puedo decir que fue la mejor experiencia que pude haber tenido en mi vida. Estuvimos viajando por la Ciudad de México por una semana, visitando lugares nuevos, viendo los monumentos y sitios más representativos de toda la ciudad, comiendo todo lo que nos entraba a la panza. Recuerdo que a Karl le fascinaron en particular las quesadillas de huitlacoche, las de setas y hongos. Todavía tengo por ahí una caja con un álbum de fotos que guardo de esos días. Fue maravilloso.

Y durante las primeras etapas del matrimonio, todo fue casi que perfecto. Los tres convivíamos bien y los buenos momentos eran algo que abundaba bastante. Teníamos nuestras discusiones y pequeños conflictos como todas las parejas, pero siempre procurábamos llegar a acuerdos donde todos pudiésemos quedar satisfechos. Karl a veces presentaba uno que otro síntoma de Alzheimer, pero Sapnap y yo no le dábamos importancia porque creíamos que Karl solo era muy distraído y determinamos que así estábamos dispuestos a aceptarlo.

Sin embargo, la relación comenzó a ir mal, cuando los síntomas de Karl se comenzaron a agravar. De pronto llegaba a olvidarse de fechas importantes como nuestros cumpleaños, aniversario, eventos de trabajo, fiestas o reuniones familiares e inclusive de en qué día se encontraba. De su memoria se habían borrado recuerdos como nuestros días de universidad, los años posteriores a eso y en particular, de no ser por las fotos, no hubiese recordad siquiera que tuvimos una luna de miel. No recordaba siquiera la primera vez que tuvimos sexo. Inclusive llegó a perder el anillo de compromiso que yo le había regalado cuando le propusimos matrimonio Sapnap y yo. Ese último acto lo tomé bastante personal, porque comencé a creer que Karl estaba molesto conmigo o que tenía problemas en su trabajo, en fin, que pensé que estaba frustrado por algo y que esa era su forma de castigarme por lo que sea que yo hubiese hecho o de descargar su frustración conmigo. Llegué a recriminarle ese acontecimiento y otras cosas más, como olvidarse de mi nombre, mi fecha de cumpleaños o asustarse cuando yo llegaba a la casa porque pensaba que era un extraño.

En ese tiempo Karl comenzó a volverse más retraído y malhumorado, por lo que cada reclamo mío degeneraba en una enorme pelea llena de gritos, donde Sapnap era el que usualmente tenía que calmarnos para evitar llegar a algo más que solo las palabras – aquellos recuerdos en particular parecían dolerle mucho a Quackity, pues comenzó a abrazarse a sí mismo, se había encogido en su asiento un poco y su labio temblaba, signo de que estaba reprimiendo las lágrimas.

- Y... ¿Sapnap o tú nunca supusieron o llegaron a considerar la opción de que quizá Karl estaba enfermo? – dijo Luzu intentando animar a Quackity a seguir abriéndose.

Pero Q se quedó callado por un momento pues intentaba recuperar la compostura, así que Luzu tuvo que ser paciente y dejar que Quackity volviese a tomar fuerza. No quería presionarlo y que gracias a eso Quackity volviese a cerrarse y guardarse esas emociones que había estado ocultando y reteniendo por un muy largo tiempo en su afán de no dejar ir el recuerdo de Karl ni de Sapnap, pero en particular parecía ser que el de Karl le dolía mucho más y Luzu quería saber porque era así.

Luego de darle unos cuantos tragos a su café y respirar profundamente, Quackity siguió con su relato, con un algo evidente temblor ocasional en las manos, temblor que Luzu pudo notar.

- Sapnap llegó a hablar conmigo una noche, diciéndome lo preocupado que estaba por Karl y de que esto pudiese ser alguna clase de enfermedad del cerebro.

Yo también llegue a considerarlo por un tiempo cuando los síntomas más avanzados comenzaron a manifestarse, pero mi estúpido orgullo y mi necedad me hicieron pelear con Sapnap esa ocasión por primera vez, llegando a reclamarle que parecía más preocupado por Karl que por mi o lo que yo estuviese sintiendo en esos momentos. Ahora se que fue muy egoísta de mi parte no haber escuchado a Sapnap...pero yo solo quería tener un motivo para estar enojado – Quackity se mordió el labio suavemente, se tragó sus lágrimas y siguió - Al paso del tiempo, el estado de salud de Karl se fue deteriorando y con ello nuestra relación también.

Y un día las peleas tan constantes hicieron que tanto Karl, como Sapnap y como yo nos cansáramos de la situación que vivíamos, por lo que decidí divorciarme de ellos.

El proceso fue mucho más duro de lo que yo hubiese imaginado...y varias veces llegó a mi mente la idea de que quizá estaba cometiendo un error terrible al distanciarme de ambos...pero la situación era inaguantable y yo...ya quería descansar de todo ello...

Los primeros meses tras consumado el divorcio se sintieron bastante bien, como una bocanada de aire fresco que no creí necesitar. Para evitar que los recuerdos me atormentaran en el silencio de mi nueva casa, decidí salir con mis demás amigos con cada vez más frecuencia a bares o clubes nocturnos donde pudiese beber un rato y olvidar mis penas. Llegue a dormir y tener sexo con varios chicos solo por el simple despecho que sentía. Pero al cabo de un tiempo, esa vida llena de excesos y caos que llevaba terminó por aburrirme, amen de dejarme un vacío mucho más profundo del que ya tenía cuando me levantaba crudo luego de alguna peda llevada a cabo el día anterior o simplemente mientras estaba pedo podía sentir ese vacío de incomodidad y culpa en el estómago, un nudo en mi interior que simplemente no me dejaba en paz, mi conciencia arremetía contra mí y estaba gozando el regañarme.

Esa etapa de juergas y adicciones terminó para mí una noche donde, mientras estaba en uno de los tantos bares con Wilbur, recibí por primera vez en años una llamada de Sapnap. Debido a lo borracho que estaba no me molesté en revisar el contacto y simplemente contesté... – la voz de Quackity comenzó a quebrarse en ese punto, viendo como de sus ojos brotaba una que otra lágrima que el azabache aún intentaba reprimir.

Luzu simplemente escuchaba atento sin hacer ningún comentario, dando tragos ocasionales al café. Podía imaginarse por lo que pasaba Quackity pues si a su esposa Lanita le ocurriese una cosa similar seguro que él también estaría devastado.

- Llamó con la mayor preocupación en su voz, diciendo que había llevado a Karl al hospital...porque tenía neumonía...debido al Alzheimer... - pronto a Quackity se le hizo mucho más difícil ocultar su llanto; sintiendo un nudo en la garganta cuando hablaba – Así que salí del club...ebrio y algo drogado como de costumbre; le pedí a Wilbur que me llevara a la dirección que Sapnap me había mandado por mensaje – Quackity pronto desbordaba lagrimas ya sin contención alguna, sintiendo como estas eran calientes y rodaban por sus mejillas.

Luzu fue por unas cuantas servilletas a la cocina para dárselas al azabache y que así pudiese limpiarse; a lo que Quackity las aceptó sin vacilar, limpiándose las mejillas y nariz antes de proseguir.

- Cuando llegue al hospital y me reuní con Sapnap...me contó que había llevado a Karl con un médico, pues su perdida de memoria se hacia cada vez grave y le preocupaba que aquello fuese a afectarlo en su vida diaria...dijo que había llegado a olvidar incluso como tragar al comer...así que fueron con un médico...y tardaron meses en darle un diagnostico certero; era Alzheimer... - Quackity tomó aire y trató de calmarse – Pero las malas noticias no pararon ahí, porque cuando el médico de urgencias salió a confrontarnos, nos dijo que Karl tenía neumonía debido a las bajas defensas con las que el Alzheimer lo había dejado...pero que estábamos a tiempo de salvarlo...je...pero como ya te podrás imaginar...no pudo salvarse, disque porque no reaccionaba al efecto de los antibióticos – el tono de voz de Quackity cambió a uno más enfadado, de frustración absoluta – Así que se nos dio una última oportunidad de verlo...antes de perderlo para siempre... - las manos del azabache temblaron un poco y para evitar que se notara, se aferró a su pantalón – Cuando ambos entramos en la sala, Karl apenas y podía reconocer quienes éramos...no de nombre pero si de cara...nos pidió perdón a los dos por todos los problemas que creía haber causado...cuando la realidad es que yo era el único ahí que tenía que disculparse, por ser tan egoísta y orgulloso; y claro que se lo hice saber a ambos...pidiéndoles perdón de rodillas por como me había comportado... - Quackity dio un sorbo a su taza de café, que a esas alturas se encontraba ya bastante frío -.

Luzu se acercó a Quackity para tocarle suavemente el hombro y dejarle en claro con dicho gesto que ahí estaba, que no estaba solo y que tenía un amigo que lo apoyaría siempre.

- Pasaron aproximadamente 2 semanas...dos tortuosas semanas donde por más que cuidáramos de Karl, este no mejoraba...hasta que finalmente...en un día como estos...Karl se fue... - Quackity ocultó su rostro entre sus manos, temblando y sollozando a gran volumen, quebrándose finalmente.

Al ver el semblante tan negativo y depresivo de Quackity, Luzu se acercó a abrazar al chico, dejando que se desahogara y lo sacara todo de su pecho, pues se notaba que era dolor que Quackity había estado guardando por demasiado tiempo.

- Después de eso...no volví a buscar a Sapnap... - Quackity quiso continuar, pero Luzu lo miró al rostro.

- Ya es suficiente Quackity...no tienes que decirme nada más si no lo deseas...después de todo estos procesos llevan tiempo para poder superarse y aunque desahogarte es una buena forma de avanzar, no te garantiza que después de ello tu vida se componga mágicamente, Quacks – explicó Luzu sin soltar del abrazo a Quackity.

- Lo extraño mucho Luzu – musitó entre lágrimas el hombre – No se si siquiera voy a poder superar alguna vez que ya no esté -.

- Quacks...sé que el panorama no se ve muy alentador y que crees que quizá este dolor que sientes nunca va a poder sanarse hasta que seas un anciano y fallezcas...pero los años que dures en este mundo, intenta vivirlos lo mejor que puedas de ahora en más...créeme...aferrarte al pasado no es la solución y solo te traerá amargura hasta el día en que te vayas de este mundo para siempre – habló aquel hombre de ojos marrones – Estoy seguro de que a Karl y Sapnap no les hubiese gustado verte así...menos a Karl –.

Quackity se mantuvo abrazado a Luzu un buen rato, disfrutando de la calidez que los brazos del contrario le ofrecían. Era como abrazar a su padre o su abuelo.

Luego de un rato, ambos hombres se separaron del abrazo y se quedaron en silencio por poco tiempo, pensando cada quien en lo suyo mientras se terminaban las últimas gotas de sus cafés.

Poco tiempo después, la charla entre Quackity y Luzu fluyó con más naturalidad entre ambos, ya sin aquel aire pesado que antes podía percibirse.

Las palabras de Luzu habían hecho mella en Quackity de una forma bastante profunda, pues le había cerrado la boca y lo había puesto a analizarse a si mismo; era como hablar con su conciencia, pero más gentil y compasiva.

Y si bien era cierto que la charla no iba a solucionar todos sus problemas emocionales de la noche a la mañana tal y como se lo dijo Luzu, pensaba que era un buen comienzo.

Luego de escuchar música por la radio un rato y seguir charlando con mucho más ánimo; el castaño se levantó del sillón donde estaba sentado y se acercó a estrechar la mano de Quackity.

- Bueno Quacks, fue un gusto saludarte y charlar contigo – dijo Luzu.

- ¿Ya te vas? – dijo Quackity poniéndose de pie y mirando a Luzu con ojos suplicantes. No quería que se fuese; no quería estar solo.

- Si Quacks, Lucas vendrá a visitarnos a Lanita y a mi esta noche – contestó el español con una evidente emoción en su tono de voz – cenaremos ramen -.

Quackity entonces hizo una mueca de desagrado y algo de asco ante la mención de la cena.

- Te iba a decir que, si podía ir, pero no me gusta el ramen – refunfuñó.

El antes castaño soltó una risilla.

- No tienes que comerte el ramen si no quieres y claro que puedes venir; la puerta de mi casa está abierta para ti, quizá pueda prepararte otra cosa – comentó.

- No no...mejor llevaré algo yo, como una especie de compensación por obligarte a hacer de psicólogo conmigo – dijo Quackity.

El castaño soltó una risilla nuevamente.

- Ya sabes que como tu amigo estoy aquí para apoyarte y sin duda tienes mucho en que trabajar Quacks, pero ya estas empezando a ir por buen camino, así que no te preocupes, si continuas así pronto notaras cambios positivos en tu vida – comentó intentando levantar mucho más el ánimo del azabache.

- Si, supongo que tienes razón – agregó Quackity acompañando a Luzu hasta la puerta de la casa.

Ambos hombres se dieron un abrazo y un par de palmadas en la espalda como despedida una vez estuvieron en el arco de la puerta.

- Vendré por ti a las 8 para asegurarme de que asistas y no te quedes dormido – dijo Luzu.

El castaño ya sabía como era Quackity y era mejor prevenirse, porque con Quackity todo podía pasar.

- Jeje, ta' bien cabrón, acá te espero entonces, llevaré mi outfit de papá divorciado – bromeó el azabache.

- Jaja, vale pues, nos vemos a las 7 Quackity – se despidió Luzu antes de comenzar a caminar fuera del pórtico de la casa de Quackity, viendo este último como se perdía a lo lejos en el vecindario, antes de finalmente cerrar la puerta.

Quackity se quedó recargado un rato contra la puerta de su casa, reflexionando en todo lo que le había dicho y el como efectivamente, el haberle dicho todo a Luzu no hizo que aquel dolor desapareciera, pero si que le hizo quitarse un gran peso de conciencia de encima. Aún seguí sin querer pensar mucho en su perdida y tenía pendiente lo de Karl, pero pensó que, si iba a empezar a dejarlo ir, procuraría concentrarse más en sus deberes y vida personal que en seguir recordando un pasado al que se había estado aferrando por mucho tiempo.

Así que lo primero que quiso hacer como una nueva persona que intentaba resurgir de sus cenizas, fue ordenar el resto de su casa y sacudirla un poco, pues tal y como le había dicho Luzu, su casa era un desastre total que no se había dignado en limpiar adecuadamente debido a la depresión que sentía. Claro, la motivación por la limpieza no le duró mucho en sí, pero hizo unas cuantas cosas para darle un mejor aroma y aspecto a su casa; eso era un progreso, uno muy pequeño, pero lo era.

Las horas pasaron y aproximadamente a las 6:45, Quackity ya se encontraba vestido y listo para cuando Luzu llegara; vistiendo una camiseta azul marino sin estampado, un pantalón beige de lino, unas zapatillas deportivas blancas y un beanie del mismo color que la camiseta.

Quackity continúo aseándose y preparándose, hasta que el timbre de la puerta sonó.

Emocionado, el azabache bajó a toda prisa las escaleras de su casa, tomó rápidamente sus llaves, su cartera y abrió la puerta, solo para encontrarse con la segunda sorpresa que ese día le tenía preparada...

- Hola Quackity – saludó otro azabache parado en el pórtico de la casa. Venía vestido con su clásico pantalón de mezclilla negro, zapatillas y camisa larga del mismo color y encima un chaleco delgado de lino blanco, además de su típica bandana en la cabeza.

Quackity estaba anonadado al ver al azabache frente a él, sonriéndole y con un lindo ramo de tulipanes morados y blancos en mano.

- ¿Sap...nap? – las lagrimas de Quackity volvieron a surgir en sus ojos, sintiendo nuevamente como el labio le temblaba al ver al chico con el que una vez estuvo casado ahí frente a sus ojos e igual de guapo que siempre.

- Wow...te ves increíble – le halagó el azabache de bandana blanca.

Quackity no pudo evitar sonrojarse ante el comentario del mayor.

- ¿Qué...haces aquí? – Quackity intentó limpiarse rápidamente sus lagrimas y tomar una posición firme, pero el ver al otro ex esposo que también seguía extrañando su corazón simplemente se partía por la avalancha de recuerdos buenos y malos que llegaron a su mente.

Por su lado, Sapnap se acercó un poco más a Quackity, tomándole una mejilla con su mano libre y mirándole a los ojos con un brillo en los propios

- Te ves tan hermoso como el día en que te fuiste – musitó Sapnap – Te había estado buscando por todas partes Quackity...y nunca contestaste mis llamadas – reprochó el azabache mayor. A lo que Quackity solo bajó la mirada.

- No me sentía bien hablando contigo...no después de haberlos abandonado a ti y a Karl...por algo en lo que tenías razón – la voz de Quackity se volvió a quebrar – De no haber sido por mi...Karl seguiría con nosotros – se culpó.

Sapnap atrajo suavemente el cuerpo de Quackity al suyo, rodeándole con sus brazos suavemente, ofreciéndole protección y cariño.

- Yo también tuve la culpa...por no insistir ni haber actuado antes en cuanto me enteré que era Alzheimer...y también por haberte dejado ir – susurró Sapnap, dejando escapar finas lagrimas de sus ojos mientras le acariciaba gentilmente la cabeza a su ex esposo.

Ambos varones se quedaron abrazados por un muy largo tiempo, donde ninguno dijo absolutamente nada.

Pasados unos minutos, ambos ya se encontraban en la sala de la casa, sentados en los dos sillones de la sala de estar, una vez más, con un silencio incomodo...

- Las flores que trajiste son lindas – dijo Quackity mirando a otro lado; aún con el sonrojo en sus pómulos.

- Me alegra que te gustaran... - respondió Sapnap.

Quackity balanceó los pies un poco intentando tranquilizarse.

- Y... ¿cómo supiste donde vivía? –.

- Un amigo tuyo me contactó y me dio la dirección de tu casa – contestó el azabache mayor.

En ese momento, a Quackity se le ocurrió revisar su teléfono, solo para encontrarse un mensaje de texto de Luzu que decía "De nada 😉".

- Cabrón – musitó para si mismo, dando un bufido.

Sapnap miró el atuendo de Quackity, intuyendo que si se había arreglado tanto era para salir o porque estaba esperando a alguien. Era algo que le puso celoso, pero ante todo estaba la felicidad de Quackity y si él ya estaba saliendo con alguien lo comprendería.

- Pues...ya que estas aquí y que por lo visto mi amigo no vendrá por mi... ¿quieres quedarte a cenar? – dijo Quackity brindándole una sonrisa nerviosa al mayor.

A Sapnap también le apareció un enorme sonrojo ante la invitación del azabache menor.

- ¿De verdad? – dijo con un entusiasmo que era más que evidente.

Quackity sonrió levemente; la expresión de Sapnap lo hacía ver como un enorme y adorable cachorro.

- La verdad, no quiero estar solito ahorita y...si ya estás aquí...que mejor que cenar con una buena compañía – comentó Quackity.

A Sapnap se le pintó una sonrisa en los labios ante la afirmación del contrario, levantándose y acercándose a él.

- Entonces, ¿qué vamos a cenar? – dijo el mayor extendiendo su mano hacia Quackity para ayudarlo a levantarse.

El contrario aceptó el gesto y guio a al mayor hacia la cocina una vez estuvo de pie.

- Quesadillas; las iba a llevar para un amigo...pero viendo que me doxxeo, ahora nos las comeremos y no le daremos ni maíz para que se le quite – comentó Quackity con una sonrisa picarona en sus labios.

Aquello hizo soltar una risilla por parte de Sapnap.

Tal parecía que ambos aún tenían una...cierta química que parecía no haberse ido con el tiempo y si bien aún estaban volviendo a conectar luego de tanto tiempo, con algo de esfuerzo y mucho amor, seguro que podrían volver a construir una relación juntos aún si su tercer pilar estaba ausente.

Quackity intentaría salir adelante y vivir lo que le quedaba de vida con los recuerdos gratos en su interior. El recuerdo de un amor inmortal. Un amor que el tiempo o la muerte no podrían sepultar jamás. Ni siquiera el Alzheimer sería capaz de borrar de la mente de aquel par de hombres, la algo compleja, pero magnífica relación que tuvieron con ese simpático castaño de ojos ámbar. Siempre iban a extrañarlo, eso era un hecho, pero si tendrían que aprender a soltarlo...

Y bueno gente, ¿qué tal les pareció?
Este One shot fue escrito para competir en un concurso de Twitter pero espero que a la gente que le llegue este trabajo le guste y pueda darme retroalimentación si piensan que mi forma de redactar o algo así no es del todo buena.

También tomen en cuenta que soy primerizo en esto jeje, tenganme paciencia gente por favor.

Pero bueno, de nuevo gracias a las personas que han leído mi trabajo y agradecería no un voto pero si un comentario, quizá expresandome que tanto les a gustado este one shot, porque nada me inspira más que los comentarios.

Para quienes quieran seguir viendo contenido como este, tengo otro libro en mi repertorio donde iré publicando más one shots o mini historias con diversos shipps (no solo Karlnapity o Luckity) y basadas en distintas series como el Dsmp, el Qsmp, Minecraft Extremo, Squid Games, etc. Ahí dejo el dato por si gustan apoyar ;3

Y por ultimo, me gustaria hacer aquí una algo breve pero no menos importante mención al artista que me hizo el bonito separador y la portada de este bello shot.

Un saludo y enormes agradecimientos a @Monky_Juice

La portada fue una comisión que yo le encargué y si desean obtener trabajos igual de increibles y por un modico precio pueden visitar sus redes sociales:

En instagram como: monky_juic3

En twitter como: Monky_JuicE

Y en youtube como: Monky the raccoon

Ahí estan sus redes sociales por si gustan hecharle un ojito a sus dibujos y por si gustan que les haga alguna comisión. Creanme que su trabajo no decepciona. Así que vayan a darle mucho apoyo a sus dibus y también a la historia luckity que tiene aquí en Wattpad.

Nuevamente le agradezco a Monky por realizar la portada de este trabajo y espero que ambos les hayan gustado.

Sin más que decir, Fiebredesabado se despide queridos gatitos del señor Vegetta, se les quiere.

Muack, un besito para todos y que tengan bonito día, tarde o noche. 

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